Cinco décadas de sexualidad
No han pasado aún 50 años y ciertos hábitos sexuales, creencias o mitos de hace medio siglo nos parecen casi prehistóricos. Marilyn Monroe conoció el rigor de la moral victoriana. Mostrar la enagua, como ella lo hizo, era no sólo una provocación abiertamente sexual, sino también un pecado castigado con las penas del infierno. Madonna, en cambio, se permitió mayores transgresiones. Se desnudó, filmó escenas íntimas en su cama, se colocó sostenes en punta para acentuar sus pechos y pezones, movió pelvis en el escenario no para provocar, que eso lo hizo Elvis Presley hace mucho tiempo, sino para graficar los movimientos del acto sexual. Nada de sutilezas.
Años 50: los hombres podían ir presos por homosexuales y el aborto era ilegal aun en países como Estados Unidos. Las píldoras anticonceptivas no estaban difundidas y los preservativos se encontraban como aguja en un pajar. Clásicos como El Decamerón, de Bocaccio, se quemaban por obscenos. Las mujeres conocían a sus futuros maridos porque algún familiar o amigo se los presentaban. El hombre decidía si se casaba o no con una mujer con quien hubiera tenido relaciones prematrimoniales. La sexualidad femenina... ¿qué era eso? La vara con que se medía todo era la masculina. Pregunte a alguna abuela. El recuerdo será uno: represión.
Años 60: revolución sexual. Se legaliza el aborto y en Estados Unidos la edad permitida para casarse baja de los 21 a los 18 años. Master y Johnson hablan de conducta masturbatoria, de la importancia del clítoris, de sexo anal y bucogenital. En sus estudios comprobaron que dichas prácticas sexuales eran llevadas a cabo por gran número de las parejas estudiadas. Esto destruyó mitos y creencias que las consideraban anormales o de una minoría. Comienzan a aceptarse las conductas homosexuales y nuevas modalidades como el intercambio de parejas y el sexo grupal. Se ponen de moda las relaciones prematrimoniales, las parejas no monogámicas y la autosatisfacción. Empiezan a disminuir los hombres que visitan prostíbulos porque las chicas con que se relacionan inician antes su actividad sexual. Se revalora el orgasmo femenino, la mujer tiene derecho a gozar. Aparece la píldora anticonceptiva y la planificación familiar se ve como la solución a la sobrepoblación del planeta. La eyaculación precoz, que era mirada antes como un signo de hombría, porque así el varón "rendía más", pasa a ser el gran problema sexual de Occidente.
Años 70: nada está prohibido. Los hippies se pasean desnudos por sus comunidades. La educación sexual debuta como materia. Los anticonceptivos orales se masifican: ya no hay que pedir permiso para hacer el amor. Se le quita la etiqueta de enfermedad a la homosexualidad. Comienzan las primeras experiencias en fertilización in vitro y en 1978 nace el primer bebé probeta. Sólo hacia fines de la década los jóvenes comienzan a cansarse de las relaciones de una noche y apuestan a la intimidad y al compromiso afectivo.
Años 80: lo anterior se refuerza con la aparición del sida. El capitalismo contamina las relaciones: el dinero, el poder y el trabajo resultan más estimulantes que el sexo. Este último queda asociado al riesgo. Aparecen los temores de la sociedad frente a la educación sexual. Los grupos más conservadores adquieren mucho poder. Las mujeres solas prescinden de los hombres para criar un hijo y se multiplican las familias integradas por divorciados con hijos "tuyos, míos y nuestros". En los 80, las relaciones se piensan, ya no se privilegia el impulso, la razón se impone al placer.
Años 90: El estrés arruina la actividad sexual, la hace demasiado infrecuente. Hacia fines de siglo, la píldora contra la impotencia atrae a los consultorios sexológicos a millones de hombres que antes no se atrevían a consultar médico.
continuara...
W.E.G.
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