Fueron fanáticos de viejas locas, organizan fiestas Stones y su ascenso desde Quilmes lo sostiene una hinchada que entiende los códigos del fútbol y el rock.
Llegó Solano, la puta que lo parió! ¡Llegó Solano, la puta que lo parió!".
El último 20 de diciembre una columna entraba atronadora en Cemento. Adelante
iba el Oso, un tipo de 55 años que, en shores y con la panza al aire, guiaba a
esa banda al paraíso: un nuevo recital de La 25. El capo, rareza del rocanrol
nacional, e Hugo Paz: operario desde hace 30 años en una fábrica y padre de un
fan de La 25 que lo hizo adicto.
Las célebres "Fiestones 25" son así: rocanrol, bengalas, banderas...
Todo eso. Pero el aguante sobre el que viene surfeando esta banda desde 1996 no
es espontáneo. Nace de una puntillosa y sorprendente organización. Veamos.
Acá no hay "Los mismos de siempre" (caso La Renga), ni siquiera
"La Banda Esponja" (caso Caballeros). Las bandas 25 son conocidas por
su origen. Solano, además de ser la del Oso, es la más grande y ya en el
primer show (en el bar Viva María de Quilmes, con piña incluida) plantó su
bandera y patentó su fama pesada. "Pero de a poco nos fuimos
depurando", dice Alejandro Paz, el Chueco, el hijo del Oso. El mismo se
define como uno de los "punteros" de La 25 en los barrios y cuenta cómo
ayuda a armar la más nueva celebración del rocanrol suburbano. "El músico,
que se dedique a tocar y a darnos satisfacción", puntualiza. Y enumera sus
tareas: echar a rodar el boca a boca una semana antes del show, lanzar la
pegatina de afiches, conseguir los micros que acepten llevar a los pibes y hacer
entrar las bengalas (que compran en una pirotecnia de Constitución). Sí, los
"trapos y cohetes" entrarn a los locales con los instrumentos.
Y después del show, sigue el trabajo: futbol y asado mediante, se junta con los
músicos para "analizar el video": detectar aciertos y errores
musicales... y de la hinchada (mal comportamiento, cantitos, etc).
Entre la numerosa barra de La 25 destacan las gemelas Valeria y Agustina Lozano,
conocidas por sus apariciones televisivas y tribuneras (siguen a Quilmes) aunque
últimamente se las ve menos. Un allegado al grupo dice: "Su etapa
publicitaria con el grupo terminó". Valeria lo desmiente: "¿Qué?
Nunca trabajamos para La 25. Si nos invtan vamos, nos cabe el rocanrol".
Bueno. A Cosquín Rock, donde la banda se hará sentir con 4 micros llenos y más
de 200 hinchas organizados, ellas no van.
Las banderas también tienen su interna. El Cote se despacha con la verdad
desnuda: dice que sólo hay colores de Chacarita, Boca, Racing (suyo) y Quilmes
y no más para evitar bardos. Y remata: "Si sos nuevo tenés que callarte
la boca y buscarle un lugar a tu trapo que no sea de nadie".
¿Futbol y rock? Sí, pero bien justificado. El 16/03/92 Clarín Deportivo
publicaba: "¿Qué mostró Quilmes? La movilidad de Lescano, aunque debe
mejorar su imagen física". Sí, hace una década Mauricio Lescano se ponía
la 10 de Quilmes en Primera A y por su figura, ya rockeaba... ¡Ahora él es
"Junior", líder de la banda rockera! Y además es el dueño de la
cadena de ropa surfer Roll 77 (un dato que pide "que quede entre nosotros,
viste?"). El guitarrista Hugo Rodríguez, un 9 letal que también llegó a
la primera de Quilmes, y de Marcos Lescano (hermano de Junior y también
guitarrista), que hizo hasta la tercera en Boca.
- Junior, ¿qué es lo que une a todos los barrios que siguen a La 25?
—Hacemos mucho esfuerzo para crecer. Yo esperaba que todo fuera más fácil.
Pero la pasión de la gente, loco, es lo que te empuja.
SUPLEMENTO SI! -7 /2/ 03-