Hwww.oocities.org/ar/mmmail_loco/tallerpc1.htmwww.oocities.org/ar/mmmail_loco/tallerpc1.htm.delayedx_J OKtext/html?2b.HMon, 25 Feb 2002 05:10:02 GMTMozilla/4.5 (compatible; HTTrack 3.0x; Windows 98)en, *_J Taller

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>Columna de "La Revista" de La Nación. Hay varias que guardo porque me parecen muy divertidas, y esta es una de ellas, sólo transcribo las partes que a mí me parecen más interesantes. Si bien creo que a mi edad (18) esto es poco frecuente, tengo que admitir que a veces me sucede y es bastante molesto.

>>>Y HABLABAMOS DE CORRIDO...

Justo en el momento en que las personas tienen más necesidad de recordar y de poner en palabras esos recuerdos, los peldaños de la memoria empiezan a esmerilarse. En el huequito correspondiente, donde debería decir lo que uno quisiera decir, dice, como en un lamento aciago: "¿Sabés qué?... No me acuerdo". Para muchos es una prueba indiscutida del paso de los años, el ida y vuelta del cerebro que ya no es lo que era. La molestia es inmensa cuando nos encontramos con alguien frente a frente, sabemos que lo conocemos y hasta qué hace, aunque, pequeño detalle, se nos borró su nombre. Cuando esto sucede nos recorre una inequívoca sensación de impotencia.

Luego de mucho de no verse, dos viejos amigos y sus respectivas esposas se encuentran y a uno de los hombres le llama la atención la amorosa disposición con que el otro trata a su mujer: Mi amor, mi cielo, mi reina, corazoncito. En un momento, lo toma del brazo, lo lleva aparte y le dice: "Te envidio. Tantos años de casado y qué bien tratás a tu señora. Es muy lindo ver lo enamorado que estás". La respuesta del amigo es sincera: "No, callate, qué amor ni amor. Le digo todo eso porque hace años que no me acuerdo cómo se llama".

¿Dónde está escrito que debemos hablar de corrido? No sé si se trata de un padecimiento tan fin de siglo que a nuestros padres no les ocurría nada parecido. Al menos, no me acuerdo haber escuchado chistes alusivos, salvo uno que siempre contaba Adolfo Stray en el teatro de revistas. Trataba de intimar con una muchacha inexperta a quien llevaba muchos años y su reflexión era: "Entre vos que no sabés y yo que no me acuerdo, lo nuestro no va a andar".

Se trata de recordar el nombre de una actriz, y en pos de esa identidad se peleará a brazo partido. "Sí, ésa digo yo, la rubia... ¿Te acordás? La que hizo de monja en esa obra que vimos en el teatro mmm de la calle mmm... Pucha, la tengo en la punta de la lengua... Esa... la que estuvo casada con el flaco, el morocho... ¿Sabés quién es, vieja? Pero no puede ser, caramba, si la tenemos tan vista..." Alguien, o uno mismo, dará en un momento con el paradero y se sentirá una gran tranquilidad. Hay que correr detrás de la palabra extraviada para no sentir que el hilo de la lógica se interrumpe.

Entre los que tienen más de 50, un olvido momentáneo y superficial puede ser utilizado para insinuar que alguien ha perdido la chaveta. O que va en camino. Todo tiene un tiempo físico y mental. Pero a no confundirse ni a olvidarse: mucho más perturbador que no hablar de corrido es tener que soportar una existencia a las corridas, como la que hace mucho nos toca vivir.

Por Carlos Ulanovsky.

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