Al occidente de los guaraníes, se establecieron sobre ambas márgenes del río Paraná, a lo largo del litoral que éste forma en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes, las parcialidades llamadas por algunos autores "el grupo del Litoral". En la zona del delta que forma el Paraná entre Buenos Aires y Entre Ríos, y un poco más al norte también, se encontraban los chaná, los beguá y los chaná-timbúes. Siguiendo en dirección norte, en el Paraná medio, se ubicaron los carcará, los timbú, los coronda y los quiloaza. Por encima de estos, en las riberas de Santa Fe, Corrientes y al norte de Entre Ríos, habitaron los mocoretá y los mepene. Genéricamente se los agrupan bajo la denominación de chanás, o chaná-timbúes.
El primer europeo en tomar contacto con estos pueblos fue el veneciano Sebastián Gaboto y en sus descripciones señalaba su gran movilidad a lo largo del Paraná y sus afluentes, ligada principalmente a su actividad como canoeros y pescadores, pese a lo cual se los caracteriza como semi-sedentarios.
Su estatura promedio era elevada, pues muchos de ellos superaban el 1,67 metros de altura. De economía preferentemente fluvial, hicieron de la pesca en canoas su modo de vida. Hechas de un solo tronco ahuecado, las embrcaciones podían medir desde unos ocho a veinte metros de largo. Relatan los cronistas españoles que los beguá proveían de abundante pescado a los conquistadores, realizando asiduamente este comercio, lo que indica que producían un excedente en sus actividades económicas.
Parte de la pesca era conservada secándola al sol y ahumada. También recolectaban miel de camoatí y lechiguana (variedades de abejas silvestres) y cazaban venados, ñandúes y nutrias.
Una incipiente agricultura (evidencia de su progresiva "guaranización") era practicada por los chaná y los timbú, quienes consumían maíz, porotos y zapallo.
Los hombres vestían mantas de cuero o de piel de nutria y las mujeres, delantales de tela. Edificaban sus viviendas sobre las costas de los ríos o lagunas; éstas eran rectangulares, con paredes de juncos, y techos de paja. Pintaban sus cuerpos y los adornaban con plumas, vinchas y tembetás. Usaban orejeras de metal y perforaban sus narices para engarzar adornos de piedras coloridas que obtenían por intercambio con otros pueblos, probablemente del noroeste.
En sus actividades cazadoras y guerreras utilizaban arcos, flechas de hueso y madera, macanas, hondas y el atlatl o propulsor para lanzar proyectiles.
Su cerámica presenta una decoración incisa formando guardas y figuras geométricas, y sus vasijas o platos eran realizados con extremidades representando animales, especialmente cotorras, papagayos y loros.
Hacia los siglos XVI y XVII, los chaná-timbúes ya se encontraban totalmente guaranizados, lo que sumado a la aculturación europea provocó su desaparición como grupo cultural.


 
 

Los chaná-timbúes poblaron ambas márgenes del caudaloso río Paraná

 

Los chaná-timbúes fueron rápidamente aculturados por sus vecinos guaraníes y después por los españoles

 
 

Los chaná se habían adaptado a la vida fluvial y de los numerosos ríos obtenían su principal sustento