Exploración Sin
Limite
Puede ser cualquier
parte de nuestro cuerpo que, al ser
estimulada produce placer erótico. Lo
importante es dejarse llevar por la
excitación y disfrutar de las caricias,
pues estas garantizan el éxito de
cualquier relación sexual.
Hay pocas cosas más
sugerentes para una mujer que un beso en
el cuello, un masaje en la espalda o un
susurro al oído. Estos son solo algunos
de los lugares que no están relacionados
con los órganos sexuales pero que
producen un inmenso placer cuando son
estimulados. Y es que, al explorar el
cuerpo femenino, se descubren un sinfín
de rincones que ante una incitación
generan deseo. Las zonas erógenas
indispensables en cualquier acto sexual,
son segmentos de nuestro organismo que
tienen un mayor numero de terminaciones
nerviosas, están asociados a los centros
de placer del cerebro y son sensibles a
la motivación erótica.
Puede ser cualquier
parte del cuerpo y van cambiando durante
el juego sexual.
Aunque las zonas
más comunes en las mujeres son los
pechos, la vagina y el clítoris, cada
una debe ser capaz de identificar cual es
la que le produce más placer. Es más,
hace varias décadas atrás, el medico
Ernest Gräfenberg descubrió el famoso
punto G, una zona ubicada en la parte
anterior de la vagina donde se concentran
un mayor numero de terminales nerviosos.
Si bien este fue un gran hallazgo,
frustró a muchas mujeres no llegar a
encontrarlo, y estigmatizó a la vagina
como la más importante de las zonas
erógenas. En estudios posteriores se,
estableció que algunas no tiene
tan desarrollado su punto G como otras,
por eso muchas mujeres prefrieren el
clítoris para ser estimuladas y sentir
el orgasmo.
Sobre gustos no hay
nada escrito, menos en el tema de la
sexualidad. Los posibilidades son
ilimitadas, y cada mujer debería saber
que cuenta con su propio mapa erógeno
exclusivo y diferente. Muchas prefieren
que las acaricien los senos, los glúteos
o rocen su entrepierna, mientras que
otras sentirán un gran placer cuando
tocan sus pies o besan todo su cuerpo.
Y es que estas zonas
están muy relacionadas con la
experiencia corporal de cada una. Puede
que a raíz de algo que vivió en la
infancia, algunas partes del cuerpo
quedan sensibilizadas y se convierten en
una zona erógena en la adultez.
Si a una niña la
mamá le tocaba todas las noches la oreja
antes de dormir, seguramente este lugar
será muy sensible a las caricias cuando
mayor y le producirá un enorme placer.
Por otra parte, hay
que pensar que las zonas erógenas, al
ser terminaciones nerviosas, pueden ser
exploradas con los cinco sentidos, no
solo con el tacto ya que los olores
de nuestra pareja son muy
sensuales, y las palabras sugerentes y
los sabores corporales también; y mirar
puede ser muy excitante, por eso es
importante no poner limites a la
imaginación, hay que liberarse.
Así como son muchas
las zonas erógenas, las caricias tampoco
tienen limite, pues con el solo hecho de
variar la intensidad o la presión,
cambia completamente la sensación, y
aunque se la misma zona, el pacer será
totalmente distinto.
Explorar Sin
Vergüenza
La auto exploración
del cuerpo es elemental para descubrirse
y conocer que es lo que provoca más
placer. Sin embargo, muchas mujeres
sienten vergüenza de solo pensarlo, la
razón: nuestra cultura a introducido en
la conciencia colectiva un rechazo a la
masturbación, y lo sexual se justifica
principalmente para la reproducción.
Pero la sexualidad es parte de la esencia
del ser humano, y buscar el placer a
través del sexo es completamente
natural.
Hay mujeres que se
sienten reprimidas y no saben descubrir
sus propias zonas erógenas. Incluso,
algunas no conocen su cuerpo, sus
genitales y se avergüenzan de ellos. En
estos casos es recomendable que
empiecen a observarse con un espejo, que
aprendan como son. Pero esta
relación no es su culpa, por que desde
niñas les dijeron que la masturbación
era pecado, y aunque a veces lo han
hecho, se sienten tremendamente sucias y
con cargo de conciencia, tanto así que
prefieren no volverlo a hacer nunca más.
Una vez derribadas esas barreras, la
sexualidad será mucho más placentera.
Sin una correcta
estimulación difícilmente podrá haber
coito satisfactorio, y menos orgasmos. Es
más si las zonas erógenas son
acariciadas espléndidamente, ni
siquiera es necesaria la
penetración, por que el placer se
consigue será suficiente para disfrutar
la sexualidad.
Otro punto
importante es cuando se logra
experimentar en la actividad sexual, o
sea, cuando se sale de la rutina y se
consigue placer, situación que a muchas
mujeres asusta. Muchas llegan preguntando
que es normal y que es anormal, y creen
que son las únicas que pasan por eso.
Pero si lo que están haciendo les
produce placer a ambos y no daña
su integridad, no hay de que preocuparse.
Comunicación
Sexual
Si bien las nuevas
generaciones son más abiertas a su
corporalidad y sienten más derecho a
buscar el placer por el placer, a
muchas parejas todavía les cuesta hablar
de sus zonas erógenas. No han aprendido
a recibir y dar cariño, a hacer las
cosas que les gusta a ambos simplemente
porque no se atreven a decirlo. No es
necesario hablar todo en la cama, pero si
cuentan con códigos propios, con un
lenguaje adecuado y no vulgar, es muy
sensual y sugerente conversar sobre sus
gustos. Aunque la mayoría de las veces
es mejor llevar las manos y
enseñar corporalmente el lugar, la
presión, el tipo de caricia. En
resumidas cuantas, dejar que los cuerpos
hablen.
Sin lugar a dudas,
si una pareja se conoce bien puede
disfrutar mucho más y una manera
de hacerlo es alternando roles: que no
sea siempre le hombre el encargado de
excitar, y que la mujer permanezca
pasiva. Ella tiene que ser capaz de
aceptar su erotismo como lago natural y
básico.
Sin embargo, habrá
que hacer algunas salvedades.
Primero, que las zonas erógenas van
cambiando con los años, por que la
actividad sexual y los hábitos también
varían. No hay que alarmarse si un lugar
que antes era foco de excitación
ya no lo sea, por que es un proceso
natural y parte del desarrollo sexual de
la pareja. En ese momento se tendrá que
redescubrir zonas que provoquen ese
placer, además hay que considerar que
después de un parto se altera la
anatomía femenina y en algunas
ocasiones, la vagina no cicatriza bien o
se pierde sensibilidad en le clítoris.
Por otra parte
cuando existe alguna disfunción sexual,
lo mejor es no concentrarse en las partes
más comunes para no bloquear a la
pareja. Hay que experimentar nuevas
sensaciones.
Y por ultimo, hay
que tener cuidado con la sobre
estimulación, ya que puede producir un
efecto contrario. Por ejemplo, si se
esta acariciando los pezones
y la aureola, la zona se puede
sensibilizar y le va a doler a la mujer.
Es mejor ir combinando de lugares,
realizar juegos sexuales, eso garantiza
el éxito de la relación.
Las zonas erógenas
femeninas son ilimitadas y descubrirlas
dependerá solo de la imaginación y
espontaneidad tanto de la mujer como de
su pareja. De ahí la importancia
de una buen comunicación verbal y
no verbal, pues no se debe olvidar que
son dos los que construyen el acto
sexual. Explorar nuevos lugares, cambiar
las caricias, dejarse llevar por las
sensaciones y le erotismos evitara la
rutina y abrirá las puertas a más y
nuevos placeres.
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