POR NUESTRA PATRIA

 
       
   

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Desde que la Santísima Virgen ha dado una eficacia tan grande al Rosario, no existe ningún problema material, espiritual, nacional o internacional que no pueda ser resuelto por el Santo Rosario y nuestros sacrificios.

a
A

Tú que has matado las herejías
del universo mundo,

socórrenos Señora
poderosísima
".

   Una sola imagen de la Virgen hace temblar y rechinar a los herejes, hace temblar a los demonios en los exorcismos.

   Si nuestro país medio descristianizado y presa de politiqueros y de herejes y pillastres, ha de ser salvado, lo será por la permanente devoción a María Santísima, y la intervención benévola de la Patrona de Buenos Aires y del país todo, venerada en Luján y en diez santuarios del interior. 

   Cualquiera acción política sana entre nosotros deberá colocar a su cabeza a la Madre de Dios, vencedora de todas las herejías y exorcista de los demonios todos.

R. P. Leonardo Castellani 
Doctor Sacro (Argentino S. XX)

ORACIÓN A
NUESTRA SEÑORA DE LUJÁN

   ¡Oh Inmaculada Virgen María! que habéis querido ser venerada por los fieles bajo el título de Nuestra Señora de Luján, manifestando en la imagen que os está dedicada en aquel pueblo, vuestro poder, vuestro amor y vuestra gloria; tened compasión de nosotros y libradnos de tantos males como nos rodean. 

   Haced que reine en las familias el espíritu religioso de nuestros mayores, conservad a la mujer cristiana en  la práctica santa de la religión; preservad a la niñez y a la juventud de los peligros del vicio; iluminad a los que gobiernan. Apartad de nosotros toda peste; fecundad con lluvias oportunas nuestros campos; bendecid sus frutos, haciéndolos saludables. 

   Convertid, Virgen piadosísima, a los pobres pecadores.

   Escuchad, ¡oh Madre de clemencia! el clamor que de toda la República llega hasta vuestro glorioso Santuario, y colmadnos a todos de vuestras maternales bendiciones. Así sea.

PLEGARIA PARA LAS CALAMIDADES
PÚBLICAS DE LA IGLESIA

  No más, no más, oh Dios de tus enojos,
sentir nos hagas el rigor potente;
¡vuelve a tu pueblo paternales ojos
y oye su voz doliente!

Templa ya la justicia,
que hasta brilló tremenda;
pues aunque grande fue nuestra malicia
y del mal nos perdimos por la senda.

Tú has prometido al pecador contrito
que de la penitencia a la eficacia,
siempre que escuches de su ruego el grito
le volverás tu gracia. 

Detén, pues, el azote:
mira la sangre de tu Cristo Santo,
que corre unida a nuestro triste llanto
sin que jamás se agote.

Por ella compasión tu pueblo implora,
y de la Virgen Madre bajo el manto
se refugia, al nombrarla intercesora.
¡Perdón! ¡Perdón! con alma arrepentida,
confesamos, Señor, nuestras maldades.

Haz lucir tus piedades
sobre esta grey postrada y afligida
que de tal gracia guardará memoria
siempre ensalzando tu infinita gloria. Amén.

   (Siete Ave Marías en honra de los dolores de Nuestra Señora para que se digne consolar nuestros dolores con su protección).

   Rece el Rosario atenta y devotamente TODOS LOS DÍAS. Hágase de ello una obligación. Cuando pueda, en familia. Invoque constantemente a Nuestra Señora:

 "Santísima Virgen de Luján,
salvad a la Patria".