Un argentino conduciendo un vehículo es como un elefante en un bazar o un
mono con navaja.
Basta de echarle la culpa a la niebla, la lluvia, el viento, en el
accidente en la autopista Cañuelas del 20 de marzo de 2007, se va a probar
que todos los vehículos que embistieron a otro desde atrás no respetaba la
velocidad aconsejada en estos casos.
En 1969, se inauguró la autopista Rosario – Santa Fe, para
acceder mejor al Túnel Subfluvial, el accidente mas común era dormirse y
tragarse un puente, en el camino del desierto que va para Bariloche hay
anuncios de no dormirse y autos volcados, en una autopista cerca de la
ciudad de Córdoba que tiene muy poco tránsito hay un cartel: “circule sin
molestar a los demás”, en la Autovía 2 hubo este año 2 accidentes de
vehículos que se cruzaron de mano por la velocidad que venían embistiendo
a otros en la mano contraria. El Gobierno de La Ciudad de Buenos Aires, se
empeña en dar cátedra sobre reglas de tránsito, etc. y no se pregunta si
cuando alguien pasa una barrera baja o un semáforo en rojo o excede la
velocidad máxima ó mínima desconoce lo que debió hacer, la respuesta es
lógica lo sabe pero no respeta las normas.
En un país con gente normal, que cuando conduce un vehículo
piense que puede ser un arma mortal, sólo sucederían accidentes de
tránsito y no asesinatos.
Por eso no se pude cambiar todo de la noche a la mañana, el
comportamiento del argentino en la vida diaria es repugnante y con un
arma como un vehículo es peor.
Para los pocos que cumplimos las normas no nos queda otra que
un día de niebla no salir, ya que si respetamos la velocidad máxima nos
pasa algún camión por arriba y conducir siempre a la defensiva,
imaginando a los que nos rodean como asesinos con un arma: el vehículo.
Por: M.E.M.
Fecha:
Miércoles 21 de Marzo de 2007. |