EL AMOR

 

 


 

 

Principal | Firmar Libro | Email  | Leer libro                Año 1 Nº 1

 


 

 

 

 

 

 

 

 

Mareado (Fuego...)

Fuego...
Cada ángulo de tu cuerpo como cada ángulo del mas facetado diamante...
Cada milímetro de tu piel en mis manos...
Cada hueco de tu ser como el mundo desde la luna...
Cada palabra dicha, cada sonrisa irradiada...
Fuego...
Cada minuto juntos...
Cada pedazo de mi alma sufriendo el fuego del momento...
Fuego...
No, no fue así... no pudo ser... lo soñé...
Grita... cada célula de mi cuerpo...
Cada porción de mi cerebro...
Grita...
Fuego... Fuego... Fuego...
Donde estás, mi cielo, en este momento que no estás junto a mí.

 

(Pablo Triste)

 


 

 

 

 

De entre todas las gentes que por allí caminaban apareció. Acompañada nada más que por su nombre. Y nada menos también. Teodelina sonó como el bandoneón que le faltó a esa tarde-noche de calle de brumas, hasta ese momento olvidados. Me pregunto por qué me pesa conocer la belleza. 

(JERICÓ)

 

POEMA 20

 

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»

  El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

 

(Pablo Neruda, 1924)

 

 

 

 

Una melodía familiar...la escucho y la siento tan mía,

su eco me trae la desdicha, ...me trae tu ausencia,

compañera del alma, ¡cómo extraño tus besos!,

¡cómo suena aquella música maldita!,

dime, compañera, que el silencio reinará,

dime, compañera, que aquella triste melodía cesará,

que caminaremos juntos a la orilla del Nahuel,

y que cenaremos entre velas, con Hölderlin y Wilde,

¡dime, amada mía!, que lo haremos por amor,

que estaremos siempre juntos sin que muera la pasión,

y que haremos las delicias en un lecho de fulgor,

¡dime, compañera!, susúrrame al oído tu bella canción,

cuéntame una historia puerca y juguemos al amor,

¡compañera amada mía!, no quisiera estar sin ti,

pues tu ausencia me devuelve

aquella triste melodía,

¡dime, compañera!, que ya nunca sonará...

esa triste melodía: el llanto de mi corazón.

 

(MANDINGA)

 

 

 

Tenue y bella luz,

Invítame a danzar,

Correré tras de ti,

Tu falda me seduce,

Tu cintura me pierde,

Invítame a bailar, bella luz,

Que aquí ya no hay nadie,

Sólo está la ausencia

De un amor que no fue nunca.

(MANDINGA)

 


 

Un Sol

 

Mi corazón es como un dios sin lengua,
Mudo se está a la espera del milagro,
He amado mucho, todo amor fue magro,
Que todo amor lo conocí con mengua.

He amado hasta llorar, hasta morirme.
Amé hasta odiar, amé hasta la locura,
Pero yo espero algún amor natura
Capaz de renovarme y redimirme.

Amor que fructifique mi desierto
Y me haga brotar ramas sensitivas,
Soy una selva de raíces vivas,
Sólo el follaje suele estarse muerto.

¿En dónde está quien mi deseo alienta?
¿Me empobreció a sus ojos el ramaje?
Vulgar estorbo, pálido follaje
Distinto al tronco fiel que lo alimenta.

¿En dónde está el espíritu sombrío
De cuya opacidad brote la llama?
Ah, si mis mundos con su amor inflama
Yo seré incontenible como un río.

¿En dónde está el que con su amor me envuelva?
Ha de traer su gran verdad sabida...
Hielo y más hielo recogí en la vida:
Yo necesito un sol que me disuelva.

 

(Alfonsina Storni)

 

 

Soy


Mi amor no es una pluma en el aire.
Mi amor no es una pompa en el cielo.
Mi amor no es pasajero.
Mi amor no es nada que exista.
Mi amor es algo indescriptible.
Mi amor es un solo deseo, es un ángel de miedos.
Es un triste cantar, un cielo azul.
Es una blanca espuma en la boca de un perro.
Es todo cuanto tengo pendiente.
No es nada que pueda contar.
Es algo que quiero gritar.
Es fuerza por fuerza nomás.
Tengo miedo de caer y miedo de dejar.
Tengo sueño por soñar.
Tengo sueños por sudar.
Tengo hambre de tu piel.
Tengo garras para desgarrar.
Tengo boca para gritar: Yo te amo..., te amo..., te amo...!

 

(Pablo Triste)


 


 

Por mis venas corre su sangre, pues la he besado y le he hecho el amor. Por mi cuerpo corre, aún, el escalofrío de nuestro último orgasmo.

 

(JERICÓ)