Esfinges y serpientes

Figurilla hallada en Brassenpuy (Francia) datada en 30.000 a.C.

Esfinges en la entrada de una fortaleza en Anatolia (Turquía) datadas en 1.500 a.C.

Figura femenina perteneciente a la cultura precolombina huasteca (México)

Como puede apreciarse en las imágenes, los tocados con forma de cabeza de serpiente naja no son recientes (en términos arqueológicos) ni exclusivos de los egipcios. En Mesopotamia, a estos "guardianes de las puertas" se los llamaba karibu o querube (en singular) y querubim (en plural). Nótese que está mal decir "querubines" porque estaríamos agregando plural sobre plural. Así tenemos:

EN SINGULAR   EN PLURAL
Querube ........

Querubim

Serafe ........ Serafim
Elohe (dios) ........ Elohim (dioses)

La palabra "serafe" significa "serpiente". Mm... Quién lo diría... En el siguiente versículo, la palabra original para "serpientes" era "serafim":

"Mandó entonces Yavé contra el pueblo serpientes venenosas que los mordían y murió mucha gente de Israel". (Números 21,6)

Desde la más remota antigüedad la serpiente fue el símbolo de la sabiduría por excelencia y no necesariamente era la "representación del mal". Se cuentan a miles las historias como la de Edipo, en las cuales alguien debía descifrar un enigma propuesto por una esfinge–serpiente para poder ingresar a un lugar. A la respuesta del enigma en cuestión hoy seguramente la llamaríamos "contraseña". Por supuesto, el que pretendía entrar y desconocía la contraseña era muerto en el acto (de ahí, la "maldad" de la serpiente).

Todas las mitologías (y cuando digo todas es todas) hablan de dioses con "cuerpo de reptil" o "cuerpo de pez", es decir, con escamas. De hecho, las famosas sirenas podrían estar perfectamente emparentadas con estos personajes. En definitiva, ¿qué es una sirena? Sencillamente, una bella mujer con cuerpo de pez... Véase también el siguiente párrafo perteneciente al Avesta, el libro sagrado de los antiguos persas:

"...cuando hay en medio de nosotros una serpiente con dos patas, llena de malicia, muy perjudicial e impura [...]. Ésta conduce al ganado por el mal camino, aplica al hombre un golpe que perjudica a la vida y al conocimiento [...]. Este reptil de dos patas, tan perjudicial e impuro, es no menos pernicioso cuando está vivo". (Vendidad Sade, Quinto Fargard, versículos 114–122)

¿Serpiente con dos patas? ¡Sí, claro!

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