ORDENACIÓN DEL PADRE SIGNER CABALLERO

El domingo 29 de junio fue un día memorable en la historia de nuestro Vicariato. Ese día, la Fiesta Solemne de San Pedro y San Pablo, Apóstoles y pilares de la Iglesia, durante la misa a las 8 a.m. en nuestra Iglesia Catedral, Signer Caballero Piña fue ordenado sacerdote para el Vicariato Apostólico de Iquitos. Presidió la celebración Mons. Julián García Centeno, OSA, nuestro obispo, y le acompañó Mons. Alberto Campos Hernández, OFM, obispo-vicario del Vicariato Apostólico de San José del Amazonas.

Concelebraron la Misa los sacerdotes de los dos Vicariatos y muchos fieles llenaron la Iglesia, con la alegría santa de la Fiesta de San Pedro y San Pablo y de la Ordenación.

Después de las lecturas bíblicas, el P. Felipe Nathaniel, Rector del Seminario Diocesano, presentó a Signer a Mons. Julián para ordenación como sacerdote. En seguida, las preguntas del rito de ordenación al P. Felipe, sobre la formación y preparación de Signer, durante años. Mons. Julián eligió a Signer para el orden del presbiterado y el pueblo respondió con “demos gracias a Dios”.

 Mons. Julián nos habló, -la predicación de la Palabra y la enseñanza de la Iglesia- como así se realizó uno de sus grandes sueños, la ordenación de un sacerdote de la selva para nuestro Vicariato. Nos habló sobre los grandes consuelos de Dios, que mucho necesitamos, especialmente cuando no faltan problemas. Nos habló a nosotros, y muy personalmente a Signer, sobre la vocación de ser sacerdote hoy, sobre cómo la Eucaristía es central en la vida de un sacerdote y cómo hay que perseverar en el servicio del Señor y de su Pueblo. 

Las preguntas a Signer, si estaba dispuesto a consagrarse totalmente al Señor y al servicio del Evangelio, con oración, enseñanza, el testimonio de su vida y la celebración de la Eucaristías y los Sacramentos. El “Sí” de Signer era la respuesta de su vida. Después, la promesa de obediencia a Mons. Julián y a sus sucesores, y oramos las Letanías de los Santos.

 Mons. Julián impuso manos sobre Signer. Después, Mons. Alberto, y los sacerdotes presentes, y a través de la oración solemne, con la imposición de manos, Signer fue ordenado sacerdote de la Iglesia. De veras, damos gracias a Dios. El P. Signer fue vestido con estola y casulla, fue ungido en las manos con el santo Crisma y recibió el cáliz y la patena. Y el abrazo de paz...

 Continuamos la celebración de la Eucaristía con fe, devoción y alegría. Al fin de la Misa, el P. Signer dio gracias a Dios, de todo corazón, y agradeció también a Mons. Julián, Mons. Alberto, nuestra Iglesia local, y especialmente al P. Felipe, P. Galileo y la comunidad del Seminario.

 El P. Signer es sacerdote diocesano de nuestro Vicariato y el primer sacerdote ordenado del Seminario Diocesano “San Agustín”. Recemos por él, que sea siempre un ministro fiel e instrumento del Señor, para que así muchos lleguen a conocer al Señor. A través del ministerio de un sacerdote, muchos pueden escuchar la Palabra de Dios y celebrar la Eucaristía y los otros sacramentos de la Iglesia. Por tu perseverancia en el camino durante años, por tu servicio al Señor y a su Pueblo en nuestro Vicariato: ¡MUCHAS GRACIAS, P. Signer!.

Rvdo. Pbro. Felipe Nathaniel W.

Rector del Seminario Mayor Diocesano de Iquitos

 

Desde que asumí el cargo de Rector del Seminario Diocesano de Iquitos, traje conmigo muchas expectativas y sueños. Gracias al apoyo incondicional de la oración, que es diálogo con Dios, empecé mi labor de formador, compañero, amigo y porque no decirlo de padre con mis hermanos, con mis hijos de comunidad en el seminario, viendo en cada uno de ellos grandes talentos y sobre todo el gran anhelo de lucha personal por ser fieles a su vocación , al llamado que Jesús les ha hecho.

Han transcurrido algunos años y esa lucha, esa esperanza, ese abandono a Dios han permitido que uno de los seminaristas haya alcanzado dar el sí definitivo a Dios, para ser consagrado

presbítero de la Iglesia, como es el caso hoy del Padre Signer. Este acontecimiento en particular, como acompañante de estos jóvenes me llena de mucha alegría interior que no se puede expresar con palabras, son alegrías que desbordan el alma del ser humano; me ha enseñado a ver con nuevos ojos a mis hermanos pre seminaristas y seminaristas, puesto que son joyas de Dios que las pone en esta casa de formación sacerdotal para que se pulan cada vez más, le agradezco a Dios al  permitirme ver que el joven de la selva puede llegar a alcanzar con su ayuda sus sueños, que en definitiva es el proyecto de Dios que les tiene preparado.

Nuestro Seminario Diocesano va avanzando así lentamente, pero con mucha firmeza y fuerza de voluntad por parte de los que la componemos, es importante la oración para la vida del seminarista, pues ese encuentro de intimidad con Dios le permite darse de lleno a su llamada.

También el apoyo económico que se recibe de nuestros bienhechores hace posible la permanencia de estos elegidos de Dios para su formación, pues  son hombres con necesidades básicas como todos los demás. Tú también nos puedes apoyar tanto con tu oración como con tu colaboración económica.

Es bueno saber que jóvenes de la selva están decididos a dejarlo todo y optan por el Señor, por su pueblo santo, que necesita y clama sacerdotes santos, dejando familia, proyectos personales, estudios entre otras cosas, cómo no estar agradecido a Dios por grandes maravillas que obra en sus hijos.

Pues somos vasijas de barro que llevamos un gran tesoro. Es la gracia de Dios la que nos conduce a ser arriesgados y decir “Sí Señor”, aquí estoy, hágase en mí lo que tú quieras, como el fiat de María.

Palabras del P. Signer

Dios se ha fijado en mí, entre tanta gente. Fui conquistado por él. Cristo mi amigo fue cargozo conmigo, así que a mí no me quedó otra cosa más que decirte: “yo voy contigo Señor”. Muchas veces quice eludir de esta vocación.

La misma vida que llevé antes de conocerle a este amigo, me hacía imposible asumirlo, al llamado que él me hacía. El empezó una pegraga conmigo muy buena, todo empezó en un grupo juvenil, ahí fue arrojado la “Semilla” “la luz”.

 Ahí algo he visto de Dios y se me ha quedado grabado en el alma hasta que legó un día de querer conocerle a este amigo y vivir más cerca con él en un preseminario y posteriormente con un seminario mayor, así fue.

 

Viví con él algunos años en el seminario, el jugaba limpio conmigo, él me consideraba su amigo, sin embargo yo jugaba sucio con él. Terminando la filosofía le dije a Jesús: líbrame de todo bagaje. Todo lo que tengo es para ti. Empecé a tener más camino a Jesús, a los niños, a los jóvenes a los adultos, mi vida era otra. Mi corazón cantaba a Cristo, juntamente con los demás. He compartido la alegría de él con muchos y no me cansaré de seguir compartiendo la alegría de cristo.

 Todos los días le dijo, Cristo dame tu pasión para contagiar en seguida a los demás lo que fue me enseñas. Sin ti soy incapaz de cambiar el corazón a una persona.

 Ahora somos los dos, lo que vamos a hacer la tarea. Dentro de todas estas experiencias, tembién esta la virgencita y le digo: ponme siempre al lado de tu hijo. 

En mi vida como sacerdote sólo quiero esto: el que permanece con él debe ser como él” y al final de mi vida quisiera decir. “bonito sueño señor, yo te la hice realidad”.

Hna. Conchita Villa

 Nuestra Iglesia de Iquitos, e incluso del Perú requiere de sacerdotes autóctonos, porque en la nueva evangelización se insiste en la inculturación del Evangelio de Cristo.

Signer nacido en Yurimaguas, es parte de esta cultura de selva, por lo tanto ahora como sacerdote en su papel de padre, maestro y guía espiritual le toca descubrir y hacer crecer las semillas del “Verbo” que hay en este su pueblo de Loreto y animar a la vivencia de una Iglesia comunión en sus tres dimensiones: con Dios Trinidad, entre nosotros y con esta bella naturaleza de a selva contribuyendo a que nuestro anhelo de lograr una imagen renovada de Iglesia de Iquitos se haga realidad, siendo el mismo un elemento de comunión con su servicio sencillo y disponible en especial a las familias más pobres, y a nuestra juventud.

Es así su ordenación, motivo de gran alegría, de gozo, que nos leva a dar gracias al Señor por este importante regalo. También a ti SIGNER por haber sido fiel al llamado de seguir a tu hermano Cristo a continuar su misión de hacer presente y visible su reino entre nosotros aún en medio de esta crisis socioeconómica que vivimos.