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» MIGUE, EL HIJO DE CHARLY

 
Miguel Angel García es el hijo de Charly, su aprendiz. Lo contiene en los momentos de derrame emocional y lo asiste las 24 horas. Lo salvó una vez de que entraran cinco médicos para internarlo. Abandonó la casa de su madre, María Rosa Yorio, a los 13, y ahora vive en el piso de abajo. Domina la computación de maravillas. Y parece un digno heredero de su don musical. En esta sección, vas a poder conocerlo un poco más.


Miguel vive en el mismo edificio que su padre, pero dos pisos más abajo. Migue, como le dice Charly, es un chico amable de melena lánguida y de mirada inteligente, y uno de los puntos luminosos en la vida de García. Cuando habla de su hijo, la voz le cambia, se le satura de sensatez: "Está bien educado. ¿En qué consiste la buena educación? En dar el ejemplo. Y en poner un poco de agua, porque la plantita crece sola."

  » MIGUE HABLA DE SU PAPA
"Si el viejo quiere tener ochocientos parlantes al lado de la cama, los va a tener en medio segundo, y yo voy a hacer todo para que suenen bien."
Miguel vivió con su madre, María Rosa Yorio, hasta los 13 años, cuando le agarró la rebeldía adolescente. “Yo la adoro, pero en esa época comenzamos a llevarnos mal. Fui a la casa de mi viejo que estaba durmiendo. Lo sacudí y le pregunté si me podía venir a vivir con él. Me dijo que sí y siguió apoliyando: cuando despertó yo ya estaba instaladísimo. Estaba fascinado con las remeras y camisas: yo nunca había visto un placard lleno de camisas que podían ser mías, o usar una camisa violeta. Para mí fue un gran cambio: bienvenido a la asociación libre.
Cosas específicas que me dijo mi viejo: is good to have a table. Y eso es todo un statement. Porque si te hacés medio el freak, a lo mejor por boludez pensás que no podes hacer cosas que son compatibles. Mientras, vos podés cagarte de risa con todo el freakorama, pero también podés tener tu mesa y tomar tu té. Y hacer todas las cosas que se pueden hacer. Y eso es a lo mejor algo que yo, de ridículo que era, no tenía mucho. No tenía mesa, ni un lugar tan alucinante como éste que me dio el viejo para que yo pueda ficar.
Cuando vivíamos juntos era medio tremendo, porque teníamos los cuartos enfrentados y las camas en la misma posición. O sea que sentados en las camas con las puertas abiertas nos veíamos, y cuando había una situación tensa era más... O cuando había una chica por ahí. En eso siempre estuvo todo bien, porque el viejo es híper gamba en todo. Pero sí había una historia entre nosotros, personal. De tímido o de boludo, de no poder hablar con tu viejo como querés. Eran tiempos de comunicación pobre, más allá de que yo estuviera híper colgado.
La primera vez que flasheé tipo ‘Los grandes están locos’: ir caminando con el viejo, ver un Mercedes Benz descapotable, y la capota arriba, tipo sostenida. Le hago un comentario sobre el auto, que me parecía agradable o algo. Y el quía me dice: ‘sí, pero estaría bueno que la capota te siguiera, así, suspendida, mientras vos vas viajando’. ¿Qué estás diciendo? ¿Una capota voladora?. Eso es lo que yo podía ver, un quía que es regrande, reloco, y que está todo el tiempo escuchando música y pintando, y hablando de manera tan rara, en inglés, imaginate lo que puede llegar a flashear a un pibe a su lado.
Me acuerdo de levantarme tipo seis de la mañana para ir al colegio, y encontrármelo todavía despierto del día anterior, para contarme un pedazo de La Ilíada y La Odisea cada mañana, cada vez que me iba a la escuela.
El me despertaba, me sentaba y me lo contaba como se lo acordaba, como él lo contaba era muy particular. Y yo me iba con esas historias al colegio. Un sueño psicodélico rarísimo. Hacer eso con un crío, ya teniendo vos tu propia lejanía de la satisfacción es bárbaro. Tener a tu hijo y falsearlo con una cosa tan loca y alucinante como la historia de los griegos, es muy copado.
A nivel creación musical y artista, veo que más allá de que sea mi viejo, el mono es muy alucinante a varios niveles, y en diferentes estilos de música que son las cosas que más me gustan a mí. A mí me gusta la mano folk countryrama, o la música progresiva; escucho los discos de La Máquina y son una biblia, Hipercreativos, hiperinspirados, están bien tocados y suenan bárbaro.

A nivel family, is the best y es lo que hay. No podría imaginarme otra cosa. Yo estoy hiperagradecido de poder decirle al quía ‘Me tomé 47 botellas de vodka como un boludo y me estoy sintiendo mal’, por darte un ejemplo. Papá va a saber cómo se siente el haber tomado 47 botellas de vodka, cuál es el mejor remedio para la resaca, y si se puede imaginar hasta porqué puedo haber tenido ganas de hacer eso”

Acerca de su relación actual con Miguel, Charly explica: "Somos dos, vivimos juntos y tenemos una visión muy definida de como es el asunto. Obviamente, él participa más que cualquier otro chico de los proyectos de su papá. Yo, a su edad, no participaba de los proyectos de mi viejo. Recién nos juntamos en otra época de la vida."


  » LOS GARCIA DE PALERMO | BUENOS VECINOS

Una vez el músico dijo que tenía un sueño: que la esquina de Coronel Díaz y Santa Fe alguna vez fuera bautizada, en su honor, Charly y García. Es que allí, en el séptimo piso de un viejo edificio, está su sala de ensayos - fuente de inspiración. Un par de metros más abajo vive un vecino con el que jamás tuvo problemas: Miguel, su único hijo. Cada vez que se visitan, repasan viejas canciones de Joni Mitchell, The Beatles y The Who y hasta se dan el gusto de tocar el piano a cuatro manos. Miguel tiene muy buen oído y canta tan bien como Charly, pero por el momento prefiere mantenerse lejos de los escenarios. Los separan 25 años pero coinciden en sus gustos, como recorrer pubs y esquivar fotógrafos. De tal palo...

 

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