El
milagro de la Misa
Preparación para la comunión
Antes de recibir la
comunión, el rito de la Santa Misa coloca unas oraciones cuya finalidad
es preparar, ultimar los detalles en esa alma que va a recibir al Señor
en su corazón. Y si nos damos cuenta, son tres las cosas que pedimos al
Señor en ese momento:
Oraciones previas a la comunión
Evitar caer en el mal
La primera es que nos evite caer en el mal, que no se fije en los
pecados que hemos cometido y que nos evite caer en la tentación. Este
es el contenido de frases como: “Perdona nuestras ofensas”, “No
nos dejes caer en la tentación”, “Líbranos de todos los males”,
“Que vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación”,
“No tengas en cuenta nuestros pecados”, “Cordero de Dios, que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros”.
Antes de recibir la eucaristía, pedimos al Señor que nos evite
cualquier falta, que nos ayude siempre a evitar el mal para ser siempre
lo más digno posible de recibir la eucaristía, para que Él pueda
estar lo más feliz, lo más contento al entrar en nuestra alma.
Cumplir su voluntad
La segunda cosa que le pedimos en estas oraciones es que siempre nos
ayude a cumplir su voluntad. Le rogamos que no sólo nos permita evitar
el mal, lo cual sería un gran paso, sino que nos ayude a cumplir
siempre su voluntad. Que el alimento que vamos a recibir nos ayude a ser
siempre fieles a Él. Decimos por ejemplo: “Hágase tu voluntad en la
tierra como en el cielo”, o también: “No tengas en cuenta nuestros
pecados sino la fe de tu Iglesia y conforme a tu palabra...”, es
decir, pedimos adherirnos a esa palabra, a esos mandamientos del Señor.
Asimismo, la oración que reza el sacerdote en silencio, dice: “Concédeme
cumplir siempre tus mandamientos y jamás permitas que me separe de
ti”. Todas estas oraciones se hacen con la intención de amar y seguir
la voluntad de Dios.
La paz interior
Cuando un alma evita el pecado, evita el mal y cuando continuamente hace
un esfuerzo por cumplir la voluntad de Dios, el fruto es la paz
interior, esa serenidad interna. Esto es lo que pedimos en tercer lugar
al Señor: “Concédenos la paz en nuestros días”, “Concédele la
paz y la unidad”, “La paz del Señor esté siempre con vosotros”,
“Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz”.
Estas oraciones previas a la comunión reúnen prácticamente todos los
frutos, las actitudes y los deseos fundamentales, expresados durante la
santa misa: evitar el mal, cumplir la voluntad de Dios y, como fruto de
ello, vivir con paz interior. Darnos cuenta que, en la vida ordinaria,
lo verdaderamente importante es amar y cumplir la voluntad del Padre por
encima de todas las cosas; esto exige evitar el pecado y como fruto
produce la paz interior sinónimo de verdadera felicidad. No importa que
tengamos problemas en la vida, no importa que tengamos dificultades, lo
que tenemos que pedir al Señor es que a pesar de los problemas y en
medio de las dificultades vivamos sin ofenderle, amando y cumpliendo su
voluntad. Las adversidades, los contratiempos no son cosas malas, son
simplemente elementos que van a hacer más meritorio el no caer en el
pecado y el cumplir la voluntad de Dios. Cuando un alma sabe centrarse
en estas dos cosas logra la paz interior. Podrán venir enfermedades,
podrán llover difamaciones, podrán acechar adversidades inesperadas,
pero el alma que únicamente se preocupa de cumplir la voluntad y no
ofender a Dios, estará siempre en paz. Sin embargo, cuando el alma basa
su vida espiritual en las cosas externas, en las circunstancias
externas, le será más difícil mantener esa paz interior cuando alguno
de esos elementos externos falten. Podrán haber en tu vida mil
problemas, mil dificultades pero eso nunca te justificará el ofender a
Dios o el evitar el camino de Su voluntad.
1-Acto
Penitencial
2-Liturgia
de la Palabra
3-Ofertorio
4-Prefacio
Eucarístico
5-Consagración
6-Las
Peticiones 7-La
Aclamación Cristológica 8-Preparación
para la Comunión 9-La
Comunión Vivencia
de la Santa Misa Ordinario
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