SAN FRANCISCO SOLANO

Los ojos de los querandíes se perdían en la inmensa planicie ondulada, quebrada aquí y allá por un solitario árbol. Una alfombra verde, de color verde tierno del trébol, se extendía en toda su anchura limitando en el fondo azulado con el horizonte. La imagen se cortaba a veces por el vuelo rasante de algún ave, cotorras, tal vez que se perdía en la alfombra verde o en los matorrales. El clima templado, benigno, facilitaba el desplazamiento de los querandíes por la zona. Buscaban huevos, raíces, alguna mulita, venados, liebres, vizcachas o perdices, cigueñas, garzas, chorlitos, patos y teros, cuyos huevos y carne, complementara su dieta abundante en peces de los próximos arroyos y ríos. Ellos eran los "come grasa", como los llamaban sus vecinos por comer las grasas de los peces abundantes en los bañados costeros. En los bañados costeros abundaban, además, los juncos y cortaderas, así como los sauces, ceibos, los que llamaban "suiñandi" del litoral, diferente de la ceiba del norte. En la planicie espinillos, distintas acacias, porotillos, enredaderas como mburucuyá, zarza, moras, tasis, etc. Tal vez el silbo de mixtos y jilgueros acompañara las tranquilas siestas y al atardecer el arrullo de las torcacitas, especialmente en verano. Algún hornerito laborioso ensayaba la construcción de su casa, bajo las miradas atentas de los niños, y el revoloteo gentil de un picaflor. Por las noches, los chistidos de una lechuza obligaban a dormir con miedoso sueño a algún indiecito desvelado. En las lomas, las ondulaciones, se encontraban pequeños montes de talas, espinillos, algarrobos, chañares y otras especies hoy desaparecidas, grandes montes de durazneros que proporcionaban abundante fruta y leña. Esta vida de andar lento se vió interrumpida brutalmente con la llegada de otros hombres que portaban una cultura diferente sostenida desde una fe que no respetaban otras creencias por considerarse la verdadera y una cultura que tampoco respetó otras culturas por considerarse superior.

El pago de la Magdalena En el año 1580, el 11 de junio, Juan de Garay, proveniente de Asunción fundó, la ciudad de Buenos Aires en las proximidades del asiento que Pedro de Mendoza intentara en 1536. El 24 de octubre del mismo año repartió las tierras desde el centro y sus alrededores, entre sus acompañantes. Las tierras destinadas para chacras y labranzas fueron las del norte hasta el Río Las Conchas, así como las del oeste y el sur del Riachuelo, fueron entregadas como suerte de estancias para ganados. Las Leyes de India, y las Ordenanzas de Poblaciones, establecían a que iban a ser destinadas las tierras para labranza o pastoreo. La suerte de estancia que ocupa hoy a Don Bosco fue entregada a Luis Gaytaán que se ausentó prontamente del lugar, las tierras de Bernal fueron entregadas a Pedro Geréz (o Jeréz), Pedro de Quiróz lo que es Quilmes y Pedro de Izarraga las tierras de Ezpeleta y San Francisco Solano, Alonso Gomez las de Villa España hasta el arroyo Conchitas.

Quilmes, madre de las ciudades En 1666 trajeron a estas tierras desde los Valles Calchaquíes a la brava gente de los Quilmes, quienes se resistieron en su tierra natal y lo hicieron también en estas tierras desde la Reducción de Exaltación de Santa Cruz de Los Quilmes. Aquí sufrieron el desarraigo, y el castigo de no poder mantener su cultura, su lengua y su religión. Suavemente fueron languideciendo, sin esperanzas de poder retornar a sus montañas y valles, su aire seco, el viento y la humedad de estas tierras les hacían sentir aún más su extrañeza. El partido a fines del siglo XVIII abarcando los actuales partidos de Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora, Almirante Brown, Florencio Varela, Berazategui, parte de La Plata y Ensenada, además del de Quilmes. El Triunvirato resuelve en 1812 suprimir la reducción y convertir a Quilmes en "pueblo libre". El primero en lograr su autonomía municipal, en 1852 fue Barraca al Sud, actual Avellaneda que incluía las tierras de Lanús, la que a su vez se independizó casi un siglo después. en 1861 se separa Lomas de Zamora, en 1873 Alte. Brown, en 1891 Florencio Varela y el último desgarramiento que sufrió el viejo hogar quilmeño fue la autonomía municipal de Berazategui en 1960. A su vez dentro del distrito los antecedentes de subdivisión en las localidades actuales:

Don Bosco: En 1894 se establecieron en Bernal los sacerdotes salesianos y poco después las Hermanas de María Auxiliadora. La influencia de estas congregaciones hace que en 1929, los vecinos de la hasta entonces llamada Estación KM.13, piden que se de a la misma el nombre de Don Bosco y el 4 de noviembre de 1929, por un decreto del Poder Ejecutivo Nacional se bautiza a la ciudad con ese nombre.

Bernal: El cuartel II del partido de Quilmes toma el nombre de Bernal hacia el año 1878, al inaugurarse la Estación del Ferrocarril en terrenos que fueron donados por Félix Bernal, que se afincaría en estas tierras hacia 1850.

Ezpeleta: La fecha de fundación del pueblo no se puede precisar, pero se puede establecer que el 8 de enero de 1891, Donato Sagré, Justo Carballo y Simón Ezpeleta piden a la municipalidad la aprobación de la traza del pueblo hecha en terrenos de la propiedad de Ezpeleta.

San Francisco Solano: Las tierras que hoy forman San Francisco Solano, permanecieron sin fraccionarse, totalmente despobladas hasta 1948 aproximadamente, y en dicho año la Dirección de Geodesia del Ministerio de Obras Públicas de la Provincia de Buenos Aires aumenta la subdivisión de las tierras para que luego se fundase el pueblo. Por Ordenanza Nº 1803 del 23 de septiembre de 1949, la Municipalidad de Quilmes denominó a esas tierras San Francisco Solano.

Tomo información del libro "Historia del pueblo de San Francisco Solano y Villa La Florida" de Luis Gerardo Barbieri para contarles sobre los orígenes de las "Chacras de San Francisco". "El 17 de febrero de 1773 el convento de San Francisco que se levantaba en la Capital Federal, compró a Félix de la Cruz una extensión de campo de unas 240 cuadras en el paraje denominado antiguamente Cañada de Gaete. A su vez la descendencia del capitán don Pedro de Izarraga hicieron donación al convento de San Francisco de una extensión importante donde los religiosos levantaron algunas construcciones y realizaron plantaciones de hortalizas y frutales conocidas con el nombre de Chacras de San Francisco. En 1871 el convento vendió los terrenos y fue sucediéndose en la familia Obligado hasta el casamiento de una heredera con don Pedro Claypole. En 1948, la Dirección de Geodesia del ministerio de Obras Públicas de la Provincia de Buenos Aires autorizó la subdivisión para las tierras para previo loteo, fundar un pueblo. Se estableció que se llamaría Paulino Barreiro que era el nombre del Juez de Paz asesinado por la mazorca el 18 de septiembre de 1840, por unitario, según reza en la partida de defunción de la Iglesia de Quilmes. Inexplicablemente, sin ninguna información del Concejo Deliberante que había dado el nombre de Barreiro por Ordenanza Nº 1803, el 23 de septiembre estableció denominar el lugar San Francisco Solano y ya el 15 de mayo de 1949, se realizó el primer remate de la compañía Tulsa en San Francisco Solano quedando fundado el pueblo.

Prof. Susana Lagger