La causa primera de mi interés
por encontrar antepasados fue mi abuelo Luis Francisco Domingo
Lastoria. Todos hablaban de él con respeto y admiración.
Yo había oído a mi ,madre y a la abuela grandes
elogios de su figura. Me invadía la curiosidad, por lo
que se me ocurrió buscar alguna fotografía suya.
Empecé a darme cuenta de la dificultad de lograr mi objetivo.
Nadie tenía ninguna, salvo mi madre, que atesora una foto
carnet muy hojeada en un pequeño portarretratos, como si
fuese el más valioso de los relicarios. Con qué
ganas hubiese tenido una conversación con él y la
cantidad de cosas que ahora conocería y que se han perdido
para siempre.
Años después,
el destino me derivó a trabajar en el Archivo Histórico
del Convento San Francisco de Río Cuarto, lugar donde aprendería
el significativo valor de los documentos que hacían referencias
a las vivencias, tareas y sacrificios desarrollados por personas
que palmo a palmo, luchaban con la fe, como única arma,
por la convivencia entre aborígenes y "civilizados".
Poder contemplar sus rostros,
la sociedad de la época y los héroes de aquellos
tiempos me terminarían de inspirar y ponerme nuevamente
manos a la obra, después de varios años de postergar
la investigación genealógica.
Estoy convencido de que lo
que me enganchó y definitivamente me metió de lleno
en el mundo de la búsqueda de los ancestros fue el hecho
de investigar en un lugar como aquel Convento Franciscano, las
sensaciones estando allí fueron muy interesantes, pues
es un lugar magnífico, lleno del misterio propio de lo
que abarca siglos de historia.
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