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Ya llevábamos mucho tiempo experimentando la maravillosa comunión con el Espíritu Santo y aprendiendo a ser discípulos de Jesús, cuando el Señor nos llevó a cr reaun espacio comunitario para adorarlo...
Al principio fuimos pocos en número y en realidad, no sabíamos muy bien que era lo que El deseaba. Lo que sí tuvimos muy claro, desde el primer momento, fue que nos reuníamos nada más que para alabar y adorar al Señor.
Al año el Señor nos hizo saber que vendrían multitudes y que ese espacio estaría abierto a cristianos de todas las denominaciones.
El Señor es fiel a cada una de sus promesas y a medida que nos iba capacitando con dones especiales, fue acercando a siempre más cantidad de personas.
Antes les decíamos que el único objetivo era alabar y adorar al Señor, pero en el transcurso del tiempo, nos ha ido sorprendiendo todo lo que El obra cuando entramos a su presencia con nuestra alabanza y adoración: Sanidades físicas, psicológicas y espirituales, conversiones, Superación de vicios y ataduras... Y el milagro más grande: comenzar a experimentar que El Señor está vivo, presente en nuestras vidas, obrando maravillas en nosotros y por medio nuestro en los que nos rodean...
Te invitamos a que pruebes qué dulce es estar en su presencia...
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