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Kiriadre Poemas

 

El Hambre de Mi Pueblo

 

Hoy me duele la panza de hambre ajena, al ver como revuelven la basura

pobres indigentes en nuestra tierra

hurgando sobras, tapando hambruna.

 

Hombres, niños, niñas embarazadas, en el baldío terreno

no, para ver un partido, ni jugar

están llevando migajas al cuerpo.

 

Entre moscas, ratas y lagartijas, se entremezclan el negro barro y sueños

sueños que quedaron entre cenizas

desde que dejaron de ser obreros.

 

Hoy me duele la panza de hambre ajena, siento vergüenza, porque estoy comiendo

un asado o guiso de lentejas

da lo mismo, ellos están muriendo.

 

El orgullo está enterrado, buscando basura en la comida

perdieron las técnicas por no sembrar

nadie los siguió educando.

 

Hoy me duele la panza de hambre ajena, siento vergüenza, porque estoy comiendo

¿Le pasará lo mismo al gran jefe?

¿O tan sólo pensará en su gobierno?

 

AMOR SIN ESPINAS, AMOR VERDADERO

Creí ver la luna en mi rostro
cuando miré hacia el espejo,
imaginé un sol en mi puerta
antes de abrir, buscando el encuentro;
sin embargo, tomando coraje
pensando que todo es sueño,
con ojos cerrados, temiendo al escalofriante agujero;
apareciste tú, grandioso, valeroso, hombre honesto.

Primero percaté, las margaritas en tus ojos,
coloridos, iluminados, erguidos;
después, se hizo presente los ecos del sonido;
flotaban en nuestro espacio,
rebotando entre tu pecho y el mío.
Nos abrazamos acalorados, apasionados;
descubriendo humedad, ternura, en los volcánicos labios apoyados.
Entre tu locura y la mía,
entre tus arrebatos ardientes y los míos,
construimos al fin un solo destino.

Hoy, estamos juntos
abrazados, enredadera de enamorados;
sólidamente sujetados por sentimientos naturales
creando una familia, caricias de hogar,
vehemencia compartida;
despidiéndonos noche a, noche,
con respeto, con alegría;
deseando en nuestro ángel
presencia eterna y divina.
dedicado a mi marido

Un Segundo De Ausencia

Déjame que valla
solo unos días,
presencia extrañarás
al ver mi partida.

Déjame que valla,
extráñame un poco;
es mi fantasía
que te pongas loco.

Levantarás tu mirada al cielo,
esperando por fin el regreso;
evocarás el perfume mío,
la ternura suave de mis besos.

Ven, el tiempo corrió, ya he vuelto;
abraza fuertemente mi cuerpo,
que tus besos son intensos, bellos;
con tu amor y mi amor hay encuentro.

Sigamos queriéndonos al viento,
amándonos tal cual, como siempre;
esparciendo libres nuestros sueños,
exaltando tu cuerpo, mi cuerpo.

de Graciela Kiriadre

 

 

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