DIALOGO
POETA: Poema, que duermes en mi surco legible ¿cómo pedirte que cierres tus ojos, y dejes de mirarme con arrogante sabiduría?
POEMA: No deseo tu pregunta, aún mas arrogante que mi sabiduría de papel virgen. Soy la tierra por arar. No tengo forma si no hay tu cuerpo pariéndome.
POETA: Me arrodillo ante tu alma que vocifera mi cantar mas primitivo, pero... ¡es que te asemejas tanto a un imperio inhabitable!
POEMA: Sólo soy esqueleto de un colosal torrente de silencios que me dan el habla, pero... si acaso fuese imperio, yo tu perfecto exámen de voces asonantes, seré inhabitable en el momento en que me vuelvas impávido frente a las palabras.
POETA: Si no existieras, cruzaría finalmente a la locura, si tus alas fueran verdaderas letras sin fondo, no te sacaría de la punta de mi lápiz nunca. Pero si acaso te volvieras –por un instante- eco profundo y constante de todo grito ahogado por lo oscuro, serías entonces, el mas brillo de mis manos.
POEMA: Poeta, que seas siempre mi batalla, mi fracaso y mi triunfo, porque yo sólo soy el reflejo perfecto –e imperfecto- de tus labios, el mas estruendoso de los rayos sin rumbo.
María José García
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