16 de diciembre

SANTA ADELAIDA,
Viuda


   La mujer fuerte de la férrea Europa con que concluye el primer milenio, imagen de una autoridad amenazada y combatida, reina y emperatriz, esposa y viuda, buscando entre luchas desgarradoras contra los de su sangre, el hijo y el nieto, un camino de santidad.

   Nacida en el castillo de Orb, hija de Rodolfo II de Borgoña, a los siete años se concierta su matrimonio con el príncipe italiano Lotario, y diez años después, cuando Lotario ya es rey de Italia, se casa con él en Pavía. Pero el monarca no tarda en morir, quizás envenenado, y su viuda queda presa en el castillo de Garda a merced de un usurpador.

   Consigue huir para refugiarse en Canosa, llama en su ayuda al emperador alemán Otón y contrae nuevas nupcias con él en el 951. Ambos serán coronados en Roma por el papa Juan XII como emperadores del Sacro Imperio. Otón I el Grande quiere ser el defensor de la Cristiandad, teniendo al Sumo Pontífice bajo su tutela, pero, como suele ocurrir, cuando muere en el 973 deja una herencia política muy complicada.

Adelaida sufrirá ahora la malquerencia de su hijo Otón II, a su muerte es regente durante la minoría de Otón III, y tiene que ocuparse de gobernar el Imperio, poner paz y resistir el embate de los bárbaros. Hasta que al final de su vida se retira a su Borgoña natal para consagrarse a la piedad bajo la dirección de piadosos varones como san Odilón de Cluny, que fue su primer biógrafo. Murió en el monasterio cluniacense que había fundado en Seltz, en Alsacia.
Siglos más tarde la vemos envuelta en majestuosidad, tenaz, firme y batalladora, agotándose en el cumplimiento de sus deberes, y sin mostrarnos las heridas y contradicciones de su existencia, que reservaba para Dios. En el santoral es toda hieratismo, recubriendo de fortaleza el temblor humano y la fatiga de la mujer que parece incansable y segura.

 

VOLVER A SANTORAL DE DICIEMBRE