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Una sinfonía interpretada
por 100 ordenadores en red, un programa para cartografiar emociones,
cuadros disimulados en un 'chip' inteligente: durante cuatro días,
la tecnópolis francesa de Sophia-Antipolis pone la materia gris
de sus empresas al servicio de artistas que unen creación y alta
tecnología.
Para este primer 'Festival
de la Cuarta Dimensión' organizado del miércoles al sábado,
los compositores Frederic Voisin y Robin Meier han trabajado duro. Este
jueves al caer la noche serán directores de orquesta de la primera
obra sonora interpretada por un centenar de ordenadores músicos
y difundida en siete puntos diferentes del parque de Sophia-Antipolis.
Al renombre económico
y científico de la tecnópolis y su millar de empresas
especializadas en las nuevas tecnologías, los organizadores quieren
añadir una nueva dimensión: la visión artística.
"Las telecomunicaciones
tienden a volverse banales a fuerza de orientarse únicamente
de forma comercial. El arte permite darles una dimensión mágica",
afirma Candace Johnson, una de las iniciadoras de la manifestación.
Con Derrick de Kerckhove,
director del programa McLuhan sobre la cultura y la tecnología
en la Universidad de Toronto, se puso a buscar a los Matisse y Cocteau
de este siglo, capaces de usar un piano o un código informático.
Sobre su 'Sinfonía
de las máquinas', los compositores dicen que sus ordenadores
"van a actuar como decenas de mini-cerebros que convertirán
en sonidos los estímulos que les enviaremos; pueden ser palabras,
voces, ruidos de motor, pájaros, una luz o una onda de calor".
El espectáculo podrá
verse por Internet y el teléfono móvil, que también
estará en el centro de la obra propuesta por el italiano Piero
Fantastichini, pintor fascinado por el mundo de los 'chips'.
En ellos ha digitalizado
y comprimido varios de sus cuadros, integrándolos en un cuadro
más grande. Gracias a la tecnología RFID, de las 'etiquetas
inteligentes', desarrollada por ASK y Neion Graphics, ambas con sede
en Sophia Antipolis, basta con pasar el móvil por los lugares
del cuadro donde están disimulados los 'chips' para ver aparecer
las pinturas escondidas.
¿Tanto futurismo suscitará
miedo, placer o estrés en el espectador? Para saberlo hay que
contemplar el 'mapa emocional del planeta' creado por el video-artista
Maurice Benayoun, gracias a un programa sofisticado que escruta en tiempo
real las palabras que expresan las emociones más habituales en
todo el mundo.
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