Cristina
Esta paginita la armé solo como una forma rápida de canalización de mis pensamientos. No tiene ninguna finalidad en particular. El perfil me quedaba chico, y acá estoy... No pido que entiendas mi realidad. Lo único que quiero es gritar, pero de que sirve gritar en vano... Día a día trato de ser feliz. La felicidad, se supone, es un estado del alma al que nunca se llegará realmente (¿es una utopía?)... Así y todo, trato de alcanzarla. Aunque parece que voy por el camino más dificil, pudiendo elegir el atajo simple y llano, me meto en un camino sinuoso, con callejones sin salidas, que me obligan a retroceder sobre mis pasos. ¿Estaré apuntando muy alto? ¿Miré donde no debía? A veces pienso que no soy lo suficientemente mujer, como para trascender junto a ese ser. Otras veces pienso que al fin y al cabo, lo que rige al mundo es la causalidad. Muchas noches me duermo sumergida en pensamientos incoherentes y confusos. Sueño. En sueños me pide que me deje amar. En los sueños, en mis sueños,  todo tiene sentido. ¿Estaré viviendo al revés? Quiero gritar, pero ¿si nadie me escucha, el grito sirve? Hoy estoy, pero no sé cómo ni dónde. Extraño, necesito, añoro, algo que en realidad jamás tuve. No me importa lo que digan los demás. Mañana quiero amanecer y no sentirme más un cuerpo sin alma.
Quisiera armar un árbol dentro de mi corazón y colgar en él, en vez de regalos, los nombres de todos mis amigos.

Los amigos lejanos y cercanos.

Los antiguos y los recientes, los que veo cada día y los que raramente encuentro.

Los siempre recordados y los que a veces quedan olvidados.

Los constantes y los inestables, los de las horas difíciles y los de las horas felices.

Los que sin querer herí o sin querer me hirieron.

Aquellos a quienes conozco profundamente y aquellos de quienes me son conocidas sus apariencias.

Los que poco me deben y aquellos a quienes mucho les debo.

Mis amigos jóvenes y mis amigos viejos, mis amigos hombres y mis amigos niños.

Mis amigos humildes y mis amigos importantes.

Los nombres de todos los que pasaron por mi vida.

Los que me admiran y estiman sin saberlo y los que amo y estimo sin darles a entender.

Quisiera armar un árbol de raíces profundas, para que sus nombres no sean arrancados nunca mas de mi vida.

Un árbol de ramas muy extensas para que nuevos nombres venidos de todas partes vengan a juntarse a los ya existentes.

Un árbol de sombra muy agradable para que nuestra amistad sea un momento de reposo en medio de las luchas de la vida.