MI CRUZ
Me pregunté mil veces sin respuesta
por qué mi cruz doblaba mis espaldas.
Hablé con Dios mirando las estrellas
y sollozando dije: ES MUY PESADA.
Dios me hizo ver con toda su paciencia
cuánto y por qué - equivocada estaba -
y poco a poco empecé a darme cuenta
de que mi cruz tornábase liviana.
Vi pasar miseria tan inmensa
colgada en los harapos de una anciana.
Vi a un joven, muriendo de tristeza,
por una enfermedad que lo acosaba.
Una inválida sola e indefensa,
en una silla de ruedas vegetaba
y una madre, con toda entereza,
con su hijo mogólico paseaba.
Luego miré mis manos... vivas, bellas,
sobre ellas una cruz se destacaba.
De pronto Dios dijo: "DI CUANTO PESA".
Y yo le dije: SEÑOR... NO PESA NADA.