Jornada Mundial de lucha contra la Discriminación, organizada por S.O.S. Discriminación Internacional realizada en el predio de la Comunidad Boliviana 6 de Agosto (Villa Soldati) el 23 de marzo de 2003.

 

"Fenómeno migratorio y discriminación en la República Argentina"

Autora :

Dra. Patricia V. Méndez

Abogada - UBA

Maestría en Políticas de Migraciones Internacionales - UBA-OIM

xpatri@hotmail.com

 

El concepto de discriminación en un sentido amplio puede asociarse al término de exclusión o segregación; desde un enfoque antropológico se habla del trato desigual que se le proporciona al "otro", al desconocido.

La normativa de nuestro ordenamiento jurídico ha incorporado en 1994 con rango constitucional, la Convención Internacional sobre la eliminación de todas las formas de Discriminación Racial y la Convención Internacional sobre la eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer. Estas y otras declaraciones internacionales contra todas las formas de intolerancia coinciden en afirmar que la "discriminación" denota distinción, restricción o preferencia basada en motivos de raza, color, nacionalidad, etnia o sexo que tenga por objeto anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad de los derechos humanos y libertades en cualquier esfera de la vida privada y pública.

Abordando la cuestión de las migraciones, es dable destacar que éstas aluden al traslado voluntario de personas quienes cambian su lugar de residencia por diversos motivos, aunque en su mayoría lo hacen por cuestiones económicas.

En nuestros días, donde los procesos de regionalización y los veloces avances tecnológicos nos llevan a un mundo cada vez más cercano a una "comunidad global", la emigración y la inmigración constituyen una realidad compleja.

La convergencia de razas, civilizaciones y culturas, en los mismos ordenamientos institucionales (jurídicos, políticos, etc.) plantea a su vez, un serio problema de convivencia entre "nosotros" (en tanto sociedad receptora) y los "otros".

El actual contexto internacional en cuanto a la migración en estos tiempos de globalización registra tendencias contradictorias ya que, por un lado se produjo una suerte de homogeneización cultural que tiene como resultado la internacionalización de los modos de vida y como contrapartida se evidenció, también, una tendencia hacia la afirmación de los sentimientos de pertenencia nacionales o étnicos, las identidades y la potenciación de los sentimientos de lealtad a las comunidades de origen.

También se ha puesto de manifiesto la libre circulación de bienes y capitales mientras las fronteras se cierran cada vez más para la movilidad de los seres humanos.

Hoy en día pensar en las migraciones no se asocia a la idea de desarrollo como en las migraciones de ultramar de principios de siglo XIX en Argentina sino más bien, con una distribución de la pobreza.

En cuanto a las migraciones limítrofes y las prácticas discriminatorias que padecen lamentablemente en forma diaria resultaría oportuno intentar brindar algunas aproximaciones históricas de este flujo migratorio.

La inmigración de ultramar tuvo su auge en el comienzo del período citado hasta mediados del siglo XX y, manifestó posteriormente un declive ; con otras características la migración de origen latinoamericano, original y especialmente la limítrofe sumándose luego la no limítrofe como Perú, registró un volumen constante y a partir de mediados del siglo XX el mismo se incrementó. En efecto, el país ha pasado de ser receptor fundamentalmente de inmigrantes europeos, a constituirse en receptor de inmigrantes latinoamericanos provenientes de los países vecinos básicamente, y en menor grado de no limítrofes, como Perú, también de Corea y Taiwán.

Dentro del patrón migratorio limítrofe, la migración de origen boliviana es representativa del mismo considerando su volumen en el siglo XX.

El período histórico que se inició en 1880 significó para nuestro país el comienzode una expansión que devino formidablemente, conectada comercialmente al Imperio Británico, con un ejército de tipo prusiano, una cultura francesa y una mezcla única en el planeta de españoles e italianos, se había propuesto ser la Europa en América. Pasado casi un siglo y cuarto, han cambiado los sujetos del poder y, el contenido de los discursos, también han surgido nuevos actores de la comunidad internacional, cuya conciencia comenzó a debatirse hacia fines de la Primera Guerra Mundial, sin embargo el discurso del poder, pretende seguir siendo el mismo.

La referida migración de ultramar de carácter sumamente identitario para Argentina fue el patrón migratorio pertinente a ese período histórico; sin obviar su relevancia en la constitución de nuestra sociedad actual es dable destacar que el mismo ya no es coincidente con el tipo de flujo migratorio actual y real.

El mundo ha cambiado merced a la globalización y esa Europa de la generación de 1880 es un sueño que se desmorona. En este sentido, resulta positivo actuar en consecuencia al pensamiento de que el trabajo en comunión de los seres humanos constituye un factor determinante para aniquilar las pretensiones de raza superior que datan de antaño.

Numerosos estudios son coincidentes en afirmar que en los inicios del siglo XX elflujo migratorio europeo, tanto a nivel mundial como en la región latinoamericana, fue el de mayor volumen a pesar de la importancia del mismo en el período de 1945-1952.

El período que sigue entre 1952 y 1959 indicó un cambio significativo en comparación al período anterior, y marcó una tendencia hacia la reducción de la migración hacia Latinoamérica; esto obedece al aumento de la capacidad productiva en Europa de post guerra, lo cual exigió de estos países la captación de mano de obra calificada. Consecuentemente, Alemania, Austria, Bélgica, Francia y el Reino Unido pasaron a convertirse en importadores de mano de obra.

Ya en el período 1960-1970 los cambios en el proceso migratorio no sóloacentuaban su tendencia sino que además reportaban cambios significativos. Así se observó que mientras Estados Unidos continuaba siendo un país receptor, América Latina alcanzaba a proporcionar el 20% de los migrantes permanentes hacia ese país.

Con la misma validez que se afirma que nuestra historia es bastante fraccionada también podría enunciarse que al parecer las prácticas discriminatorias y xenófobas hacia el extranjero desconocen el carácter identitario de las migraciones en nuestra sociedad.

No tener presente esta consideración, puede hacernos olvidar que nuestros abuelos y bisabuelos también lo fueron, que llegaron traídos al país por un programa de traslado masivo de población en un momento en que el Reino Unido invertía en el Cono Sur de América, ya que en su propio país no alcanzaba precios competitivos. Aquí se necesitaba mano de obra en tanto que nuestros abuelos y bisabuelos sobraban en los países del sur de Europa, porque estaban atrasados en el proceso industrial de acumulación de capitales y no por que tuvieran ganas de hacer turismo. Trataban de huir de un continente devastado por situaciones y guerras que no les ofrecía salida, cuestiones estas complejas que encierran decenas de motivos que van desde lo cultural hacia lo imaginario.

Por eso, perder la memoria histórica puede hacernos olvidar que esa inmigración fue precedida por un racismo desprestigiante donde se idealizó lo europeo pero antes se desprestigió nuestra propia población mestiza.

América fue protagonista de un proceso sincrético de culturas marginadas y subordinadas. Así fueron subordinados y marginados los indios y los propios colonizadores que en general provenían del sur de la península, muchos de ellos árabes convertidos por la fuerza. Como lo fueron los judíos que lograron pasar a través de Portugal para llegar aquí y que tenían que ocultar su condición de cristianos nuevos; también se marginó a los negros del Golfo de Guinea traídos como esclavos, ocurrió lo propio con los chinos a quienes trajeron por el Pacífico cuando se acabaron los negros esclavizados; por último fueron marginados nuestros abuelos y bisabuelos a los que expulsaron de Europa, porque el sistema productivo no tenía donde alojarlos.

Actualmente, se observan prácticas discriminatorias de carácter xenófobo, con ribetes racistas dirigidas a los migrantes limítrofes. Este problema obliga a plantear el derecho a la diferencia. También se los responsabiliza por las altas cifras de desempleo.

Dentro del camino por instaurar en Argentina la vigencia plena de los derechos humanos, la situación de los inmigrantes de países vecinos en cuanto a dichos derechos es irregular poniéndose en evidencia la desprotección jurídica de los mismos. Son sujetos vulnerables que al no tener su situación migratoria en forma regular, padecen una doble discriminación, en tanto extranjero e indocumentado. También sus hijos padecen estas consecuencias ya que en reiteradas ocasiones tienen serias dificultades para inscribirse en las instituciones escolares.

Por todo lo expuesto, entiendo que se debe trabajar en la integración del inmigrantes en las estructuras sociales, económicas y culturales de nuestra sociedad en base al respeto y la aceptación de las diferencias del "otro". La tarea educativa hacia fuera (educar a los otros) y hacia adentro (a la sociedad receptora) es una herramienta fundamental para solucionar este conflicto y para combatir la ignorancia generadora de prejuicios. Esto significa sensibilizar a la sociedad de recepción y brindar los insumos para conocer la cultura del migrante.

Finalmente, un enfoque integral podría abordarse a partir del concepto de migraciones en tanto proceso demográfico.

Dra. Patricia V. Méndez

Abogada - UBA

Maestría en Políticas de Migraciones Internacionales - UBA-OIM

xpatri@hotmail.com

 

VOLVER