Compilador Fernando Vergani.
PRIMERA PARTE.
Desempeñándome como profesora de filosofía veo como muchos jóvenes y no tan jóvenes no acaban de ver la necesidad y utilidad del pensar filosófico
- ¿Crees que se debe a una actitud superficial o quizás es su misma novedad la que produce desconfianza?
No, personalmente creo que esta “sospecha” es sincera y creo que está bueno preguntarse si vale la pena dedicar un tiempo al estudio de la filosofía o si estamos perdiendo tiempo, precisamente en algo que podría evitarse.
Personalmente me formulo ésta pregunta: ¿vale la pena enseñar filosofía en nuestras escuelas, cuando otros conocimientos parecen más urgentes?
- ¿Vale la pena?
Depende. Debajo de esta pregunta hay varios sobreentendidos latentes, esto mismo que acabo de decir, la sospecha de que hay tareas más urgentes que filosofar, dada la situación actual de pobreza crónica y generalizada no sólo en el país sino en toda Latinoamérica. Si mirás alrededor y ves los continuos reclamos de los desocupados y trabajadores, las vidas rudimentarias de muchos comparadas con las del primer mundo, las altas tasas de mortalidad infantil, los barrios marginales, las villas miseria, ves que millones de hombres viven en condiciones de vida infrahumanas, los reclamos de justicia y un largo etc.; se te ocurre que lo que hace falta, lo prioritario son médicos, ingenieros, sociólogos, economistas, y no precisamente filósofos.
- ¿Y esto llevado a la escuela?
Se te ocurre que hay que preparar a los chicos para afrontar este mundo desde lo técnico., mucha computadora, mucha cosa práctica y no esto de filosofar. Sobretodo cuando a veces creemos que los problemas filosóficos tratan o deben tratar de cosas ajenas a la realidad cotidiana, o se tiene la idea del filósofo como un “ colgado” que se ocupa de temas inútiles, parece propio de un alienado dedicarse a la filosofía en un contexto de pobreza.
- Vos hablaste de sobreentendidos y hasta ahora sólo nombraste uno, la duda de que pensar filosóficamente tenga sentido en un contexto de pobreza. ¿Cuáles son los otros?
Uno, la opinión generalizada de que nuestros problemas son solucionables sólo desde lo técnico o económico, y otra, que este sistema, que produce esta brecha entre ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres,, es el único viable, que es el único que funciona. Es el que ha perdurado, pero precisamente no funciona, porque es el que produce las desigualdades.
-¿Y qué puede aportar un filósofo?
Primero como personas y no sólo como filósofos, darnos cuenta de que hay demasiada injusticia y demasiada pobreza en nuestro alrededor para dejar todo como está, para resignarse a callar y no decir nada.
-¿Qué es lo que no hay que callar y qué es lo que hay que decir?
Primero, no sólo hablar, sino incluso gritar al sistema sobre su horrible perversidad y pensar lo necesario para la liberación.
Porque esto de dejar todo como está o “está todo bien” o actuar sin pensar, sin una dirección común, es también una corriente de pensamiento y es ingenuo pensar que es inofensivo. Pensar que este es el único sistema y que no se puede cambiar no es algo inocente, es una manera de pensar que permite y protege la dominación y nos quita la esperanza y posibilidad de actuar para cambiarlo.
A los países pobres no nos conviene seguir alentando a estas corrientes de pensamiento que tienden a mantener las cosas como están.
-¿Por qué?
Porque somos pobres, y la pobreza nos genera muchos problemas humanos, por eso se nos hace imperioso pensar desde nuestra propia realidad. Hace falta un pensamiento que dirija nuestra acción.
Hay filósofos que están siendo capaces de producir una filosofía de la liberación, una filosofía que exprese nuestros problemas y dé esperanza a nuestros pueblos. Es decir, un pensamiento a largo alcance y no una receta del momento.
- ¿ Cómo se aplica esto que decís al ámbito de la escuela?, ¿Cuál es el aporte concreto?.Porque esa es la pregunta con la que empezamos, si tiene sentido enseñar filosofía en la escuela.
Si enseñar filosofía en la escuela se convierte en aprender las biografías de los filósofos o conocer lo que ellos pensaron, como información general, pienso que es perder y hacer perder el tiempo. Pero si se trata de orientar a las personas en busca de un pensamiento propio arraigado en su realidad, ya tenemos algo. Y si todavía más, lo hacemos pensando en nuestra dura realidad, en este contexto de pobreza e injusticia en que vivimos, entonces estamos frente a una tarea irrenunciable, vital para nuestros jóvenes y nuestro país.
-A vos te debe pasar lo mismo que a mí, que los chicos te pregunten todo el tiempo: ¿Para qué sirve la filosofía?
Siempre que escucho esa pregunta pienso no para qué sirve sino a quién sirve la filosofía. Si sirve a mantener la dominación o a liberarnos de ella. Y me gustaría que sirviera a los pobres, y que sirviera a la liberación de los pueblos pobres. Y que para que los que estén en esa aula se den cuenta que las acciones de los seres humanos, sean economistas, políticos, gobierno, ama de casa, dependen de su visión del mundo. Y que es una tarea importante encontrar una respuesta a estas cosas: ¿qué modelo de ser humano queremos?, ¿En que mundo queremos vivir?.
SEGUNDA PARTE.
- ¿Qué hay que pensar desde los pobres?
En este texto que traje para comentar, de un filósofo L.A, Francisco Dardichon, hay algunas pistas. Por ejemplo, el mundo desarrollado nos propone un modelo de hombre, productor, consumidor, individualista, pero nuestra experiencia latinoamericana nos permite pensar en otro hombre, un hombre nuevo. Y para este fin nos propone pensar en el tema del tiempo, la fiesta la mujer, la relación con el mundo, Dios
-Comencemos por el tiempo
El tiempo es para las culturas desarrolladas sinónimo de trabajo.El tiempo es dinero.Su tiempo, el tiempo de este hombre está siempre ocupado, hasta los fines de semana están cronometrados y mercantilizados.
Por el contrario, en nuestra sociedad el tiempo es un don gratuito, siempre hay tiempo, especialmente para el otro, para el huésped, no hay ocupación que impida atender convenientemente a quien nos visita.
Y ese es un valor que hay que defender, saber tener tiempo no solo para el trabajo sino también para el otro hombre, poder vivir no como piezas del aparato productor, sino como hombres y mujeres solidarios.
- ¿Y qué se puede decir de la fiesta?
Algo similar. En ciertas culturas modernas la fiesta se ha convertido en algo individual y consumista. Consume hasta sus propias vacaciones.
En la mayoría de las culturas latinoamericanas, como dice el documento de Puebla, la celebración de una fiesta es un acto eminentemente social, multitudinario, público, participa la comunidad.
Hay que poner de relieve que en medio de nuestra pobreza sabemos celebrar la alegría de la fiesta en dimensión solidaria.
- El tema de la mujer parece de capital importancia.
La mujer latinoamericana sufre de una doble opresión, por ser mujer y por ser pobre. Millones de mujeres viven una realidad demasiado cruda, un dolor intenso, una gran injusticia. Y hay que dar una visión sobre esto.Y también está el tema de la tierra y de Dios.
El hombre técnico, usando la metáfora, tierra-mujer, ha tratado a la tierra como prostituta, explotándola de manera brutal, degradándola y contaminando ríos y mares, aniquilando bosques, haciendo irrespirables las ciudades.En cambio nuestras ancestrales culturas latinoamericanas, le tienen mayor respeto y amor, se la llama madre tierra, a la que hay que fecundar, no prostituir, para que nos regale sus frutos y nos alimente. Aquí hay una tarea para pensar, la relación del hombre con el cosmos.
-¿Y con el tema de Dios?
Es probable que el secularismo nos esté invadiendo. Pero en medio de nuestra pobreza somos ricos en religiosidad y sobre todo en la religiosidad popular. Es cierto que ha veces está teñida de aspectos alienantes o mágicos. Pero nuestra pregunta no es si existe dios, sino que imagen tenemos de Dios.
La filosofía tiene que acercarnos a una imagen de Dios que sea liberadora.
- Danos una conclusión
Cómo conclusión yo diría una sola frase, la filosofía no puede estar ausente de la enorme tarea de proporcionar días mejores a nuestro pueblo. Por eso tampoco puede estar ausente en las escuelas.