Francisco Ignacio Vincenzo Peis, el segundo de
nueve hermanos, nació en Lŕconi, en Cerdeńa, el 17 de noviembre de 1701. Sus
padres, pobres en bienes materiales pero ricos en virtudes humanas y
cristianas, lo criaron en la observancia de los preceptos cristianos. Ignacio
practicaba severas mortificaciones. A los veinte ańos, fue a Cagliari para
entrar en el convento capuchino de Buoncammino. Su aceptación no fue inmediata
a causa de su débil constitución. El 10 de noviembre de 1721 vestía el
hábito franciscano. Después del noviciado peregrinó durante quince ańos por
diversos conventos, hasta quedar definitivamente en el de Cagliari donde
fue ejemplo viviente de pobreza y espíritu de absoluta dedicación a los pobres.
Dos ańos antes de su muerte, se quedó ciego, pese a lo cual continuó
observando escrupulosamente la vida común, siguiendo todas las reglas del
convento. Después de su muerte se acrecentó su fama de taumaturgo a causa de
los milagros obtenidos mediante su intercesión. El 11 de mayo de 1781
entregó su alma al Seńor, siendo beatificado por Pío XII en 1940, y
canonizado por el mismo Papa el 21 de octubre de 1951.
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