Anoche tuve un
sueño. Soñé que caminaba por la playa. En la pantalla de la
noche se proyectaban los días de mi vida. Miré hacia atrás y
vi huellas sobre la arena: unas eran las mias, las otras con un
ser que caminaba junto a mi. Me senti feliz, protegido y
acompañado. Cuando se acabaron mis días, me paré y miré hacia
atrás. Vi que en algunos sitios había solo un par de huellas.
Esos sitios coincidían con los días de mayor angustia, los de
mayor miedo, los de mayor dolor de mi vida. Entonces me detuve,
miré hacia el cielo y le dije a Dios: - Señor, ¿por qué tan
solo en los momentos de dolor, he tenido que estar. . . ? ves que
solo hay un par de huellas . . . Y el Señor me respondió: -
Cuando veías ambas huellas al lado de las tuyas, Yo caminaba a
tu lado. - Sí, Señor, pero luego me dejaste solo. . . . - Esos.
. . , hijo mio, fueron los dias en que te llevé en mis brazos. .
. . .
ART. EXTRAIDO
DE INTERNET