Por un consenso popular alternativo

(Buenos Aires, 17 de Diciembre de 2001. Documento del Partido Socialista Auténtico)

        El Partido Socialista Auténtico entiende que la profunda crisis estructural que envuelve a la Argentina marca el inicio irreversible del derrumbe de un modelo que se manifiesta incapaz de satisfacer las necesidades de nuestro pueblo.

El orden actual cruje en lo económico, social, político y moral.

 La dirigencia de los dos grandes partidos, que gobernó a la Argentina en los últimos 18 años, se constituyó en una verdadera oligarquía política. Ha privilegiado sus intereses antes que los del pueblo. Ha votado leyes a cambio de dinero, ha alterado tanto los valores morales que vive envuelta en un halo de corrupción, incredulidad pública, e impunidad.

 Bajo la cobertura de la ideología neoliberal y las directivas del Fondo Monetario Internacional implementaron un plan director con el que  se consumó el mayor saqueo del que tenga memoria nuestra Nación.

 Crearon una deuda externa gigantesca y fraudulenta, fuente de sometimiento y vaciamiento económico, que hipoteca el futuro de todos los argentinos.

 Entregaron las empresas públicas a precio vil (YPF, Aerolíneas Argentinas, Obras Sanitarias de la Nación, Segba, Elma, Ferrocarriles Argentinos, Gas del Estado). Desnacionalizaron las áreas  estratégicas para un desarrollo económico independiente.  Desmantelaron el aparato productivo a favor de una importación indiscriminada. Concentraron la riqueza en pocas manos, destrozando el mercado interno. Finalmente, desataron una gigantesca dinámica de exacción de riquezas que se ejecuta a través del pago de intereses usurarios de la deuda externa, de la remisión al exterior de las ganancias de las empresas privatizadas y  de una fuga de capitales monumental.

 El resultado

 Cuarenta meses de recesión, un tercio de la población desocupada o subocupada, quince millones de compatriotas por debajo de la línea de pobreza, el hambre invadiendo los hogares, las clases medias empobrecidas, la niñez desprotegida, los jóvenes sin futuro, los mayores sin justicia,  los derechos laborales abolidos, el derecho a la salud conculcado.

 El empobrecimiento del país llegó al límite de la tolerancia social.

 La resistencia del pueblo se expresa  de mil formas: en las huelgas, los cortes de ruta, las movilizaciones, los cacerolazos, manifestando su bronca en las elecciones o votando masivamente a favor del seguro de empleo.

 La incapacidad manifiesta de esta oligarquía política, de este partido único del ajuste, para resolver la crisis de la que son responsables absolutos, se manifiesta a través de un nuevo pacto de cúpulas. El acuerdo, verdadera lacra que envilece a la política, propone más ajuste, más sumisión, más represión y cada vez menos democracia.

 Un desafío a la inteligencia y a la imaginación.

 Asistimos a una puja entre las clases dominantes de nuestra sociedad, que dirimen entre ellos las características de un nuevo modelo a implementar, pero siempre dentro del sistema de sometimiento a los sectores del campo popular.

  Frente a ellos, quienes estamos comprometidos con las banderas históricas de democracia participativa, identidad nacional, independencia económica, justicia social, progreso autosustentable y unidad latinoamericana, proviniendo de la izquierda, del socialismo, del progresismo o del nacionalismo popular, tenemos un desafío: construir un consenso popular alternativo.

Trabajadores ocupados y desocupados, pasivos, de la industria, el comercio, el campo o los servicios, del sector privado o público, trabajadores de la salud, de la educación, cuentapropistas, mujeres y hombres de la cultura, del arte, de la ciencia; profesionales, intelectuales, militantes religiosos comprometidos con el pueblo, militantes de los gremios, de las organizaciones de derechos humanos y ecologistas, de las asociaciones intermedias de la sociedad civil, amas de casa, pequeños y medianos industriales, comerciantes, productores agropecuarios, reclaman una respuesta superadora.

 Las medidas que reclama la hora para cambiar la realidad.

 En el marco de un plan integral alternativo creemos que estas medidas resultan imprescindibles para transitar el camino de una Argentina digna e independiente.

    1.     Suspensión inmediata del pago de la deuda externa y pase de su tratamiento al Congreso de la Nación.

            2.     Seguro de empleo y formación. Reunificación de todos los planes sociales. Cobertura social sin exclusiones.

            3.     Redistribución del ingreso a favor de los sectores populares reformando el régimen impositivo.

           4.     Abolición del régimen de las AFJP respetando los derechos de los aportantes. Vuelta al régimen solidario.

           5.     Argentinización de las deudas contraídas en dólares y surgidas de créditos al consumo familiar, hipotecarias, o a la producción de las pequeñas y medianas empresas.

           6.     Salida planificada y ordenada de la convertibilidad, tendiente a defender la producción nacional y fomentando la posibilidad exportadora.

 El Partido Socialista Auténtico sostiene.

             Que en el siglo XXI es necesaria y posible una Argentina más justa, donde el libre desarrollo de cada uno de nosotros sea la condición para la realización del conjunto.

 Que solo la democracia entendida como el gobierno emanado del pueblo, ejercido por el pueblo y dirigido a satisfacer las necesidades materiales y espirituales del pueblo, podrá llevar a la práctica estas medidas de emergencia.

 Que asumir estas medidas como el programa mínimo de emergencia importa reconocer la necesidad de construir de inmediato el poder popular capaz de ejecutarlas.


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