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Historia de los Imperios: Antiguos y
Modernos: Poblacion
Economia, Historia y
Geografia
Asia Uno de los seis continentes; 44.443.738 km2 (30 % de la
tierra
emergida),
3.101.108.000 hab. Su territorio se extiende entre los 26o
long. E (en el
cabo Baba, Turquía) y los 169o long. O (en el cabo
Dézhniov, estrecho
de Bering), y entre los 77o lat. N (en el cabo
Cheliuskin,
Siberia) y 1o lat N (en la península de Malasia). El más
extenso de los
seis continentes, limita al N con el océano Ártico, al
S con el océano
Índico, al E con el mar de Bering y el océano
Pacífico y al O
con los mares Rojo, Mediterráneo, Negro y Caspio, así
como con los
montes Urales y la cadena del Cáucaso. Las costas
septentrionales de
Asia, bañadas por el océano Glacial Ártico, son
bajas y uniformes.
El E y el SE de Asia se encuentra bordeado por un
cinturón de islas
que enmarcan diversos mares costeros. Algunas de
ellas constituyen
una prolongación de sus cadenas montañosas, como
las Kuriles, el
archipiélago de Japón, Taiwan (Formosa) y los
archipiélagos de
Filipinas, Célebes, Molucas y Sonda. Existen también
grandes islas como
Borneo y Sri Lanka (Ceilán). En las costas
meridionales se
articulan grandes penínsulas, como la de Asia Menor,
bañada por el
Mediterráneo y el mar Negro, la Arábiga, bañada por el
mar Rojo y el mar
Arábigo, la del Indostán, bañada por el mar de Omán
y el océano
Índico, y la península de Indochina, que se extiende
hacia el S, entre
el mar de Andamán y el mar de la China Meridional,
hacia el
archipiélago de Malasia. Entre estas penínsulas se abren
grandes golfos,
como el de Adén, el Pérsico, el de Omán, el de
Bengala y el de
Tonkín.
GEOGR. Geología y
relieve. La masa continental asiática,
probablemente
originaria de finales del precámbrico, está integrada
por cuatro
plataformas diferentes: la siberiana, en el N; la china,
en el E; la india,
en el S; y la arábiga, en el SO. Las dos primeras
formaron parte del
antiguo continente de Laurasia, mientras que las
dos segundas son
restos del Gondwana que acabaron separándose de este
antiguo continente
para acercarse progresivamente a las masas
septentrionales.
Estas viejas plataformas no siempre afloran, sino
que pueden estar
recubiertas por espesas capas sedimentarias. A ellas
se añade el
archipiélago de Insulindia, que destaca por su actividad
volcánica y
sísmica (cinturón de fuego del Pacífico), cuya principal
isla es la de
Borneo, con una extensión de 725.472 km2. Asia es el
continente con
mayor altitud media (950 m aprox.). El relieve del
continente se
caracteriza por el contraste entre las inmensas
superficies
llanas, accidentadas por algunos escarpes rectilíneos
(Arabia, Decán,
Xinjiang, Mongolia, China del norte y China del
noreste), y las
cadenas de altas montañas, que discurren a veces de
forma paralela y
en otros casos se ramifican en direcciones
divergentes. En
Asia central y occidental las cordilleras presentan
una dirección E-O,
desviándose hacia el N o hacia el S en el Extremo
Oriente. En el N
se encuentran los sistemas montañosos de Birranga,
Verjoiansk,
Cherski, Kolimá, Yablonovi, Stanovói y Altái, aunque
dominan las
llanuras y mesetas (llanura de Siberia occidental y
meseta de la
Siberia central). En el O se encuentran los montes
Urales y el
Cáucaso, los montes de Turquía, Elburz y Zagros. En el E
aparece la
cordillera Central de la península de Kamchatka y el Gran
Xingan, y al S,
las cordilleras de Karakoram, Tian Shan y Kunlun,
Hindu Kush,
Himalaya (donde se encuentran los montes más altos del
planeta, y entre
ellos el Everest -8.846 m-, la cima del mundo),
Ghates y Barisan.
Las cordilleras tienen su origen en plegamientos
más recientes
cuanto más se acercan al S en Asia central y hacia el E
en Extremo
Oriente. Así, son caledonianas las de Altái y Tian Shan,
herciniana la de
Gran Xingan. Tienen su origen en las orogénesis del
secundario,
frecuentes en Extremo Oriente, los montes Verjoiansk y
Cherski. Durante
el terciario se plegaron una serie de cordilleras
que van desde
Turquía (cadena póntica, Taurus), el Zagros, el
Himalaya hasta
Indonesia. En el S y el SE se pueden encontrar
montañas todavía
más recientes, las Siwalik y el arco Koriakski-
Kamchatka-Kuriles,
todavía en proceso de levantamiento. Existe una
intensa actividad
sísmica y volcánica, especialmente en Japón,
Kamchatka y
Filipinas, ya que en esta zona se encuentra la parte más
activa del
«cinturón de fuego del Pacífico». Las cordilleras se abren
para dejar paso a
veces a cuencas, llanuras o mesetas (Anatolia,
meseta iraní,
Tibet, Ordos, llanura de Manchuria, etc.). En Asia
occidental y
central se encuentran altas llanuras y elevadas mesetas,
en gran parte con
circulación hídrica endorreica y rodeadas por
vastos conjuntos
de montañas periféricas.Clima. La gran extensión en
latitud del
territorio de Asia, la influencia de los mares
circundantes y de
su propio relieve, y el régimen de los monzones
explican la gran
diversidad climática del continente. En la mayor
parte de Siberia
predomina un clima subártico, con veranos cortos y
cálidos, e
inviernos largos y muy fríos. Al E de Siberia se han
llegado a alcanzar
temperaturas de -71 oC. Las precipitaciones, más
bien escasas, se
distribuyen uniformemente durante todo el año. El
clima continental
que predomina en las estepas y las cuencas
montañosas
(Mongolia, Tibet, Irán, Anatolia) se caracteriza por los
fuertes contrastes
térmicos y la escasa pluviosidad. El clima
mediterráneo está
limitado a la franja litoral de Asia Menor y Siria.
Presenta inviernos
lluviosos y templados y veranos cálidos y secos.
En China
centro-oriental y en las llanuras del Ganges se manifiesta
un clima
subtropical con diferencias estacionales de temperaturas más
acusadas que en el
clima tropical. Este último predomina en
Indochina, Decán y
Sri Lanka y se caracteriza por las intensas
lluvias durante el
monzón estival y las importantes oscilaciones
térmicas.
Finalmente en Filipinas, Insulindia, península Malaya y
costas de Birmania
se de un clima ecuatorial caluroso y húmedo.
Hidrografía. La
gran franja montañosa que atraviesa el continente
divide las
principales cuencas de Asia, tributarias del océano
Pacífico (23 % de
la superficie), del océano Índico (18 %) y del
océano Glacial
Ártico. Pero en Asia existen también extensas cuencas
cerradas (30 %),
que corresponden a las grandes depresiones internas
y que se alimentan
de esta franja montañosa central. Las principales
masas de agua son
el mar Caspio (el lago salado más extenso del
mundo: 371.000
km2), el mar de Aral, así como el Baikal y el mar
Muerto. Toda la
parte media del territorio, desde el mar Caspio hasta
el desierto de
Gobi está ocupada por zonas arreicas, sin hidrografía
superficial. Las
aguas de los principales ríos que nacen en la franja
montañosa central
llegan hasta el mar. Se trata de ríos con grandes
caudales que se
han convertido en ejes de atracción humana y de
civilización. De
Anatolia nacen el Tigris y el Éufrates que irrigan
la llanura
mesopotámica. En la montañas del Tibet tiene su origen el
Indo, que ha
formado la amplia llanura de Pakistán. En el Himalaya
nace el Ganges,
que se une ya cerca de su desembocadura con el
Brahmaputra
formando un amplio delta. De los valles tibetanos con
orientación SE
nacen los principales ríos de la península indochina,
como el Mekong,
mientras que en los más orientales surgen los grandes
ríos chinos Yangzi
Jiang y Huang He. Todos estos ríos cuentan con
caudales
estacionales, dependientes de las precipitaciones,
especialmente las
monzónicas. Los ríos que se discurren hacia el N,
aunque no tengan
la misma importancia cultural, cuentan también con
un una gran
longitud, aunque son menos caudalosos. Nacen en la cadena
circunsiberiana el
Obi-Irtish, que atraviesa la gran llanura
occidental, el
Yeniséi, que con el Angara alcanza el lago Baikal, el
Lena, el Kolimá.
También es un río importante el Amur, tributario del
Pacífico.Flora. En
las zonas de climas siberianos existe una vasta
franja de tundra,
más amplia en Siberia oriental. Al S de ella se
encuentra el
extenso bosque boreal de coníferas (taiga), constituido
por abetos, pinos
(Siberia occidental) y alerces (Siberia oriental).
Al S de la taiga
se pasa a la estepa boscosa, a la que siguen en el
Asia central las
estepas de gramíneas. En los suelos salados existe
una vegetación de
artemisas. Por lo que se refiere a la vegetación
mediterránea de
las costas turcas y sirias, destacan los bosques de
abetos y cedros.
En Oriente Medio dominan las estepas. El interior de
Arabia es
desértico, mientras que sobre los montes de Yemen existe un
bosque con
especies mediterráneas y tropicales. En la parte
occidental del
Himalaya, por debajo de la franja de vegetación
alpina, existen
bosques de abetos, a los cuales siguen, en un nivel
inferior, las
encinas xerófilas. En la parte oriental, más húmeda y
sometida a los
monzones, destacan la vegetación de coníferas y
rododendros
gigantes. Entre los 1.800 y los 3.000 de altitud
predomina el
bosque húmedo de magnolias, lauráceas, lianas y musgos.
Por debajo existen
bosques mixtos con especies de tipo templado y
tropical. En el
Tibet central existe un desierto montañoso de musgos
y líquenes,
mientras que en los valles secos de la vertiente himalaya
se da una
vegetación de artemisas. La India centro-meridional, bajo
in- fluencia
monzónica, está ocupada por bosques de caducifolias. En
el SE de Asia se
da selva pluvial (en las islas), bosque de plantas
de hoja perenne y,
en Indochina, bosque de caducifolias y sabana de
matorral de
plantas espinosas. En los montes se encuentran encinas y
pinos de tipo
tropical. En los deltas de los grandes ríos existe
bosque inundado.
En las costas meridionales de China se ha
desarrollado el
bosque tropical higrófilo, al que sigue, en el
interior del país,
una franja dominada por el bosque de plantas de
hoja perenne de
latifolias (lauráceas, encinas, magnolias, etc.) y
algunas coníferas
peculiares. En China central existe un cinturón
forestal de
bosques mixtos y en China septentrional y Manchuria se
dan formaciones
forestales de hojas caducifolias. En el interior de
China, hacia el
desierto de Gobi, aparecen praderas frondosas o
esteparias. Al N
de Japón se han desarrollado especies caducifolias y
en los montes
formaciones de coníferas. El S aparece cubierto por el
bosque
«chino».Fauna. En la tundra de Siberia viven los animales
típicos de las
zonas árticas como el oso blanco, el lemming, la foca,
el reno, la liebre
blanca y el zorro polar. En la taiga se encuentran
el oso pardo, el
lobo, el ciervo, la marmota, el zorro plateado, la
nutria. En las
estepas y desiertos de Asia central y suroccidental
existen especies
como el león (Arabia, Mesopotamia e Irán), el tigre
siberiano, el
leopardo, el chacal, la hiena, el antílope, la gacela,
el camello, el
yak, el panda y algunos équidos salvajes. Propios de
las zonas
monzónicas son el tigre, el elefante, el rinoceronte,
numerosos
cérvidos, etc. La gran mayoría de los bosques de la zona
monzónica son
ricos en especies de aves como los papagayos, pavos
reales, faisanes,
ánades. Asimismo destacan, en estas zonas, varias
especies de
reptiles como las serpientes pitones, las boas y los
cocodrilos.Población. En Asia vive casi el 70 % de la población
del
planeta. El
crecimiento demográfico en gran parte del continente es
muy elevado. Sólo
algunos países como Japón o China han logrado
reducir el
crecimiento anual a tasas próximas al 1 ô. Con unos 3.100
millones de hab.,
la densidad media de Asia se acerca a 70 hab./km2,
aunque la
distribución de su población es bastante desigual. De
hecho, la mayor
parte de la población de Asia, el 90 %, se encuentra
concentrada en la
franjas externas del continente. Las máximas
densidades se
localizan en las áreas fluviales agrícolas, sobre todo
en la llanura del
Ganges y en las franjas fluviales de China. Toda la
China oriental es
una región de elevada densidad, con medias
superiores a los
100 hab./km2. Los puntos de mayor densidad se
encuentran en las
llanuras del Yangzi Jiang y Huang He, en el golfo
de Tonkín y en
Bengala, donde se llegan a superar en muchas zonas los
500 hab./km2.
Algunas áreas, por su gran productividad agrícola o por
su gran
concentración urbana e industrial, tienen densidades
excepcionalmente
altas, como Java (600 hab./km2), la isla japonesa de
Honshu
(1.000-1.500 hab./km2). En todas estas regiones de elevada
densidad está muy
desarrollado el urbanismo. En cambio, la gran
franja árida que
va desde la península arábiga hasta Asia central y
Mongolia es un
área de población escasa, con densidades medias entre
1-10 hab./km2.
Otra área poco poblada es Siberia, por sus difíciles
condiciones
climáticas.Ciudades. En Asia tuvo sus orígenes el
fenómeno del
urbanismo. Unas 60 ciudades superan el millón de
habitantes. Tres
cuartas partes de ellas se encuentran en China,
Japón o la India.
Entre las mayores concentraciones urbanas destacan
las de Tokyo
(8.163.000 hab.) y Shanghai (7.228.000 hab.), Calcuta
(4.338.000 hab.),
Bombay (9.909.000 hab.), Delhi (7.175.000 hab.),
Yakarta (6.503.000
hab.), Pekín (5.568.000 hab.), Seúl (10.628.000
hab.), Bangkok
(5.876.000 hab.), Tianjin (4.419.000 hab.). Algunas
deben su
desarrollo al impulso comercial dado por el colonialismo a
las grandes
ciudades portuarias (Shanghai, Hong Kong, Yakarta,
Calcuta, Bombay).
También han tenido un gran desarrollo las capitales
que han asociado a
las funciones administrativas actividades
industriales,
comerciales y culturales. Existen casos especiales
dentro del
urbanismo de Asia, como el de las grandes ciudades
pioneras rusas en
Siberia (Omsk, Novosibirsk), o el de las ciudades
con una función
religiosa, como Benarés, Lhassa y Ulan Bator.
Etnografía. La
presencia de formas humanas en Asia se remonta a
tiempos muy
remotos. Los restos fósiles más antiguos, que datan del
cuaternario y
pertenecen al grupo de los protoantropos, han sido
hallados en el SE
de Asia (pitecantropo de Java y sinantropo de
Zhoukoudian, cerca
de Pekín). También se han descubierto restos
fósiles de
paleontropos en Java y Palestina. En la actualidad se
pueden distinguir
algunas grandes zonas geográficas que albergan los
distintos tipos
étnicos. En los pueblos de Asia occidental,
distribuidos desde
el Turkestán hasta el Mediterráneo, predominan los
caracteres
europoides (tipos iraniano, árabe, turánico, anatólico y
urálico), aunque
no faltan tampoco caracteres mongoloides (turco-
tártaro, calmuco).
En los pueblos de Asia central y oriental,
asentados en una
zona que va desde el Turkestán hasta el archipiélago
japonés, los
caracteres dominantes son los mongoloides, que se
presentan más
acentuados en las zonas centrales (tipos sínico y
sudmongólico) y
menos acentuados hacia el N, el O y en las islas
(tipos
turco-tártaro, tibetano, japonés). En los pueblos de Asia
situados al sur
del Himalaya (que habitan la cadena del Himalaya, las
llanuras del
Ganges y del Indo y la península India) dominan tanto
los caracteres
europoides (tipos irano-afgano, indio), como los
mongoloides
(tibetano) o los mixtos (melanoindio). En el Asia
insular, excepción
hecha de Japón, se pueden encontrar grupos puros,
como el
sudmongólico, o mestizos, como el indonesio (mezcla de
elementos
europoides y mongoloides), e incluso tipos pertenecientes a
grupos residuales
como el pigmoide, que tiene influencias negroides y
australoides.Lenguas. Asia presenta una situación lingüística
bastante compleja.
Cuenta con familias lingüísticas muy diferentes,
dentro de las
cuales existe una gran riqueza de variedades. En el
continente existen
grupos lingüísticos exclusivamente asiáticos como
el chino-tibetano,
el altaico, el paleoasiático, el dravídico, el
caucásico y el
mundapolinesio. Tienen también un origen asiático
algunas lenguas
como el japonés y el coreano, el buruchaski y el
andaman. Existen
asimismo grupos lingüísticos que se pueden encontrar
en otros
continentes como el indoeuropeo, al que pertenecen las
lenguas indoarias,
iraníes, el armenio y el ruso, y el grupo semítico
, que incluye el
árabe y el hebreo moderno.Religiones. Asia es el
continente de las
religiones, ya que las más importantes tienen su
cuna en él. El
budismo, un sistema filosófico religioso iniciado por
Buda en la India
en el s. VI a.J.C., se encuentra actualmente
extendido por toda
Asia centro-oriental. El brahmanismo, una religión
teísta que integra
también un conjunto de saberes prácticos y
técnicas de
comportamiento para la salvación del alma, se originó
también en el s.
VI y se practica en la India. El confucianismo, que
surgió entre los
ss. VI-V, se ha convertido en casi una religión de
Estado para el
pueblo chino, ya que atribuye un papel determinante al
comportamiento
civil. El sintoísmo, que surgió en el s. VI, ha
llegado a ser con
el tiempo la religión nacional de Japón. Por otra
parte, en el O de
Asia nacieron otras religiones universales como el
judaísmo, el
cristianismo y el islamismo. La religión hebraica,
surgida en
Palestina, se sigue practicando principalmente en el nuevo
Estado de Israel.
El cristianismo es practicado actualmente en Asia
por unos 100
millones de personas. Finalmente, el islamismo está
extendido por Asia
occidental y meridional.Agricultura y ganadería.
En la última mitad
del s. XX se ha transformado el aspecto agrícola
de algunas
regiones de Asia, especialmente de Kazajstán y Uzbekistán,
y más
recientemente, de China y la India. Gracias al incremento de
las áreas de
regadío, al aprovechamiento de amplias extensiones para
el cultivo y a la
modernización de las técnicas agrícolas se ha
podido mejorar el
rendimiento de la mayoría de los cultivos. La
producción de
arroz, el alimento base de la gran mayoría de la
población
asiática, constituye el 90 % de la mundial. El principal
productor es
China, seguida de la India, Indonesia, Bangla Desh,
Japón y Tailandia.
La producción de cereales de Asia es muy
importante, pero
se encuentra todavía bastante por debajo de las
necesidades del
continente, a pesar de su incremento en los últimos
años. Las
principales áreas cerealícolas continúan siendo las de la
franja agraria
septentrional: el N de China, la alta llanura del
Indo, el altiplano
de Anatolia, y las llanuras de Asia central y
subsiberiana. Otro
cultivo difundido en éstas áreas es el del maíz.
Por otra parte, en
toda Asia existen numerosos cultivos industriales,
entre los que
destacan por su importancia los dedicados a la industria
textil, como el
algodón, que tiene sus principales áreas de cultivo
en Kazajstán,
Uzbekistán, China, India, Turquía y Pakistán. El yute
se cultiva sobre
todo en China, India y Bangla Desh. La caña de
azúcar tiene una
gran difusión en la India, Filipinas, China
meridional,
Indonesia y Tailandia. Asia proporciona las tres cuartas
partes de la
producción mundial de té. Grandes productores de té son
India, China, Sri
Lanka y Japón. Existen extensas plantaciones de
café, sobre todo
en Indonesia, y de bananas (India, Indonesia y
Tailandia).
Importantes productores de caucho son Malaysia, que
proporciona cerca
del 30 % de la producción mundial, Indonesia y
Tailandia. Las
plantaciones de tabaco están sobre todo difundidas en
China, India,
Turquía y en los países de Asia central. La producción
de cítricos de
Asia (China e India) constituye el 60 % de la mundial.
Otros cultivos
destacados son la palma de aceite y de coco, el olivo
(en el área
mediterránea) y las frutas (dátiles en Iraq). La taiga
siberiana, aunque
escasamente explotada todavía, constituye una
inmensa reserva
forestal. La madera extraída de ella se dedica a la
fabricación de
pasta de madera, papel, etc. En las áreas monzónicas
tropicales de
Indochina y de la India suroccidental se extraen
maderas preciosas
de los bosques. La ganadería continúa siendo en la
mayoría de los
casos una actividad subsidiaria de la agricultura.
Casi la mitad de
la ganadería bovina de toda Asia se encuentra en la
India, aunque sus
rendimientos son modestos, excluyéndose de ellos la
producción de
carne por motivos religiosos. Otro importante productor
de ganadería
bovina es China. Ambos países son también los
principales
productores de ganadería caprina. Por lo que se refiere a
la ganadería
ovina, se encuentra sobre todo difundida en los países
de Asia central
que anteriormente pertenecieron a la desaparecida
Unión Soviética y
en las zonas áridas de Asia centro-occidental,
donde está
vinculada al nomadismo. La ganadería porcina, junto con
las aves de
corral, constituye una de las principales fuentes de
carne para la
alimentación de las poblaciones china (China tiene más
del 40 % de la
cabaña porcina mundial) e indochina. En la India y
Pakistán están
difundidos los camellos y los búfalos, mientras que en
la tundra y la
taiga el animal más característico es el reno. La
actividad pesquera
se ha organizado sobre bases industriales en
Japón, lo que le
ha permitido convertirse en el principal productor
mundial de pescado
fresco y conservado. La pesca también tiene una
larga tradición en
Indonesia, Corea, China, India y los países de
Indochina.Minería
e industria. Asia dispone de importantes recursos
energéticos. Las
principales cuencas carboníferas se encuentran en
los territorios de
la Rusia asiática y en China. También son notables
los yacimientos de
la India, a los que siguen en importancia los de
Japón y Corea. Los
países de Oriente Medio, especialmente Arabia Saudí
, seguida de Irán,
Iraq, Kuwait y los otros pequeños emiratos de la
zona, se han
convertido en los principales exportadores mundiales de
petróleo. También
se ha incrementado intensamente la producción de
petróleo de
Siberia occidental y de China. Otros grandes productores
de petróleo son
Indonesia, Malaysia y Birmania. Aunque las
posibilidades de
explotación energética de las cuencas hídricas son
notables, los
grandes ríos asiáticos apenas se utilizan para producir
electricidad,
excepto el Yeniséi, el Angará y los ríos japoneses. En
las grandes
cuencas carboníferas rusas y chinas existen también
importantes
yacimientos de hierro. Además, Asia es rica en otros
minerales
metalíferos como el tungsteno (China, Corea, Tailandia,
Rusia), níquel
(Rusia, Indonesia), cromo (Rusia, Turquía, Filipinas,
India), estaño
(Malaysia, Indonesia, Tailandia). También son notables
los yacimientos de
cinc, plomo (China, Corea de Norte), manganeso
(India), bauxita,
oro (Rusia), y cobre (Transcaucasia). Sin embargo,
la principal
potencia industrial del continente es un país pobre en
materias primas,
Japón, cuyo modelo de desarrollo está siendo imitado
por otros países
como Taiwan, Corea del Sur, así como Hong Kong y
Singapur. Tanto
Japón como estos países han basado su desarrollo
industrial en una
economía de transformación, con una amplia gama de
productos
destinados a la exportación. Por lo demás, hay que recordar
que las grandes
cuencas carboníferas siberianas y chinas han
impulsado el
desarrollo de grandes centros industriales
(siderúrgicos) en
Kuzbass, Manchuria y China central, a los que hay
que añadir los
importantísimos centros siderúrgicos de Japón. Por su
parte, China,
después de su apertura económica está registrando un
importante proceso
de industrialización. Hay que recordar también,
que la India, con
sus problemas de subdesarrollo, cuenta con un
importante aparato
industrial capaz de proporcionar los productos de
tecnología más
avanzada.Comunicaciones. Desde la antigüedad, la
conformación
morfológica del continente ha favorecido un desarrollo
de las
comunicaciones en sentido paralelo, entre el E y el O. La red
ferroviaria
alcanza actualmente los 230.000 km. Destacan la línea del
Transiberiano que
une Moscú con Vladivostok (9.337 km) a través de
Siberia, el
turksib (Turkestán-Siberia) y el ferrocarril del Tauro.
También se están
desarrollando densas redes ferroviarias en China
oriental, Japón y
la India. Menos desarrolladas se encuentran las
comunicaciones por
carretera. Merecen mencionarse la carretera que
une China con la
India a través de los valles tibetanos y el
Himalaya, y las
vías que comunican el Mediterráneo con la India y las
regiones
surorientales, hasta Singapur. Por otra parte, se mantiene
un activo tráfico
fluvial en China e Indochina. El tráfico marítimo
cuenta con buenas
infraestructuras portuarias, sobre todo en Japón.
También se está
potenciando la zona del golfo Pérsico, con la
construcción de
nuevos puertos comerciales. Asimismo hay que destacar
el papel especial
que juega el puerto franco de Hong Kong en el
comercio de la
zona.Exploraciones. Los viajes de Herodoto (s. V
a.J.C) en la época
de la expansión griega a Oriente proporcionaron a
Occidente las
primeras noticias de las tierras asiáticas. Los
geógrafos de
Alejandro Magno hicieron más preciso el conocimiento de
Asia
suroccidental, del Indo, de las costas del océano Índico y del
golfo Pérsico. Los
romanos, aunque se habían visto frenados en su
expansión hacia
Oriente por los partos, mantuvieron relaciones
comerciales a
través del mar con los países de Asia meridional. Con
el cristianismo,
numerosos misioneros se adentraron en Asia hasta
llegar a la India
y China. A partir del s. XI las relaciones de
viajes llevados a
cabo por mercaderes y viajeros árabes
proporcionarían
una importantísima contribución al conocimiento de
Asia. A pesar de
ello, el mundo asiático continuó siendo
prácticamente
desconocido para Europa. Las noticias de las grandes
conquistas de
Gengis Kan promovieron los grandes viajes de los
europeos hacia
Asia, con el objeto de ofrecer a los mongoles alianzas
contra el enemigo
común, el islam. En 1242 fue enviado por Inocencio
IV el misionero
franciscano Giovanni da Piano del Carpine a la corte
de Gengis Kan,
mientras en 1261 partían los venecianos Niccolò y
Matteo Marco hacia
Extremo Oriente. Diez años más tarde les
acompañaría Marco,
hijo del primero, en un viaje que duraría 24 años.
La apertura de la
vía marítima hacia Asia, después del viaje de Vasco
de Gama
contorneando África (1497-98) y del viaje de Magallanes, que
arribó a las
Molucas en 1521, permitió precisar cada vez más la
posición y la
extensión del continente asiático. Sin embargo, la
exploración
rigurosa del mismo no sería iniciada hasta el s. XVIII.
Vitus Bering llegó
con una expedición rusa hasta el estrecho que
lleva su nombre
(1728). Fueron los rusos los encargados de reconocer
las costas
árticas. Cheliuskin en 1742 alcanzó el punto más
septentrional de
Siberia. Los jesuitas aportarían muchos datos al
conocimiento de
Asia central y meridional. Persia y la India fueron
dadas a conocer al
mundo occidental por los franceses J. B. Tavernier
y J. Chardin (s.
XVII). El servicio británico Survey of India
iniciaría en 1802
el reconocimiento exhaustivo del subcontinente
indio. A partir de
la segunda mitad del s. XIX, serían las
expediciones
científicas, sobre todo rusas y británicas, las que
proporcionarían
los conocimientos más decisivos de las regiones
interiores de
Asia.
HIST. Prehistoria.
En la península Indochina, Indonesia y en varias
zonas de Asia
septentrional se han encontrado restos del paleolítico
medio. Más
notables son los restos hallados del paleolítico superior,
especialmente en
Siberia y en Asia central. Sobre yacimientos de la
última fase del
paleolítico han aparecido también restos de
asentamientos
mesolíticos. Los principales testimonios de las grandes
culturas agrícolas
proceden de la zona comprendida entre el
Mediterráneo, el
golfo Pérsico y el mar Caspio. Hacia el VI milenio
a.J.C. se
desarrollaron las culturas neolíticas que desde los valles
del Tigris y el
Éufrates y desde el Jordán y la península de Anatolia
se extenderían
después hacia Oriente Próximo y Europa. También hay
que destacar las
culturas neolíticas existentes entre el mar de Aral
y la cuencas altas
de los ríos Obi y Yeniséi (culturas de Afanasevo y
Andronovo), las de
Asia central (Serovo), Irán (Anau), Indochina,
Insulindia y
China. Los avances del neolítico, con el cultivo de los
vegetales, la
invención de la cerámica, la cría y domesticación del
ganado permitieron
a los habitantes del Mediterráneo oriental y de
los valles
mesopotámicos desarrollar pueblos de agricultores y
después de
artesanos. El descubrimiento de los metales, primero el
bronce y después
el cobre y el oro, acabaría impulsando las grandes
civilizaciones del
Próximo y Medio Oriente.Historia. Será en Asia
donde se producirá
el salto cualitativo de las culturas primitivas a
las grandes
civilizaciones, que aparecerían en las cuencas fluviales
mesopotámicas,
entre el Éufrates y el Tigris, en la India
noroccidental
(cuenca del Indo) y en China septentrional (cuenca del
Huang He). En
Mesopotamia, las formas de asentamiento estable se
desarrollaron
hacia el IV milenio a.J.C.. Las poblaciones más
antiguas fueron
las de los sumerios y los elamitas. A ellas se
unirían después
acadios, asirios, babilónicos, hititas, judíos,
fenicios e
iraníes, una vez que la cultura se difundió hacia la costa
mediterránea y
hacia el altiplano iraní. Se trataba de poblaciones en
parte de origen
semítico, en parte de origen indoeuropeo o de otras
raíces, que
desarrollaron elevadas civilizaciones diferentes entre
sí, caracterizadas
por su urbanismo monumental, su compleja
organización
política y social, su avanzada agricultura y la
existencia de
artesanos. Los iraníes dieron un salto importante en la
organización
política al crear imperios de dimensiones muy grandes.
El Imperio persa
fundado por Ciro el Grande unificará en el s. VI
a.J.C. toda Asia,
desde las costas griegas hasta el Indo. La historia
posterior de Asia
occidental estará unida a la del continente
europeo, por la
expansión en la zona primero de los griegos, que se
enfrentaron a los
persas, y después de los romanos, que se vieron
frenados por los
partos. En la India, entre el III y el II milenio
a.J.C. se
desarrollarían las civilizaciones urbanas de Harappa y
Mohenjo-Daro,
destruidas hacia el 1500 a.J.C. por los arios. Este
pueblo de origen
indoeuropeo se difundió en el transcurso de un
milenio sobre todo
por las regiones septentrionales de la India
(valles del Indo y
del Ganges). En esta época, la India aria
elaboraría los
elementos esenciales de su cultura religiosa y de su
organización
política. En Extremo Oriente, la civilización más
antigua fue el
reino de Shang (2000 a.J.C.), un Estado de tipo feudal
articulado en
ciudades-estado, con una cultura avanzada. Mil años más
tarde sería
reemplazada por la dinastía Zhou, durante la cual se
extendería el
confucianismo en China. En el s. VII d.J.C. aparece en
la península
arábiga la figura de Mahoma, creador de una nueva
religión, el
islam, que cambia totalmente el perfil cultural de
Oriente Medio y el
N de África. Las poblaciones islámicas llegarían
en el s. VIII
hasta la India. El avance hacia oriente del islamismo
no significó
necesariamente la desaparición de las civilizaciones
preexistentes.
Así, el mundo persa asumió la grafía y las costumbres
nuevas, pero
conservó su identidad. En este tiempo se produjo también
la difusión de la
civilización aria en la India, aunque asumiendo
numerosos
elementos culturales dravídicos. En el primer milenio de
nuestra era se
producía también el asentamiento en Indochina de
poblaciones
étnicamente más similares a los chinos, venidas del
norte, como los
birmanos, los thai y los vietnamitas, pero que
culturalmente
asimilarían sobre todo influencias indias. En Extremo
Oriente, los Zhou
habían sido sustituidos en el s. II a.J.C. por la
dinastía Han que
impuso a China una experiencia unitaria de
excepcional
importancia, aunque la unidad china sufriría un declinar
en los siglos
posteriores. Posteriormente, en el s. XIII sería casi
toda Asia la que
conocería una experiencia unificadora, la de la
conquista mongol,
encabezada por Gengis Kan y sus sucesores que se
apoderaron de los
territorios que se extendían desde China hasta
Persia y dieron
vida a la dinastía de los Yuan en China (1280-1368) y
de los mongoles en
la India (ss. XVI-XIX). Mientras tanto, en Oriente
Medio y en los
Balcanes se había desarrollado entre 1300 y 1600 el
último gran Estado
unitario islámico, el Imperio otomano. En el s. XV
, comienza en
Europa la época de las grandes exploraciones
geográficas y
hacen acto de presencia en Asia portugueses, españoles
y holandeses, que
fundan en el continente una densa red de
establecimientos
comerciales. Aunque el mundo islámico controlado por
los turcos
otomanos se mantiene cerrado, a espaldas del islam, el
mundo indio
carente de una profunda unidad política va cediendo
gradualmente ante
el avance de los europeos. Así, en el s. XVIII se
va a iniciar una
penetración más sistemática. La India se convierte
en campo de
batalla de las disputas entre franceses y británicos,
permaneciendo
finalmente en manos de estos últimos, que concluirían
su colonización en
1858. Francia, por su parte, se establecería a
finales del s. XIX
en Indochina, Malaca y Sumatra, mientras Holanda
se había asentado
anteriormente en Indonesia. Al N, la potencia
zarista llevaba a
cabo su expansión hacia oriente, hasta llegar al
mar de Ojotsk.
Durante un tiempo, China, Corea y Japón habían
mantenido un
aislamiento rígido para defenderse de las injerencias
extranjeras, pero
en el s. XIX el destino de todo el continente
parecía el
colonialismo directo o indirecto. China había tenido que
abrirse también al
aprovechamiento colonial europeo por los tratados
de 1842. En el
otro extremo del continente, después de la I Guerra
Mundial y la caída
del Imperio otomano, Francia y Gran Bretaña se
repartieron los
países árabes de Asia occidental. Japón lograría
conservar su
independencia, transformándose durante el período Meiji
(1868-1912) en una
potencia industrial de corte occidental. A partir
de 1920
comenzarían a surgir en Asia diversos movimientos
nacionalistas.
Como consecuencia de ello, la India consiguió su
independencia al
acabar la II Guerra Mundial, convirtiéndose, a pesar
de sus problemas
internos, en un país de gran peso internacional por
sus dimensiones
históricas y humanas. China, después de un período de
guerra civil,
inició una nueva época bajo el signo del comunismo,
convirtiéndose en
la tercera potencia militar y política del planeta,
mientras Japón, a
pesar de su derrota en la II Guerra Mundial
llegaría a ser la
tercera potencia económica de la Tierra. Oriente
Medio, por su
parte, se vio desestabilizado después de la retirada de
las potencias
occidentales por la creación del Estado de Israel,
causa de cuatro
conflictos con los países árabes. La descolonización
de Indochina se
encadenó con un conflicto que implicó primero a
Francia y después
a EE UU (guerra y unificación de Vietnam), y que
posteriormente
derivaría en una guerra de fronteras entre los Estados
de la zona. En los
últimos años, tras la guerra entre Irán e Iraq y
después de la
invasión de Kuwait, el Oriente Medio se ha convertido
en un foco de
tensión internacional. Después de la extinción de la
Unión Soviética y
debido a los enfrentamientos entre Armenia y
Azerbaiján,
también han aparecido nuevas áreas de conflicto en la
zona del Cáucaso.
( Ver tabla
)
Aembargo, la
voluntad emancipadora seguía viva. El
patriota
venezolano Simón Bolívar consiguió derrotar a los españoles
y convocar el
congreso de Angostura (1819), que proclamó la República
de Colombia
integrada en Nueva Granada y Venezuela. Mientras tanto,
el argentino San
Martín logró liberar con su ejército expedicionario
Chile (1818) y
Perú (1821). En México, la alianza de todos los
sectores
nacionalistas permitió finalmente proclamar la independencia
en 1821. En
Brasil, la emancipación se consiguió de manera pacífica
en 1822, después
de que Pedro II, hijo del rey de Portugal,
proclamara la
independencia del país y fuese nombrado emperador. La
estructura
federativa adoptada por Brasil permitió al país conservar
la unidad de todos
sus territorios.Los nuevos Estados. A partir de la
independencia, la
trayectoria política y económica de EE UU ha sido
muy diferente de
las de los países de América Latina. En la primera
mitad del s. XIX,
EE UU pudo llevar a cabo su proyecto de ampliar sus
fronteras hasta el
océano Pacífico. Se ocuparon las praderas, se
compró Florida a
España y Alaska a Rusia, se incorporó Texas y se
anexionaron otros
territorios mexicanos. La estabilidad política
lograda gracias al
consenso plasmado en la aceptación por todos de la
Constitución
liberal sólo se vería truncada momentáneamente por la
guerra de Secesión
(1861-1865) que enfrentó a los estados del N y del
S. El país se
recuperó y, con la llegada masiva de emigrantes
europeos,
emprendió un rápido desarrollo económico, pasando de ser un
país
predominantemente agrícola a convertirse en una de las potencias
industriales del
mundo.En cambio, la consolidación de los Estados
nacionales de
América Latina no se produjo hasta la década de 1880.
Previamente,
numerosos países se habían visto envueltos en guerras
civiles, que en
unos casos respondían a intentos independentistas de
territorios
incluidos en Estados más amplios y en otros a luchas por
el poder entre
facciones políticas (liberales y conservadores). En
los últimos
decenios del s. XIX, la mayor estabilidad política y la
llegada de
capitales extranjeros permitió a los países
latinoamericanos
una mayor expansión económica. En este período se
intensificó la
articulación del mercado mundial, en el que América
Latina tenía el
cometido de abastecer de materias primas a los países
capitalistas,
mientras que su desarrollo industrial era bastante
limitado. América
Latina exportaba sobre todo minerales (cinc, plomo,
estaño y petróleo)
y productos alimentarios (café, azúcar, trigo,
plátanos, carne).
Todo ello favoreció la penetración de los intereses
estadounidenses en
el entramado económico y político de América
Latina: esto se
hizo patente en la intervención de EE UU en los
procesos de
independencia de Cuba y Puerto Rico (1898) primero y en
la secesión de
Panamá de Colombia (1903) para poder construir el
canal que
atravesaría el istmo. Posteriormente los estadounidenses
seguirían
manteniendo un control sobre el área caribeña con acciones
como la ocupación
de la República Dominicana (1905) y Nicaragua
(1912). La
expansión de la economía latinoamericana originada por la
I Guerra Mundial,
sobre todo en Argentina, Brasil y México, favoreció
el desarrollo de
un sector urbano propicio a las reformas
democráticas. Por
otra parte, las desigualdades sociales en las zonas
rurales habían
provocado el estallido de movimientos revolucionarios,
como el mexicano
(1910-1917). Para EE UU la intervención en la
primera y sobre
todo en la II Guerra Mundial significó el fin de su
política
internacional aislacionista. Después de la victoria sobre el
nazismo EE UU se
había convertido en la primera potencia mundial. La
denominada «guerra
fría» con la desaparecida Unión Soviética y sus
aliados del Pacto
de Varsovia marcó la política norteamericana hasta
el derrumbe de los
regímenes comunistas a finales de la década de los
ochenta,
acentuando aún más su control sobre su área de influencia
americana. La II
Guerra Mundial supuso también un nuevo impulso para
la
industrialización de algunos países latinoamericanos como
Argentina, Chile,
Brasil y México. La agitación social surgida en los
años posteriores a
la guerra sería canalizada por movimientos
populistas, alguno
de ellos de corte fascista, como el peronismo. El
triunfo de un
movimiento guerrillero en Cuba (1959), inicialmente
nacionalista y
después marxista, supuso un nuevo impulso para los
movimientos
revolucionarios del continente. La reacción anticomunista
de EE UU y sus
aliados propició tanto intervenciones norteamericanas
indirectas y
directas (República Dominicana) como la instauración de
dictaduras
militares en muchos países como única respuesta ante las
demandas
populares. En otros casos se trató de canalizar esas
reivindicaciones a
través de movimientos moderados como la democracia
cristiana
(Venezuela, Chile). En 1973, un golpe de estado militar
encabezado por A.
Pinochet acabó con la nueva vía política abierta
por el triunfo
electoral de la Unidad Popular liderada por Salvador
Allende (1970). En
1976 la dictadura militar se implantaba también en
Argentina, después
de un nuevo fracaso del peronismo. Por el
contrario, en 1979
una revolución armada encabezada por los
sandinistas
derribaba la dictadura somocista, asentada en el país
desde 1933 con la
ayuda norteamericana. Centroamérica entró así en
una época de gran
inestabilidad por el cerco estadounidense al nuevo
régimen de
Nicaragua y la extensión de los enfrentamientos armados a
El Salvador y
Guatemala. Desde comienzos de los años ochenta, se han
ido reinstaurando
regímenes democráticos en la mayoría de los países
latinoamericanos
(Bolivia 1982, Argentina 1983, Uruguay 1984, Brasil
1985). A comienzos
de los años noventa se llevaban a cabo con éxito
procesos
pacificadores en Nicaragua y El Salvador. Sin embargo, las
jóvenes
democracias latinoamericanas se enfrentan a una situación
económica y social
inestable, originada sobre todo por el peso de la
deuda externa y
por la penuria que viven grandes sectores populares.
Ello ha provocado
ciertos síntomas inquietantes, como el giro
autoritario dado
por el presidente Fujimori al régimen político
peruano o los
intentos de asonada en Venezuela o el golpe de estado
de Guatemala. A
ello se ha de añadir la especial situación de Cuba
que, tras el
hundimiento de los regímenes comunistas en Europa, ha de
afrontar en
solitario el bloqueo estadounidense, incrementado en 1996
a raíz de la
promulgación por parte de la Casa Blanca de la ley Helms-
Burton, que
persigue la obstaculización del comercio y la inversión
de terceros países
en la isla caribeña.
( Ver tabla
)
Oceanía Uno de los
seis continentes; 8.970.000 km2 de superf. (5,5 %
de la tierra
emergida), de los cuales 7,6 millones (un 85 % de la
superf. total)
pertenecen a Australia; 31.000.000 habitantes. Su
territorio se
extiende entre los 30o de lat. N y los 50o de lat. S.
Limita al O con
las islas del arco japonés, Filipinas e Indonesia y
al E con las islas
de los grupos Revillagigedo, Aleutianas y Juan
Fernández. Oceanía
comprende la masa continental australiana como
elemento básico en
torno al cual se desarrollan las diversas islas
sobre el océano
Pacífico formando arcos o alineamientos y agrupadas
en los conjuntos
de Melanesia, Micronesia y Polinesia. El primero de
ellos está
constituido por las islas situadas al NE de Australia:
Nueva Guinea,
Nueva Caledonia, las islas Bismarck, las Salomón, Fidji
y Nuevas Hébridas;
Micronesia engloba las islas situadas al N de
Melanesia:
Marianas, las Carolinas, Marshall, Palaos y Gilbert, y
Polinesia, las
islas situadas al E: Nueva Zelanda, las islas Samoa,
las Hawai, Tonga,
Tuvalu, Fenix y la Polinesia Francesa.
GEOGR. Relieve.
Australia es un fragmento del antiguo zócalo de
Gondwana en deriva
hacia el E. Todavía afloran rocas precámbricas en
amplios tramos de
su superficie. El continente aparece orlado hacia
el Pacífico por
relieves de origen paleozoico. En el centro se
extiende, entre el
golfo de Carpentaria y la depresión del río
Murray, una serie
de cuencas sedimentarias. Al O se encuentra un
conjunto de
mesetas formadas por terrenos muy antiguos. De origen
terciario son
tanto los relieves de Nueva Guinea como los de Nueva
Zelanda, que
parecen surgir de un basamento conectado con el
Australiano. Los
relieves montañosos de la mayor parte de las islas
de Melanesia
tienen su origen en plegamientos muy recientes y en
fracturas, que dan
lugar a numerosos terremotos y erupciones
volcánicas. Las
islas «altas» de Polinesia y Micronesia han sido
originadas por
fenómenos volcánicos sobre el zócalo submarino,
algunos de ellos
todavía activos, como en el caso de Hawai. En
cambio, las islas
«bajas» de Micronesia y Polinesia son de origen
coralino (islas
Tuamotú, Kiribati, Marshall).Clima. Australia y Nueva
Zelanda se
encuentran dentro de la zona templada. Tanto estas últimas
islas como las
costas del SE de Australia se ven afectadas durante el
invierno austral
por vientos húmedos procedentes del E. No obstante,
en las regiones
interiores del continente australiano predomina el
clima continental
con amplios contrastes de temperaturas durante el
año y lluvias
escasas. La mayor parte de las islas situadas en la
región
intertropical tienen un clima uniforme con temperaturas
moderadas por los
vientos alisios, monzones y las brisas, y con
precipitaciones
abundantes. Las lluvias son más copiosas en las
costas orientales
de las islas montañosas, expuestas a los vientos
alisios. En
cambio, las costas occidentales a sotavento y las islas
bajas pueden verse
afectadas por sequías fuertes. Existe también una
franja de clima
ecuatorial que afecta a algunas islas de Melanesia,
con
precipitaciones pluviales durante todo el año e incluso
ciclones.
Hidrografía. Los
ríos sólo llegan al alcanzar cierta importancia en
Australia
(especialmente el Murray-Darling), Nueva Zelanda, Tasmania
y Nueva Guinea. En
el resto de las islas, la red hidrográfica tiene
escaso desarrollo.
Por lo que se refiere a los lagos, el más extenso
es el Eyre,
salobre y bajo, que se encuentra en la llanura situada al
N de la Gran Bahía
Australiana.Flora y fauna. El aislamiento ha
propiciado en las
tierras de Oceanía el desarrollo de una vegetación
peculiar. En las
regiones de Australia con un clima más bien árido
predominan las
sabanas arboladas y las formaciones esteparias con
matojos (scrub).
Las formas arbóreas presentan adaptaciones
particulares, como
es el caso del eucalipto, del que existen diversas
variedades. En las
zonas templadas se pueden encontrar coníferas.
Buena parte de
Nueva Zelanda aparece cubierta por bosques templados.
Las vertientes
mejor irrigadas de las islas situadas en las zonas
tropicales y
ecuatoriales presentan frondosos bosques tropicales. La
vegetación
característica de los atolones coralíferos son las
palmeras. La flora
se va empobreciendo cada vez más en dirección al
centro del
Pacífico. La fauna ha tenido todavía un desarrollo más
peculiar que la
flora. En las islas del Pacífico faltan los grandes
mamíferos. En el
continente australiano, los grandes mamíferos han
sufrido una
evolución especial, que ha dado lugar a la formación de
diversos órdenes
como los marsupiales y los monotremas. El animal más
característico de
Australia es posiblemente el canguro que vive en
las sabanas. Entre
las aves, se han conservado algunas especies
corredoras como el
emú. El elemento más característico de la fauna
marina son las
colonias de corales, cuyo desarrollo se ve favorecido
por las aguas
cálidas y poco profundas, así como por las buenas
condiciones de
salinidad y limpieza. Su asociación con algas
calcáreas ha dado
lugar a la formación de numerosos atolones. La Gran
Barrera Coralina
Australiana se extiende ininterrumpidamente a lo
largo de 2.000 km,
albergando una extraodinaria fauna marina.Población
. Oceanía, con una
densidad de 3 hab./km2, es la parte del planeta
menos poblada. Más
de la mitad de sus habitantes viven en Australia
(2,2 hab./km2),
donde se distribuyen de manera muy diversa. Así, en
el interior del
continente existen grandes vacíos humanos, mientras
la población
tiende a concentrarse en los bordes costeros,
especialmente en
la franja suroriental. Aquí se han desarrollado
incluso grandes
centros urbanos como Sydney (3.657.900 hab.),
Melbourne
(3.081.800 hab.) o Brisbane (1.301.700 hab.). En Nueva
Zelanda existe
también un urbanismo moderno, que ha dado lugar a
importantes
ciudades como Auckland. Nueva Guinea y las restantes
islas de Melanesia
presentan densidades de población también bajas,
entre 5 y 10
hab./km2. En las demás islas del Pacífico las
condiciones son
muy diversas. En algunas de ellas la población se ve
obligada a emigrar
por falta de recursos. En cambio, una de las
densidades más
altas de toda Oceanía se da en Nauru (381 hab./km2),
la isla de los
fosfatos. Notables densidades tienen también algunas
dependencias como
la isla de Midway o la isla de Guam, ambas de EE UU.
Etnografía.
Oceanía es actualmente un mosaico de razas. Australia y
Nueva Zelanda
están pobladas mayoritariamente por blancos, debido a
la fuerte
inmigración. En Australia la población indígena está
constituida por
unos 145.000 hab. En cambio en Nueva Zelanda, los
maoríes, un pueblo
de origen polinesio, constituyen actualmente el 10
% de la población.
Las etnias más primitivas de Oceanía son la
australiana, la
tasmaniana y la melanesia, del grupo australoide.
Nueva Guinea está
habitada por gentes de raza papú, igualmente del
grupo australoide,
aunque también viven en estado primitivo etnias
pigmoides. En
general, los pueblos que habitan Melanesia son muy
heterogéneos. En
los archipiélagos de Micronesia y Polinesia viven
pueblos del grupo
europoide, de raza micronesia y polinesia, que han
formado culturas
más desarrolladas.Lenguas. En Oceanía se hablan
lenguas
indonesias, melanesias (fidji, sasak), micronesias,
polinesias
(maorí), papú, además de las lenguas indígenas de
Australia y de
Tasmania. Entre las lenguas introducidas por la
colonización, la
principal es el inglés, hablada por más de 19
millones de
personas en Australia y Nueva Zelanda. También se hablan
en algunas islas
el japonés, el francés y el chino.Economía. La
economía de
Oceanía, en términos modernos, tiene su origen en la
época colonial.
Hay que recordar que antes de la colonización europea
la población
activa de Oceanía se dedicaba sobre todo a una
agricultura y una
pesca de subsistencia, mientras que la ganadería
estaba muy
retrasada. La colonización tuvo como consecuencia
principal la
potenciación de las actividades primarias, aunque varió
mucho de un Estado
a otro. Australia y Nueva Zelanda han alcanzado un
importante
desarrollo económico, que inicialmente se basó en la
explotación de los
recursos zootécnicos y mineros, potenciándose
después la
agricultura, y finalmente la industria, que ahora juega un
papel cada vez más
preponderante. Hay que destacar la importancia de
la ganadería en
Australia, especialmente la ovina, ya que este país
es el primer
exportador mundial de lana. En Nueva Guinea, a pesar de
sus múltiples
recursos naturales, la climatología ecuatorial se ha
constituido en un
obstáculo para la colonización europea, lo que ha
retrasado la
modernización de las estructuras productivas. En el
resto de Oceanía
el desarrollo económico ha sido más bien exiguo por
la limitación de
sus supeficies y de las riquezas naturales. Existen
en el Pacífico
numerosos contrastes económicos, con islas de escasas
posibilidades de
supervivencia. La economía de subsistencia todavía
sigue vigente en
muchas islas mientras que en otras la producción ha
ido asumiendo un
carácter comercial, gracias a la introducción de
plantaciones de
caña de azúcar, café, cacao, ananás, cuya producción
se dedica a la
exportación. Por otra parte, los bosques ecuatoriales
proporcionan
también maderas preciosas duras. No hay que olvidar
tampoco el papel
que desempeña la pesca en la economía de las islas.
Por lo que se
refiere a la minería, los principales productos
extraídos son, en
Australia, oro, plata, plomo, cobre, cinc, uranio,
lignito, carbón,
petróleo, gas natural, bauxita, hierro. En Nueva
Caledonia existen
yacimientos de níquel y hierro, en Nueva Guinea de
cobre y de plata,
y en Nauru de fosfatos. La industria, como se ha
dicho
anteriormente, se ha desarrollado sobre todo en Australia y
Nueva Zelanda. En
el primer país destaca especialmente la industria
siderúrgica y
química, y en el segundo la alimentaria. Otra de las
bases de la
economía de las islas oceánicas es el turismo, que
todavía tiene
muchas posibilidades de potenciación. En general, se
puede decir que la
mayor parte de las islas disfrutan de condiciones
de vida superiores
a las de la mayoría de los países del Tercer
Mundo. Dada la
insularidad de estos países, su desarrollo depende
mucho del
incremento de las vías de comunicación, especialmente de
las aéreas.
Lógicamente, la red más completa de vías de comunicación
corresponde a
Australia.Exploraciones. F. de Magallanes, al atravesar
el océano Pacífico
(1519-1521) al servicio de Carlos V, llegaría
hasta las islas
Marianas, abriendo el ciclo de los descubrimientos en
Oceanía. En 1528
A. de Saavedra consiguió desembarcar en la costa NO
de Nueva Guinea.
América sería en aquel tiempo el punto de partida de
las expediciones
españolas hacia Oceanía. A. de Mendaña descubrió las
Ellice, Salomón y
Wake (1567), y las Marquesas y Santa Cruz (1595).
Fernández de
Quirós avistó en 1605 las Tuamotú y en 1606 llegó a las
Nuevas Hébridas.
L. Váez de Torres cruzó el estrecho entre Nueva
Guinea y
Australia. En 1606 el holandés V. Janszoon descubrió las
islas de la Sonda
y Australia, y entre 1642 y 1643 su compatriota
A.J. Tasman hizo
lo mismo con Nueva Zelanda, Tasmania y las islas
Fidji. En 1722
Jacob Roggeveen llegaría hasta la isla de Pascua y las
Samoa. Los
británicos Wallis y Carteret descubrirían en 1767 Tahití y
las islas de la
Sociedad. Sería en s. XVIII cuando se llegaría a un
conocimiento total
y a una exacta representación de Oceanía, gracias
sobre todo a los
tres viajes del capitan Cook realizados entre 1768 y
1779.
HIST. La difusión
del hombre en el continente australiano es
bastante reciente
y se hizo a partir de pequeños grupos procedentes
de Asia. En
Australia probablemente data del XV milenio a.J.C.,
aunque no puede
descartarse que algunos milenios antes se hubieran
extendido grupos
de protoaustralianos procedentes de Indonesia,
primero en Nueva
Guinea y después en la propia Australia, Melanesia,
Tasmania y quizás
Nueva Zelanda. La difusión en las grandes islas
occidentales del
tipo melanesio parece más reciente. El poblamiento
de las islas
dispersas a lo largo del Pacífico hasta Hawai y la isla
de Pascua se
remonta posiblemente al II milenio a.J.C. Se trataba de
gentes de
caracteres europoides-mongoloides portadoras de culturas
superiores. El
aislamiento geográfico permitió que las culturas de
las islas
conservasen hasta tiempos bastante recientes (ss. XVII-XVIII
) sus caracteres
ancestrales. En conjunto se pueden distinguir tres
grupos culturales:
australiano, papúa-melanesio y polinesio-micronesio
. Hasta el s. XIX
estos pueblos se mantuvieron en unas civilizaciones
de tipo neolítico.
Desconocían la metalurgia y avances técnicos tales
como la rueda o el
telar. Este exiguo desarrollo técnico no
significaba
necesariamente un retraso intelectual, como se puede
comprobar en las
concepciones religiosas y metafísicas de algunos
pueblos, o en sus
manifestaciones artísticas. La anexión del
territorio
australiano a la corona británica fue rápida. La
colonización se
inició en 1788 y en 1826 la totalidad del territorio
estaba sometida ya
a la soberanía de Gran Bretaña. La resistencia de
los maoríes en
Nueva Zelanda les permitió conseguir de la corona en
1840 garantías de
respeto a sus propiedades tribales, que luego no
fueron cumplidas.
Mientras tanto se difundían por las islas de
Oceanía misiones
católicas y protestantes, de procedencia francesa,
estadounidense e
inglesa, que actuarían como cabezas de puente del
proceso de
colonización. Entre 1885 y 1900 Oceanía quedaría ya
repartida entre
Gran Bretaña, EE UU, Francia y Alemania, que había
hecho acto de
presencia después de 1850 ocupando Samoa. Desde 1901
Australia fue ya
un Estado soberano y desde 1907 Nueva Zelanda.
Después de la I
Guerra Mundial las posesiones alemanas se repartieron
entre Japón, Gran
Bretaña, Australia y Nueva Zelanda. Durante la II
Guerra Mundial,
Oceanía se convirtió en un importante escenario de
operaciones
bélicas, que devastaron numerosas islas. Al acabar la
guerra, los
dominios germano-japoneses (Marianas, Carolinas y
Marshall) fueron
transferidos en fideicomiso a EE UU, jugando un
papel importante
en su sistema geoestratégico. En 1951 Australia y
Nueva Zelanda se
unirían a este sistema estratégico, firmando con EE
UU el tratado del
ANZUS, que reforzaba los vínculos militares y
político-económicos entre estos países. En 1959, Hawai se
convertiría
en el 50 estado de
EE UU. Finalmente el movimiento de descolonización
llegaría también a
Oceanía, y entre 1962 y 1980 fueron logrando su
independencia
Samoa Occidental (1962), Nauru (1968), Fidji y Tonga
(1970), Papúa
Nueva Guinea (1975), las islas Salomón (1978), las
islas Ellice,
actual Tuvalu (1978), las islas Gilbert, con el nombre
de Kiribati
(1979), Nuevas Hébridas, hoy Vanuatu (1980); con un lapso
de un decenio la
conseguirían las islas Marshall y Micronesia (ambas
en 1991) y en 1994
la República de Belau o Palau. Las islas dispersas
de Oceanía, tanto
las que han accedido a la independencia como las
que siguen estando
sometidas a la soberanía de otros Estados, carecen
de peso específico
en el mundo y siguen manteniendo una gran
dependencia de las
potencias occidentales.
Europa Uno de los
seis continentes; 10.500.000 km2 (7 % de la tierra
emergida),
732.004.000 hab. Su territorio se extiende entre los 9o
27' long. O y 66 o
20' long. E y entre los 36 o lat. S y 71o 6' lat.
N. Limita al N con
el océano Glacial Ártico; al S con el Cáucaso, el
mar Negro, el
estrecho de Bósforo, el mar de Mármara, los Dardanelos
y el mar
Mediterráneo; al O, con el océano Atlántico; y al E con los
montes Urales, el
río Ural y el mar Caspio. Europa presenta un
contorno muy
accidentado. Es la parte del mundo que en relación a su
superficie tiene
un mayor desarrollo costero (37.900 km). Una
consecuencia de la
configuración articulada del continente es que el
27 % de su
superficie está ocupado por penínsulas y el 8 % por islas.
En la parte
septentrional se encuentran la península Escandinava y la
de Jutlandia, así
como las islas Británicas e Islandia, y en la parte
meridional la
península Ibérica, la de Italia y la de los Balcanes,
al igual que las
islas Baleares, Córcega, Cerdeña, Sicilia, Malta y
Creta.
GEOGR. Geología y
relieve. En el paisaje europeo predominan las
llanuras. De
hecho, aunque la altitud media del continente llegue a
situarse en los
430 m, el 44 % de su territorio no supera los 150 m.
Se pueden
distinguir cuatro grandes regiones geográficas de N a S. En
la parte
septentrional del continente se encuentran los relieves de
Escandinavia y de
las islas Británicas. Se trata de una serie de
macizos antiguos,
de la orogénesis caledoniana, plegados al iniciarse
la era primaria y
rejuvenecidos más tarde por los movimientos
tectónicos del
terciario. En la península Escandinava el relieve
tiene dos
vertientes diferentes: hacia el océano Atlántico se
presenta con
montes escarpados, pendientes rápidas y numerosos
fiordos que han
sido excavados por los glaciares, mientras que al S
desciende
progresivamente en diversas llanuras hacia el golfo de
Botnia. En las
islas Británicas, el relieve se ha desarrollado de
forma semejante:
en Escocia aparecen las formas más bruscas, mientras
que más al S se
encuentran las formas más suavizadas de los montes
Peninos y las
llanuras, que han sufrido procesos de erosión más
intensos. El
sector más antiguo del continente es la Europa oriental,
de edad
precámbrica. Está ocupada por lo que se denomina la llanura
europea, que tiene
una altura media de unos 200 m. Comienza en
Flandes, se abre
por el N de Alemania y Polonia, para extenderse
después por Rusia.
Está constituida por una plataforma, que aparece
recubierta por
sedimentos tanto marinos como continentales. Algunos
terrenos se vieron
enriquecidos por depósitos de loes. A veces aflora
también el zócalo
precámbrico. Al S y al E de la llanura se elevan
respectivamente
los montes de Crimea y los montes Urales. Entre el
golfo de Carelia y
el mar Blanco se une a la llanura europea el
territorio de
Finlandia (Escudo Báltico), que presenta el aspecto de
una meseta
nivelada por la erosión y recubierta por terrenos
morrénicos. Al S
de estas grandes llanuras se extiende una serie de
macizos antiguos
que tienen su origen en la orogénesis herciniana: el
macizo Francés
central, los Cèvennes, las Ardenas, los Vosgos, la
Selva Negra, el
macizo Renano, la Selva de Turingia, los montes
Gigantes y los
Sudetes. Estos macizos aislados son restos de montañas
más elevadas,
plegadas a mediados de la era primaria, más o menos
dislocadas por los
movimientos tectónicos del terciario y erosionadas
a lo largo del
tiempo. Como consecuencia de ello carecen de crestas
agudas,
presentando cimas en forma de cúpula o más bien llanas. Entre
estos macizos se
encuentra una serie de depresiones ocupadas por
cuencas
sedimentarias (Londres, París, Suabia y Franconia). En el S
de Europa,
bordeando el mar Mediterráneo, se extienden las
cordilleras
alpinas en un doble arco: las cordilleras Béticas, los
Apeninos italianos
y los relieves de la península Balcánica en el
arco interior, y
los Pirineos, los Alpes, el Jura, los Cárpatos y los
Alpes Dináricos,
en el arco exterior. Se trata de los montes de
formación más
reciente, originados en la orogénesis terciaria, con
plegamientos que
han alcanzado a veces gran altura, como el del Mont
Blanc (4.807 m),
punto culminante de Europa. Los violentos terremotos
que afectan
algunas veces a zonas de Italia o de los Balcanes denotan
la inestabilidad
actual de estas regiones.Clima. Aunque casi la
totalidad del
territorio europeo se encuentra en la zona templada,
existe en la parte
más septentrional una zona de clima ártico, con
temperaturas bajas
durante todo el año, precipitaciones de nieve y
suelos helados. La
franja que se extiende desde Noruega hasta el N de
Portugal y que
comprende las islas Británicas, gran parte de Francia,
Países Bajos,
costas occidentales de Dinamarca y Alemania hasta el
Oder, se
caracteriza por un clima oceánico o atlántico, con inviernos
suaves, veranos
templados, oscilaciones térmicas anuales limitadas
(unos 10 oC en
Brest) y precipitaciones abundantes (entre 800 y 3.000
mm anuales).
Pasando de las regiones occidentales del continente a
las centrales
(Alemania sudoriental, Polonia, cuenca superior y media
del Danubio,
Serbia, Bulgaria, etc.), se va atenuando la influencia
oceánica, lo que
da lugar a inviernos más fríos, así como a
oscilaciones
térmicas más acusadas y a precipitaciones menos
copiosas. En
Europa oriental, dominada por un clima continental, se
produce ya un
contraste entre los inviernos fríos y largos (con
suelos cubiertos
de nieve y ríos helados durante 4-6 meses) y los
veranos calurosos,
mientras que las lluvias son más bien moderadas,
más frecuentes
durante el verano. Las oscilaciones térmicas pueden
alcanzar los 30 oC
en Moscú. En el S de Rusia, con territorios
cubiertos de
estepas, el clima se vuelve más árido, con altas
oscilaciones
térmicas, elevadas temperaturas estivales. Junto al mar
Caspio se da ya un
clima subdesértico. Finalmente, en el área
mediterránea
domina un clima caracterizado por inviernos suaves y
veranos no
excesivamente calurosos y secos. Las altas presiones
subtropicales
mantienen una gran estabilidad climática durante el
verano al tiempo
que impiden las precipitaciones, que se producen
principalmente
durante la estación invernal.Hidrografía. Los Alpes
asumen una función
determinate en la hidrografía europea. De ellos
nacen algunos de
los principales ríos, como el Rin (1.326 km), que
desemboca en el
mar del Norte, y el Ródano, el mayor río
mediterráneo. El
Danubio, aunque no se origina directamente en los
Alpes, se alimenta
de ellos y recorre de O a E el continente (2.850
km de long.),
desde la Selva Negra hasta el mar Negro. Estos tres
grandes ríos
desarrollan sus cursos en territorios predominantemente
llanos y son
navegables. La extensa área de las llanuras europeas
favorece la
navegabilidad de los ríos. Merecen destacarse en la parte
occidental de las
llanuras europeas el Sena y el Loira, que vierten
sus aguas al
océano Atlántico, en la parte oriental el Elba, que
desemboca en el
mar del Norte, y el Oder y el Vístula, que lo hacen
en el mar Báltico.
En Europa oriental los ríos se ramifican con una
dirección radial.
El Neva y el Dvina Occidental vierten también sus
aguas hacia el mar
Báltico. El Pechora y el Dvina Septentrional se
dirigen hacia el
océano Glacial Ártico. El Volga, que con sus 3.351
km es el río más
largo de Europa, va hacia el mar Caspio. El Dniéper,
el Don y el
Dniéster desembocan en el mar Negro. El fraccionamiento
ha impedido la
formación de una red hidrográfica extensa en el
Mediterráneo.
Aparte del Ródano antes citado, destaca el Po (652 km).
La mayor parte de
los grandes lagos europeos tienen un origen glaciar
y se localizan en
los márgenes del escudo Báltico: Ladoga (18.400 km2
), Onega, Vänern,
Iso-Saimaa; entre los que no son de origen glaciar
destacan el
Balatón, en Hungría, y el Skadar, entre Albania y la
República de
Montenegro. También existen numerosos lagos en la zona
alpina (Léman, 581
km2; Constanza, 538 km2). En los confines entre
Europa y Asia se
halla el mar Caspio, un mar cerrado que, con 360.000
km2 de superf., es
el lago de mayor extensión del mundo (si bien de
agua
salada).Flora. La parte más septentrional del continente es el
reino de la
tundra, con predominio de los arbustos y de las
asociaciones de
musgos y líquenes. Más al S, todavía en el N de Rusia
y en Escandinavia,
se extiende la taiga, con predominio de los
bosques de
coníferas. Donde se da el influjo templado del Atlántico
aparecen los
bellos bosques de latifolias como la encina, el haya, el
castaño, el olmo,
el arce, típicos de Europa central. Bosques de
latifolias se
encuentran también en la región balcánica. En las
llanuras rusas, a
los bosques de coníferas les sucede la estepa
euroasiática, un
dominio de extensas praderas. Finalmente, en el área
mediterránea se
producen asociaciones características de árboles y
arbustos, que
reciben el nombre de maquia. Entre las especies más
típicas están el
pino marítimo y el de Alepo, el alcornoque, el
algarrobo, la
carrasca, el lentisco, el brezo, la retama, el mirto.
Fauna. Las
diversas regiones que conforman Europa no cuentan con
demasiadas
especies típicas, ya que el efecto barrera de las cadenas
montañosas que
separan la Europa meridional de la centroseptentrional
se ha visto
contrapesado por los continuos cambios que han sufrido
todas las zonas.
Confinado en determinadas áreas de Europa
septentrional vive
todavía el alce. En estado salvaje se pueden
encontrar en
Europa también otros rumiantes como los ciervos, los
corzos y los
gamos, mientras que el bisonte vive sólo en Polonia. En
algunas regiones
de Europa centromeridional está bastante difundido
el jabalí. También
es característica la fauna alpina, con especies
típicas como el
rebeco, la cabra montés y la marmota. Entre los
mamíferos
difundidos en Europa destaca el tejón, la marta, el armiño,
el oso pardo, el
lobo y el zorro. El único primate europeo es el mono
de Gibraltar,
seguramente importado por el hombre. Entre los roedores
destacan los
topos, las ardillas y las marmotas, y entre los
insectívoros el
erizo. En aves, existen numerosas especies
paseriformes.
Merecen mencionarse las codornices, los faisanes de
monte y las
rapaces. Entre los reptiles están los lagartos, las
víboras y las
tortugas, y entre los anfibios, las ranas y los
tritones. De las
especies de peces cabe mencionar las truchas,
carpas, anguilas y
los esturiones.Población. Después de Asia, Europa
es el segundo
continente más habitado del planeta. Incluso su
densidad de
población, con 68 hab./km2, es más elevada que la de
Asia. Sin embargo,
la densidad varía de unas zonas a otras. Gran
Bretaña, Francia
septentrional, Países Bajos, Alemania y el N de
Italia se
caracterizan por sus elevadas densidades humanas (300-350
hab./km2), su
fuerte urbanización y su desarrollado aparato productivo
. En el resto de
Europa predominan densidades medias entre 50-100
hab./km2, con la
excepción de las zonas mediterráneas más pobres y de
las llanuras
rusas, donde los valores son inferiores a los 50 hab./km2
. En las tierras
nórdicas la densidad humana está por debajo de los
10 hab./km2. Como
contraste con esta elevada densidad demográfica,
Europa es el
continente que tiene un crecimiento de población más
bajo, como
consecuencia de los bajos índices de natalidad. El
resultado de este
fenómeno es el envejecimiento de la población.
Ciudades. El
continente europeo es una de las partes del mundo más
urbanizadas, ya
que aproximadamente la mitad de su población vive en
las ciudades. La
industrialización originó en el O de Europa grandes
núcleos urbanos,
en torno a ciudades como Londres (6.678.000 hab.) o
París (2.152.000
hab.). La cuenca del Ruhr agrupa también importantes
ciudades
industriales (Düsseldorf, Essen). Otras zonas industriales
de elevada
urbanización son las regiones flamencas (Bruselas,
Rotterdam,
Amsterdam), el Midlands del centro de Inglaterra
(Liverpool,
Manchester, Birmingham), el N de Italia (Turín, Milán) y
la cuenca del Elba
(Dresde, Hamburgo). De más reciente constitución
son el núcleo
urbano surgido en torno a Moscú (8.769.000 hab.), la
cuenca del Don y
la cuenca carbonífera de Silesia. Después de la
reunificación de
Alemania, Berlín (3.377.000 hab.) ha recuperado su
importante papel
en Europa. Existen también núcleos urbanos más
aislados surgidos
en torno a grandes ciudades, en la región
escandinava
(Estocolmo, Copenhague), en la mediterránea (Roma,
Nápoles,
Barcelona, Madrid), en la del Danubio (Viena, Belgrado), en
Rusia (San
Petersburgo) y en Ucrania (Kíev).Etnografía. Europa estuvo
habitada desde
tiempos remotos, como demuestran los restos fósiles
hallados y las
numerosas culturas líticas que se han descubierto. Sin
embargo, se
trataba de un poblamiento discontinuo. A partir del V
milenio a.J.C.
penetran en Europa pueblos agrícolas y pastores de
Asia y el N de
África, sobre todo a lo largo del eje del Danubio y
del E del
Mediterráneo. Desde entonces y hasta la Edad Media, Europa
acogería diversas
olas de pueblos asiáticos. Todos estos pueblos se
mezclaron entre sí
dando origen a etnias poco conocidas todavía:
celtas, iberos,
ligures, umbros, helenos, germanos, escitas, etc. Las
regiones situadas
al N y al E de la línea Danubio-Rin se convertirían
más tarde en una
zona de transición y de formación de nuevas etnias,
como los godos,
visigodos, sajones, francos, lombardos, hunos,
búlgaros, etc. El
declinar del Imperio romano significaría la
difusión por
Europa de las etnias de las zonas centroorientales,
conformando el
tejido étnico vigente hoy en Europa. Actualmente se da
un predominio de
la familia indoeuropea de raza blanca, que ha dado
lugar en el N y el
centro de Europa al grupo de pueblos germánicos.
Al E de éstos se
encuentran los pueblos eslavos, al O el mundo
latinizado de
raíces celtas y al S los pueblos latinos. Existen
también pueblos
con caracteres mongoloides como los calmucos del bajo
Volga, los
kirguises del alto Volga y los bashkiros de los Urales
meridionales.Lenguas. Como consecuencia de esta distribución
étnica,
las lenguas de la
familia indoeuropea predominan también en Europa. A
esta familia
habrían pertenecido, entre otras, las ramas del griego,
itálico, celta,
germánico, báltico, eslavo, albanés, que dieron lugar
a las lenguas
habladas por la mayoría de la población del continente:
lenguas románicas
(francés, español, italiano), inglés, alemán, ruso,
etc. El siguiente
grupo en importancia es el de las lenguas
aglutinantes
uraloaltaicas. De esta segunda familia formaban parte
las subfamilias
altaica y urálica, dividida esta última a su vez en
los grupos
finougrio (finlandés, lapón, estonio, húngaro) y samoyedo.
Finalmente, no
faltan grupos menores.Religiones. El cristianismo, en
sus diversas
confesiones, es la religión practicada por la inmensa
mayoría de los
europeos (93 %). El catolicismo está difundido sobre
todo en Italia,
Francia, España, Portugal, Irlanda, Eslovaquia,
Lituania,
Eslovenia, Croacia, Austria y en parte de Alemania y
Hungría. Las
confesiones protestantes son mayoritarias en los países
germánicos,
anglosajones y escandinavos. Finalmente, son ortodoxos
los griegos, los
eslavos orientales, los rumanos, los búlgaros y los
serbios. Por otra
parte, existen en Europa importantes minorías de
musulmanes
(bosnios, albaneses y turcos), así como algunos grupos que
practican la
religión judía.Agricultura y ganadería. La superficie
agrícola utilizada
en Europa representa el 29 % del total, lo que
convierte al
continente europeo proporcionalmente en el más cultivado
del planeta.
Además, la agricultura europea es la más mecanizada de
todo el mundo, lo
que explica que ocupe una parte poco importante de
la población
activa. Los principales cultivos son trigo, centeno,
cebada, avena,
maíz, patata, remolacha, tabaco, uva, aceite de oliva,
agrios,
hortalizas. Sin embargo, la agricultura ofrece panoramas muy
variados de un
país a otro, no sólo por las condiciones ambientales,
sino también por
los factores organizativos. Así, en Europa central,
la agricultura se
encuentra muy desarrollada, tanto por las
favorables
condiciones climáticas y del suelo, como por su alto grado
de
racionalización. En general es un área muy apta para el cultivo de
cereales y está
siendo muy explotada también para el cultivo de
forrajes
destinados a la ganadería. En este sentido, las zonas
agrícolas más
ricas y rentables de Europa se encuentran en los Países
Bajos, Dinamarca,
Francia, Alemania y el N de Italia. También en
algunos países de
Europa oriental, como Polonia, Hungría y Bulgaria,
está muy difundida
la agricultura como soporte de la ganadería. En la
península
Balcánica está ampliamente extendido el cultivo de
cereales. En las
zonas mediterráneas los cultivos más productivos son
los de frutas,
especialmente agrios, olivos y vides. La disponibilidad
de recursos
forestales en Europa es también importante, dado que el
32 % de su
superficie está cubierta de bosques. Especialmente
notables son los
recursos forestales de Rusia y de los países
escandinavos,
donde existe una industria muy desarrollada para la
elaboración de la
madera así como para la producción de papel y pasta
de madera. El 18 %
de la superficie europea está dedicada a pastos y
prados. La
ganadería europea está constituida sobre todo por bovinos,
ovinos, porcinos y
aves de corral. En Dinamarca e Irlanda, la
ganadería,
especialmente la bovina, constituye la base de la economía
. Los Países
Bajos, Suiza y otros países de Europa centrooccidental,
como Alemania, han
desarrollado también una notable ganadería bovina
intensiva. En
Alemania existe, asimismo, una importante ganadería
porcina. Los
ovinos se crían sobre todo en los países septentrionales
y en las zonas
mediterráneas. En general, el volumen de la producción
zootécnica de
Europa es suficiente para satisfacer las necesidades
alimentarias del
continente, con muy importantes excedentes de
productos
derivados como la leche, mantequilla, conservas de
alimentos, etc. La
pesca es una actividad importante para algunos
países como
Noruega, Islandia y Dinamarca, que basan en ella su
economía, y
también desempeña un papel relevante en la economía de
otros países que
aprovechan los importantes recursos pesqueros del
océano
Atántico.Minería e industria. Europa dispone de variados
recursos
minerales, aunque sólo en algunos de ellos cuenta con
reservas
importantes. Existen notables yacimientos de carbón en Gran
Bretaña, el N de
Francia, Bélgica, Alemania y Silesia, cuencas que se
han convertido
también en grandes centros industriales. En cambio, no
son tan importante
las disponibilidades de hidrocarburos, que en
parte han de ser
importados. El primer país petrolífero de Europa fue
Rumania, aunque
sus reservas son modestas. Existen importantes
yacimientos de
petróleo en Rusia y en el mar del Norte, sobre todo en
las aguas
territoriales de Gran Bretaña y Noruega, donde se extraen
además notables
cantidades de gas natural, producto del que también
existen
yacimientos en los Países Bajos, Rumania, Italia, etc. El
principal
potencial de energía hidroeléctrica se concentra en los
Alpes. Europa
cuenta también con yacimientos de numerosos minerales
metálicos, aunque
no son siempre suficientes para las necesidades de
su industria.
Existen importantes recursos de minerales de hierro,
especialmente en
Francia, Polonia, Gran Bretaña y Suecia. Por lo
demás, Europa
dispone de notables cantidades de bauxita, mercurio y
sales potásicas.
Con todo, las reservas energéticas y de minerales
resultan
insuficientes para abastecer la industria europea. Los
centros más
importantes de la poderosa industria siderúrgica europea,
que proporciona
casi la tercera parte del acero del mundo, se
encuentran en
Alemania, Francia, Italia, Gran Bretaña y Polonia.
Igualmente cuentan
con una importante siderurgia Bélgica, Rumania,
España, etc.
También proporciona un tercio de la producción mundial
la industria
automovilística. En general, la industria mecánica, que
cuenta como base
con las grandes producciones siderúrgica y
metalúrgica de
Europa, ha alcanzado un alto grado de desarrollo.
Destaca, asimismo,
la industria naval, con muchos años de tradición.
La industria
electrónica también está muy desarrollada, aunque
todavía no haya
alcanzado el nivel de Japón y EE UU. No hay que
olvidar,
finalmente, las industrias química, farmacéutica, textil y
alimentaria, que
también tienen dimensiones importantes y de sempeñan
un papel de primer
plano en la economía mundial. Un caso aparte es el
de los países de
Europa oriental, que durante un tiempo contaron con
una economía
planificada. Después de la II Guerra Mundial orientaron
su desarrollo a la
industria de base, ya que la mayoría de los países
tenía una
estructura económica agrícola-ganadera. A partir de los
años setenta
comenzó a potenciarse también la industria de bienes de
consumo. El paso
de una economía planificada a otra de libre mercado,
después del
derrumbe de los regímenes comunistas, puso de manifiesto
la falta de
competitividad de la industria de los países de Europa
oriental, que se
ha visto obligada a una fuerte reestructuración.
Comunicaciones y
comercio. El transporte marítimo tiene una gran
importancia en
Europa, ya que proporciona las materias primas
necesarias para
las industrias europeas. No es extraño, pues, que los
principales
puertos se encuentren en el mar del Norte: Hamburgo,
Amberes,
Rotterdam, Londres, Liverpool. Los grandes ejes de las
comunicaciones en
Europa unen los puertos con las zonas interiores
industrializadas.
Esto es especialmente aplicable a las
comunicaciones
fluviales. Ríos y canales constituyen una trama
continua que une
Francia, Bélgica, Países Bajos, Alemania. El Rin es
sin duda la vía de
agua interior más importante, ya que atraviesa el
área más
industrializada de Europa. Las comunicaciones fluviales
transversales han
adquirido también gran desarrollo (canal entre el
Elba y el Rin),
aunque sean menos importantes. El ferrocarril, con
394.000 km de vías
trazados, es la base de las comunicaciones por
tierra en Europa.
Las redes más densas se encuentran en las áreas
industriales de
Europa noroccidental, alrededor de las grandes
ciudades y de los
puertos de mayor tráfico. Las carreteras se han
visto mejoradas, y
han facilitado el empleo a gran escala del
automóvil. También
ha cobrado gran impulso la construcción de
autopistas, que
unen actualmente ya todos los países del continente.
Los países de la
Comunidad Europea cuentan con el más denso sistema
de carreteras del
mundo. También los transportes aéreos tienen una
gran importancia
para Europa, dada la proyección mundial de sus
intereses. Los
principales aeropuertos son los de Londres, París,
Frankfurt, Zurich,
Roma. El comercio de Europa está basado en la
importación de
materias primas, sobre todo del Tercer Mundo, y la
exportación de sus
productos industriales. Existen importantes
intercambios
comerciales con América del Norte, siendo ligeramente
deficitaria la
balanza comercial con EE UU. Los intercambios con
Japón registran un
saldo claramente pasivo, dada la competitividad de
los productos
japoneses. Con las antiguas colonias se siguen
manteniendo
vínculos comerciales, que se traducen en la importación
de materias
primas. En cuanto a los intercambios en el interior del
continente,
destaca el acuerdo logrado entre la Comunidad Europea y
la EFTA para
constituir un gran mercado europeo libre de barreras
comerciales. Por
otra parte, la Comunidad Europea importa de Rusia
materias primas y
exporta tecnología y servicios.
HIST. Prehistoria.
Las numerosas exploraciones llevadas a cabo
desde el s. XIX
han permitido descubrir en Europa numerosos
yacimientos de
restos prehistóricos. Así, las estaciones paleolíticas
aparecen
distribuidas en muchas zonas desde el Atlántico hasta el mar
Caspio. Al período
mesolítico se remontan algunas culturas surgidas
en Europa
occidental (Sauveterriano, Tardenoisiano, Aziliano) y
septentrional
(Maglemosiano, Ahrensburghese). Las culturas neolíticas
más antiguas se
cree que han aparecido en la península Balcánica
(Starcevo,
Sesklo). A través del Mediterráneo irradiaron algunas
culturas de la
cerámica. A partir de entonces florecerían en Europa
diversas
civilizaciones agrícolas, tanto en el área mediterránea
(Lagozza,
Chassey), como en el área balcánica y en la nórdica. La
aparición de la
primera metalurgia del cobre dio pie al surgimiento
de nuevas
culturas. El descubrimiento de la aleación del cobre y
estaño y las
mayores posibilidades de intercambio permitieron en la
Edad del Bronce la
aparición de culturas de gran extensión
territorial, tanto
en Europa central (cultura de los campos de urnas)
como en el
Mediterráneo, especialmente en Italia. Ya durante la Edad
del Hierro,
iniciada en el I milenio a.J.C., aparecerían grandes
civilizaciones
(Hallstatt y La Tène).La antigüedad grecorromana. Los
orígenes
históricos de Europa se remontan al enfrentamiento entre las
ciudades griegas y
el Imperio persa (s. V a.J.C.), que significaron
la contraposición
de una cultura propiamente europea ante Asia,
constituida como
un imperio que era gobernado despóticamente. A la
incorporación de
Macedonia al sistema de alianzas y rivalidades entre
las ciudades
griegas, siguió la pretensión de Alejandro Magno (356-
323 a.J.C.) de
fundir en un nuevo imperio la civilización griega con
la persa y de
trasladar el centro de gravedad de la civilización
europea hacia
Occidente. Mientras sus sucesores intentaban llevar a
cabo esta
pretensión, se constituía en la península Itálica, en torno
a Roma, otro
centro político de la cultura europea, que también
recogería la
herencia griega. En su extensión por la cuenca
mediterránea, Roma
constituyó un imperio con el que se llegó a
identificar Europa
como unidad político-cultural. Con el tiempo, el
Imperio iría
perdiendo su fortaleza y su centralidad, al tiempo que
debía sufrir la
presión de fuerzas externas, tanto en Oriente (por
parte de los
partos) como en el Danubio y el Rin. A ello se venía a
sumar la aparición
de una religión nueva, el cristianismo, que
desafiaba el culto
imperial, considerado como sostén religioso de la
autoridad estatal.
Así se llegó a la división del Imperio en dos
partes, Oriente,
con capital en Constantinopla, y Occidente, con
capital en Roma,
consolidada en el s. IV d.J.C. Ello vino a coincidir
con el traslado
del centro de gravedad de Europa hacia Occidente,
donde el elemento
germánico acabaría consolidándose. Se conformaron
así reinos
romano-germánicos en la Galia, España, Italia y Alemania.
Mientras tanto,
Justiniano conseguía recomponer parcialmente en el s.
VI los territorios
romanos de Oriente, reforzando así el componente
bizantino de
Europa.La Edad Media. Como resultado de las conquistas
de los francos
sobre los otros pueblos romano-germánicos, llevadas a
cabo entre los ss.
V y VIII, se constituyó el Imperio carolingio, lo
que significó la
reconstrucción de la unidad de Occidente. En esta
época emergieron
también el Papado y la Iglesia como fuerza unitaria
en competencia con
el poder político. Se configuraba así una Europa
latino-germánica
cada vez más diferenciada de la cultura bizantina.
En este ámbito
occidental se desarrolló el sistema feudal, que tuvo
sus antecedentes
en la difusión de los latifundios en el Imperio
romano tardío. La
estructura unitaria del Imperio carolingio también
se resquebrajó, no
sólo por el sistema de división hereditaria y por
la presión de los
árabes, escandinavos, eslavos y magiares, sino
también por la
acentuación de las diversidades étnicas entre los
diversos reinos.
Fue el preludio de la Europa de las naciones. Con
todo, la Europa
latino-germánica se irá extendiendo al N y al E,
tanto por la
acción de la Iglesia como por el apoyo interesado de los
soberanos. Se
incorporan así a ella anglos, celtas, escandinavos,
eslavos y
magiares. La lucha de las investiduras (1059-1122)
debilitaría el
prestigio del Imperio y contribuiría a hacer del
Papado la
autoridad preeminente en Europa. De iniciativa papal son
las cruzadas de
los ss. XIXIII, llevadas a cabo no sólo en Tierra
Santa sino también
hacia la España islámica. En ellas se dan también
objetivos
territoriales, políticos y económicos, que permitirían la
ampliación de la
Europa cristiana. La cultura empieza a renacer en
las universidades,
que cuentan con privilegios pontificios, aparecen
nuevas órdenes
religiosas, renace la civilización urbana, con la
reivindicación de
las libertades de las ciudades, y se constituyen
Estados nacionales
en Francia, Inglaterra, Aragón, Castilla, etc. En
el s. XIV, el
elemento unitario de la cristiandad que había dado
cohesión a la
Europa latino-germánica se debilita por la crisis del
Imperio y del
Papado, afectado éste por el cisma de Occidente, lo que
favorece el
particularismo de los Estados nacionales. Junto a ello se
activa el
intercambio comercial, y aparece un nuevo fenómeno
cultural, el
humanismo, que había de poner en crisis la escolástica
medieval. El
avance de los turcos, que toman Constantinopla en 1453,
provoca la pérdida
de algunas regiones de Europa.La Europa moderna.
El Renacimiento
supone la sustitución de los vínculos religiosos y
políticos que
habían sido el fundamento de la Europa cristiana
durante la Edad
Media. Surge así por una parte la Europa de los
Estados nacionales
con tendencias hegemónicas, gobernados con un
régimen
absolutista. La unidad de la cristiandad es cada vez más un
recuerdo del
pasado, a pesar del intento de Carlos V por revitalizar
el Imperio. Por
otra parte, Europa se divide en diversas confesiones
religiosas,
originadas bajo el influjo de poderosas personalidades
como Lutero,
Calvino, Zuinglio, que abanderan una rebelión
antirromana. Los
conflictos bélicos que se originan, incluso los de
religión, tienen
como trasfondo el equilibrio político. Las
exploraciones y
los descubrimientos agudizan la lucha entre los
diversos Estados
europeos por el dominio de los mares y sus rutas, y
por la explotación
de los recursos de las tierras recién
descubiertas.
Primero participan en ella Portugal y España, que ve
reforzada su
posición con el descubrimiento de América, y más tarde
se incorporarían
Inglaterra, Holanda y Francia. La explotación de las
riquezas de
ultramar, la importación de grandes cantidades de oro y
plata supondrá un
gran impulso de crecimiento para el capitalismo en
Europa. En el s.
XVIII los nuevos avances técnicos permitirían el
desarrollo de la
revolución industrial en Europa. Mientras tanto, la
crítica
racionalista de los filósofos de la Ilustración significará
una nueva crisis
para la Europa cristiana y para los Estados
absolutistas que
la constituían.La Europa contemporánea. Fruto de
esta crisis es la
Revolución francesa (1789), exportada al continente
por el Imperio
napoleónico. Las conquistas llevadas a cabo por los
ejércitos
revolucionarios franceses, bajo la excusa de liberar a los
pueblos de los
tiranos, permitieron a Napoleón canalizar las fuerzas
de la nueva
Francia e instaurar al mismo tiempo un nuevo sistema
hegemónico sobre
el continente, derrotado finalmente en Waterloo
(1815). Las
guerras napoleónicas supusieron un resquebrajamiento de
la hegemonía
europea en ultramar, ya que, por una parte, se
consolidaba la
independencia de EE UU y, por otra, se iniciaba la de
las colonias
hispanoamericanas. El Congreso de Viena intentó restaurar
un sistema de
equilibrio en Europa bajo la hegemonía de las grandes
potencias. El
sistema de la Restauración se matuvo vigente en Europa
prácticamente
hasta la mitad del s. XIX, a pesar de las convulsiones
liberales que
afectaron al continente en 1820-1821 y en 1830. En 1848-
1849 una oleada
revolucionaria recorre Europa. Convergen en ella el
radicalismo
político, que reclama el poder para el pueblo a través
del sufragio
universal, y el socialismo, que reivindica además una
reforma de las
estructuras económico-sociales. La revolución
industrial había
convertido a la burguesía en la clase dominante de
Europa occidental.
Ante ella emergía la clase obrera, hacinada en las
grandes ciudades
en condiciones muy penosas. La segunda Restauración
(1850-1860) no
conseguirá ahogar las aspiraciones y la insatisfacción
de capas sociales
cada vez más amplias. A ello se unía el
reforzamiento de
la conciencia nacional en Italia y Alemania, que
propiciarían los
correspondientes procesos de unidad. Todo ello
traería consigo la
afirmación de la Europa de las naciones, de los
regímenes
constitucionales y de la burguesía industrial,
manufacturera y
bancaria que impulsaría la expansión colonial en
África y Asia. El
imperialismo colonial en ultramar, protagonizado
por países como
Gran Bretaña, Francia, Alemania, Bélgica, Holanda y
Portugal, se
combinaba con las rivalidades existentes dentro del
continente,
provocando una carrera armamentista. La consecuencia de
este proceso sería
el estallido, ya en el s. XX, de la I Guerra
Mundial (1914-18).
La denominada Gran Guerra supuso el declinar de la
hegemonía
económico-política de Europa en el mundo, un proceso que se
completaría con la
II Guerra Mundial. Al acabar la I Guerra Mundial
no sólo se había
producido la primera revolución socialista triunfante
en Rusia, sino que
también habían aparecido nuevos Estados
plurinacionales
como Yugoslavia y Checoslovaquia. El nuevo orden
europeo no pudo
conservar la estabilidad en el continente durante
mucho tiempo. La
pretensión de los vencedores de reducir a una
perpetua sumisión
a los vencidos pronto se demostró ilusoria. Los
Estados europeos
se vieron afectados por nuevas dificultades
económicas y
políticas, ya que las instituciones tradicionales
representativas
sufrían la acometida de fuerzas que las contestaban
con una gran
capacidad de movilizar a las masas. A los movimientos
obreros
estimulados por el triunfo de la Revolución soviética se
sumarían los
movimientos de inspiración nacionalista y de ideología
autoritaria y
antidemocrática. Este último fenómeno desembocaría en
el ascenso al
poder del fascismo en Italia (1922) y del
nacionalsocialismo
en Alemania (1933). Se vuelve a intensificar la
carrera
armamentista y la política de alianzas militares. La precaria
paz en Europa se
rompe finalmente con las reivindicaciones de la
Alemania nazi
sobre Polonia, desencadenando la II Guerra Mundial, que
sobrepasa el
ámbito continental por el enfrentamiento del eje Berlín-
Roma-Tokyo frente
a la alianza de Gran Bretaña, EE UU y Rusia. El
final de la II
Guerra Mundial, con la derrota de las potencias del
Eje, significaría
el fin de la hegemonía de Europa en el mundo. Los
vencedores,
después de un período de colaboración, acentuaron sus
diferencias
ideológicas en sus respectivas esferas de influencia, lo
que determinó la
creación en el continente de dos bloques
enfrentados, el
occidental «democrático», que contaba con el apoyo
económico y
político de EE UU, y el oriental «socialista», controlado
por la URSS. La
división de Alemania en dos Estados, sometidos a
esferas de
influencia enfrentadas, vino a ser la expresión del nuevo
orden en Europa.
Los años de la denominada «guerra fría» estuvieron
marcados por la
reconstrucción económica de Europa y el surgimiento
de nuevas
estructuras supranacionales. En la Europa occidental
aparecería primero
la Organización Europea de Cooperación Económica
(OECE), en cuyo
seno se crearía la Comunidad Europea del Carbón y del
Acero (CECA),
germen del Mercado Común Europeo, más tarde Comunidad
Europea y por
último (1993) Unión Europea. Los países occidentales
que no se
integraron en este último organizaron la EFTA, la Europa
del libre cambio.
Al mismo tiempo, Europa occidental se integraba en
una alianza
político-militar más amplia, la Organización del Tratado
del Atlántico
Norte (OTAN), liderada por EE UU. El bloque oriental
replicó con la
creación del Pacto de Varsovia, de carácter militar, y
de una
organización económica de asistencia mutua, el COMECON. A
partir de 1985, el
colapso del sistema comunista en la URSS llevaría
a Mijail Gorbachov
a impulsar importantes reformas políticas y
económicas en la
Unión Soviética y en todo el bloque oriental. Pero
los regímenes
comunistas acabaron desmoronándose, lo que permitió la
reunificación de
Alemania, y la propia URSS se desintegró. El fin de
la guerra fría
significó sin embargo la reactivación de los
conflictos étnicos
y nacionales, que provocarían importantes
modificaciones en
el mapa de Europa. Tras proclamarse independientes,
entre 1991 y 1992,
Croacia, Eslovenia, Macedonia y Bosnia-
Herzegovina,
Yugoslavia quedó reducida a Serbia y Montenegro; la
guerra que estalló
en estas repúblicas balcánicas finalizó con el
acuerdo de paz de
noviembre de 1995 para Bosnia. El 1 de enero de
1993 se
proclamaron independientes la República Checa y
Eslovaquia.
África Uno de los
seis continentes; 30.271.000 km2 de superf. (el 20
% de la tierra
emergida), 647.000.000 hab. Su territorio se extiende
entre los 37o 20
lat. N (cabo Blanco, Tunicia) y los 34o 51 lat. S
(cabo Agujas,
Sudáfrica) y entre los 17o 32 long. O (cabo Verde,
Senegal) y los 51o
23 long. E (cabo Guardafuí, Somalia). Limita al N
con el mar
Mediterráneo; al S con la unión de los océanos Índico y
Atlántico; al E
con el océano Índico y con el mar Rojo; y al O con el
océano Atlántico.
Los límites del continente africano son casi
exclusivamente
marítimos. Únicamente el istmo de Suez, abierto desde
1869 por el canal
del mismo nombre, une el territorio de África con
el de Asia.
Cuenta, pues, con unos 30.000 km de costas, generalmente
llanas y bajas al
N, y altas y escarpadas al S. Un número reducido de
islas bordea sus
costas. En el océano Índico se encuentran
Madagascar,
Comores, Seychelles y Socotora; en el océano Atlántico,
Madeira, Canarias,
Ascensión, Santa Elena, Cabo Verde, Bioco
(Fernando Poo) y
Santo Tomé.
GEOGR. Relieve. La
masa continental de África se halla sobre la
placa africana y
comprende una parte del escudo precámbrico. Hace
millones de años,
África estuvo unida a América del Sur, la India,
Australia y la
Antártida, formando un continente denominado Gondwana.
La placa africana,
formada por la fragmentación de este antiguo
continente, se
desplaza, según algunas teorías, hacia el N
hundiéndose bajo
la placa europea. Las tierras que conforman el
continente
africano han conservado sustancialmente la integridad
estructural desde
sus orígenes. Con una altitud media de 750 m, el
relieve africano
se compone de un conjunto de grandes mesetas:
Sahara, Sudán,
África centroecuatorial, Congo o Zaire y sudafricana.
Sobre ellas se
elevan algunas cadenas montañosas: al N, el Atlas y
los antiguos
macizos volcánicos saharianos del Ahaggar y de los
montes Tibesti; al
O, los macizos de Futa Yalon, Loma y Adamaoua; al
E, el macizo
Etíope, los montes Mitumba, Virunga y Ruwenzori; y al S,
los montes
Drakensberg. El punto culminante del relieve africano es
el Kilimanjaro, en
Kenya, un macizo volcánico reciente de 5.895 m de
alt. Al E del
continente africano dos grandes fosas tectónicas rompen
también la
monotonía de las mesetas: la centroafricana, que va desde
la bahía de Sofala
hasta el valle del Nilo medio, y la sirio-
africana, que se
inicia en el O del Kilimanjaro y continúa hacia el N
en el mar Rojo y
el mar Muerto.Clima. El ecuador, que atraviesa el
continente por su
parte central, determina el predominio de un clima
cálido en África.
En la franja ecuatorial, junto a las altas
temperaturas
(25-26 oC), con escasas variaciones térmicas diarias y
estacionales, se
producen abundantes lluvias (siempre por encima de
los 1.800 mm)
durante todo el año. En las dos franjas de clima
tropical que se
extienden al N y al S de la zona ecuatorial, las
temperaturas son
también elevadas, pero presentan variaciones
térmicas diarias y
estacionales más acusadas a medida que se alejan
del ecuador. Se
desarrolla además un régimen tropical de dos
estaciones, la de
las lluvias (durante los meses de verano al N del
ecuador y durante
los meses invernales al S). En las zonas desérticas
del Sahara, del
Kalahari y de Namibia, con elevadísimas temperaturas,
las oscilaciones
térmicas diarias pueden llegar hasta los 40 oC,
mientras que las
precipitaciones son muy escasas o nulas. Finalmente,
tanto en las
regiones septentrionales como en las australes existe un
clima de tipo
mediterráneo, con temperaturas moderadas (medias
estivales de 25 oC
e invernales de 13-15 oC) y lluvias invernales al
N y estivales en
la punta meridional del continente.Hidrografía. La
superficie del
continente africano está distribuida en escasas pero
amplias cuencas
fluviales. Las grandes dimensiones de sus ríos tienen
su origen en la
morfología mesetaria predominante en África. El más
largo de todos los
ríos de África y del mundo es el Nilo (6.600 km),
que recoge buena
parte de las aguas de la parte oriental del
continente y
desemboca en el mar Mediterráneo. Sin embargo, la mayor
parte de las aguas
caídas en África va a parar al Atlántico, a través
de grandes ríos
como el Congo o Zaire, el Níger y el Orange. El
Zambeze y el
Limpopo llevan al océano Índico las aguas de las zonas
centromeridionales
de África. Las superficies endorreicas del
continente
corresponden a algunas de las más marcadas cuencas
depresivas, sobre
todo las de los lagos Chad y Ngami. En realidad, la
mayor parte de los
lagos africanos ocupan el fondo de las fosas
tectónicas de
África oriental (Mobutu Sese Seko, Eduardo, Kivu,
Tanganyika,
Malawi). Únicamente el más extenso de África, el
Victoria, es un
lago de altiplanicie. Especialmente extensas en
África son las
cuencas arreicas (Sahara y Kalahari), dada la amplitud
de los desiertos,
donde la escasez de precipitaciones impide la
formación de
auténticos ríos.Flora. A partir del ecuador se suceden,
siguiendo las
zonas climáticas, tanto en la zona boreal como en la
austral, la selva
virgen, la sabana arbórea, la sabana arbustiva y el
desierto, más allá
del cual reaparecen las zonas arbustivas y, en los
extremos, las
áreas de vegetación mediterránea. En los exuberantes y
casi impenetrables
bosques de la zona ecuatorial abundan árboles de
maderas preciosas
como el ébano, la caoba, el palisandro y la teca.
En los grandes
cursos fluviales se desarrollan exuberantes bosques de
galería, donde las
ramas de los árboles forman bóvedas sobre los
ríos. En las
sabanas y en las estepas herbáceas de las zonas
subtropicales se
levantan sobre las altas hierbas enormes árboles
como el sicomoro,
el árbol del pan y el baobab. Sólo las especies
adaptadas a la
aridez pueden sobrevivir en las zonas desérticas,
aunque en los
oasis crecen plantas datileras y se puede llegar a
cultivar
hortalizas y cereales. Finalmente, en las zonas más
septentrionales y
meridionales del continente se encuentran encinas,
pinos, vid, olivo,
agrios y se cultivan legumbres, arroz, trigo, e
incluso algodón,
café y tabaco.Fauna. Con los ambientes anteriormente
citados se
relaciona la diversidad de la vida animal africana. En la
franja de la selva
virgen existe una limitada variedad de animales.
Entre los
mamíferos más frecuentes destacan los simios como el gorila
y el chimpancé. En
cambio, son muy numerosas las especies de insectos
, reptiles y aves.
Por el contrario, en las sabanas y en las estepas
proliferan las
especies de mamíferos como los antílopes, gacelas,
avestruces,
jirafas, cebras, elefantes, leones y leopardos. Entre los
insectos de la
sabana destaca la termita. En el desierto se pueden
encontrar animales
domésticos, como los camellos y los dromedarios.
En las zonas
templadas, junto con los animales mediterráneos típicos,
existen otras
especies como los cocodrilos, buitres, garzas, hienas y
chacales.Población. África, con más de 600 millones de
habitantes,
sigue siendo un
continente poco poblado a pesar del importante
desarrollo
demográfico de las últimas décadas. De hecho, su densidad
está situada en
torno a los 20 hab./km2, aunque la distribución de la
población es muy
desigual. Tanto la franja ecuatorial como las zonas
desérticas
continúan estando escasamente pobladas por las condiciones
ambientales
adversas. En la franja del Sahel la densidad es de 3-4
hab./km2. En
algunas áreas costeras del golfo de Guinea, de África
oriental, así como
en la zona de El Cabo y en el África mediterránea
existen
frecuentemente densidades de 40-50 hab./km2. Finalmente, en
el valle del Nilo,
que desde el punto de vista demográfico siempre ha
sido un caso
particular dentro de África, se alcanzan las densidades
más elevadas, 700
hab./km2 como media.Ciudades. Aunque gran parte de
la población
africana vive todavía en las zonas rurales, el
desarrollo urbano
es en la actualidad muy acelerado. En un período de
tiempo de 10-15
años gran parte de las principales ciudades africanas
han doblado su
población. Con todo, sólo 16 ciudades superan
actualmente el
millón de habitantes: El Cairo, Kinshasa, Alejandría,
Gizeh, Casablanca,
Abidján, Luanda, Argel, Nairobi, Addis Abeba,
Dakar, Dar es
Saalam, Lagos, Ibadán, Kampala y Maputo. El Cairo es la
ciudad más poblada
de África, con más de 6 millones de hab. y más de
13 millones en su
aglomeración urbana. Entre las 26 ciudades que
superan los
500.000 hab. destacan Accra, Duala, Brazzaville,
Antananarivo,
Lusaka y Ciudad de El Cabo.Etnografía. Al N del Sahara
predominan las
poblaciones de raza blanca. Las más antiguas son las
poblaciones del
bajo Nilo y los bereberes. A ellas se superpusieron a
partir del s. VII
los árabes. En todo el área mediterránea siguen
existiendo también
algunas minorías europeas, principalmente
franceses e
italianos. Al S del Sahara dominan las poblaciones
negras. En las
zonas de contacto existen poblaciones resultantes de
antiguas mezclas
entre blancos y negros, como los etíopes, los teda
del Sahara central
y los fulbé de Sudán. En Madagascar oriental viven
también
poblaciones originadas por la mezcla de negros y malayos. Los
negros propiamente
dichos están constituidos por varios grupos de
poblaciones, entre
las que destacan los bantúes, el grupo más numeroso
, los nilóticos
del medio y alto Nilo, los sudaneses y los guineanos.
Los grupos de
población más antiguos son los pigmeos, los bosquimanos
y los hotentotes,
relegados a las zonas más inhóspitas de África
ecuatorial y
austral. En la zona meridional de África existe también
una importante
minoría de población blanca de origen inglés y holandés
.Lenguas. En
África se hablan tres grandes grupos de lenguas. El
grupo
camito-semita, extendido sobre todo por el N de África, está
constituido por
lenguas de origen semita, como el árabe y el amárico
etiópico, y por
las lenguas autóctonas camíticas habladas por
bereberes, coptos,
somalíes y galas, a las que se superpusieron las
primeras. El grupo
sudanés y centroafricano comprende entre 400 y 500
lenguas a menudo
muy diferentes entre sí y de orígenes muy diversos.
En el grupo bantú
se incluyen más de 200 lenguas, con caracteres
estructurales más
homogéneos que ponen en evidencia su tronco común.
Existen otros
grupos lingüísticos minoritarios, como los que
comprenden los
dialectos de bosquimanos y hotentotes.Religiones. La
mayor parte de las
poblaciones negras siguen practicando sus
religiones
tribales que tienen como función constituir una comunidad
organizada y en
las que la salvación individual coincide con la
salvación pública.
Estas religiones atribuyen virtudes sobrenaturales
a las fuerzas de
la naturaleza (animismo), a los animales (totemismo)
o a los objetos
(fetichismo). Entre las religiones importadas, el
islamismo es la
que ha alcanzado una mayor difusión. Introducido por
los árabes, se
practica sobre todo en África septentrional y
oriental. El
cristianismo de orígenes más antiguos es el de rito copto
, que se profesa
en Egipto y Etiopía. Gracias a las misiones
impulsadas por los
europeos, las confesiones cristianas, tanto
católica como
protestantes, consiguieron un importante número de
adeptos entre las
poblaciones negras.Agricultura y ganadería. El
continente
africano contiene importantes recursos agrícolas y
forestales. Sin
embargo, existe una clara disociación entre los
cultivos
industriales, destinados a la exportación y sometidos a las
fluctuaciones de
los precios en los mercados internacionales, y los
de subsistencia,
insuficientes para satisfacer las necesidades
alimentarias de la
población. En realidad, las técnicas tradicionales
de explotación del
suelo y cría de ganado proporcionan una
productividad muy
baja. El problema del hambre se ha ido agravando
desde los años
sesenta, con incrementos de la producción agrícola más
bajos y cada vez
más desfasados respecto al crecimiento de la
población. Este
retroceso ha sido más acentuado en África central y
occidental,
incluyendo la franja del Sahel más afectada por la
sequía. La
roturación indiscriminada del bosque y la sabana ha
favorecido el
avance de los desiertos y la pérdida de superficie
agrícola. En las
zonas centrales, el bosque ecuatorial y tropical,
rico en productos
como el caucho, las resinas y la madera, va dejando
cada vez más
espacio a los cultivos de café, cacao, algodón, caña de
azúcar,
cacahuetes, palma de coco y de aceite. En los oasis de las
áreas desérticas
el principal cultivo es la palma datilera, mientras
que en las zonas
de clima mediterráneo predominan los cereales,
olivo, vid, frutas
y hortalizas. En cuanto a la ganadería, hay que
destacar la cría
de ovinos y caprinos en la franja mediterránea y en
las zonas
meridionales del continente, la de bovinos en la sabana y
la de dromedarios
en las zonas desérticas. La pesca costera
proporciona
importantes producciones de atunes, jureles, ballenas,
ostras, corales,
esponjas, perlas y madreperlas.Minería e industria.
Los ingentes
recursos minerales de África podrían ser la base de su
desarrollo
industrial, pero por el momento no ha pasado de ser una
gran fuente de
aprovisionamiento para los países industrializados.
Son importantes
sus producciones extractivas de bauxita (Guinea),
hierro (Liberia,
Mauritania y Sudáfrica), cobre (Zambia y República
Democrática del
Congo), cromo, oro y diamantes (Sudáfrica), manganeso
(Gabón), uranio
(Níger y Gabón), fosfatos (Marruecos), petróleo
(Nigeria, Libia,
Argelia, Egipto, Gabón y Angola). El proceso de
industrialización
se ha visto frenado por factores tales como la
insuficiencia de
infraestructuras, la escasez de capitales y mano de
obra cualificada y
las reducidas dimensiones de los mercados
nacionales. La
mayor parte de la producción industrial de África,
ligada sobre todo
a la transformación de productos del subsuelo y de
la agricultura,
está concentrada en pocos países: Sudáfrica, Egipto,
Argelia, Tunicia,
Libia, Nigeria, Zambia y Costa de Marfil.
Comunicaciones y
comercio. La red de carreteras africanas, en torno a
1,5 millones de
km, está constituida en gran parte por pistas,
mientras que las
carreteras practicables durante todo el año son muy
reducidas. Están
en vía de estudio o de realización importantes
proyectos de
comunicación por carretera para ampliar la red
existente. Los
ferrocarriles, con un trazado de unos 85.000 km, están
distribuidos de
manera desigual, ya que más del 20 % discurre por
Sudáfrica. Los
mayores progresos dentro de las comunicaciones se han
producido en el
transporte aéreo, que ha venido a resolver los
problemas de las
inmensas distancias y han acabado con el aislamiento
de las zonas de
más difícil acceso. Las comunicaciones fluviales de
mayor importancia
son las que se producen a través del Nilo y el
Zaire o Congo. A
pesar de la ampliación y modernización de algunos
puertos, la
infraestructura portuaria sigue siendo insuficiente. Las
deficiencias en
las vías de comunicación y la falta de
complementariedad
de muchas economías nacionales dificultan los
intercambios
comerciales entre los países africanos. El comercio con
el exterior del
continente se realiza sobre todo con los países
occidentales. El
desfase entre los precios de las materias primas y
los productos
acabados provoca que la balanza comercial de la mayor
parte de los
países africanos sea deficitaria.
HIST. Prehistoria.
Después de Europa, África es el continente que
ha conservado
mayor número de restos prehistóricos. Algunos hallazgos
arqueológicos
parecen localizar en África el origen de las razas y
culturas humanas.
Se han descubierto restos fósiles humanos y
herramientas de
piedra en niveles geológicos que se remontan, los más
antiguos, a más de
un millón de años, desde el fin del terciario
hasta el principio
del cuaternario: Olduvai (Tanzania), Kafu
(Uganda), Ain
Hanech (Argelia), Sidi Abderrahman (Marruecos). Al
Paleolítico medio
corresponden los yacimientos descubiertos en El
Kharga (Egipto) y
Sidi Mansour (Tunicia). En el N de África se
desarrollaron
también algunas industrias líticas al iniciarse el
mesolítico, entre
ellas la capsiense que se extendió entre Tunicia y
Marruecos. Hacia
el año 5000 a.J.C. apareció en el valle del Nilo el
Neolítico, que se
extendería por el NO de África y el Sahara. África
preeuropea. La
historia antigua de África se inicia en las regiones
mediterráneas, en
torno a Egipto y Cartago. Desde su unificación en
el 3200-3000
a.J.C., Egipto desarrolló durante 30 siglos una
importante
civilización que se difundió por la cuenca oriental del
Mediterráneo,
llegando a influir en Grecia y en Roma. En el primer
milenio a.J.C. los
fenicios fundaron colonias en el N de África
(Útica, Leptis,
Adrumeta, Cartago) y en el s. VII a.J.C. se produjo
la colonización
griega. Entre los ss. V y III a.J.C. los
cartaginenses se
convirtieron en una potencia económica y militar
dentro del ámbito
mediterráneo. Después de la destrucción de Cartago
(146 a.J.C.), los
romanos constituyeron la provincia de Africa. En el
429 d.J.C. se
produce la invasión y el asentamiento de los vándalos
en el N de África,
pero en el 534 el territorio es reconquistado por
los bizantinos. La
posterior invasión árabe (640-708) dio lugar a la
formación de
fuertes Estados árabes bereberes. La presión musulmana
sobre los estados
sudaneses logró su adhesión al islam en el s. viii,
mientras el reino
cristiano de Etiopía consiguió sobrevivir. El
África negra
situada al O del Chad, poco conocida por los antiguos,
había pasado
lentamente del Neolítico a la Edad del Hierro en una
época oscura de la
que apenas se tienen datos. Posteriormente,
durante varios
siglos se sucedieron una serie de ricos imperios: el
de Ghana (s. XI),
entre el Senegal y el Níger, el de Malí (s. XI), el
Sudán occidental,
el de Songay (s. XIV). En torno al Chad se
desarrollaron
también diferentes reinos islamizados (Baguirmi,
Ouaddai,
Kanem-Bornu), mientras en la costa del golfo de Benín
existían algunos
pequeños reinos animistas (Ifé, Oyo, Benín, Ashanti,
Dahomey). Al S de
la gran selva alcanzó gran esplendor el imperio de
Monomotapa, del
que se conservan las ruinas de Zimbabwe. En realidad,
el África negra
viviría durante siglos aislada del resto del mundo,
convulsionada por
guerras y migraciones. Entre 1517 y 1574, África
septentrional cayó
bajo dominio del Imperio otomano. En los ss. XV y
XVI se realizaron
en las costas orientales y occidentales las
primeras
exploraciones y asentamientos de los europeos, inicialmente
portugueses y
españoles, y posteriormente holandeses, franceses y
británicos. Los
puntos de tráfico establecidos por los europeos en
las desembocaduras
de los ríos enriquecieron los Estados africanos
costeros. Muy
pronto, el comercio empezó a basarse en el tráfico de
hombres. Los
europeos fueron poco a poco penetrando hacia el interior
buscando esclavos
con destino a América. El comercio de esclavos
alcanzó su apogeo
en el s. XVIII, aunque la esclavitud sería
finalmente abolida
en Gran Bretaña en 1778. En el s. XIX la trata de
esclavos fue
sustituida por el comercio de algunos productos
africanos que
interesaban cada vez más en el mercado europeo. Hasta
el momento de
repartirse África, los europeos siguieron considerando
a los jefes
africanos como los amos reales de su país.Colonización e
independencia. Ya
en 1652 los holandeses habían fundado una colonia
en El Cabo, que se
convertiría en la base de un dominio más vasto.
Pero en 1806 los
bóers se vieron obligados a retirarse al instalar
también los
británicos una colonia en El Cabo. La colonización
europea de África,
impulsada por las principales potencias, se
intensificaría a
partir de la segunda mitad del s. XIX. Gran Bretaña
iría ampliando sus
instalaciones coloniales en Costa de Oro (a partir
de 1875) y en
Nigeria (a partir de 1880). Francia, que se había
instalado en 1658
en Senegal, empezó a explotar sus recursos a partir
de 1815. El
auténtico fundador de la colonia francesa fue Faidherbe,
entre 1854 y 1865,
que también intentó abrir para Francia la ruta del
Níger. El comercio
francés fue extendiéndose poco a poco en el golfo
de Guinea. En 1880
inició ya su marcha hacia el Níger. Bélgica,
mientras tanto,
llevaba a cabo su penetración en el Congo. A partir
de 1879 se aceleró
la ocupación europea de África, con la
participación de
Gran Bretaña, Francia, Alemania, Bélgica, Portugal,
Italia y España.
La Conferencia de Berlín (1884-1885) consagró y
determinó las
grandes líneas del reparto colonial de África. En 1914
toda África, con
la excepción de Etiopía y Liberia, estaba ya bajo
dominio europeo.
Los franceses dominaban África occidental y
ecuatorial. Los
británicos se habían hecho con una amplia franja que
iba desde El Cairo
hasta El Cabo, además de una serie de territorios
aislados en el O
del continente como Gambia, Sierra Leona, Costa de
Oro y Nigeria.
Bélgica asumió el control del Congo, mientras Alemania
ocupaba Togo,
Camerún, el SO de África y Tanganyika. Portugal
continuó con sus
antiguas colonias de Angola, Mozambique y Guinea.
España se hizo con
algunos territorios en África occidental (Sahara)
y ecuatorial (Río
Muni). Finalmente, Italia consiguió Eritrea y
Somalia. El
movimiento de emancipación e independencia no se
iniciaría hasta
después de la II Guerra Mundial, pero el proceso de
descolonización
fue entonces rápido e imparable. Gran Bretaña, me
diante el
establecimiento del autogobierno, facilitó una rápida
descolonización de
sus posesiones en el ámbito de la Commonwealth,
que mantenía
ciertos vínculos entre los nuevos países y la antigua
metrópoli.
Francia, en cambio, fracasó en sus intentos de mantener
sus lazos con las
colonias que se iban independizando. En 1960 el
Congo lograba su
independencia de Bélgica. A principios de los años
sesenta la
descolonización alcanzaba su máxima extensión, aunque
quedarían todavía
algunos casos pendientes, como la emancipación de
las colonias
portuguesas, que no se hizo realidad hasta la década
siguiente. Con los
nuevos Estados surgirían también organizaciones
internacionales
africanas, la más destacada de las cuales es la
Organización para
la Unidad Africana (OUA), que agrupa a 51 países.
Sin embargo,
muchos de los regímenes políticos, especialmente los
establecidos en el
África negra, se han visto afectados por una
crónica
inestabilidad provocada por la artificialidad de las
fronteras, la
falta de preparación de las elites políticas y la
difícil transición
de una economía tradicional a otra capitalista.
Los países
islamizados y más desarrollados del Norte han
experimentado un
auge del fundamentalismo islámico, hecho que ha
provocado, sobre
todo en Argelia, una oleada de atentados contra
turistas,
cooperantes extranjeros y opositores al establecimiento de
un régimen
islámico. El referéndum auspiciado por la ONU para poner
fin al contencioso
entre Marruecos y el Frente Polisario, cuya
celebración había
sido aceptada por ambas partes y programado para
1996, se postergó
debido a las maniobras dilatorias del régimen de
Rabat. En mayo de
1993 Etiopía reconoció, tras treinta años de
enfrentamientos
armados, la independencia de Eritrea. La dictadura
militar nigeriana,
todavia en el poder en 1996, rechazó la elección
del líder opositor
Mashod Abiola en 1993 y un año después lo
encarceló. Los
presidentes de Ruanda y Burundi, ambos de la etnia
hutu, fueron
asesinados en 1994. En Ruanda, tras el genocidio
cometido contra la
población tutsi por sus enemigos históricos de la
etnia hutu, la
guerrilla tutsi derrotó a las tropas gubernamentales,
ocupando el poder
y obligando a centenares de miles de hutus a
exiliarse en la
República Democrática del Congo y Tanzania. En 1996,
dichos refugiados
se vieron implicados en los problemas internos de
ambos países y se
vieron obligados a regresar a su país de origen. En
Sudáfrica se puso
fin a la política de apartheid, cuya abolición
oficial en 1991
permitió la celebración de las primeras elecciones
multirraciales
(abril de 1994), que otorgaron la victoria al Congreso
Nacional Africano
y a su líder Nelson Mandela.Exploraciones. En la
época de los
fenicios apenas se conocía de África algo más que la
franja
mediterránea. Las conquistas militares y las relaciones
comerciales
establecidas por árabes y romanos permitieron ampliar la
penetración en el
continente. En la Edad Media, los países europeos
comenzaron a
organizar las primeras expediciones de exploración. El
portugués
Bartolomeu Dias llegó en 1488 al cabo de Buena Esperanza, y
su compatriota
Vasco da Gama lograría entre 1497 y 1498 circunnavegar
el continente. En
los siglos siguientes portugueses, ingleses,
franceses y
holandeses intensificaron sus viajes. La exploración del
interior de
África, iniciada en la segunda mitad del s. XVIII, fue
más ardua. Así,
entre 1770 y 1774 el escocés Bruce llegó hasta las
fuentes del Nilo
Azul. El británico Mungo Park exploró el Níger (1795-
1805). Ya en el s.
XIX, el británico Speke descubrió los lagos
Tanganyika y
Victoria y el alemán Barth llegó hasta el lago Chad. Por
su parte el
británico Livingstone y el estadounidense Stanley
exploraron el
África Ecuatorial y Austral. Con el descubrimiento de
las fuentes del
río Congo por parte de Cameron y de Stanley
finalizaron las
grandes exploraciones de África Austral. Al acabar el
s. XIX se cerraba
la época heroica y aventurera de las exploraciones
para dejar paso a
expediciones científicamente organizadas y con gran
disponibilidad de
medios.
( Ver tabla
)
DiegoyGabriel@aol.com