Soberbia
- El Cuarto Mandamiento
Por
Maximiliano
Curcio
Sinopsis: La
aparición del automóvil y otros avances tecnológicos no son
asimilados por una familia adinerada del medio oeste. Esto causa la
pérdida de toda su riqueza y poder en el vecindario, provocando,
además, el enfrentamiento entre la matriarca y el hijo cuya excusa
es la mujer de éste.
*
* * * * / EXCELENTE
La
historia es conocida y ya fue contada en mas de una ocasión desde
este sitio. Orson Welles revoluciono al mundo entero con su parodia
radial de "La Guerra de los Mundos" que los
magnates de la RKO (el influyente estudio cinematográfico de
aquellos años) quedaron impresionados y le ofrecieron un contrato
para varias películas con total libertad de creación, eso si, con
un presupuesto limitado. Luego de estremecer una vez mas al mundo
entero con su brillante opera prima "El Ciudadano",
Welles acrecienta una vez mas su mito con el film "Soberbia",
un proyecto mas que intimo par Welles en su emprendimiento de llevar
a la pantalla la novela de Booth Tarkington.
Cuando
hablo de lo personal de este proyecto para Welles, me refiero también
a la forma en que construye la historia, con no pocos paralelismos
en torno a su figura (el personaje central se llama George, tal el
nombre de pila de Welles) y el relato transcurre en la clase
aristocrática de alta burguesía (un recuerdo de la infancia del
director). El film relata el ascenso y caída de la familia
Amberson, con su esplendor a fines de siglo XIX, a medida que vemos
avanzar y transformarse el mundo (con la moda masculina y su evolución
como parámetro) y su lento declive a principios del convulsionado
siglo XX (con la invención del auto como referencia), aunque también
claro esta, mas allá de las debacles económicas y los
irremediables ciclos sociales que transforman el presente el film se
centra en mostrar la caída de los Amberson por culpas propias en
cuanto a diferencias internas de la familia o miserias que se van
revelando poco a poco, en esas debilidades semi ocultas que acaban
con tantos años de prosperidad. El film contrapone el clasicismo y
el renombre a la pobreza y la honestidad, a la vez que acompleja una
trama de amores perdidos y antipatías varias con un tono de
evidencia melancólica y nostálgica.
La
magia de Welles se percibe en cada escena, en cada toma, en cada
dialogo. Y al final resulto ser (como tantas otras veces en la
inigualable carrera de este prolífico realizador) que su libertad
de expresión no lo fue tal, que una vez mas los estudios decidieron
recortar ciertas escenas y la rebeldía de Welles lo convirtió casi
en un proscrito de Hollywood, en un rebelde, en un enfant terrible.
La escena final, cuya edición de montaje corresponde nada menos que
al luego celebre Robert Wise, esta lejos del final pensado por
Welles, las piezas se reacomodan en un final si puede decirse feliz
donde todo retorna su cauce y cada pieza argumental ocupa su lugar.
De todas formas este detalle no empaña un film que lleva el sello
característico de Welles por su audacia visual y su talento
narrativo.
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