EL ANEXIONISMO Y EL ALCA

 

No podemos hablar del ALCA solo como una “Alianza de Libre Comercio” sin antes mencionar que dicho proyecto integra una de las etapas, la etapa final, de un plan prolijo y planificado del imperialismo actual (monopolios financieros transnacionales, o “neoliberalismo”) tendiente a consolidar el dominio sobre las naciones dependientes e incorporar sus territorios, definitivamente, a su área de influencia.

 

Dicho plan es parte del proceso de desarrollo histórico del modo de producción capitalista, que se manifiesta en la cada vez mayor concentración de capitales, en especial de los capitales financieros y especulativos, en menos manos o grupos.

 

Es un proyecto  “anexionista”, que constituye la parte final de una nueva fase del imperialismo actual. Y así como el paso del colonialismo al neocolonialismo requirió de cambios de estrategia por parte de los países imperiales, reemplazando fundamentalmente la ocupación militar por la dependencia económica y política; así, este nuevo proceso, también requiere de cambios. Cambios que pueden encontrarse más avanzados en algunos países dependientes que en otros, estando relacionado ese grado de avance logrado, de modo inversamente proporcional al grado de resistencia que ejerza la población de esos países para evitar desaparecer como tales, para evitar ser anexados; ya que este nuevo proceso culmina con la desaparición de las naciones como tales y la incorporación, es decir, la anexión de sus territorios al imperio dominante.

 

Son cinco las fundamentales transformaciones que requiere el proceso de anexión llevado a cabo por el imperialismo. En nuestra América, por el imperialismo yanqui.

 

  1. Incremento desmedido de la deuda externa. Lo que obliga a los países dependientes a efectuar fuertes recortes al presupuesto nacional en las áreas salud, educación, cultura, atención social, para enfrentar con ello los altos servicios de intereses que genera esa deuda, independientemente de su legitimidad o ilegitimidad. Y con el mismo fin, incremento de los impuestos para obtener, en principio, mayores ingresos fiscales. Dichos incrementos de impuestos afectan directamente al consumo y no a las superganancias de los monopolios, reduciendo directamente la calidad de vida de los ciudadanos.

 

  1. Desmantelamiento del Estado Nacional: Con el falso argumento de que la deuda es en parte generada por la ineficiencia de un estado que actúa en áreas que deben estar en manos de los privados y genera déficit, se desmantela al mismo, a través de un proceso de privatización de empresas. Se entrega así, a la propiedad privada, la propiedad estatal  que fue construida con el sacrificio de varias generaciones. Y se la entrega a precio vil y con el negocio armado, con rentabilidad garantizada, a los monopolios internacionales. El estado, ya debilitado por sus recortes en lo social, también se debilita en lo económico.

 

  1. Fomentar el desprestigio de la Política a través del desprestigio  de los políticos corruptos y fieles al imperialismo. Los mismos políticos que fueron catapultados por los medios de comunicación masiva en poder de los monopolios, son utilizados más adelante para desprestigiar a la política y a los partidos políticos como parte esencial del sistema democrático burgués. Potencializan así la desconfianza en la Política de tal manera que se repudie, no sólo lo que está corrompido, sino todo aquello que pueda surgir como alternativa transformadora, a través de impulsar el  “todos son iguales”. De esa manera, sin política social, sin empresas claves y sin representantes respetados y reconocidos, y sin alternativas, al estado Nacional sólo le van quedando algunos símbolos y muy pocas herramientas soberanas; y allí, hacia esas pocas herramientas,  se dirige el plan anexionista. Simultáneamente se intenta ocultar que lo corrupto es el sistema.

 

  1. Eliminación de la moneda local. Si el Estado aún conserva una herramienta económica como es la moneda, eliminarla es el objetivo. Y eso se logra mediante la hábil convertibilidad, como se lo hizo en la Argentina durante más de una década, potenciando al infinito todos los males del neoliberalismo, o mediante la dolarización lisa y llana. De allí surge una nueva categoría para esos países, para los que dejaron de tener moneda: la de dependiente de los dependientes, ya que al carecer de moneda no pueden seguir el ritmo de las devaluaciones que otros países dependientes que la mantienen, efectúan como recursos para equilibrar otras devaluaciones en otros países, desarrollados o no. Mantener la ficción del dólar como moneda “propia”  significa mayor pobreza y miseria y continuar endeudándose, alimentando así la espiral destructiva.

 

  1. Y por último, la “integración territorial” y aquí radica la importancia del ALCA para el imperialismo, su aplicación es concretar la anexión lisa y llana de los ya debilitados Estados Nacionales al imperio, es decir, a los Estados Unidos. Integralos antes de que otros lo intenten, de allí la prisa de los EEUU en anticipar la puesta en vigencia de esa nefasta “alianza” y las simultáneas presiones que ejercen contra los organismos regionales que puedan ofrecerle resistencia, como es el caso del MERCOSUR. Destruir las uniones regionales o debilitarlas es parte necesaria para la consolidación del ALCA, ALCA que no llega solo, que va acompañado con la militarización de la región, siendo la punta de lanza el denominado “Plan Colombia” y otros no menores como el Plan Cabañas en la Argentina. Y con la judicialización de todo el área en manos de los tribunales de los EEUU.

 

ALCA es, en síntesis, la última fase del proceso anexionista que caracteriza al capitalismo actual, donde predominan los monopolios financieros altamente especulativos.

 

ALCA es un tipo de “asociación” entre una enorme, gigantesca y dominante potencia industrial y financiera, que produce ella sola una cuarta parte del producto bruto mundial, con países arrasados por la pobreza, la marginación, el subdesarrollo, la dependencia, causadas en gran parte por estar bajo la órbita de organismos internacionales controlados por los EEUU como lo son el Banco Mundial, el FMI, y el Banco Interamericano de Desarrollo. Recordemos que en esta supuesta “globalización” la concentración es mayúscula. El 48% de las empresas y bancos más importantes del mundo son de EEUU, el 30% de la Unión Europea y el 10% del Japón, sumando estos tres grupos imperialistas casi el 90% del dominio industrial, comercial y financiero del mundo.

 

En América Latina y el Caribe, todo, absolutamente todo lo que queda, pasara a manos de las empresas de los EEUU pues será imposible competir “en igualdad de condiciones”, en cualquier rama de la industria o los servicios.  Y sólo quedaremos como proveedores de las materias primas que el imperio requiera, pagadas a precios cada vez más bajos y cuotificando su producción, o del armado de piezas fabricadas en las metrópolis.

 

Los agricultores latinoamericanos serán desbastados, pues no podrá enfrentar los altos subsidios con que el gobierno de los EEUU protege a los suyos. Como ejemplo observamos que, en mayo de este año, el Congreso de los EEUU aprobó 182 mil millones de dólares para subsidiar la agricultura en la próxima década. Se reducirán entonces, en el resto de los países, las áreas de siembras y su consecuencia directa será la ruina de miles de campesinos, el incremento brutal de la desocupación rural y un faltante mayor de alimentos para la población local.

 

La industria seguirá reduciéndose, toda la pequeña y mediana empresa desaparecerá, miles y miles de desocupados nuevos pasaran a engrosar el ya enorme número de marginados. No tendrán opción de ir a trabajar al imperio. Pues en este acuerdo todo es “libre”, menos el tránsito de personas. Y ello es así pues fue creado con el fin de anexar los territorios y consolidar el predominio de la región frente a otros grupos financieros internacionales, como lo es la Unión Europea.

 

La enorme desocupación generará, entre otros males, el pago de muy bajos salarios y la no existencia de seguros de desempleo. Se reducirán aún más y hasta desaparecer, los gastos sociales en salud, educación y el destinado a “seguridad” estará ligado y subordinado a una policía internacional especializada en reprimir poblaciones o manifestaciones contra el sistema.

 

La política monetaria la dictará directamente la Reserva Federal de los Estados Unidos. Y la política también.

 

Las naciones podrán mantener escarapelas, banderas e himnos, pero ningún otro rastro de soberanía real les permitirá definirlas como tales. A partir de la implementación del ALCA las naciones, aún con sus banderas, dejarán de serlo, para pasar a ser territorios inefinidos, territorios ANEXADOS.

 

Un anticipo de lo que afectará el ALCA a la economía lo podemos observar en lo nefasto que significó para México el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), una especie de ALCA en menor escala. Es un anticipo, pues el TLC responde a la misma filosofía neoliberal que el ALCA y también está relacionando a un país dependiente con la mayor potencia, por ahora, del mundo, los EEUU. Tenemos aquí un ejemplo con más de 7 años de “experiencia”.

 

La economía Mexicana reduce su crecimiento de un 6,5% promedio anual en la década del 70 a un 3% (menos de la mitad) con la de vigencia del TLC. El trabajo informal, que siempre existió, y que no contempla ni vacaciones, ni indemnizaciones, ni fondo de desempleo, ni jubilaciones para el trabajador, creció al doble, hasta el 50% de los trabajadores se encuentran en esa situación de precariedad. La inversión extranjera creció, en sólo dos años, 1998 al 2000 ingresaron más de 36 mil millones, pero en igual lapso salieron más de 48 mil millones. Ello tiene efecto directo sobre la deuda externa, que pasó a ser de casi 170 mil millones de dólares, el doble que diez años atrás. Las exportaciones, la “carnada” del “desarrollo” impulsado por los neoliberales, se concentraron hacia los EEUU, en casi un 90%, pero esas exportaciones están en manos de no más de 300 empresas, la mayoría de ellas filiales norteamericanas. Parte de esas exportaciones son en realidad ensambles o armados (“maquilladoras”), que utilizan mano de obra mexicana, que son casi 15 veces más económica que la de los EEUU. También se concentran las importaciones, ahora México ingresa un 75% de las mismas desde los EEUU. Entre el maquillaje y las exportaciones simuladas, por cada dólar que México exporta, menos del 20%, o sea menos de 20 centavos es de origen mexicano. La agricultura ha sido diezmada. Arroz, papas, algodón de origen local han sido reemplazados, en gran parte, por lo que producen los agricultores altamente subsidiados en los EEUU. Como consecuencia se reduce considerablemente el área sembrada y más de seis millones de trabajadores agrícolas perdieron su trabajo. Parte de ellos tratan de cruzar la frontera hacia los EEUU y son cazados como liebre o mueren en el intento. El costo de los alimentos de consumo básico, lo que conocemos como “canasta familiar”, durante la vigencia del TLC creció casi un 600% mientras los salarios, en igual lapso, no superaron el 150%. Las compras del sector público deben hacerse “a las empresas que tengan mayor experiencia y mayor volumen de negocios”. Eso, y decir, deben todas las compras del sector público encargarse a las empresas transnacionales de los EEUU, es exactamente lo mismo. Y algunas cláusulas especiales indicarían que hasta la deuda que se contraen con las empresas (norteamericanas) recibirían el tratamiento de “inversiones”, es decir, se podrían exigir garantías especiales por las mismas.

 

El profesor cubano Carlos Alzugaray Treto menciona que “un conjunto de factores económicos sociales y políticos influyeron en la situación creada en América Latina y el Caribe a partir de 1989, cuando el fin de la bipolaridad estratégica (caída del socialismo real) ofreció significativas oportunidades para que EEUU rediseñara su estrategia económica de dominación sobre la región” Y considera, al menos, cuatro factores estructurales “tradicionales”: 1. La voluntad de excluir la influencia y/o presencia de cualquier competidor global que pudiera poner en peligro la primacía de los EEUU como potencia preponderante en el Hemisferio Occidental, tanto en lo económico como en lo político y militar; 2. La conquista de posiciones preferenciales para el comercio de EEUU con la región y para las inversiones de coorporaciones multinacionales norteamericanas y, en consecuencia, el rechazo y derribo de cualquier proyecto social que intente liberar a un país de la dependencia a la que está sometido; 3. El profundo menosprecio por la identidad cultural y nacional latinoamericana, basada en el concepto aceptado del profesor Lars Schoultz, de la Universidad de Carolina del Norte, que expresa textualmente que “la inferioridad latinoamericana constituye el núcleo esencial de la política de EEUU, porque determina los pasos precisos que EEUU dan para proteger sus intereses en la región.”; y 4. El uso unilateral de la coerción y la fuerza como instrumentos preferidos de política para el logro de sus fines.

 

Pero si bien es una verdad indiscutible que la caída del socialismo real ha permitido al imperialismo, y en especial al imperialismo yanqui, avanzar sobre las conquistas sociales de todos los países dependientes y sobre las de su propio país, también es una verdad absoluta e indiscutible de que el modo de producción capitalista avanza siempre e inevitablemente hacia la concentración de mayores capitales en menos manos sin que, simultáneamente, desaparezca la competencia entre los distintos bloques capitalistas.

 

Y es precisamente esa competencia la que induce a los imperialistas a avanzar sobre nuevas formas de dominación, presentándose en nuestros días el Anexionismo como lo más nuevo, constituyendo el ALCA un eslabón de ese proceso de destrucción de las naciones, constituyéndose el ALCA como la última y más importante de las etapas, que concluyen con la anexión total de los territorios nacionales al imperialismo dominante.

 

 

Oscar Natalichio

Docente de la Universidad Madres de Plaza de Mayo

Carrera de Economía Política y Social

Junio del 2002