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 Lic. Héctor L. Giuliano

REPLANTEO DE LA CUESTION DE LA USURA

INDICE DEL TRABAJO:

Dinero e Interés.

Interés y Usura.

La Iglesia y el Préstamo a Interés.

La predica de San Alfonso.

Usura y Doctrina Social de la Iglesia.


El tema del Anatocismo o Capitalización de Intereses es solo un capitulo dentro de la Cuestión más amplia o comprensiva de la Usura, que es lo constituye el verdadero problema de fondo.

El principio fundamental de la denominada Ciencia de las Finanzas es el valor tiempo del Capital, esto es, la idea que el Dinero no tiene un valor constante sino que su valor varia en función del Tiempo.

La aplicación de esta concepción financiera  como criterio sustancial del Sistema Capitalista – que, por definición, es el Sistema Económico basado en la preponderancia del Capital como factor de la Producción y generador de la Riqueza – introduce, sin embargo,  una profunda distorsión en la Economía Real porque presupone el reconocimiento del Costo Financiero como un componente permanente y estructural de los costos empresarios en toda la cadena de producción de bienes y servicios.

De esta manera, la lógica de la Inversión Productiva, que parte del calculo de costos e ingresos para llegar a determinar la factibilidad y rentabilidad económica de los Proyectos de Inversión es sustituida o condicionada por el cotejo comparativo frente al Costo de Oportunidad de las Inversiones Financieras Autónomas, esto es, de aquellas operaciones – monetarias, cambiarias y financieras propiamente dichas – que están basadas, en ultima instancia, en el arbitraje entre Tipos de Cambio y Tasas de Interés.

Son dos formas de razonamiento diferente; son dos lógicas distintas de planear el desarrollo de los negocios: la primera, es la Lógica Económica, que es la lógica de la Inversión y los proyectos físicos, de la Producción y de la Comercialización de Bienes y Servicios; mientras que la segunda, la Lógica Financiera, es la del Arbitraje especulativo y la plusvalía financiera dada por el Interés del Capital.

Son dos modos de razonamiento antitéticos que solo coinciden por excepción, no por regla; y en los casos de crisis esta contraposición entre Finanzas y Economía se pone particularmente en evidencia porque las dos lógicas se mueven en sentido contrario ya que el Interés, concebido como Precio del Capital, aumenta cuando las ganancias de las Empresas bajan. Más aun, el aumento de las tasas de interés – que son el Costo Financiero de las Empresas - constituye la principal causa determinante de los actuales Ciclos Económicos.

Se llega entonces a una asimetría estructural dentro del Sistema Económico porque las Tasas de Interés - producto del Capital Financiero o Especulativo – son sustancialmente superiores a las Tasas de Rentabilidad Empresaria; y entonces la carga de los Servicios de Deuda pesa como Costo Financiero creciente dentro de toda la Economía Productiva o Real en su conjunto, porque la misma se traslada – en ultima instancia – a los precios.

Por eso, dentro de este enfoque, el concepto de Interés debe ser analizado como una patología o enfermedad dentro de la Ciencia Económica: una suerte de factor iatrogénico – utilizando un término tomado de la Medicina – por  tratarse de un elemento exógeno y antinatural introducido dentro de la Economía Normal.

DINERO E INTERES

El concepto de Interés esta intimamente vinculado a la naturaleza de la definición del Dinero y a la interpretación o sentido de los contratos de Préstamo o Mutuo.

Conforme la teoría aristotélica sobre la esterilidad de la Moneda el Dinero no produce Dinero por si mismo sino solo indirectamente, según la aplicación que se haga del mismo; porque nunca lo hace por su capacidad propia o intrínseca para producir otros bienes.

Aristóteles observaba sabiamente que el Dinero no es una creación de la Naturaleza sino una convención inventada por el Hombre y que el valor de la Moneda (usada aquí como sinónimo de Dinero) no puede reemplazar el valor real de los bienes naturales.

Es la moraleja de la leyenda mitológica griega de Midas, rey de Frigia, a quien los dioses concedieron su deseo de que todo lo que tocase se convirtiese en oro, y que murió de hambre porque también sus alimentos se trocaron en oro.

El concepto del Dinero conlleva así siempre un lado trascendente, que esta dado por su importancia fundamental en la Economía, tanto en lo positivo como en lo negativo.

El dinero, conceptualmente hablando, no tiene entidad: carece de valor intrínseco y solo adquiere valor relativo por convención entre los hombres, para cubrir las tres funciones básicas de la Moneda, que son: 1. Constituir una Unidad de Medida del valor de las cosas, 2. Servir como Medio de Pago con valor cancelatorio de Deudas y 3. Ser un instrumento de Atesoramiento.

Cabria agregar también una Cuarta Función de la Moneda, que seria su condición de instrumento movilizador de la Economía Productiva, en la medida que la emisión de Dinero preceda y no suceda a la creación de Riqueza – como seria el caso de la financiación de Obras Publicas con emisión monetaria por parte del Estado – pero ese es un tema en el que no vamos a entrar aquí porque se aparta del objetivo de esta obra.

Los conceptos tienen que ir siempre asociados necesariamente al significado de las palabras que se utilizan para expresar tales conceptos.

La palabra adecuada y más general para referirse al concepto de fondo es, en realidad, Dinero porque el termino Moneda solo expresa una de las formas físicas del Dinero; aunque en la practica los dos términos se usan como sinónimos.

Etimológicamente, Dinero - del latín "denarius" – se utiliza comunmente para designar la Moneda Corriente, que es la de curso legal y usual; y que constituye la Moneda Valutaria o con poder cancelatorio dentro de un determinado país.

Pero en este trabajo – repetimos - la discusión sobre la naturaleza y alcance del concepto de Dinero no es lo que esta planteado sino la del Interés por las operaciones de Préstamo de ese Dinero.

La importancia reside en que, según la definición de Dinero que tengamos, no solo cambiara la forma de entender la Ciencia Económica sino también, en particular, la aceptación o no del Préstamo a Interés.

Porque, desde un punto de vista estricto, nadie tendría derecho a percibir una renta por prestar algo que no tiene valor intrínseco sino convencional.

Volvemos así a la teoría aristotélica de la esterilidad de la moneda, según la cual el dinero no tiene – a diferencia de los bienes de la Naturaleza – aptitud reproductiva y, por ende, el Dinero, per se, no puede generar Dinero.

El mutuo o préstamo, en consecuencia, se satisface o cumplimenta con la devolución de la suma prestada, sin derecho justificado a percibir un pago adicional por concepto de Interés.

La palabra Crédito proviene, precisamente, de "creer", de tener fe en la devolución del Deudor; de manera que el agregado de una carga financiera adicional a esa restitución de lo prestado no solamente no se compadece conceptualmente con el sentido de la operación de préstamo sino que, desde el punto de vista ético, implicaría una contradicción y un abuso de la necesidad del prestatario.

Comúnmente no se percibe la importancia de estas ideas – que hoy se vinculan al más grave problema de la Economía Social y Pública - pero las mismas encierran la clave o el secreto de la solución del problema de la Usura.

INTERES Y USURA.

La Usura es interpretada comunmente como el cobro de un interés excesivo cuando, en realidad, es el Interés en sí mismo.

La etimología de las palabras – como ya hemos dicho - siempre ayuda mucho en la comprensión del significado de las mismas. 

El termino "usura" deriva del latín "usus" y se refiere al beneficio o lucro por el préstamo de determinados bienes, siendo aplicable desde la Antigüedad tanto a cosas fungibles como al dinero.

Y, en este sentido, la "usura" no difiere del "interés".

La palabra "interés", también del latín, proviene de "interest", que es la forma verbal de "intersum-esse", que significa "estar entre" y que era usado en forma impersonal como "hay diferencia entre".   Aplicado al contrato de mutuo identificaba la diferencia entre el dinero o cosa prestada y lo que realmente se recibía al final además de su devolución.

Por lo tanto, conceptual y etimologicamente los dos términos no difieren sustancialmente en su significado. La diferencia reside en el carácter peyorativo que se le da a la palabra Usura y a la versión moderna de interpretarla tan solo como una variante abusiva del Préstamo a Interés.

Pero la idea que una cosa o dinero prestados sean devueltos con un adicional repugna al concepto ético de mutuo porque la esencia del Préstamo como Crédito es la fe en su devolución y no el pago de un adicional por el uso de lo prestado.

Los escolásticos – y particularmente Santo Tomas de Aquino – razonaban que el cobro de interés era ilegitimo en su esencia porque lo que el prestamista o usurero cobraba como tal adicional era, en esencia, el Tiempo que transcurría entre los términos de fecha del acuerdo; pero nadie tenia derecho a cobrar dinero por el paso de ese tiempo porque el Tiempo es de Dios.

La posterior relativización de este razonamiento para reservar el derecho al cobro de intereses argumentando las posibilidades de riesgo que corre el acreedor durante la falta del dinero prestado – lucro cesante, daño emergente y/o incertidumbre en general - no invalidan este planteo de fondo ni justifican la carga de los intereses porque si estos operasen como una suerte de "seguro" o "caución" frente al prestatario tales importes debieran restituirse una vez que la obligación de devolución se haya cumplido.

Es decir, que en ese caso el Interés no seria tal sino solamente una garantía transitoria para cubrir el riesgo de incumplimiento de la operación principal y no un peso adicional dentro de la restitución de lo prestado.

LA IGLESIA Y EL PRESTAMO A INTERES.

La concepción cristiana de la Economía rechaza la idea de fondo del Préstamo a Interés sobre la base ética de la premisa evangélica de "dar sin esperar nada a cambio" y sobre la citada teoría aristotélica de la esterilidad de la moneda, que desde el ángulo teológico y filosófico se desarrolla historicamente con las enseñanzas de los Padres de la Iglesia, la Escolástica Medieval, las obras de los Doctores de la Iglesia, las Encíclicas Papales y la Doctrina Social de la Iglesia.

La posterior tolerancia parcial de la Doctrina Católica en la condena del Préstamo a Interés atenuado por los conceptos de Lucro Cesante y Daño Emergente – que luego se toman como parte de una discutible diferencia entre el Dinero prestado entendido como Ahorro y como Capital – no quita validez, como hemos visto, al planteo de fondo contra el Interés  interpretado como Usura.

La base canónica, apoyada irrefutablemente en el Evangelio de Lucas – "mutuum date, nihil inde sperantes" – es el fundamento de la Prohibición del Préstamo a Interés por parte de la Iglesia Católica y se proyecta a las leyes civiles desde los primeros siglos de la Historia del Cristianismo hasta la Revolución Francesa, que levanta dicha prohibición invocando la libertad de contratación de los individuos e instaurando desde entonces la falacia que el Interés es diferente a la Usura, ya que esta pasa a ser definida solo como la ganancia producto de un "interés excesivo" y no como el interés en si mismo. (1)

El triunfo de la Burguesía en Francia – el Tercer Estado – contra el Clero Católico y la Nobleza, va unido a una nueva fase o etapa del Capitalismo en la cual se sanciona la legitimidad del Interés por los Prestamos de Dinero, para lo cual el concepto de Usura deviene relativizado por una cuestión de grado y no de fondo o esencia.

La Usura queda entonces redefinida como una suerte de variante negativa por abuso en las Tasas de Interés y no asimilada por su naturaleza perversa, común y antinatural para la Economía de los Hombres, para la Economía Social.

Esta visión liberal económica de la Sociedad es la que - en simbiosis con la Escuela Clásica Inglesa y contemporaneamente con la misma - se inserta en el inicio de la Era de la Revolución Industrial y Comercial del siglo XVIII; y en el paralelo desarrollo de la Economía Financiera y Monetaria de la Banca Internacional, que tiene por eje la institucionalización del Préstamo a Interés.

Werner Sombart, a principios del 1900, identifico acertadamente la influencia determinante que tuvieron dos instituciones nuevas en el Origen del Capitalismo Moderno: la Letra de Cambio y las Sociedades de Capital.

Ambos instrumentos estaban insertos dentro de la revolución producida por una Economía Monetaria que rompe con los esquemas básicos de la Economía Natural de la Edad Media y sus valores ético-religiosos,  pasando de un modelo de Economía Cerrada a otro de Economía Urbana y Cosmopolita, según lo expusieran Alfons Dopsch (1930) y otros autores.

En uno y otro caso, las observaciones sobre la naturaleza del Capitalismo como ámbito en cuyo seno se dan estos cambios fundamentales en la Economía Moderna de Occidente no pueden ser disociados de un componente esencial en este proceso de transformación, que es el cambio en la concepción del Dinero y en la modalidad de los Prestamos de Capital.

El Interés aparece, entonces, como el factor "oculto" o soslayado del Capitalismo; y el Mundo de las Finanzas empieza a tomar cada vez mas autonomía frente al Mundo de la Economía, hasta llegar a nuestros días, en que las relaciones se han invertido y las Finanzas han subordinado totalmente las relaciones económicas a través de la imposición del valor tiempo del Capital.

La Usura de los Prestamos a Interés pasa entonces a constituir el mecanismo determinante de la totalidad de lo que acontece en materia Financiera, Económica y Política en todo el Orbe; y esta Usura somete a las Sociedades y también a los Estados, porque es una usura de alcances necesariamente globales ya que resulta de una relación de Poder interna y Mundial.

En su encíclica Rerum Novarum (1891), León XIII fustigo la Usura Moderna bajo el concepto ampliado de Usura Social, para referirse no solo a la usura de las tasas de interés sino a lo que, en definitiva, son sus causas: las relaciones de Poder que imponen contratos desiguales por abuso de la posición dominante de una de las partes.

Esto se aplica tanto a los Préstamos de Capital como a las relaciones socio-económicas en general; y el Papa desarrollaba allí extensamente el problema de los Precios, controlados por los Mercados Monopólicos y, especialmente, el problema de los Salarios, derivado de la desprotección de los trabajadores frente a los poderes patronales.

El Papa Pecci, profundamente preocupado por la Cuestión Social, levantaba entonces su voz denunciando la Usura Social como contraria al Bien Común y fuente de las injusticias que sufre toda la Humanidad.

Con posterioridad, Pío XI, en su encíclica Quadragesimo Anno (1931) volvió sobre los pasos de la Rerum Novarum y las inquietudes de León XIII, denunciando adicionalmente la formación monopólica de los Precios y el interés de los préstamos de Dinero.   

En tiempos mas recientes, el papa Juan Pablo II también hizo referencia al problema de la Usura en la actualidad. El 11.9.97, hablando en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, dio apoyo expreso a las asociaciones en Italia que luchan contra la Usura definiéndola una "tremenda plaga social", condenando la mafia de los prestamos que se aprovechan de las necesidades de los hombres, y equiparando la usura a una red criminal que pone "entre la espada y la pared" a comerciantes, profesionales, familias y empresas. (2)

Por ultimo, los sucesivos pronunciamientos de la Iglesia en contra de la Deuda Externa y sus pedidos de condonación de la Deuda - antes y después del Jubileo 2000 - no dejan lugar a dudas sobre la posición contraria del papado y de todas las instituciones eclesiásticas superiores (como el caso de las comisiones episcopales nacionales) al sistema de las Deudas Publicas de los Países en Desarrollo, que se han derivado de la misma lógica de Usura aplicada al endeudamiento de los Estados.

LA PREDICA DE SAN ALFONSO.

Un punto especial dentro de la Cuestión de la Usura – que vale la pena recordar - esta dado por la posición de San Alfonso en relación a la Usura o Interés.

San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia, nació en Nápoles y vivió entre 1696 y 1787; abandono su profesión de abogado en 1724 y tomo los hábitos para consagrarse a la predicación y la ayuda a los pobres. Escribió numerosos tratados de Teología Moral y fue canonizado por Pío IX en 1873.

Aunque su figura y sus obras hoy no son muy conocidas ni difundidas, San Alfonso tuvo una faceta distintiva muy especial que lo destaca como uno de los principales apóstoles modernos en la lucha contra la Usura.

Dada su formación jurídica y ético-religiosa probablemente San Alfonso fue uno de los pensadores católicos que más profundamente ataco las raíces de la Usura entendida como Préstamo a Interés.

Él identificaba adecuadamente el problema de la usura como una forma de conculcación del Derecho de Propiedad porque veía en el mecanismo del interés una "expropiación" privada efectuada contra la propiedad Privada, hoy perfectamente extensible a la propiedad Publica y a los recursos del Estado.

Comparaba el cobro de Interés por parte del usurero como la instauración de un "diezmo laico" contrario al Bien Común y sostenía que la Usura violentaba el principio de Buena Fe de los Contratos por la desigualdad del poder de negociación de las partes y los consiguientes abusos del prestamista sobre el Deudor.

San Alfonso observaba que la supuesta libertad contractual no sirve ni es equitativa cuando existe lo que hoy se denomina "abuso de la posición dominante".

Señalaba que el desequilibrio o desproporción de las prestaciones invalida el sinalagma contractual por falta de reciprocidad en los compromisos de las partes.

Destacaba la importancia insoslayable de contemplar el cambio en las condiciones marco de los acuerdos originales (el denominado principio del "rebuc sic stantibus").

Hablaba de la necesidad de contemplar el principio del "favor debitoris" en los casos de onerosidad de los contratos  y de la prohibición de cláusulas ilícitas en los mismos que llevasen a ventajas o ganancias injustas de los acreedores en perjuicio de los deudores.

El sentido de su predica en contra de la Usura o Interés era, en ultima instancia, la prohibición del abuso del Derecho aprovechando el estado de necesidad del Deudor.

Las ideas de San Alfonso de Ligorio fueron rescatadas en los últimos años en Italia – sobre todo en las Declaraciones de Santa Agata dei Goti – como parte de la lucha contra la Usura y la Deuda Externa en el Mundo.  

USURA Y DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA.

El enfoque religioso en la condena del Préstamo a Interés tiene un sentido trascendente pero también traducible a la vida práctica, y constituye - junto con los principios del Justo Precio y del Salario Justo o Digno - una de las tres ideas-eje de la Doctrina Social de la Iglesia.

El cumplimiento de estos tres pilares conceptuales de la Economía Cristiana se contrapone totalmente a la esencia de la ideología Liberal aplicada a la Economía, que parte de la idea del egoísmo individual como motor de la Economía, del concepto ilimitado de libertad del capitalista frente a los deberes sociales del Bien Común, del Trabajo como Mercancía sujeta a mecanismos de Oferta y Demanda del Mercado de Mano de Obra prescindiendo de la idea de Salario Digno para la vida del trabajador y su familia, del no condicionamiento al criterio de equidad para el logro de la Justicia Social, y de la licitud irrestricta del préstamo a interés y de las operaciones financieras en general frente a las necesidades de la Economía Física o Real.

Las concepciones liberales de nuestro tiempo, intimamente vinculadas a las estructuras de poder económico-financiero dominantes en la Argentina y en el Mundo, han montado todo un esquema omnicomprensivo de subordinación de la Economía Real al mundo de la Economía Monetaria o Financiera cuyo doble fundamento clave reside en la teoría del dinero-mercancía y en la legitimidad del préstamo a interés.

Algunos economistas católicos – intimamente vinculados con esas estructuras de poder que impusieron la Política institucional de Endeudamiento en la Argentina – soslayan la gravedad de la Cuestión de la  Usura  y se suman así – por error o por complicidad – al Sistema de la Deuda que impera en nuestro país.

Son parte del Establishment que sigue proponiendo a nuestra Patria la "salida" del problema de la Deuda con más endeudamiento, cumpliendo así con la lógica de fondo de la Usura, que radica en que el Deudor nunca deje de ser Deudor.

La Sociedad y el Estado Argentino están pagando muy gravemente las consecuencias de este enfoque monetarista liberal de las doctrinas del Dinero y el Interés que forman el sustrato conceptual del Sistema de la Deuda.


NOTAS:

1) Calvino, en los orígenes de la Reforma Protestante, rechazaba la doctrina de la Iglesia contraria a la Usura y esta controversia, que se mantiene por largo tiempo, motiva después la encíclica Vix Pervenit, de Benedicto XIV (1745), donde se ratifica expresamente la prohibición católica de la Usura.

2) Una gran parte de la Iglesia Católica en Italia esta jugada decididamente en contra de la dictadura de las tasas de interés a través de numerosas asociaciones civiles anti-usura - entre las cuales se destaca el movimiento del jesuita Padre Rastrelli - que reproducen hoy en día el espíritu de los viejos Montes de Piedad medievales, donde se prestaba dinero sin interés para competir con el negocio perverso de los usureros.

Fuente
Lic. Héctor L. Giuliano  giulianohlg@hotmail.com

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