ELECTROPEDIA

NORMAS DE PROTECCIÓN AMBIENTAL EN RADIACIONES NO IONIZANTES

BIOSEGURIDAD


Autor:  Dr. Federico J. Iribarren . Director del Instituto de Medio Ambiente de la Fundación Novum Millenium. Asesor legal de la Secretaría de Desarrollo Sustentable y Politica Ambiental.

 

I.- NORMAS EXTRANJERAS COMPARADAS

a) Evolución histórica de las normas comparadas

Históricamente, los primeros efectos de las radiofrecuencias fueron evaluados a raíz de determinadas actividades militares, particularmente, el efecto de los radares sobre personas que actuaron en la Segunda Guerra Mundial e inicios de la denominada Guerra Fría. Como consecuencia de estos estudios, comenzaron a adoptarse estándares de protección, en cuya evolución pueden distinguirse tres etapas.

En una primera etapa, países como Estados Unidos, Canadá y Suecia adoptaron estándares de protección ocupacional de una media de 10 mW/cm2 para exposición continua, limitando los períodos de exposición a medida que aumentaba la tasa de energía absorbida.

Por su parte, la ex URSS adoptó estándares de protección severísimos, imposibles de cumplir para sus radares militares; mientras en alguno de sus países satélites la adopción de estos parámetros tuvo un acatamiento dispar.

No es sencillo encontrar una explicación a la severidad de los estándares adotados  por la ex URSS, máxime tratándose de un país en el que sus centrales térmicas a carbón han contaminado pueblos enteros, que redujo la extensión original del Mar Aral a un tercio por inadecuadas prácticas de riego o que por deficiencias en sus producción y distribución de gas, es responsable del 15% de los venteos de esta sustancia a nivel mundial.

Podría sostenerse que el propósito era instalar una aversión popular para evitar la instalación de radares estadounidenses, pero son sólo conjeturas.

En un segunda etapa, a partir de 1982, como consecuencia de la realización de distintos estudios, estos estándares comenzaron a fijarse en forma más estricta, hasta arribar a las medidas de protección actuales.

Finalmente en una tercera etapa, con el avance del derecho ambiental internacional, comenzó a introducirse el principio precautorio, en cual la falta de certeza científica absoluta en un tema complejo como es los impactos de las radiofrecuencias en la salud humana, no debe resultar óbice para adoptar las medidas de protección adecuadas. De este modo, se introduce un principio más filosófico que técnico para justificar la adopción de parámetros más ajustados.

b) Normas de seguridad vigentes en la actualidad

Actualmente, las normas de seguridad existentes a nivel internacional, son en general similares y homogéneas y poseen un coeficiente de protección para exposición ocupacional 10 veces inferior a los umbrales de efectos potencialmente adversos sobre la salud, y 50 veces inferior para exposición poblacional, lo que permite adoptar estándares de reconocida seguridad. En el cuadro que figura como Anexo I, se puede visualizar un cotejo de los estándares a nivel comparado.

II.- NORMAS NACIONALES

Es necesario destacar que en la Argentina, existen una cantidad de regulaciones ambientales a nivel sectorial, aunque se carece de una ley nacional de política ambiental general, y en ese marco, se adolece también de una ley de presupuestos mínimos de EIA (Evaluación de Impacto Ambiental), que fuese aplicable en forma subsidiaria a estos impactos.

Por ello, en términos generales y con las salvedades que se exponen a continuación, no existen normas vigentes que establezcan estándares de exposición mínima a nivel poblacional, menos aún, una ley nacional que obligue a evaluar estos impactos.

a) Exposición ocupacional

El Decreto 351/79, reglamentario de la Ley 19.587 de Seguridad e Higiene en e  Trabajo, en su Anexo A, Título IV (Condiciones de Higiene en los Ambientes Laborables), trata en el Capítulo 10 lo relativo a radiaciones.

En lo que concierne a las frecuencias de los sistemas de telefonía móvil, su art. 63 establece que las exposiciones laborales máximas a microondas en la gama de frecuencias comprendidas entre 100 MHz y 100 GHz, para niveles de densidad media de flujo de energía que no superen 10 mW/cm2, el tiempo total de exposición se limitará a 8h/día (exposición continua), en tanto hasta 25 mW/cm2, la exposición se limitará a un máximo de 10 minutos en cada período de 60 minutos durante la jornada de 8 horas (exposición intermitente). Para niveles superiores a 25 mW/cm2, no se permite la exposición.

De este modo, el máximo permisible en las normas nacionales es varias veces superior a los estándares corrientes internacionales, aunque es justo recordar que la Armada y la Fuerza Aérea de los E.E.U.U. y el Comité C-95 del ANSI, aconsejaban estos valores de densidad de potencia hasta 1982; los primeros autorizaban exposiciones aún superiores en cortos períodos de tiempo.

Es altamente probable que los stándares nacionales vigentes (el decreto data de 1979) hayan seguido el modelo mencionado.

Otros estándares sobre exposición ocupacional se encuentran en la Resolución 202/95 del Ministerio de Salud; por la cual se aprueba el Estándar Nacional de Seguridad para la exposición a Radiofrecuencias comprendidas entre 100 KHz y 300 GHz.

Sin embargo, respecto de dicha norma (tal vez la única a nivel nacional que pretende regular de modo completo la exposición a radiofrecuencias no ionizantes) es preciso mencionar algunas circunstancias que la hacen de difícil aplicabilidad, toda vez que la misma no cumplió con el requisito de su publicación para adquirir eficacia y vigencia; de hecho, su aplicación es referencial y voluntaria, no obligatoria.

b) Exposición poblacional

No existen a nivel nacional estándares de exposición poblacional, más allá de lo que prevé el Manual que contiene el Estándar Nacional de Seguridad para la exposición a Radiofrecuencias comprendidas entre 100 KHz y 300 GHz; por esta razón, resulta imperiosa su pronta entrada en vigencia. Este Manual establece que la exposición poblacional de campos electromagnéticos de radiofrecuencia por encima de 10 MHz y hasta 300 GHz no debe exceder de un SAR promedio para cuerpo entero de 0,04/0,08 W/kg, resultante de promediar todos los valores medidos resultante de promediar todos los valores medidos en cualquier período de 6 minutos y sobre la masa corporal total; o bien un SAR de 0,4/0,8 W/kg en forma localizada en una determinada región de  la masa corporal (excepto ojos y testículos).

Para exposición ocupacional, los valores deben elevarse a 0,4 y 4 W/kg, respectivamente para un SAR "cuerpo entero" y un SAR "localizado".

c) Fundamentación de los diferentes niveles de protección

Resulta importante establecer las razones de la distinción entre las denominadas exposición poblacional y ocupacional. Básicamente, las normas de higiene ocupacional tienen el propósito de proteger a personas sanas expuestas en condiciones vigiladas o controladas, conscientes del riesgo que ello implica y bajo vigilancia médica, pautas no resultan aplicables a la exposición poblacional, la cual se puede dar en ambientes y con períodos de exposición incontrolados, entre otras variables adversas.

En segundo lugar, es importante tener en cuenta dos aspectos: como vimos en el apartado anterior, conforme las normas ANSI/IEEE el concepto de exposición ocupacional no es aplicable a trabajadores no directamente relacionados con la actividad generadora de radiofrecuencias; asimismo dichas normas en lugar de hacer mención a exposición "ocupacional" como más permisiva que la "poblacional", distinguen ambientes controlados de ambientes incontrolados, fijando estándares más estrictos para estos últimos. Esta terminología se advierte más adecuada.

III.- CARACTERISTICAS INGENIERILES Y FUNCIONAMIENTO DE LAS ANTENAS DE TELEFONÍA MÓVIL Y SUS ESTRUCTURAS

a) Aspectos generales

Los mástiles soporte de los sistemas de antena, están constituídos por estructuras metálica galvanizadas o reticuladas. Son autosoportadas en general, sin riendas de sujeción, ello debido a que estos conductores pueden distorsionar los campos de potencia emitida, y pueden estar montadas con distintas características: de a una antena (direccionales), o bien de 3, 6 o más (omnidireccionales). En otros países, llegan a instalar hasta un 70% en estructuras preexistentes, como azoteas, tanques de agua, etc. Si bien en la Argentina no existe un relevamiento específico, no podría afirmarse que ocurra una situación similar. Las antenas de estación base que dan servicio a una macrocelda suelen estar a una altura de 10 a 30 metros del nivel del suelo, en zonas urbanas usualmente localizadas en la azotea de edificios, o en sus laterales; no obstante, existen estructuras que pueden alcanzar la altura de hasta 75 metros.

En una disposición típica cada torre tiene 3 antenas y cada una transmite en un sector de 120 grados, de modo que la transmisión es omnidireccional, aunque en las ubicadas en los laterales de edificios son antenas direccionales. La mayoría de la potencia de cada antena es emitida en un lóbulo principal de 6 grados, alcanzando el nivel del suelo entre los 50 y los 200 metros, tal como se observa en el figura 1.

b) Funcionamiento

El funcionamiento de las antenas de telefonía móvil, no genera los impactos ambientales usuales de otros proyectos de infraestructura, como la emisión de contaminantes del aire, agua o el suelo, o la degradación y otros recursos naturales, limitándose sus efectos potenciales básicos al impacto sobre la salud humana y visual. En términos generales, se puede afirmar que la energía irradiada por las antenas, no superan los dos o tres metros de su área de influencia real a nivel del suelo, pudiendo ser menores en función de la altura de la antena, la potencia que irradie y la visibilidad de la zona.

Significativamente, el área de influencia de la antena desde la potencia irradiada no supera los tres metros alrededor de su base; por otra parte, la potencia decrece en forma exponencial (la inversa del cuadrado de la distancia). La mayor densidad demográfica no eleva la potencia irradiada, aunque debe evaluarse la distribución de determinados grupos de riesgo.

c) Mediciones y estudios realizados

En lo que concierne a las mediciones efectuadas, las mismas arrojaron valores sustancialmente inferiores a los estándares de seguridad internacionales vigentes.

Estudios realizados por la Comisión de Comunicaciones Federales estadounidense (FCC), arrojan resultados que dan que la máxima medición a nivel de tierra en la base de una torre de 45 metros dio 0,002 mW/cm2 para los 96 canales, emitiendo 1000 w ERP por canal con el sistema trabajando a pleno.

El máximo nivel de radiación a nivel de piso se encuentra entre los 1-25 metros de distancia de la base de la torre. Otros puntos medidos a 90 metros de la torre son considerablemente bajos (0,0001 mW/cm2 para los 96 canales).

Mediciones similares efectuadas para torres más altas dieron valores más bajos. Las mediciones muestran que la densidad de potencia a distancias mayores de 60 metros de la torre, para estaciones bases con antenas direccionales y omnidireccionales es del orden 0,010 mW/cm2 incluyendo los puntos del lóbulo principal.

Debido a la atenuación de los edificios, los niveles de densidad de potencia cercanos a los edificios son entre 10 – 100 veces menores que el emitido, ello depende del tipo de edificación. Así los máximos niveles dentro de los edificios cercanos a la estación base (45 metros) están entre 0,0002 y 0,00002 mW/cm2. Medidas realizadas directamente en antenas omnidireccionales de 6 canales montadas en la terraza del edificio dan valores de densidad de potencia del orden de 1 mW/cm2 a una distancia de 3 metros de la antena, y del orden de 0,010 mW/cm2 para distancias más allá de los 50 metros.

En lo que concierne a las mediciones existentes, señalan investigadores como Moulder (3), que una antena de estación base de SCP y/o celular, instalada a 12,2 metros por encima del suelo y funcionando a la máxima intensidad posible, podría producir una densidad de potencia de hasta 0,02 mW/cm^2 en el suelo cerca del emplazamiento de la antena; pero las densidades de potencia a nivel de suelo  generalmente estarán en el rango de 0,0001 a 0,005 mW/cm2.

Como puede observarse, estas densidades de potencia están muy por debajo de todas las normas de seguridad, y las propias normas están muy por debajo de los niveles donde se ha observado peligros potenciales.

En una distancia menor a 150 metros del emplazamiento de la antena, la densidad de potencia puede ser mayor en sitios más elevados que la base de la antena (por ejemplo, en el segundo piso de un edificio o en una colina), pero incluso con múltiples antenas, y con antenas tanto de telefonía celular como de SCP en la misma torre, las densidades de potencia estarán por debajo del 2% de las recomendaciones para todas las alturas y distancias a partir de 50 metros del emplazamiento de la antena.

A partir de 150 metros del emplazamiento de la antena, la densidad de potencia no se incrementa al aumentar la elevación.

En lo que respecta a ambientes cerrados, la densidad de potencia en el interior de un edificio será de 3 a 20 veces más baja que en el exterior. En términos generales, las medidas muestran que la intensidad de la señal en el interior de un edificio está entre el 5% y el 40% del nivel medido fuera, en la calle. En general, la atenuación de la señal es mayor a nivel de suelo que según se asciende por el edificio, y la atenuación es menor a frecuencias altas (SCP) que a frecuencias bajas (teléfonos celulares).

Otras mediciones de densidad de potencia alrededor de estaciones base de telefonía móvil, se realizaron en antenas de baja ganancia de 1.600 W (ERP) instaladas en torres entre 36 y 76 metros de altura. La máxima densidad de potencia en el suelo era 0,002 mW/cm^2, y se podía percibir a una distancia de entre 15 y 60 metros de la base de las torres.

A menos de 90 metros de la base de las torres, la densidad de potencia media estaba por debajo de 0,001 mW/cm^2.

Como un último ejemplo, en Vancouver en una escuela con una antena montada en el tejado, los niveles más altos que se midieron (25 veces menos que las normas del Código de Seguridad 6 canadiense) estaban en el tejado. En el nivel de tierra alrededor de la escuela, los niveles de RF máximos medidos estaban  230 veces por debajo de las normas actuales. Los niveles interiores eran incluso inferiores (4.900 veces por debajo del límite).

En conclusión, la medición y los cálculos verifican que la densidad de potencia de una antena de estación base, a los que puede estar expuesto el público no son significativamente diferentes de los niveles de RF de fondo producidos por estaciones de radio y TV que se encuentran dentro de los márgenes reglamentados.Basado en esta comparación, la potencia radiada por la estación base de telefonía celular es segura para población en general.

d) Efectos adversos sobre la salud

En lo que respecta a los efectos sobre la salud de las radiofrecuencias, es común distinguir entre térmicos y los efectos no-térmicos. Respecto de los primeros, los niveles a los que el público general es expuesto varios miles de veces inferiores a aquellos en que ocurren cambios térmicos usuales, tales como cataratas, esterilidad masculina, etc.

En cuanto a los efectos no térmicos (primordialmente carcinogénicos), la mayoría de los experimentos han apuntado a estudiar los efectos de seres vivos sometidos a una radiación en los umbrales de la tasa de absorción máxima de energía permitida  para un cuerpo humano.

En tal sentido, se han informado varios efectos biológicos, sin efectos significativos sobre la salud. Sin embargo, los principales efectos están orientados a acreditar daño genético o a una incidencia en la generación de tumores o la proliferación de células cancerosas en tumores preexistentes, estudios que en la casi totalidad de los casos arrojaron resultados negativos.

Las conclusiones que se extraen del trabajo en torno a los efectos sobre la salud, son básicamente las siguientes:

- Existe una absoluta falta de evidencia científica concluyente, mucho mayor incluso a la existente en torno a los campos que generan las líneas de transmisión eléctrica; en tal sentido, estos resultados no llegan a cuestionar los estándares existentes.

- Por otra parte, los umbrales a los que se realizan las pruebas no son a los que está expuesto el público: las pruebas apuntan en general a desvirtuar estos estándares internacionales, aunque las mediciones arrojan resultados de cientos y hasta mil veces  inferiores a las normas internacionalmente aceptadas.

- A diferencia de los campos que generan las líneas de transmisión eléctrica, no se ha evidenciado epidemiología relacionada con el funcionamiento de las antenas.

 

IV.- MEDIDAS DE MITIGACIÓN DE LOS IMPACTOS AMBIENTALES Y LOS EFECTOS ADVERSOS SOBRE LA SALUD

Existen medidas de mitigación de muy sencilla implementación y con una excelente relación costo efectividad. Estas procuran la reducción del impacto visual e impulsar el emplazamiento de antenas en lugares ya impactados, adoptar restricciones mínimas para impedir el acceso público a las antenas a una distancia inferior a 6 m, así como eliminar la exposición con políticas de uso de tierra o distancias, cuando ello fuera posible.

Toda vez que hay circunstancias en que el público en general o los trabajadores pueden estar expuestos a campos más grandes que los especificados por norma, en esa condición el acceso generalmente a las azoteas se debe restringir a una distancia no menor a 6 m. Obviamente, cuando los trabajadores desarrollen tareas sobre la antena, la misma debe estar bloqueada.

En lo que hace a los impactos en la salud, estas medidas garantizarían acabadamente que las densidades de potencia no generen una absorción de energía  superiores a los estándares permitidos.

(*) El presente extracto se encuentra basado en el trabajo de investigación "Impactos ambientales potenciales derivados del emplazamiento y funcionamiento de  las antenas de telefonía móvil", elaborado por la Fundación Novum Millenium.

ANEXO I

CUADRO COMPARATIVO DE NORMAS EXTRANJERAS

La gran mayoría de los países han adoptado medidas de protección similares a las expuestas a lo largo del presente trabajo (límites de acceso a la antena, límites de exposición poblacional, etc.).Asimismo, los valores de densidad de potencia para el público en general que han adoptado los países desarrollados, son bastante homogéneos, según da cuenta el siguiente cuadro:

ICNIRP (International Commision on Non – Ionizing Radiation Protection)

S = 0,40 mW/cm2 para frecuencias teléfonos celulares (SRMC) (800 MHz)

S = 0,90 mW/cm2 para frecuencias telefonía móvil (SMT) (1900 MHz)

NCRP (National Council on Radiation Protection and Measurements) USA 1986

S = 0,57 mW/cm2 para frecuencias teléfonos celulares (SRMC) (800 MHz)

S = 1,00 mW/cm2 para frecuencias telefonía móvil (SMT) (1900 MHz)

FCC (Federal Communications Commission) – Guidelines for evaluating The evironmental effects of radiofrequency radiation FCC 96 – 326  ANSI / IEEE (American National Standards Institute / Institute of Electrical and Electronics Engineers) ANSI – C95.1 – IEEE – C95.1. - USA

S = 0,57 mW/cm2 para frecuencias teléfonos celulares (SRMC) (800 MHz)

S = 1,00 mW/cm2 para frecuencias telefonía móvil (SMT) (1900 MHz)

NRPB (National Radiation Protection Board – UK) NRPB 4:1-69, 1993

S = 0,57 mW/cm2 para frecuencias teléfonos celulares (SRMC) (800 MHz)

S = 1,00 mW/cm2 para frecuencias telefonía móvil (SMT) (1900 MHz)

AS/NZS (Standards Association of Australia – Nueva Zelanda) AS/NZS 2772.1. 1998.

S = 0,20 mW/cm2 para frecuencias teléfonos celulares (SRMC) (800 MHz)

S = 1,00 mW/cm2 para frecuencias telefonía móvil (SMT) (1900 MHz)

IRPA (International Radiation Protection Association) 1988

S = 0,47 mW/cm2 para frecuencias teléfonos celulares (SRMC) (800 MHz)

CEI (Comitato Elettrotecnico Italiano) 1995

S = 0,47 mW/cm2 para frecuencias teléfonos celulares (SRMC) (800 MHz)

CENELEC (Comisión Europea Normas Electrotécnicas) Europa - 1995

S = 0,47 mW/cm2 para frecuencias teléfonos celulares (SRMC) (800 MHz)