Reseña
de conceptos de política económica del equipo técnico
dirigido por Rubén Lo Vuolo
Precios:
El problema inflacionario no es un
problema de demanda, sus causas principales son la
política cambiaria y monetaria y las expectativas que
generan, presionando el dólar hacia arriba. Pero
también tenemos que enfrentarnos a unos mercados
oligopólicos muy concentrados, y si es necesario poner
precios máximos en esos mercados debería hacerse. El
traslado de precios internacionales al mercado interno
por parte de los exportadores también debería
combatirse, con aranceles.
Dólar:
Ninguno de los dos extremos, ni el tipo
de cambio fijo ni la flotación pura, son políticas
adecuadas. Habría que tener una política cambiaria
intermedia, que se tiene que complementar con la
monetaria. Lo único que es seguro es que, aunque
nosotros coincidíamos con que había que salir de la
Convertibilidad, tendría que haberse hecho todo al
revés.
Corralito:
El disparate es haber entrado, porque
atentó contra principios elementales del mercado. Se
podía salir bien antes de la pesificación, pero hoy por
hoy es muy difícil una salida generalizada e inmediata.
Hay que distinguir entre depósitos pequeños y grandes,
y en caso de tener que ir a un canje de activos por
bonos, nosotros siempre recomendamos que fueran
privados(garantizados por los bancos) y que no debía
soportarlos el sector público.
Salarios:
Argentina necesita una política masiva
de cobertura de ingresos a toda la población, incluso
los que no están en el mercado laboral.Habría que
instaurar un ingreso de referencia que sirva para que no
se siga empujando los salarios a la baja. Además
tendría que haber aumentos de salarios, y la espiral
inflacionaria de precios-salarios se evitaría
coordinando esto con las políticas contra la inflación.
Política monetaria y emisión:
La salida de la recesión no pasa por
políticas de oferta sino de demanda. Lo ideal es salir
con una política fiscalmente equilibrada, pero en este
contexto es muy difícil, y está probado que a lo único
que ha llevado es a más recesión. Decir que en la
coyuntura lo que se necesita es un shock de demanda para
reanudar el ciclo económico no quiere decir que uno
piense que es la manera de que funcione una economía
normal. Y si ese shock de demanda requiere que se emita
(moneda), habría que emitirla, combinando esto con los
demás instrumentos de política económica.
Política fiscal:
El shock de demanda no necesariamente
sería perjudicial para el Estado a nivel fiscal, sino
que permitiría recomponer la recaudación de impuestos.
Si nos manejáramos con una referencia de tipo de cambio
efectivo, que debería revisarse periódicamente,
podríamos avanzar en un esquema de retenciones móviles,
que también controlarían la inflación.
Bancos y mercado de capitales:
El Gobierno con su accionar no ha
permitido que la gente pueda diferenciar entre los bancos
serios y los que no lo son, entre las entidades con
solidez que están dispuestas a asumir compromisos de
pago y las que no. La confianza en los bancos va a llegar
sólo con esa distinción. Y la reformulación del
sistema podría pasar por la formación de consorcios
bancarios y la redefinición del rol de la banca
pública. Esto no quiere decir más banca pública, pero
sí que tendría que haber una banca pública regional,
pequeña, especializada en créditos a sectores
productivos.
Integración regional:
El objetivo es el Mercosur, la
conversación del ALCA tiene que hacerse desde allí, que
es nuestra forma de integrarnos al mundo económico, con
una política común que nos dé una mejor relación de
fuerzas para negociar.
Relación con el Fondo Monetario:
Siempre hay que conversar con los
organismos internacionales, por más que tengamos una
posición crítica y rechacemos las políticas que
proponen. Hay que tener un plan hecho y discutirlo
después. Hoy se están discutiendo más cuestiones
políticas que macroeconómicas.
Empresas privatizadas:
Argentina hizo las peores
privatizaciones del mundo, así que no se puede reducir
el tema sólo a si aumentan los precios o no. Hay una
gran desidia regulatoria y hay que dejar en claro que hoy
no hay lugar para aumentos de tarifas. El Estado tiene
que replantear las condiciones de los contratos de
privatizaciones.
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