COMPLOT CONTRA LA IGLESIA

Maurice Pinay

Cuarta Parte
ANEXO: OTROS SECRETOS DEL JUDAÍSMO

Capítulo Cuadragésimo Séptimo

LA PINZA SOVIETICO-ISRAELITA ESTRANGULA A LOS ARABES

   Stalin a su vez, en la lucha que emprendió contra el Sio nismo y el Estado de Israel, dio todo género de apoyo a los árabes, tanto con el objeto de golpear al bando judío rival, como para atraer progresivamente a los árabes a la órbita so viética y socialista. Además planeaba este dictador hebreo uti lizar la influencia que los árabes tienen sobre el Islam, y éste sobre el mundo libre afroasiático, para ir conduciendo a éste hacia la órbita socialista soviética, mediante el apoyo a un falso tercer mundo, que en realidad se fuera convirtiendo en satélite de los comunistas.

   La muerte extraña de Stalin, de momento no cambió las cosas, que siguieron igual durante las pugnas internas que sur gieron entre sus colaboradores hebreos para adueñarse de la dictadura soviética, que como lobos hambrientos se disputa ron, matándose, encarcelándose, o desterrándose a Siberia unos a otros, quedando al fin dueño de la situación el israelita Nikita Salomón Kruschev.

   Este cisma que por unos años desgarró al Judaísmo, le cos tó a éste muy caro, ya que mientras, en el lado comunista, des trozando todos los planes hebreos anteriores con respecto a Alemania, rearmaba Stalin a la Oriental, y al mismo tiempo armaba a los árabes contra el Estado de Israel. Y su sucesor Kruschev apoyaba al Presidente egipcio Nasser en su recon quista del Canal de Suez, bajo la amenaza de desatar la guerra  atómica, si las potencias occidentales intervenían para impe dirla; a su vez, en lado contrario el mando mundial judaico con sede en Nueva York, para detener los avances de Stalin, e impedir que éste pudiera conquistar el mundo, hacía que se aplicaran una serie de medidas para hacer realmente efectivo el resurgimiento económico de Europa Occidental y del Japón, del caos económico en que los sumió la guerra mundial, y rearmaba a Europa, rodeando a la Unión Soviética y a China Roja, con la más grande red de alianzas de todos los tiempos; estableciendo bases militares en diversos puntos del mundo, que apuntaban al corazón de las potencias comunistas, llegan do al extremo de cesar la guerra a muerte contra el régimen anticomunista del General Franco en España, para negociar con él, el establecimiento de bases aéreas en dicho país, y re forzar la gigantesca red de bases militares destinadas a aniqui lar a la dictadura staliniana, en caso de que ésta desatara la tan temida guerra de conquista mundial. Pero no deseando pa ralizar del todo la expansión del comunismo, la judería apoyó el. triunfo de Ho-Chi-Min, que sancionó el gobernante israelita francés Méndez Frante, debido a las promesas que hizo el fu turo dictador de Vietnam del Norte de desligarse del stalinis mo. Pero ante el temor de que Ho-Chi-Min no cumpliera tales promesas, se le permitió solamente un triunfo limitado, me diante los acuerdos de Ginebra, en espera de ver si Ho-Chi-Min cumplía o no sus promesas. La habilidad del caudillo rojo de Indochina fue hacer creer a ambos bandos rivales, que en se creto les era fiel, y logró así que tanto la Unión Soviética como las potencias occidentales suscribieran los acuerdos de Gine bra, que aunque constituían sólo un triunfo parcial del caudillo rojo vietnamita, se vio éste forzado a aprobarlos, pero con el fin de violarlos en la primera oportunidad que se le presenta ra, para lanzarse a la conquista de Vietnam del Sur, de Laos y de Camboya. ¿A quién engañó Ho-Chi-Min? ¿Al stalinismo del Kremlin y de Pekín o a los poderes judaicos antistalinianos? No lo sabemos.

   El fortalecimiento del mundo libre debido a la pugna entre los dos bandos judíos rivales, como es natural, causaba cada día más pena y consternación en las organizaciones judías de ambas facciones, que comprendían que estaban perdiendo en pleitos internos todo lo que habían ganado con la segunda guerra mundial, y los deseos y esfuerzos de reconciliación fue ron aumentando.

   Al constituirse Kruschev en amo absoluto de la URSS, em pezó a tomar medidas para lograr esa reconciliación y el fin del cisma interno judaico. Soltó a los médicos judíos acusa dos de querer envenenar a Stalin, rehabilitó a todos los judíos comunistas que Stalin había encarcelado, y terminó por re negar del propio Stalin y por desestalinizar la Unión Soviéti ca, y sus satélites de Europa Oriental. Sin embargo, los pode res judaicos neoyorkinos seguían desconfiando de él, por ser criatura de Stalin. Disgustado Kruschev con esto, en uno de sus conocidos arranques de furia, apoyó el golpe dado por el Pre sidente de Egipto Nasser para apoderarse del Canal de Suez, echando por tierra de momento la obra de Disraeli, aunque seguro de que lo podría recuperar el Judaísmo con mando en Moscú, en un futuro, por medio de tropas paracaidistas y con un avance de los tanques y ejércitos soviéticos sobre dicho Ca nal de Suez, o mediante la conversión de Egipto en Estado sa télite progresivamente controlado por la Unión Soviética.

   En, cualquier forma, este incidente causó todavía mayor consternación en las comunidades judías de todo el mundo, en los hebreos de ambos bandos rivales, y la institución de reunificación interna que anes mencioné, incrementó con ma yor éxito los intentos de reconciliación, que por fin lograron liquidar el desastroso cisma, que había detenido los avances arrolladores del comunismo.

   Después de aquel viaje que hizo Kruschev a Nueva York, en que fue huésped ni más ni menos que de Bernard Baruch, jefe secreto del bando judío antistalinista, en cuya Casa se en trevistó con el Presidente cripto-judío republicano de Estados Unidos, D. David Eisenhower, hizo Nikita Salomón ya en Ru sia su famosa declaración, de que «el ciudadano norteamericano más estimado en la Unión Soviética, era Bernard Baruch». La reconciliación de los dos bandos hebreos antagónicos había quedado sellada. Hay que recordar que antes de esta reconci liación, eran procesados y hasta asesinados en la Unión Sovié tica los dirigentes judíos que tuvieran ligas con Bernard Baruch. A partir de este citado momento, las cosas habían cam biado por completo, y muy pronto el mundo libre habría de sentir los terribles efectos de la reunificación del Judaísmo universal. De esta manera poco tiempo después, el gobierno de Eisenhower impediría toda acción EFICAZ, tendiente a derrocarlo. Para consumar esta traición, el cripto-comunista John F. Kennedy urdió en secreto con Nikita Salomón Kruschev la forma de justificar, ante la opinión del pueblo norteamericano, un tratado nefando que obligara al gobierno de Estados Uni dos a apoyar al gobierno rojo de Fidel Castro, contra cualquier invasión, asegurando en esa forma la consolidación del régimen comunista en la esclavizada Cuba. Pero era necesario hacerlo en forma que Kennedy no se desprestigiara ante el mundo li bre y el pueblo norteamericano. Para ello urdieron Kruschev y Kennedy, con la bendición del amo de ambos, Bernard Baruch, y ayuda de técnicos hebreos, la comedia de los cohetes sovié ticos. La URSS mandó proyectiles cohete a Cuba, amenazando gravemente a los Estados Unidos. Kennedy mandó la flota a bloquear Cuba y exigió a la URSS el retiro de los peligrosos proyectiles. La prensa controlada por el Judaísmo, secundan do la comedia, hizo gran escándalo hablando de la posibilidad del estallido de la guerra atómica. El pueblo yankee y el mun do libre creyeron esa farsa, y se alarmaron. Luego vino la tran sacción salvadora. La URSS retiraba los proyectiles atómicos de Cuba, y Estados Unidos se comprometían a garantizar al go bierno del marrano comunista Fidel Castro, contra cualquier invasión. Fue tan hábilmente urdida esta farsa, que sólo muy pocos políticos, de aguda visión, pudieron darse cuenta de que todo no había sido más que una maniobra traidora de Kenne dy, para asegurar la vida del régimen castrista, sin exponerse a perder su prestigio ante el pueblo, sino más bien, consolidán dolo con miras a las elecciones parciales que estaban por cele brarse en Estados Unidos. En esta forma el infeliz pueblo cu bano fue definitivamente crucificado por el Judaísmo de los Es tados Unidos. Este tipo de farsas es muy frecuente en la estra tegia revolucionaria del Judaísmo, por lo que los patriotas de todo el mundo deben estar alertas para no dejarse engañar por ellas.

   Con posterioridad se intensificarían las intrigas judaicas tendientes a debilitar y destruir tanto la alianza del Atlántico del Norte, como la Alianza del Sureste de Asia, impidiendo al mismo tiempo toda acción eficaz de la organización de los Es tados Americanos en contra del tirano asesino comunista Fidel Castro, y redondeando esta traición con esa campaña mundial de las fuerzas controladas por el Judaísmo, para obligar al gobierno de Estados Unidos a abandonar al pueblo de Vietnam del Sur en las garras de la esclavitud comunista y facilitar así la caída de todo el sur de Asia en manos de los rojos. 

   Volviendo a los días de la reconciliación, de los poderes secretos israelitas de Moscú y Nueva York, es preciso añadir que después de lograda ésta en la forma dicha, iba a surgir para el Judaísmo y su revolución comunista, un nuevo problema, el conflicto entre la Unión Soviética y China Roja. Como expusi mos con anterioridad, los judíos llegaron a China hace más o menos dos mil años. Debido a matrimonios mixtos con los chi nos, a las condiciones del clima y de la alimentación, se fue formando a través de los siglos, una comunidad de judíos chi nos, que según los escritores sobre la materia, tiene un tipo racial chino, en forma que actualmente, se confunden con los chinos auténticos. Adoptaron nombres y apellidos chinos, mu chos se convirtieron fingidamente al budismo y lograron obte ner cargos tan importantes como el de Mandarín, ocultando su religión judía, que han conservado en secreto de generación en generación. Estos judíos marranos chinos, fueron los organiza dores primero de la masonería china y después del partido y del ejército comunistas chinos. Situación similar prevalece en Corea y en Vietnam. En el Judaísmo se les conoce, como judíos
Tiao-Kiu Kiaou. Los principales jefes comunistas en China son judíos Tiao-Kiu-Kiaou. Cuando el judío Nikita Salomón Krus chev renegó de Stalin, los judíos marranos del rito chino Tiao-Kiu-Kiaou, que eran en su gran mayoría stalinistas fanáticos, se indignaron ante los pasos que dio su hermano Kruschev, dictador soviético, desestalinizando a la URSS, y renegando de Stalin, el hombre que había logrado dar al Judaísmo y al comu nismo un poder antes no igualado, y consideraron traidoras y revisionistas las reformas políticas antistalinianas aprobadas por Kruschev. Por lo pronto, el gobierno comunista Tiao-Kiu- Kiaou de China se negó a degradar a Stalin, conservándolo en su puesto de grande del marxismo, aliado de Marx, Engels y Lenin. Pero después el distanciamiento entre los Tiao-Kiu-Kiaou y sus hermanos judíos del Kremlin, se fue ahondando, aunque encubierto al principio por la necesidad que tenía el régimen comunista chino de la ayuda soviética, y la necesidad de lavar los trapos sucios en casa, e impedir el escándalo mundial que se provocaría con la división del comunismo internacional. Pero cuando los soviéticos acordaron retirar a los Tiao-Kiu-Kiaou, la ayuda que les estaban prestando, el cisma afloró pú blicamente en forma ruidosa. Pero al margen de esta contienda ideológica, existía todavía más importante, la ambición lógica de Mao-Tse-Tung, de heredar el puesto de jefe supremo del co munismo y de la revolución judaica mundial. Para comprender bien esto, hay que tomar en cuenta que cuando Nikita Salo món Kruschev era un simple funcionario de segunda categoría en la jerarquía soviética, ya Mao-Tse-Tung era, después de Stalin, el más poderoso caudillo del comunismo mundial, siendo natural y justificado que Mao y sus adictos pensaran con toda lógica, que a éste, y no a esos empleadillos de segundo orden del Kremlin, correspondía heredar el puesto de Stalin como jefe supremo del comunismo.

   El Judaísmo es quizá la institución que ha tomado medidas más eficaces para conservar la unión y la hermandad en sus filas; pero a pesar de ellas, los judíos son hombres como todos, y no dioses, por ende están expuestos a las divisiones y cismas internos, que han ocurrido temporalmente a través de la his toria. Lo más frecuente ha sido que ambiciones de mando, en cubiertas a veces por alardeadas discrepancias ideológicas, ha yan provocado en el pueblo disperso cismas de mayor o menor duración, tal como ha ocurrido también en otros pueblos de la tierra; y tengo datos para presumir que, más que las diferen cias ideológicas, es la ambición de mando de Mao y de sus partidarios, por una parte, y por otra, la de los actuales jefes judíos de Moscú y Nueva York, las que han hecho que esta pugna se haya ido agravando cada vez más.

   Lo mismo que en el caso de Stalin, los poderes judaicos mencionados, de ninguna manera pretenden en su pugna con Mao-Tse-Tung, destruir el comunismo en China, ya que eso sig nificaría dar una catastrófica marcha atrás en los planes he breos de comunizar al mundo, sino que lo que pretenden, es fomentar en China la rebelión contra Mao y su pandilla, para derrocarlos y sustituirlos por judíos comunistas Tiao-Kiu- Kiaou fieles a Moscú y Nueva York, y que están descontentos con la intrasigencia de Mao. Por ello será imposible que el pa triota mariscal Chiang-Kai-Shek reciba ayuda de Estados Uni dos para libertar a China de las fauces del comunismo, mien tras que el gobierno de Washington siga bajo el control e in fluencia decisiva de los poderes ocultos del Judaísmo, aunque ello signifique para Estados Unidos y para el mundo libre, despreciar criminalmente la brillante oportunidad que el conflicto Moscú-Pekín, para libertar a Vietnam del Norte, terminar victoriosamente esa absurda guerra meramente defensiva en Vietnam del Sur y hasta para libertar al infeliz pue blo chino. Lo más que harán los gobiernos de Washington, mientras sean títeres del Judaísmo, será seguir impidiendo que Mao conquiste Formosa, para impedir que éste tome mayor fuerza; hasta que surja en los Estados Unidos un Presidente patriota y enérgico que pueda aprovechar la pugna Pekín-Mos cú, para liquidar la amenaza comunista china, ayudando a Chiang-Kai-Shek a libertar a su pueblo. Si esto llegare a ocu rrir, ojalá sea todavía tiempo, ya que es posible que cualquier día, se reconcilien Moscú y Pekín, como se reconciliaron los po deres judaicos con sede en Moscú y en Nueva York. Es tanto más criminal que no se haya apoyado a tiempo a Chiang Kai- Shek para libertar a China, y hasta que se le haya prohibido intentarlo, ya que habiendo el Judaísmo, tanto de Nueva York como de Moscú, entregado a Pekín los secretos atómicos, los Tiao-Kiu-Kiaou lograron fabricar sus bombas atómicas y de hidrógeno, a pesar de la muy tardía retirada de la asistencia atómica soviético-norteamericana, realizada cuando la rebelión de Mao-Tse-Tung tomó proporciones peligrosas. Pero dicho re tiro se realizó demasiado pronto. Lo lógico hubiera sido que se hubiera aplastado la dictadura roja de China antes de que ésta hubiera podido terminar la fabricación de sus armas ató micas. Ahora la amenaza de una guerra nuclear toma inminen cia pavorosa y los responsables de esta posible agresión nuclear de Pekín serán los gobernantes francmasones de Washington y los judíos del Kremlin, que hicieron posible el poderío nuclear de Pekín. Pero el Judaísmo internacional prefirió correr el riesgo de que el mundo se hunda en una guerra atómica, a permitir que los patriotas de Formosa recuperen China, por que ello hubiera sido para el Judaísmo, perder el control de esa cuarta parte del mundo, y un paso atrás desastroso en la marcha de la revolución comunista. Esto lo saben muy bien Mao-Tse-Tung y su pandilla judaica Tiao-Kiu-Kiaou, y por ello se sienten tan seguros y tan agresivos, sabiendo que el único peligro que tienen que afrontar, es el de que les provoquen dentro de China revueltas, y traten de impedirles que consigan el liderato que desean en el comunismo mundial, lanzándoles en su contra las fuerzas comunistas de todo el mundo, cosa que tratarán de impedir los Tiao-Kiu-Koaou, liderados por Mao, ya que éste tiene partidarios aunque por ahora en mino ría, entre los judíos de todo el mundo, y por ende entre comu nistas de todo el orbe y están resueltos a dar la batalla exter na o interna a sus rivales hasta formando nuevos partidos co munistas Pro-Pekín, en donde Moscú logró controlar los parti dos comunistas tradicionales. Incluso en la Unión Soviética dicen tener adictos los judíos Pro-Pekín, entre antiguos stali nistas recalcitrantes, y jóvenes rebeldes que nunca faltan en las filas del Judaísmo, y que están descontentos con la política de los actuales gobernantes israelitas de la Unión Soviética.

   Y si la pugna Pekín-Moscú se recrudeciera, y degenerara en conflicto bélico, la judería de Estados Unidos trataría de impedir que los nacionalistas chinos pudieran aprovechar la ocasión para liberar a su patria de la esclavitud comunista. Ello por las razones antes mencionadas.

   Con respecto al conflicto árabe-israelita, los árabes no se han dado cuenta del cambio operado en la situación, a partir del momento en que se reconciliaron los bandos hebreos riva les con jefaturas en Moscú y Nueva York. Los árabes compro baron que Stalin y sus sucesores por algunos años los ayuda ron eficazmente contra el Estado de Israel, y sus aliados de los gobiernos de Estados Unidos, Inglaterra y Francia, y con estos hechos palpables adquirieron confianza en los dirigentes de Moscú. Lo que ignoran los árabes, es que todo ha cambiado a partir de la citada reconciliación de Moscú y Nueva York. La situación, según informes muy confidenciales y fidedignos que tengo, es la siguiente en la actualidad.

   De común acuerdo, los jefes del Judaísmo mundial tanto con sede en Nueva York como en Moscú, aprobaron con respec to a los árabes y al Estado de Israel la siguiente política:

  • 1º La ayuda de la Unión Soviética brindada a los árabes, en la época del cisma staliniano, había traído por consecuencia empujar a muchos dirigentes árabes dentro de la órbita socia lista soviética, lo cual en todo caso era benéfico a los planes del Judaísmo universal de llevar al mundo al socialismo y al comunismo.
       ESTO POR NINGÚN MOTIVO DEBERÍA DESAPROVE CHARSE, sino más bien seguirse IMPULSANDO; sobre todo por el hecho de que los árabes debido a la posición de pueblo sagrado dentro del Islam, tienen influencia sobre el mismo, y pueden tener gran influencia sobre las demás naciones musul manas, tanto del Africa Negra, como del sur de Asia, teniendo a su vez las naciones islámicas gran influencia sobre el mundo llamado neutralista. La ayuda soviética a los árabes debería seguirse prestando, como precio pagado para poder lanzar a éstos, todavía más, y con ellos al Islam y al mundo afroasiático, dentro de la órbita comunista y socialista, cosa que sería difícil lograr por OTROS MEDIOS, ya que la religión musul mana es refractaria al comunismo ateo, y la religiosidad en el Islam es mucho más intensa actualmente que en la Cristian dad, comparándose en muchos países mahometanos con la re ligiosidad que existía en la Cristiandad hace tres siglos.

  • 2º Pero esta ayuda a los árabes no debería poner en peli gro la vida, ni la expansión proyectada del Estado de Israel, para lo cual, mientras los judíos occidentales moverían las cuerdas para que los gobiernos de grandes potencias occiden tales armaran a Israel hasta los dientes, en forma eficaz, los judíos soviéticos armarían a los árabes en forma MENOS EFICAZ, de manera que pierdan irremisiblemente una nueva gue rra árabe-israelita en el momento de estallar ésta. Guerra que en último extremo, podrían ganar los hebreos con el apoyo resuelto y eficaz de algunas potencias occidentales a Israel, y con un hábil sabotaje de la Unión Soviética, en el apoyo que en los momentos decisivos, tuviera que prestar a los árabes, para no perder la influencia sobre ellos. Saboteando los pro pios soviéticos su ayuda a los árabes en esos momentos decisivos, estos perderían de seguro esa guerra, necesaria para una mayor expansión territorial del Estado judío, que pueda dar cabida a una mayor emigración de israelitas, y permita doblar en poco tiempo el número de habitantes judíos de dicho Esta do de Israel.

  • 3º. La derrota árabe en tal guerra podría conducir a una de estas dos soluciones, buenas ambas para el Judaísmo mun tar totalmente el Canal de Suez, los territorios entre los ríos Nilo y Eufrates, y la riqueza petrolera de varios Estados ára bes. O que, de no convenir dar tal paso, POR EL MOMENTO, debido a implicaciones internacionales dañinas, el Judaísmo lograra obligar a los árabes, muy necesitados de ayuda ex terior, a echarse todavía más en manos de la Unión Soviética, logrando por una parte que las potencias occidentales, sigan apoyando a Israel, y negando ayuda militar y económica a los árabes; y ordenando al gobierno soviético, que ofrezca toda clase de ayuda militar y económica a los árabes, lo que forzaría a éstos QUERIENDO O NO, A ENTREGARSE más y más, EN MANOS DE LA UNIÓN SOVIÉTICA, y entrar más de lleno en la órbita socialista y soviética, HASTA LO GRAR CON NUEVAS AMENAZAS DE EXPANSIÓN DEL ES TADO DE ISRAEL, que aceptaran dichos Estados árabes, o cuando menos algunos de ellos, el establecimiento de bases mi litares soviéticas en el mundo árabe, la supervivencia de los ejércitos árabes por los soviéticos, con el pretexto de mejorar los, y con miras a controlarlos, el dominio de su riqueza petrolera por los soviéticos, que a larga permitirían a la URSS la conquista definitiva de estas tierras, privando además al mun do libre de la mayor parte de su abastecimiento petrolero.

   El plan de conquista por los hebreos de territorios árabes y cuando sea posible en un futuro, de puntos vitales del mundo árabe (Canal de Suez, Mar Rojo, que debe ser un nuevo Mare Nostrum judío, regiones petroleras, etc.) no consideran los judíos realizarlo de golpe, sino por partes, con períodos de paz o de tregua intermedios, QUE SOLAMENTE DEBEN SER APROVECHADOS para digerir las tierras conquistadas a los árabes, aumentar con la inmigración la población judía y el poder económico y militar del Estado de Israel. PARA PRE PARAR Y REALIZAR OTRA OFENSIVA EN EL MOMENTO OPORTUNO, que puede venir por medio del brazo de la tenaza"
que convenga, o sea, por medio de otra expansión del Estado judío, o de ganancias obtenidas por la Unión Soviética y saté lites comunistas, como precio de su ayuda a los árabes, que pueden ir desde la obtención de concesiones petroleras, de bases militares vitales, hasta el control por el Judaísmo del Krem lin de los ejércitos árabes, con el pretexto de prepararlos a la guerra contra Israel, hasta llegar al control de los gobiernos árabes por el Kremlin, y el derrocamiento de los que se opon gan a este control. En un futuro se prevé hasta la ocupación militar soviética de aquellas tierras árabes que no hayan sido conquistadas por la expansión del Estado de Israel.

   El pretexto sería enviar ejércitos soviéticos a territorios árabes, para defenderlos de una agresión a Israel. Ejércitos comunistas que entrarían en tierras árabes, no para defender las; sino para dominarlas, como cuando entraron a mi patria y a otras naciones de Europa Oriental, dizque para libertarlas de los nazis y después se quedaron allí para esclavizarlas. Este plan se facilitará, si los gobiernos árabes, amenazados por una nueva agresión israelita, cometen el error suicida de pedir tro pas comunistas para que los defiendan de dicha agresión.

   Una ventaja que el Judaísmo quiere lograr a toda costa con esta tenaza soviético-israelita sobre el mundo árabe, es el reconocimiento oficial del Estado de Israel por los árabes, y de la perdida consiguiente para los árabes, de los territorios que les ha quitado dicho Estado judío. Estos planes tan ambi ciosos, actualmente han sido ya ejecutados en parte, y seguirán siendo realizados poco a poco, para no causar reacciones peligrosas. Se ha previsto incluso la posibilidad de tener que dar parcialmente marcha atrás en algún punto, pero sólo transito riamente y esto sólo en caso de que una reacción mundial pe ligrosa exija su conveniencia; para después volver a la carga en el momento oportuno. Se ha considerado también la posibi lidad de acelerar estos planes y avanzar rápidamente en su eje cución cuando se presenten oportunidades de hacerlo sin peli gro de malograrlos. De esta manera, la tenaza judío-comunista podrá facilitar o la conquista del mundo árabe por el Estado de Israel, COSA MENOS PROBABLE POR AHORA, o su con quista por la Unión Soviética y el socialismo, COSA MAS PRO BABLE POR AHORA, o una conquista en parte lograda por el Estado de Israel, y en parte lograda por la Unión Soviética y el socialismo, COSA CASI SEGURA.

   Pero desde que fue concebido este maquiavélico plan, sus elaboradores, según asegura mi fuente de información a este respecto, previeron graves dificultades que tendrían que vencer, y entre éstas las siguientes:

  • 1ª. Desde la elaboración del plan se previó la posibilidad de que el Judaísmo pudiera perder el control que tiene sobre el gobierno de alguna o de algunas de las grandes potencias occidentales y que algún gobierno gentil, reaccionario, o «dic tatorial» (léase gobierno patriota) pudiera destrozar este plan, ofreciendo a los Estados árabes, LA AYUDA MILITAR Y FI NANCIERA SUFICIENTE, para que pudieran prescindir de la ayuda soviética. Con esto podría VENIRSE ABAJO EL CHAN TAJE soviético-israelita que antes se ha descrito, yéndose de las manos del Judaísmo, al menos por el momento, la oportu nidad de empujar a los árabes cada vez más y más dentro de la órbita soviética. Este peligro debería conjurarse intentando aplastar a tiempo al gobernante o gobernantes gentiles que se atrevieran a dar tal paso, ya que si falla la tenaza del mencio nado chantaje, podría fallar todo este plan, para el control judío-comunista del mundo árabe, y por medio de éste, del mundo islámico.

  • 2ª. Deberán la Unión Soviética, y los gobernantes occiden tales bajo control judío, hacer todo lo posible, porque los ára bes NO PIERDAN LA CONFIANZA EN LA UNIÓN SOVIÉTI CA, aunque ésta les falle en tales o cuales momentos, POR LO QUE PODRÁN EMPLEARSE AYUDAS SOVIETICAS DE PALABRERÍA, MÁS APARATOSAS QUE EFICACES PARA su plir y encubrir las fallas de HECHO, maniobra que podría te ner éxito completo, si se logra que las potencias occidentales sigan negando ayuda a los árabes y ayudando eficazmente a Is rael, ya que en el tal caso como está dicho, NO QUEDARÁ A ESTOS MAS REMEDIO QUE ECHARSE CADA VEZ MÁS EN MANOS DE LA UNIÓN SOVIÉTICA, QUIERAN O NO QUIE RAN. O rendirse al Estado de Israel, reconociendo su existen cia, y los territorios que conquistó a los árabes en Palestina, o incluso fuera de Palestina, cuando esto fuera posible.

  • 3ª. Cuando la rebelión de los cripto-judíos chinos Tiao- Kiu-Kiaou encabezados por Mao-Tse-Tung tomó proporciones de cisma consumado, los planeadores y ejecutores de este plan sombrío previeron otra posibilidad que lo pudiera hacer fracasar, o sea que China comunista se aprestara a BRINDAR AYUDA A LOS ÁRABES, con el intento de sustituir a la Unión Soviética y a sus satélites, incluyendo al falsamente neutralis ta mariscal Tito, en la influencia creciente que han venido adquiriendo éstos sobre el mundo árabe. Pero tal cosa se consideró poco probable, dadas las pocas posibilidades que tenía China Roja de igualar la ayuda financiera y en arma mentos que la Unión Soviética podría proporcionar a los ára bes, que debería ser aumentada en forma de no poder ser igualada por Pekín, lo que obligaría también al Judaísmo a obtener de los gobiernos de las potencias occidentales ayuda mayor y más eficaz a Israel, que la que la URSS y sus satélites den a los árabes para evitar en todo caso, que los árabes pudieran ganar una guerra contra Israel. Además, el movimiento que se organizaría en China, entre los judíos Tiao-Kiu- Kiaou fieles en secreto a los poderes hebreos de Nueva York y de Moscú, podría derrocar a Mao o a su cuadrilla, y terminar con ese problema, o cuando menos crear en China Roja tal anarquía, que la imposibilitara a prestar cualquier ayuda a los árabes, capaz de substituir a la imprescindible ayuda soviética.

   Como podrá observarse, el Israel Mundial está estrangu lando al mundo árabe por medio de la triturante tenaza soviético-israelita, que lo ha colocado entre la espada y la pared. El Islam, que difícilmente podría ser conquistado por el co munismo ateo, ha sido penetrado en esta hábil forma, y puede llegar a ser conquistado paulatinamente, si las potencias del mundo libre no se aprestan a impedirlo. Tal cosa será im posible, mientras el gobierno de Estados Unidos y otros de las grandes potencias occidentales sigan prestando ayuda eco nómica y militar al Estado de Israel, causando no sólo grandes perjuicios a los árabes, sino a sus propias naciones, que saldrán perdiendo en todo caso, si el Israel Mundial logra conquistar al mundo árabe, ya sea por medio de la expansión territorial del Estado de Israel, o por medio de la conquista de dicho mundo árabe por el imperialismo judaico comunista. El sur gimiento en las grandes potencias occidentales de uno o más jefes de Estado gentiles, libres de la tutela judaico-masónica que comprendiendo esta terrible amenaza para toda la humani dad, se apresten a destruir en forma valerosa la criminal tenaza soviético-israelita que oprime a los árabes, ofreciendo a éstos la ayuda económica militar necesaria, para su lucha de legítima defensa contra la agresión de Israel, podría des truir los planes judío-comunistas en el Oriente Medio, ya que los árabes al no necesitar más la ayuda soviética, se librarían de sus garras, quedando hecha pedazos la pinza nefasta.

   Al Gobernante o Gobernantes patriotas de las potencias occidentales que tengan el espíritu de justicia, la gran visión política, y el valor de tomar esta determinación importante y decisiva para los destinos del mundo, les estarán agradecidos no solamente los árabes y el Islam, sino los hombres libres de todo el mundo. Pero es evidente que este golpe, si se llevara a cabo con la eficacia suficiente que pueda echar por tierra los planes aquí descritos del imperialismo judaico y de la revolución comunista, para la conquista de los Estados árabes y del mundo islámico, provocaría en el Israel Mundial una reacción apasionada contra el gran patriota que realizara tan hermosa hazaña, tratando de hundirlo políticamente, de estrangular políticamente a su gobierno y recurriendo quizá hasta a su tradicional sistema, de atentar contra su vida.  

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