Caras

Nota revista Caras 24/02/03.


“Lo que estamos viviendo supera todos los sueños que alguna vez tuvimos”
El éxito y la nueva vida de los protagonistas de mambrú.

En cinco meses la vida les cambio radicalmente. Dejaron de ser personas anónimas para convertirse en personajes famosos, que atraen la atención de miles de adolescentes en todo el país. El grupo Mambrú hizo 17 presentaciones en el gran rex a teatro nuevo –las 3.200 localidades se agotaron en todas las funciones-; Vendió mas de 140.000 placa de su disco; y en las ultimas presentaciones atrajo 12.000 personas en Córdoba, mas de 10.000 en Mar del Plata y otro tanto en Rosario. Un éxito que, seguramente, ni ellos mismo esperaban.
“El balance de este tiempo da positivo por varios números. Me siento vararon con los cuatro y con el equipo que nos toco en suerte, son todas excelentes personas. Todos estamos muy felices. Es algo nuevo. imaginable, lo que estamos viviendo supera todos los sueños que alguna vez tuvimos”, aseguro Tripa (23) durante una entrevista con Caras en el parador de Pepsi Bech, de Mar del Plata, donde los chicos firmaron autógrafos y tomaron contacto con su publico.
“Todo esto nos cambio la vida y ahí que disfrutarlo. Por suerte me toco estar con personas que yo quería estar y que, aunque no las elegí, es como si las hubiese elegido. Por eso estoy, muy contento. Desde el primer momento nos llevamos muy bien, nos vemos en los ratos libres, vamos a comer juntos, y lo pasamos bárbaro”, agrego Pablo (18) mientras Gerónimo (25) asentía y reconfirmaba el significado de este excelente momento. “Estamos mas que felices. Somos cinco pibes que venismo de pelearla, de lucharla cada uno por su lado, y estar haciendo estos nos arguyese mucho. Nos gusta el producto en general y el disco, el recibimiento del publico es bárbaro, y esperamos mucho mas”
Milton (21) hace música desde que tenia ocho años y desde siempre quiso dedicarse en forma profesional. Emanuel (25), aunque fue barman y tubo otros trabajos para subsisitir, también reconoce su pasión por la música. A Pablo quizás le gustaría cursar algún estudio universitario, pero a la música siempre estuvo presente en su vida. Tripa hizo un inpase en el cursado de profesorado de educación física y Gerónimo solo espera que este presente se prolongue en el futuro.
Mas allá de su pasión por la música, los chicos de Mambrú también están aprendiendo a conbibir con la fama. Un valor agregado que tiene su pro y su contra, y que requiere una buena dosis de sabiduría para saber sobrellevarla. “A mí lo que más me duele es tener lejos los afectos. Yo soy de Bahía Blanca, mi familia y mis amigos están allá y todos esto me saca tiempo para estar con ellos. Ahora me ven mas en la televisión que en persona, pero están orgullosos de mí y yo trato de seguir siendo el mismo de siempre”, aseguro Milton. Por su parte, Manu tambein reconoce que su vida dio un giro de 180 grados. “En realidad, creo que el giro fue de 360 (dice entre risas. Voy caminando por la calle y me reconoce todo el mundo, pero yo prefiero quedarme con los afectos de siempre y confiar en la gente que siempre estuvo a mi lado. También para mi familia fue un cambio impresionante, pero están todos súper contentos. Yo creo que Mambrú es eterno, y que va a quedar en la historia de la música.



por Carlos Cervetto
Fue copiado por mambrú un sentimiento


Revista Caras, 23 de diciembre de 2002

BANDANA Y MAMBRU CANTARON EN VELEZ
"Cumplimos el sueño de nuestras vidas"

Por primera vez, las dos bandas surgidas del programa Popstars se reunieron para dar dos recitales en el estadio de Vélez Sarsfield. Allí, fueron ovacionados por unas 80 mil personas que entonaron todas sus canciones. El final de fiesta fue con un gran show de fuegos artificiales.

Fueron las noches más espectaculares de sus vidas. Aunque Bandana, con 98 recitales en todo el país, una gira promocional por España, 330 mil unidades vendidas de sus 2 CDs y un reciente MTV Latino Award a la Revelación del año en su haber parecía haberse acostumbrado al éxito. Sin embargo, vivió las noches del sábado 21 y el lunes 23 como un verdadero pináculo en su carrera. Momentos después del primer show que compartieron con Mambrú en el estadio de Vélez Sarsfield ante unas 40 mil personas se confesaron ante CARAS: “No lo podemos creer. Teníamos tantas ganas de que llegara este momento y ahora que este recital terminó sentimos que fue el gran sueño de nuestras vidas. El broche de oro para un año de fuertes emociones y de intenso trabajo. Un fin de semana inolvidable”. En el caso de Mambrú, la excitación fue porque “recién estamos empezando y actuar ante tanta gente fue un flash”, señalaron los integrantes de la banda surgida hace sólo tres meses, con 8 shows y 110 mil placas vendidas de su álbum debut como currículum vitae.
Hijos de un mismo programa, pero de distintas ediciones (Bandana de la del 2001 y Mambrú de la del 2002), compartían hasta la fecha el cariño y el reconocimiento de un mismo público que los vio crecer y ganar a lo largo de cada ciclo de “Popstars”. No obstante, nunca antes habían compartido un escenario y ofrecido todo su arte a ese público que tanto los venera. De ahí la enorme expectativa que despertó el acontecimiento y el inmediato agotamiento de las localidades para las dos fechas.
Con la capacidad del estadio de Liniers completamente colmada en ambas ocasiones desde varias horas antes de lo previsto, fueron dos fiestas inolvidables. Pero la del sábado 21 tuvo el encanto de toda primera vez. Por eso Bandana y Mambrú decidieron darle a la ocasión un carácter casi religioso y desde el mediodía, en que se recluyeron en un hotel (Bandana en el Holliday Inn del Abasto y Mambrú en el Presidente del Microcentro), se dedicaron a full a conseguir el relax y la concentración necesaria para semejante acontecimiento.
Las chicas de Bandana llegaron puntual a las suites que la producción les había reservado. Sólo Valeria arribó un poco más tarde, aquejada por una fuerte gripe. Todas, salvo ella, tomaron sesiones de masajes y se ducharon en el hotel. En el poco tiempo libre que les quedó optaron por ver programas musicales y comer frugalmente. Mientras que Lissa eligió una ensalada de zanahoria, Lourdes e Ivonne optaron por una ración de carne con tortilla de papas. Virginia descartó la barrita de cereales que llevaba en su mochila por un mix de ensalada de frutas y yogur. Valeria apenas tomó un té con leche. A su lado se movía un equipo de 12 asistentes. Entre ellos dos modistas que tuvieron que improvisar un taller de costura para darle los últimos retoques a la ropa del show, una vestuarista que individualizaba cada prenda escribiéndole el nombre de su dueña, cuatro maquilladoras y cuatro peinadores. Todos se esmeraban por hacer un trabajo mejor que el de costumbre, ya que la consigna era mostrarlas diferentes, con un look más sofisticado que el habitual.
En cuanto arribaron a su hotel, los chicos de Mambrú prefirieron dormir la siesta. Repartidos entre las habitaciones 803, 804, 805 y 806 del octavo piso de la torre de Cerrito y Paraguay, lo hicieron por el margen de tres horas. Luego, tomaron una merienda compuesta de té con miel, jugos naturales, frutas y sandwiches varios. Inesperadamente, y aún sentados en torno a la mesa, empezaron una divertida batalla campal con agua y bolitas de pan que sólo tuvo un desertor, Gerónimo, quien se retiró a su habitación a chequear la ropa del show. Pero la trifulca no terminó ahí. Milton, Pablo, Tripa y Emanuel se fueron a otro cuarto y, entre risas, simularon una lucha cuerpo a cuerpo sobre la cama. Después la presencia de uno de los productores puso fin a la diversión y comenzaron los preparativos propiamente dichos. Esto es: se maquillaron, se peinaron, se vistieron, y antes de subirse a la combie que los trasladaría al estadio realizaron una ejercitación con una coach vocal.
Bandana llegó a Vélez Sarsfield a las 19, Mambrú a las 20. Cada grupo ocupó un camarín gigante y también disfrutaron de un espacio en común, donde había un metegol, una mesa de ping pong y una variedad de milanesas de soja, panchos, ensaladas, té y miel, gaseosas y aguas minerales. A las 21, cuando el show comenzó con una breve performance de Magalí –la integrante del jurado que los seleccionó en “Popstars” y que ahora tiene disco propio–, todos se reunieron alrededor de un monitor para ver qué sucedía en escena. Cuando Bandana pisó el impactante escenario de 40 metros de ancho el estadio pareció venirse abajo y el concierto entró en calor. En total cantaron 13 temas en una hora y lucieron una imagen renovada, muy femenina y con un vestuario sensual y peinados con extensiones y cambios de colores. Lissa sorprendió con una cabellera rasta, marmolada del rubio al castaño. Virginia, con unas extensiones más oscuras en la nuca. Valeria apareció con un flequillo asimétrico y el pelo color miel. Ivonne, con el cabello rebajado y mechas lilas y violetas. Y, finalmente, Lourdes, con su cabellera más anaranjada que nunca y varias extensiones que le daban volumen a su peinado. De todas formas, lo que primó fue la entrega y la fuerza de sus interpretaciones. Bandana fue una verdadera aplanadora.
A las 22.30 llegó el turno de Mambrú. El grupo fue recibido por gritos de histeria y admiración que resonaron, incluso, en las afueras del estadio. En oposición a las chicas de Bandana, que lucieron un vestuario completamente blanco, ellos estuvieron de negro con algunos detalles en blanco. Cantaron todos los temas de su disco e hicieron un bis con sus hits “Tu amor” y “A veces”, que dejó a todo el público de pie. Pero la fiesta no había concluido, aún faltaba lo mejor: el histórico encuentro de las dos bandas. De a dos –una Bandana y un Mambrú– fueron apareciendo en el escenario para entornar las primeras estrofas de “Vivir intentando”. Más tarde, continuarían con “Cambiar el mundo” y “El poder de los sueños”. Al finalizar esos temas la apoteosis era general y sólo restaba que comenzara el show de fuegos artificiales para cerrar la fiesta. “Bandana nos abrió el camino, es un placer haber actuado junto a ellas. Ojalá en el futuro nosotros también seamos un ejemplo para otros”, comentó uno de los integrantes de Mambrú al abandonar el estadio. “Este fue un evento único, junto a Mambrú logramos devolverle a la gente todo el amor que nos brindaron. Esperemos que esto se repita ”, concluyeron las Bandana.


Por G. Lladós, L. Vigo y V. Andón
Fotos: M.Dubini, N.Bovio, K.Fortunato, P.Grinberg y O.Mancini. Ricardo Rodriguez: asistente.


Revista Caras, 29 de octubre de 2002

"Ahora nuestras vidas tienen un nuevo sentido"
Saltaron del anonimato a la popularidad en mucho menos tiempo del que esperaban. Para eso sólo fue necesario que se presentaran en “Popstars”, el casting televisivo que los recibió como cinco desconocidos y los transformó en estrellas. Ahora Pablo, Gerónimo, Milton, Emanuel y Tripa ya no son los mismos de entonces. Hoy son ante todo “Mambrú”, el grupo musical que se convirtió en objeto de devoción de un público multitudinario y que en apenas una semana vendió 62.000 copias de su primer disco. Un trabajo que, según ellos mismos dicen, reúne una variedad de ritmos como pop, rock, funky y rap, y del cual se confiesan orgullosos. “Estamos superfelices del disco, superó todas nuestras expectativas”, arranca Emanuel Ntaka (24). “En un principio iba a ser netamente pop, pero después empezó a variar a partir de nuestras personalidades y de nuestros estilos musicales” –suma Milton Amadeo (21), amante de los Beatles–. “Por ejemplo, Emanuel es más rapero y reagge, tiene un estilo único, Gerónimo es un fan de Queen, Pablo canta temas de West Life y Tripa de ´N Sync”. A su turno, Pablo Silberberg (18) rechaza ser uno de los representantes de la cuota pop del grupo y se define, ante las sonrisas del resto, como “un cultor del heavy metal”. Peinado como Freddie Mercury en sus comienzos y con las uñas pintadas de violeta berenjena nadie le cree.
Grabado en sólo 10 días, “prácticamente un tema por jornada”, el disco debut de Mambrú es el producto de una aceitada maquinaria de producción que no dejó nada librado al azar y de una natural sincronización vocal. “No nos costó para nada armonizar nuestras voces, de todos modos antes de ingresar a la sala de grabaciones tuvimos una semana de ensayos”, relata Germán “Tripa” Tripel (22).“Fue casi una experiencia didáctica, como los temas no estaban completos, a medida que los íbamos grabando decidíamos cómo terminarlos. Los cinco tirábamos ideas y junto con el director artístico Afo Verde hacíamos los arreglos. Fue un trabajo de equipo perfecto, los productores estaban abiertos a que nosotros propusiéramos cosas y nosotros, a aportarlas”, agrega Gerónimo Rauch (24), ex integrante de los elencos de Grease y Los Miserables. De los 11 temas –todas composiciones de Afo Verde, Pablo Durand y Fernando López Rossi, salvo el bonus track “Cambiar del mundo” de Alejandro Lerner– “A veces” fue elegido como primer corte de difusión y videoclip.
Con el tema ya instalado en todos los rankings radiales, y el programa de televisión Popstars manteniéndose con buen rating, ahora Mambrú va por más y este fin de semana iniciará una serie de recitales en el Gran Rex. ¿Cómo serán esos shows? “Haremos todos los temas del CD y habrá algunas sorpresitas”, adelanta enigmáticamente Pablo. ¿El espectáculo sólo será cantado o incluirá también coreografías? “Tenemos todos los temas organizados, sabemos dónde pararnos para no pisarnos entre nosotros o taparnos. Pero la verdad es que las coreografías son pocas. Bailar no es nuestro fuerte”, asegura Milton (21). “La idea es manejar bien el espacio y sentirnos libres sobre el escenario, que no se noten los pasos, y que no sea todo tan armado”. ¿Se trata sólo de un criterio de puesta o de una escondida vergüenza varonil frente al baile? “Se trata complementamente de una incapacidad. No tenemos vergüenza de nada, si supiéramos cómo bailar no te imaginás todo lo que haríamos. Igualmente, que quede claro, hemos mejorado muchísimo”, comenta Milton. Y como ejemplo, esgrime una reciente presentación en “El show de Videomatch”, donde esbozaron tres pasos de baile.
—¿Con qué tipo de público esperan encontrarse en los recitales?
—Milton: Por lo que pudimos comprobar en el programa de Marcelo Tinelli y en una minipresentación en un shopping, nuestro público es amplio, cubre todas las edades.
—¿Y es completamente femenino?
—Gerónimo: No solamente. Lo más lindo de nuestro público es que logra reunir distintas edades.
—¿Cómo se llevan con la histeria femenina y la costumbre de gritar en los recitales?
—Milton: No me parece mal. Yo también voy a shows y me pongo histérico. Es una forma de expresarse, aunque... Por ahora nos gusta todo, recién estamos entrando en esto y todo nos fascina, así que qué me importa que griten. Es más, quiero que griten mucho, más y más. Más adelante, tal vez, llegará un momento en que vamos a querer otra cosa.
—Emanuel: A mí me gustaría que con gritos o sin gritos pudiéramos llegar al alma de la gente y lograr arrancarle una sonrisa en medio de la crisis tan profunda que estamos viviendo.
Desde hace algo más de un mes y medio viven recluidos en un hotel céntrico de Barrio Norte. Ocupan de a dos las habitaciones del octavo piso y ensayan el show en la planta superior, vedada al resto de los huéspedes. Milton y Pablo comparten un cuarto; Tripa y Emanuel, otro. Gerónimo duerme solo.
—¿Cómo es hoy la convivencia entre ustedes?
—Emanuel: La convivencia mejoró y cada vez estamos más unidos. Tratamos de cuidarnos, complementarnos y de hablar mucho entre nosotros.
—Milton: La idea es no dejar que un sexto se entrometa entre nosotros.
—Pablo: Somos como una piedra, que por más que la revoleen no la podrán romper.
—Tripa: Somos como hermanos.
—A partir de la convivencia, ¿cómo definirían a cada uno de sus compañeros?
—Milton: Tripa es mi ídolo, él se sube al escenario y es lo más grande que hay. Es el dueño del escenario. Al mismo tiempo me parece el más afectivo de todos, el más cariñoso. Siempre está de buen humor, es el más gracioso. Pablito fue el primero al que conocí y desde el vamos con él tuve una cuestión de piel. Me dije: “Este chavón es lo más”. Lo admiro mucho por su arte, por la música que hace, por sus gustos musicales. Me encanta cómo toca la guitarra y la onda que tiene para cantar. En fin, somos del mismo palo, la persona con la que comparto más cosas. Gero es lo más, rebuen amigo, sincero hasta las p..., siempre va de frente. Es de fierro y tiene un talento increíble. De Emanuel me asombra su cultura, tan distinta de la nuestra. Emanuel tiene un swing especial que ninguno de nosotros podrá nunca tener. Su aporte es invalorable. Además es un tipo sensible y honesto, por eso lo considero un amigo.
—Emanuel: Te quiero Milton, te quiero (risas).
—Gerónimo: Milton es el niño prodigio de la banda, es ese uno en diez mil que está tocado por una varita mágica. Estoy seguro de que en una vida anterior fue un luthier. Toca cualquier instrumento, bajo, clarinete, guitarra, piano, de todo. Es un fenómeno.
—Ser un popstar, ¿en qué proporción les cambió la vida?
—Pablo: En una proporción total. Para mí se dio vuelta la tortilla.
—Emanuel: Nacimos de vuelta.
—Tripa: Yo no te sabría decir aún en qué proporción me la cambió, pero ya me queda claro que me alejó de mi vieja cotidianidad. Yo antes ejercía como profesor de gimnasia y cuando salía a la calle no me reconocían ni los perros. Y ahora, las pocas veces que pisé la calle, vi que la gente se codeaba y cuchicheaba “ahí va el de Popstars”. Es algo muy fuerte.
—Gerónimo: creo que de todos modos aún no hemos vivenciado todos los cambios. Hasta ahora vivimos recluidos en el hotel...
—Milton: Es verdad, pero algo ya nos tocó vivir. En nuestras presentaciones en el shopping constaté para qué quería ser un popstar.
—Pablo: Hasta ese momento el nuestro era un éxito encubierto. Me sentía un animal enjaulado hasta que me abrieron la jaula y me sentí el rey de la selva.
—Gerónimo: Fue increíble la energía de la gente y nuestra capacidad para provocar todo eso. Hubo un ida y vuelta constante y el cariño fue total. En los próximos recitales creo que vamos a dar y recibir mucho más.
—Milton: Se viene una muy fuerte y tenemos que aprender a disfrutarla sin perder contacto con la vida real. El peligro es creértela y que el éxito te tire abajo. Ojalá eso jamás nos suceda.
Para que eso no suceda, los integrantes de Mambrú cuentan con un equipo de gente atrás que los trata y contiene permanentemente. Incluso, hasta el personal de seguridad mantiene con ellos una relación estrecha. “Los conocemos desde que fuimos al casting del Club Hípico y de a poco nos fuimos encariñando. Duermen con nosotros en el hotel y cuando nos desvelamos nos hacen el aguante y se quedan charlando hasta cualquier hora. Hoy son como nuestra familia”, revela Milton.
—¿Y qué sucede mientras tanto con sus vidas sentimentales? ¿Están de novios?
—Milton: Yo tenía una novia antes de llegar a la final. Pero ella no se bancó todo esto, como era de Bahía Blanca y sabía que no iba a poder venirse a vivir acá se sintió muy presionada y entonces cortamos. En su momento me dolió muchísimo, pero lo superé entendiendo que no existía otro camino más que ése para nuestra relación y que debía poner todas mis energías en Mambrú.
—Emanuel: Yo últimamente no tenía nada fijo.
—Pablo: Yo directamente la dejé cuando entré al casting.
—Gerónimo: Yo no estoy de novio.
—Tripa: Yo, igual que Emanuel, siempre salteadito, picoteando de distintos lados (risas)...
—Pablo: Ahora todo es más difícil. Cómo soportar este ritmo de trabajo si estás realmente enamorado y viceversa.
—¿Cuáles son sus ideales de mujer?
—Emanuel: A mí me gustan todas. No tengo dramas al respecto.
—Gerónimo: En mi caso lo importante es que no sean conflictivas. Para mí no hay nada peor que un reproche. Eso de “¿por qué no me llamaste?” no va conmigo.
—Tripa: Yo coincido totalmente con Gero. Detesto las reprochadoras.
—Pablo: No me importa que sean rubias o morochas, pero sí que sean frontales. No me gustan las que andan con vueltas. Me encantan las inteligentes.
—Milton: Yo no tengo un estereotipo armado. Soy consciente de que tengo muchísimos defectos, así que no estoy en condiciones de pedirle nada a una mujer. Me basta con que se enganchen conmigo pese a todo.
—Por último, ¿cuál es el más enamoradizo de los cinco?
—Tripa: Sin ninguna duda, Pablo. Es unánime.
—Emanuel: El es el latin lover del grupo, un romántico, un Valentino.
—Milton: Básicamente todas las chicas mueren por él.
—Gerónimo: Antes de empezar ya nos dejó sin fans. Lo queremos matar (risas).

Gustavo Lladós | D. FLORES/PERFIL