por
Francisco Rodríguez Adrados
(Conferencia
pronunciada en griego en el XII Congreso Internacional “El Helenismo y la
Ortodoxia en el horizonte de Europa” el 29 y 30 de enero de 2005. Trad. Jerónimo
Brignone)
Existen solo dos lenguas en el mundo que sobreviven hasta hoy y que desde
hace tres mil quinientos años han ejercido una influencia significativa,
lingüística y cultural, fuera de sus límites geográficos: el griego y el
chino. Podrían también compararse con el egipcio, pero la lengua que proviene
de éste, el copto, desde hace muchos siglos es una lengua muerta, de uso
exclusivamente religioso. Lo mismo se aplica al hebreo, cuyas escrituras datan
de períodos recientes y que es, en realidad, una lengua muerta resucitada
en el estado de Israel.
La influencia de estas lenguas es innegable, particularmente la china:
influencia de la lengua, de la escritura y de la cultura en diferentes pueblos
de Oriente, así como en la diáspora china. En esto, sin embargo, fue más
amplia la influencia del griego. Su importancia reside, creo, no solo en la
continuidad de la lengua, de la escritura y de la cultura, sino en la formidable
influencia en todo tipo de lenguas y culturas, desde la Antigüedad y, a través
de la Edad Media, hasta hoy: desde un principio en el ciclo europeo, y luego en
todo el mundo.
En realidad las grandes lenguas europeas y casi todas las lenguas del
mundo son lenguas semigriegas que en una primera mirada no se parecen al griego,
pero que están impregnadas de estructuras gramaticales griegas y, sobre todo,
de léxico griego y de préstamos semánticos helénicos. Todo, o casi todo el léxico
académico de las lenguas modernas es directa o indirectamente griego, pues lo
tomaron como préstamo, directa o indirectamente, del latín, tanto en la Antigüedad,
como el Medioevo, como inclusive hoy.
Es un fenómeno esencial para tornar inteligible la historia
universal de la cultura y su gradual integración. Pero éste por supuesto es un fenómeno
que no se torna inteligible si no se lo considera asociado a la difusión,
directa o indirecta, y, a través de los sucesivos Renacimientos, de los grandes
inventos griegos: los géneros literarios, la democracia, la filosofía, la
ciencia, el teatro, las artes.
Intentaré
en breve presentar un panorama de este fenómeno colosal y decisivo. Y un
tipo de plan de trabajo y de programa de estudio que es maravillosamente
posible, así como complejo, en relación a la amplia difusión de la lengua
griega. Este programa tiene diferentes fases y capítulos que enumeraré en
forma secuencial.
1.
Historia de la lengua griega
Sin
duda, es el segmento del programa que ya está casi completo, si bien es posible
que admita mejoras y que se perfeccione. Se trata del estudio de la situación
del griego común dentro del indoeuropeo: desde la creación de los grandes
dialectos geográficos y literarios de la Antigüedad, desde el dialecto micénico
y homérico hasta el ático. Y desde la continuidad de estos dialectos dentro de
la sociedad en los distintos niveles sociolingüísticos en la época helenística,
romaica, bizantina y, más tarde, hasta nuestros días. Existe, pese a la
diversidad, una tendencia niveladora y unificadora.
El
griego fue la lengua del sector oriental del Imperio Romaico (y lengua de
cultura en Roma), lengua de Bizancio y ahora la lengua de Grecia y de la diáspora
griega. Y fue segunda lengua en distintas partes de mundo dentro de una amplia
extensión geográfica: la encontramos en las inscripciones de Ashoka en
Afganistán, en Córdoba bajo el dominio del imperio romaico, en los epigramas
de Bulgaria bajo el gobierno de los primeros khanes, y en el reino de Méroe en
Sudán.
2.
Historia del alfabeto griego
El
alfabeto griego, que constituye un importante progreso del alfabeto fenicio
gracias a la creación de las vocales, legó un medio de escritura a multitud de
lenguas: en realidad, de una variante del alfabeto griego resultó el alfabeto
latino, al cual hay una tendencia a transcribir todos los sistemas de escritura
del mundo, cuando no, a escribir todas las lenguas. Por ejemplo en China hubo
importantes intentos en esta dirección.
Pero
deberíamos instituir un corpus de aquellos alfabetos que provienen de los
alfabetos griegos, o de aquél que se impuso, el jónico. Alfabetos como el
etrusco, el latino o el lidio presentan variantes que se deben al hecho de que
derivan de los distintos alfabetos griegos. La mayoría de las veces, sin
embargo, los diferentes alfabetos descienden del jónico y su perfeccionamiento
en Alejandría, de donde provinieron, por ejemplo, el armenio, el gótico y el
eslavo.
Otros
alfabetos proceden del latino, con variantes debidas a la fonética de las
diferentes lenguas, tal como el lituano, el polaco o el checo. En todo caso se
trata siempre de variaciones del alfabeto griego, del mismo modo que también lo
es el alfabeto fonético internacional.
De
esta manera los griegos crearon un modelo universal de escritura. Un modelo que,
es cierto, conoció algunas mejoras cuando insertaron aproximadamente en la época
helenística las marcas diacríticas (espíritus y acentos), así como también
la división en sílabas de las palabras en el texto, y cuando se creó la letra
minúscula en la época bizantina. El cambio más grande que sufrió fue en
nuestra época con la pérdida de algunos caracteres de la ortografía histórica
y el uso del sistema monotónico. Perturbaron, por supuesto, una venerable
tradición que, pese a todo, se mantiene.
3.
Sintaxis
Todas
estas cosas se nos revelan con facilidad, pero es mucho menos claro aquello
relacionado con la sintaxis. La sintaxis
de los vedas indios y de Homero, que son similares, provienen del indoeuropeo;
pero la sintaxis de la prosa griega se desarrolló luego en muy gran medida,
hasta llegar a la complejidad y variedad de Tucídides y de Platón, y después,
la de los retóricos. Esta sintaxis llegó a ser capaz de una expresión vívida
y audaz, apta para la creación de grandes períodos perfectamente
elaborados, y fue el modelo de todas las lenguas indoeuropeas, con excepción
del indio, que permaneció aislado.
Esta influencia se hizo realidad tanto directamente como por medio de los
préstamos latinos de la sintaxis helénica, y se infiltró fácilmente en todas
las lenguas europeas, que tenían como punto de partida una sintaxis
indoeuropea, que es también la base de la griega. Con la ayuda de las
traducciones del griego y de sus imitaciones, se reformó en los hechos la
sintaxis del latín, y luego, del armenio, del árabe y del alemán. El latín
también ayudó a la creación de la sintaxis del alemán, del celta, del
lituano, etc. Y no se trata solamente de las lenguas indoeuropeas. La influencia
fue grande asimismo en el sirio, el etíope y, a través de las lenguas modernas
romance y germánicas, llega hoy a todas las lenguas del mundo.
Usamos una serie de modelos sintácticos desarrolladas por los griegos y
que hoy son indispensables para la expresión de pensamientos abstractos, así
como para el discurso científico y lingüístico en general. Y es también un
modelo para el discurso poético, tanto en forma directa, como a través del latín
y de las letras medievales europeas. Nuestras lenguas son en gran medida semihelénicas,
como podría denominárserlas.
En medio de los modelos sintácticos que transmitieron, directamente del
griego o a través del latín, están, por ejemplo: el desarrollo de la frase
subordinada, el uso sintáctico del infinitivo, las construcciones absolutas de
participio, la sustantivación de los adjetivos con o sin la ayuda del artículo,
etc. El griego desarrolló un sistema que fue copiado por el latín y que llega
hasta nosotros, en el cual cada verbo se corresponde con uno o más sustantivos,
adjetivos y adverbios. Esto provee de una línea en la síntesis del modelo que
hace posible organizarlo de diferentes maneras y con exactitud.
4. Léxico
La riqueza del léxico griego, la posibilidad de síntesis, producción y
creación de nuevas palabras es absolutamente única. Esto viene por supuesto de
fuentes indoeuropeas, y por ello encontramos mayores o menores paralelismos con
lenguas como el alemán. Pero sigue, y mucho más: siempre produce sorpresas.
Durante la elaboración del Diccionario de Griego Antiguo-Español que
escribimos en España, la abundancia de nuevas palabras que encontramos en
nuevas inscripciones, o durante el examen de las ya conocidas, supera todas las
expectativas.
Allí donde creamos una frase en una lengua como el español, los
griegos pudieron y pueden crear una palabra, con toda la posibilidad de síntesis
que esto implica. De aquí se revela la riqueza ilimitada del léxico griego,
antiguo y moderno. Y esta es la gloria tanto de la antigua ciencia griega como
de la moderna poesía neohelénica.
Es sabido, por cierto, cómo a través de la filosofía antigua y la sofística,
la lengua griega elaboró un léxico culto que más tarde desarrollaron
ampliamente tanto las filosofías como las ciencias helenísticas, que
recibieron y desarrollaron todas las lenguas del mundo: primero el latín, luego
las restantes, desde la época del Renacimiento y de la Iluminación y luego,
sobre todo, durante los siglos XIX y XX. Este es un hecho que bien conocemos,
pero al cual le falta todavía hoy un estudio sistemático. He escrito algunos
ensayos al respecto; antes que nada, la Historia de la Lengua Griega, que ha
sido traducida al griego y al alemán.
No se le ha dado la atención suficiente al hecho de que el griego es la
lengua que creó, a partir del habla coloquial de la época, un léxico técnico
especializado. Las lenguas restantes no hicieron otra cosa más que copiarlo y
desarrollarlo.
La intervención del latín como la lengua que difundió el léxico
griego, sea directamente o a través de préstamos semánticos, fue esencial. Ya
sabemos que Lucrecio hablaba de partii sermonis egestas. Más tarde se
infiltraron en el latín durante años términos griegos o préstamos semánticos.
Plauto creó la palabra mulierosus para traducir filogynaios,
Cicerón la palabra officium para kathékon, quantitas y qualitas
para las palabras posótes y poiótes.
Para
lenguas como el latín y el español tenemos estudios que nos hacen ver la época
en la cual se infiltraron los diferentes préstamos griegos o se crearon nuevas
palabras con elementos griegos, algunas de las cuales (por ejemplo, anti-,
auto-, idio-, proto-, tele- e infinidad de otras, entre tantas, sufijos como
-ismo, -itis, -ma, -sis, -odes) perteneecen a nuestra lengua. Además, se
infiltraron préstamos semánticos. Pero faltan todavía más estudios al
respecto, y sería de una inmensa importancia para la historia de la cultura
europea que siguiéramos la ruta de las palabras griegas y su adaptación.
En
el latín, el español y el resto de las lenguas podemos determinar algunas
veces la cronología del desarrollo de cada una de las palabras griegas. Purpura
es una palabra antigua en el latín, philosophia más reciente; algunas
veces reconstruimos el término latino de su derivado romance: en español, la
palabra acidia proviene de el griego bizantino a través del latín
medieval, así como iglesia proviene de ecclesía. Multitud de términos
provienen también a través del latín de la época del Renacimiento y de la
Iluminación. Más tarde se infiltraron palabras griegas o se crearon
continuamente palabras basadas en las griegas. A menudo una palabra griega ha
sido usada en la creación de diferentes palabras españolas, tales como murga,
música paralis y parálisis. A veces, con un significado
diferente; lo mismo sucede en otras lenguas modernas, tales como el francés.
En
lo que refiere al tema de la correlación entre las lenguas modernas, a veces
una palabra griega se difundió, por ejemplo, a través del francés. Tal, entre
muchos otros, es el caso de la palabra poesía (poesie en francés).
Es habitual de este estadio intermedio del francés la responsabilidad de las
anomalías en el uso en español de algunas palabras griegas: estratega y
estratego, cratera y crater, hematíe, etc., que en
francés se dicen stratege, cratere, hematie.
Pero
muchas veces es ambiguo si la ruta es el francés o el inglés o el alemán.
Este es un tema que merece ser investigado. Mucho de ello fue presentado recientemente
en el cuarto congreso de hispanistas en Asia, en Seúl, en un trabajo en el cual
aparecían los errores que sucedían en relación a la palabra española acróbata
y sus equivalentes en otras lenguas europeas. Es evidente que cuando se
introdujo como acróbata la palabra griega akrobátis, no estaba
registrada (hoy lo está): no era necesario, porque el modelo de la forma griega
era conocido. Podemos decir que, de alguna manera, el español siguió al griego,
creando palabras simplemente con la ayuda de esquemas terminológicos y reglas
de producción de éste.
Y
está también el problema de las palabras griegas que alteraron profundamente su
significado (estética, en francés esthetique), especialmente de
aquellas que generaron diversas producciones, y finalmente de aquellas que es
imposible que las reconozcamos debido a los cambios semánticos en la lengua de
difusión. ¿Quién pensaría que la palabra española fonda proviene del
griego pandocheíon? ¿O que el albéitar español es el ippíatros
griego? El árabe, la lengua intermediaria, carga con la responsabilidad. Además,
la invasión del léxico inglés provee, muchas veces, palabras de origen griego
y latino que llegan de este modo a las otras lenguas europeas.
El
léxico griego a veces está alterado, o desconocido, o ha dado diversas
derivados, o recibido nuevos significados, o ha ayudado a la formación de
nuevas palabras, a veces desde una forma morfológicamente anómala o con una
mezcla de elementos latinos (del estilo automóvil en español, automovil
en francés) o de otras lenguas. También están los préstamos lingüísticos
(ya hablé del latín). Estos préstamos se reiteran cuando una lengua como, por
ejemplo, el alemán prefirió usar una forma autóctona, tal como en Fernsehen
en vez de televisión. Acá continúa la influencia griega, pero es menos
evidente. Del mismo modo, cuando se creó Dichtung para evitar el origen
griego de la poesía, también es un préstamo semántico.
El
léxico griego a veces se esconde en nuestras lenguas, otras veces es obvio. Está
vivo en medio de éstas, es una parte suya, sin dejar por ello de ser griego.
Por esto, como referí anteriormente, las lenguas griegas son una especie de
criptogriego. Esto sucede en realidad en casi todas las lenguas del mundo, así
como también existen abundantes préstamos lingüísticos, entre otros, del
griego moderno.
Las
lenguas modernas, en lo que respecta a su léxico académico, son en realidad
una sola lengua: desde este punto de vista, son una continuidad del griego
antiguo, que ha constituido un factor de unificación.
5.
Literatura, pensamiento, arte
No
quisiera finalizar sin comentar que el ingreso de la sintaxis y el léxico
griegos se explica solamente a través de la inmensa influencia, directa o
indirecta, que han ejercido la literatura, el pensamiento y el arte helénicos,
en Occidente al principio, y luego en todo el mundo. La cultura griega, cuando
se propagó, trajo consigo la lengua con la cual se ha expresado a través de
los siglos; de este modo se creó una comunidad cultural con una base helénica,
y las diferentes lenguas se mezclaron con la griega y la continuaron
elaborando.
Así,
el griego constituyó y constituye por un lado una rama lingüística viva que
florece por sí misma. Pero, por el otro, ha influido inmensamente, a través de
diferentes y complicados caminos, sobre el resto de las lenguas, ayudándolas a
convertirse en instrumento intelectual y literario. De todo modo imaginable el
griego sobrevive en todas ellas y las enriquece cotidianamente.
Como
dije al principio, el griego es la más universal de las lenguas. Es una lengua
con una tradición todavía perdurable y una amplia difusión. Pero es también,
y debo subrayarlo, el verdadero modelo de desarrollo y unidad de nuestras lenguas
modernas.