HIMNO ACATISTO

   El Himno Acatisto a la Santísima Virgen es el más antiguo, el más bello y el más popular de los Himnos marianos cantados en la liturgia oriental.

   Consta de 24 estro/as cuyas iniciales corresponden a las letras del alfabeto griego. Relatan los episodios más importantes de la vida de Nuestra Señora, van seguidos de estrofas líricas y de 12 letanías a manera de invocaciones. Estas in vocaciones terminan siempre con la exclamación ¡SALVE, ESPOSA SIEMPRE VIRGEN!                                                                

EN HONOR DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
MADRE DE DIOS

   Oh Madre de Dios, oh Generala victoriosa, os cantamos un himno de triunfo. A Vos, que nos salvasteis de nuestras tribulaciones, os ofrecemos nuestra gratitud. Sois invencible; libradnos de todo peligro y exclamaremos:

   Salve, Esposa siempre Virgen

   Asombrado ante la hermosura de vuestra virginidad y el sublime resplandor de vuestra pureza, oh Madre de Dios, Gabriel exclamó: ¿Qué elogio digno os dirigiré? ¿Con qué nombre os llamaré? Como se me ordenó, os saludo:

   Salve llena de gracia

    A la Madre de Dios llegó un príncipe de los ángeles y la saludó: Salve, María.

     Y cuando os vio, oh Señor, encarnaros, quedó maravillado y con voz celestial exclamó:

Salve, brillo de la alegría
 Salve, redentora de la maldición
Salve, restauración de Adán caído .
Salve, consolación de las lágrimas de Eva
Salve, altura inaccesible a la razón humana
Salve, profundidad insondable aún a los ojos de los ángeles
Salve, cátedra del Rey
Salve, portadora de Quien lo lleva todo
Salve, estrella que anuncia al Sol
Salve, seno de la divina Encarnación
Salve, renovadora de la creación
Salve, Madre del Creador

Salve, Esposa siempre Virgen

   Bajo la mirada de Dios, considerando su castidad, la Santísima dijo con franqueza a Gabriel: Algo de vuestras palabras me parece increíble pues habláis de un Nacimiento que coronará una concepción virginal y exclamáis:

Aleluya

   ¿Cómo comprender este misterio impenetrable?, se preguntó la Virgen e interrogó al enviado: ¿Cómo es posible que nazca un hijo de mis castas entrañas? Decídmelo. Y él respondió, con temor y veneración:

Salve, reveladora del designio inefable
Salve, testimonio del silencioso plan divino
Salve, preludio de los misterios de Cristo
Salve, suma de los dogmas cristianos
Salve, escala celeste por la que bajó Dios
Salve, puente que une el cielo a la tierra
Salve, maravilla de los ángeles
Salve, azote de los demonios
Salve, Madre inefable de la luz
Salve, maestra de discreción
Salve, ciencia mayor que la de los sabios
Salve, iluminación del espíritu de los creyentes

Salve, Esposa siempre Virgen

   Delicioso campo fue el seno de la Virgen fecundado por la virtud del Altísimo.
   Quienes quieren cosechar la salvación, cantan:

Aleluya

   En su seno llevando a Dios, la Virgen visitó a su prima Isabel cuyo hijo, oyendo la salutación de María, exclamó con el estremecimiento de su júbilo:

Salve, sarmiento de cepa incorruptible
Salve, huerto de frutos imperecederos
Salve, Madre del Jardinero de la gracia
Salve, matriz del Sembrador de nuestra vida
Salve, tierra fértil en misericordias
Salve, altar colmado de ofrendas
Salve, floración del paraíso
Salve, refugio de las almas
Salve, grato incienso de la plegaria
Salve, expiación de todo el universo
Salve, amor de Dios a los hombres
Salve, resguardo de los mortales, cerca de Dios

 Salve, Esposa siempre Virgen

   Fue turbado el discreto José con un torbellino de pensamientos contradictorios. Vaciló su alma viéndoos concebir misteriosamente a Vos, doncella irreprochable. Pero, conociendo la obra del Espíritu Santo, exclamó:

Aleluya

   Gozo indecible sintieron los pastores oyendo cantar a los ángeles la presencia de Cristo encarnado y corriendo hacia El le contemplaron como a un cordero inmaculado, alimentado por el seno de María, a la que entonaron este himno:

Salve, Madre del Cordero y del Pastor 
Salve, redil de las místicas ovejas
Salve, asilo contra las fieras invisibles
Salve, llave de las puertas del paraíso
Salve, causa del regocijo del cielo con la tierra
Salve, armonía de las voces terrenas con los coros 
celestiales   
Salve, boca elocuente de los apóstoles
Salve, fuerza invencible de los mártires
Salve, puntal inconmovible de la Fe
Salve, serial resplandeciente de la gracia
Salve, vencedora del infierno
Salve, medianera de la gloria

Salve, Esposa siempre Virgen

   Hacia la estrella de la ruta divina caminaron los Magos y gracias a ella encontraron al Rey todopoderoso, alcanzaron lo Inaccesible y, llenos de alegría, exclamaron:

Aleluya

   Ilumináronse los hijos de Caldea viendo en manos de la Virgen a Aquél que con propias manos hizo al hombre; le reconocieron como su Señor, aunque hubiese tomado la forma de un esclavo, y le rindieron el homenaje de sus dones, cantando a su Madre:

 

Salve, Madre del Astro ,sin ocaso
Salve, amanecer del día místico
Salve, extinción de la hoguera del error
Salve, antorcha del misterio de la Trinidad
Salve, rendición del déspota inhumano
Salve, ostensorio de Cristo, el Señor amigo de los 
hombres

Salve, clausura de los ritos paganos
Salve, triunfadora del lodo y de las tinieblas
Salve, consumación del culto del fuego
Salve, bálsamo de las pasiones
Salve, guía de los fieles hacia la sabiduría
Salve, alegría de todas las generaciones

 

Salve, Esposa siempre Virgen

   Juntos, como humildes teóforos, los Magos volvieron a Babilonia y, obedeciendo la orden divina, anunciaron a Cristo. Sólo Herodes, insensato, fue incapaz de cantar:

Aleluya

   Luz de Verdad entendisteis en Egipto y disipasteis las tinieblas del error; sus ídolos, oh Salvador, no soportaron vuestra presencia y se derrumbaron; y quienes se libraron de ellos clamaron a la Madre de Dios:

Salve, purificación de los hombres
Salve, pavor de los demonios
Salve, humillación del error
Salve, demostración del fraude de los ídolos
Salve, mar que sumergió al faraón espiritual
Salve, roca que sació a las almas sedientas de vida
Salve, columna de fuego que orienta en las tinieblas
Salve, refugio más vasto que el firmamento
Salve, maná celestial
Salve, dueña del festín sagrado
Salve, patria de promisión
Salve, fuente de leche y de miel

Salve, Esposa siempre Virgen

   Mirando al Niño, Simeón, pronto a dejar este mundo engañador, le reconoció como verdadero Dios y exclamó:

Aleluya

   Nos mostró el Creador una nueva creación, naciendo del seno de una Virgen y conservándola íntegra e inmaculada para que al considerar tal maravilla cantemos este himno:

Salve, flor incorruptible
Salve, corona de pureza
Salve, rostro fulgente de la resurrección
Salve, espejo de la vida angélica
Salve, árbol de frutos deliciosos, alimento de los fieles
Salve, ramaje frondoso bajo el que se refugian las
muchedumbres
Salve, Madre del Guía de los perdidos

Salve, Madre del Redentor de los cautivos
Salve, tranquilidad del justo
Salve, perdón de los que caen
Salve, túnica de gracia para quienes están desnudos
Salve, ternura que apaga todas las pasiones

Salve, Esposa siempre Virgen 

   Os contemplamos con nuestro espíritu y, al ver este maravilloso Nacimiento, nos convertimos en extranjeros de este mundo pues por tal medio apareció el Altísimo en la tierra como una humilde criatura humana que se esfuerza en llevar hacia sí a quienes exclaman:

Aleluya

   Por condescendencia divina, el Verbo se hizo presente a los de la tierra sin alejarse del cielo y sin transferirse de un lugar a otro. Nació de una Virgen; elegida de Dios, a la que así saludamos:

Salve, casa inmensa de Dios 
Salve, umbral del misterio sagrado
Salve, doctrina incomprensible para los infieles                 
Salve, gloria de los creyentes  
Salve, carro santísimo de Aquél que reposa sobre los querubines
Salve, palacio que Quien está por encima de los serafines.
Salve, conciliación de los contrarios
Salve, concierto de la virginidad y la maternidad
Salve, indulgencia de la trasgresión
Salve, mano celeste que abrió el paraíso
Salve, clave del reino de Cristo
Salve, esperanza de los bienes eternos

Salve, Esposa siempre Virgen

   Qué estupefacción la de los ángeles al considerar el misterio de vuestra Encarnación. Vieron al Inaccesible hecho hombre, viviendo entre nosotros, accesible a todos y oyendo de todos:

Aleluya

   Restan mudos los oradores más elocuentes cuando se trata de Vos, oh Madre de Dios, porque no saben explicar cómo pueden conciliarse la virginidad y la concepción. Nosotros, admirando el misterio, clamamos con fe:

Salve, cofre de la ,sabiduría de Dios
Salve, joyero de la divina Providencia
Salve, victoria sobre el desvarío de los filósofos
vanos
Salve, silencio impuesto a los sabios
Salve, extravío de los investigadores imprudentes
Salve, confusión de los mentirosos
Salve, solución de los enigmas de los atenienses
Salve, abundancia en las redes de los pescadores
Salve, liberadora de los abismos de la ignorancia
Salve, fanal de las inteligencias
Salve, barca de quienes se quieren salvar
Salve, puerto favorable para los navegantes de esta
vida Salve, 

Esposa siempre Virgen

   Salvador del mundo, su Creador vino a él, conforme lo prometió. Dios, nuestro Pastor, se hizo Cordero por nosotros y atrajo a la naturaleza con su propia naturaleza. Puesto que es Dios, nos oye cantar:

Aleluya

   Todos cuantos se refugian en Vos encuentran protección y ayuda pues el Autor del cielo y de la tierra os cubrió con su sombra, oh Inmaculada, habitó en vuestro seno ya todos enseñó a decir:

Salve, columna de la virginidad
Salve, atrio de la salvación
Salve, principio de una nueva creación
Salve, administradora de la bondad divina
Salve. regeneración de los concebidos en el pecado
Salve, cordura de los espíritus confundidos
Salve, sujeción del corruptor de las almas
Salve, Madre del Cultivador de pureza
Salve, templo de las bodas virginales
Salve, unión de los fieles a su Señor
Salve, mentora de las vírgenes
Salve, atavío nupcial del alma de los santos

Salve, Esposa siempre Virgen

   Una magnitud infinita tiene vuestra misericordia y todo himno es impotente para describirla. Oh Rey santo, aunque nuestros cantos fuesen tan numerosos como los granos de arena no haríamos nada digno del don que reciben los que claman:

Aleluya

   Vemos a la Virgen santísima como una llama que ilumina a quienes están en las tinieblas. Su claridad inmaterial conduce a todos los hombres al conocimiento divino. La celebramos con este canto:

Salve, rayo del Sol espiritual
Salve, luz inextinguible
Salve, relámpago que ilumina las almas
Salve, trueno que asusta a los enemigos
Salve, nacimiento de un Astro esplendoroso
Salve, surgente de un Río inagotable
Salve. imagen viva del agua sagrada del bautismo
Salve, ablución de la mancha del pecado original
Salve, fuente en la que se lava la conciencia
Salve. pozo que mana alegría

Salve, perfume de Cristo
Salve, alma del banquete místico

Salve, Esposa siempre Virgen

   Xaurados deudores, alejados de su gracia, vieron acercarse a Quien salda todas las deudas de los hombres. Vino a ellos, rompió el documento de su obligación y oyó que le aclamaron, así:

Aleluya

   Y nosotros que exaltamos vuestra Maternidad, oh Madre de Dios, os dirigimos nuestras preces, como a un templo vivo, pues Aquél que habitó en vuestro seno, el Señor que tiene en ,su mano todas las cosas, os santificó y os glorificó y nos enseñó a decir:

Salve, tabernáculo del Verbo de Dios
Salve, santa mayor que todos los santos
Salve, arca dorada por el Espíritu Santo
Salve, tesoro inagotable de vida
Salve, diadema preciosa de los santos reyes
Salve, honor de los piadosos sacerdotes
Salve, torre inabatible de la Iglesia
Salve, fortaleza indestructible del reino
Salve, dispensadora de victorias y trofeos
Salve, derrota de nuestros enemigos
Salve, medicina de nuestros cuerpos
Salve, salvación de nuestras almas
Salve, Esposa siempre Virgen

     Zarza mística que sin quemarse arde, Madre digna de ser loada eternamente, Vos que concebisteis el Verbo más santo que todos los santos, recibid hoy nuestra ofrenda y libradnos de toda desgracia y preservad del castigo futuro a quienes cantan

Aleluya

   Oh Madre de Dios, oh Generala victoriosa, os cantamos un himno de triunfo. A Vos, que nos salvasteis de nuestras tribu laciones, os ofrecemos nuestra gratitud. Sois invencible; li bradnos de todo peligro y exclamaremos:

Salve, Esposa siempre Virgen

   Asombrado ante la hermosura de vuestra virginidad y el sublime resplandor de vuestra pureza, oh Madre de Dios, Gabriel exclamó: ¿Qué elogio digno os dirigiré? ¿Con qué nombre os llamaré? Como se me ordenó, os saludo:

Salve, llena de gracia

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