El Beato Micolás Albergati fue obispo de Bologna en el
siglo XV. Era docto y humanista, pero sobre todo era un hombre de una gran
piedad.
Nació en el seno de una familia noble. Al terminar sus estudios de
Derecho, decidió hacerse religioso. De esta manera, cuando quedó vacante la
sede de Certosa, toda la gente le aclamó a él como su obispo. Como pastor de
la diócesis se distinguió en seguida por su caridad, su prudencia y su
modestia. Estos valores le otorgaron la confianza del Papa Martín V. Sin tener
la menor duda, lo nombró cardenal de la santa Cruz de Jerusalén. Trabajó para
restablecer la paz entre Francia e Inglaterra y presidió el Concilio de
Ferrara. Al lado de Siena, tuvo un cólico de riñón que le llevó a la muerte
en el año 1443.
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