LAGO QUILLEN - PINALADA REDONDA

 

Pinalada Redonda Trekking

 

Mapa de la zona

 

Valle del Arroyo Malalco

Laguna Negra

A. Malalco visto de Pinalada Redonda

Valle hacia el O de la Pinalada

Pinalada Redonda

Pehuenes al E de la Pinalada

Bosque de pehuenes

Erosión

A. Malalco

Caminata

Durante las vacaciones estivales del 2003/04, estuvimos acampando una semana en el Lago Quillen, con la idea de realizar algunas caminatas por senderos del lugar. En la Guía Sendas y Bosques, que nuestro amigo Carlos nos prestó, hay una descripción detallada de varios senderos de trekking de los Parques Nacionales Lanín y Nahuel Huapi, así que primero fuimos hasta el Lago Hui Hui, una sencilla caminata de 4 horas ida y vuelta.

Pinalada Redonda

La mañana del 25 de febrero del 2004 se presentaba fresca y con niebla, a las siete y cuarto nos levantamos debiendo recurrir a los rompevientos y buzos. Desayunamos y a las ocho y media salimos por el camino de entrada del camping hacia la seccional Quillen. La densa niebla que cubría todo el lugar limitaba la visibilidad a menos de cien metros, si bien habíamos visto donde estaba la casa del guardaparque, tuvimos que preguntarle a un muchacho que venia a caballo donde quedaba, ya que de la calle no se veía. Como aconsejan avisar siempre al guardaparque cuando se hace este tipo de excursión, hablamos con el ayudante del guardaparque para decirle cuales eran nuestras intenciones y durante la charla nos dio algunas indicaciones adicionales sobre el trayecto que íbamos a hacer.

Saliendo de la seccional Quillen hay una pequeña subida y luego se va por  un camino de autos hasta el Arroyo Malalco, cuyas aguas corren por un valle orientado al noroeste y limitado al norte por el cordón montañoso del Rucachoroi y al sur por el cordón del Malalco. A la hora de caminata paramos para sacarnos la ropa de abrigo, porque ya había comenzado a disiparse la niebla y los rayos de sol comenzaban a calentar. Cuando pasamos a la izquierda del caserío bordeando un alambrado, encontramos el cartel que indica el comienzo de la senda a Laguna Negra, hay dos alternativas, una es ir por las tierras anegadizas cubiertas de pasto cercanas al arroyo, llamadas mallines o por el sendero que va al pie del cordón de la izquierda, nos decidimos por esta última opción ya que se tiene mejor vista del valle y evitamos embarrarnos a cada rato. Al fondo se divisa el morro llamado Pinalada Redonda.

. En ese sector el valle esta desprovisto de bosque, únicamente hay plantas de ñire, michay y algunos pehuenes, el sendero es bastante claro, aunque carece de señalización. Aproximadamente a las once de la mañana llegamos a la Laguna de los Juncos o Los Coipos, nombre de un roedor parecido a la nutria que habita el lugar. La laguna en verano tiene muy poca agua. Sobre la margen opuesta se veía a un grupo de personas a caballo que iban en nuestra misma dirección. A partir de aquí la senda se desdibuja un poco y la perdimos, así fue que anduvimos un rato a campo traviesa entre matorrales espinosos, hasta que llegamos a una parte muy erosionada con mucha piedra suelta, por donde corre un arroyito que baja hacia el Malalco. A los pocos metros volvimos a encontrar el sendero y ya estábamos en la Laguna Negra, que en verano no es más que un mallin y donde tienen su hábitat varias especies de aves acuáticas. Siguiendo por el sendero entramos a una zona boscosa e hicimos una parada a descansar y comer una fruta, era cerca del mediodía, debíamos optar por seguir hasta la Pinalada o almorzar para luego regresar desde aquí. Decidimos continuar y caminando por la senda cuya pendiente iba en aumento, comenzaron a aparecer cada vez más cantidad de pehuenes, y cruzamos varios arroyitos que en algunos lugares dificultan la caminata, ya que hay que buscar el paso más accesible para cruzarlos. A las 13.00 hs. llegamos a Pinalada Redonda, buscamos un lugar más o menos plano para sentarnos, nos sacarnos las zapatillas y almorzamos, luego descansamos un rato a la sombra de los añosos pehuenes, disfrutando de la vista que desde esa altura se tiene del valle hacia el este y al oeste.

A las tres menos cuarto de la tarde emprendimos el regreso luego de sacar algunas fotos. Caminando bajo la fresca sombra de los pehuenes hicimos el primer tramo hasta la Laguna Negra, donde observamos una bandada de bandurrias y cauquenes que ante nuestro intento por acercarnos emprendieron el vuelo. Luego cruzamos el arroyito en la parte erosionada y a los pocos minutos en una elevación de terreno duro se nos desdibujó el sendero y lo perdimos, tomamos una senda con marcas de pisadas de animales, pero, ésta nos llevó hasta cerca del arroyo y bordeándolo comenzó a bajar hasta llegar a una zona de mallines. Cuando nos dimos cuenta del error decidimos cruzar los mallines hacia la ladera del cordón del Malalco, por donde iba el sendero que habíamos recorrido a la mañana; cambiamos de calzado, de acuerdo a las recomendaciones hay que llevar alpargatas o sandalias para cruzar los mallines sin humedecer el calzado. En algunas partes nos hundíamos hasta la rodilla y el terreno fangoso dificultaba la marcha, a medida que nos acercábamos al monte y aumentaba la cantidad de arbustos espinosos se nos hacia más difícil avanzar, hasta que llegó un momento que nos encontramos en un laberinto espinoso que resulto infranqueable y debimos regresar por donde habíamos ido, cruzando nuevamente los mallines hasta la orilla del arroyo. Caminamos un rato costeando el Malalco y en algunas partes transitando por el cauce mismo, hasta que llegamos hasta cercanías de la Laguna de los Juncos, donde intentamos nuevamente retomar el sendero, cruzando los mallines; en esta parte no eran tan profundos y cruzamos sin mayores dificultades, pero, cuando llegamos al terreno más alto de nuevo nos topamos con la línea de michay, esta vez la suerte nos acompaño ya que a la derecha descubrimos un hueco en la espesura hecho por los animales, de no más de un metro de alto, lo atravesamos gateando, a medida que avanzábamos íbamos sacando las ramas espinosas del suelo, que los animales en sus pasadas por el lugar habían quebrado, aunque igual terminamos con algunas espinas clavadas en las manos. Cuando salimos del pasadizo vimos que ahí mismo pasaba  la senda con nuestras pisadas de la ida, con gran alivio nos lavamos en un arroyito sacándonos el barro de los pies y de las piernas y nos colocamos nuevamente las medias y las zapatillas.

Tranquilizados por haber encontrado el sendero seguimos caminando y pasamos por la Laguna de los Juncos. Al rato perdimos nuevamente el sendero ya que tomamos por uno que iba hacia el arroyo, cruzamos una lomada boscosa hacia la derecha y retomamos la senda.

A las 18.30 hs. divisamos las casa de la comunidad Lefiman, donde termina el sendero y comienza el camino hasta la casa  del guardaparque, cuando llegamos a la seccional, como no había nadie dejamos una nota informándole de nuestro regreso sin novedad. Cansados pero contentos por la experiencia, admirando las vistosas flores de amancay y mutisias que bordean el boscoso sendero hasta el camping, en media  hora finalizamos nuestra aventura.