(Publicado en "Novedades de Antropología", Año 11, N° 43 (Buenos Aires, mayo-agosto 2002)
Los payadores y el compromiso de su canto
Ercilia Moreno Chá
El canto del payador acompaña nuestra historia cual caja de resonancia que vibra con los acontecimientos más variados. De la gran gama de temas abarcados surgen dos constantes que han ido atravesando su producción hasta nuestros días, adecuándose al momento histórico y al diverso impacto de los hechos en la sociedad: dichos temas son los avatares políticos y el reclamo de justicia social.
En 1821, el poeta oriental Bartolomé Hidalgo daba a conocer en pliego suelto uno de sus famosos cielitos, titulado "Al triunfo de Lima y El Callao", con el que celebraba la entrada triunfal del ejército libertador del General San Martín en el Perú ocurrida el 10 de julio de ese año. Citamos algunas de sus estrofas:
Descolgaré mi changango
para cantar sin reveses
el triunfo de los patriotas
en la Ciudad de los Reyes.
Estaba medio cobarde
porque ya otros payadores
y versistas muy sabidos
escribieron puras flores.
(...)
La primera y la quinta estrofa de este famoso cielito ecrito en Buenos Aires nos parecen un ejemplo válido para inicar un breve recorrido sobre el compromiso que el payador imprimió a su canto desde épocas tempranas.
El ideal libertario, las guerras de la independencia, las gestas militares y las luchas de la organización nacional fueron los primeros temas de que tenemos testimonio, lo que le valió al payador el mote de "gacetilla oral de los ejércitos" con que el musicólogo Carlos Vega los denominara. Así por ejemplo, se recuerda la presencia del payador Simón Méndez ("Guasquita") en las Invasiones Inglesas y está documentada su presencia en los ejércitos de Belgrano y San Martín. Por otra parte, quedó constancia en la obra del Gral. Espejo "El paso de los Andes" del poema escrito sobre la batalla de Chacabuco por un soldado del Regimiento de Granaderos a Caballo, recordado sólo como "un poeta rústico":
Dia doce de febrero
entre la una y las dos
se dio la primera voz:
"A sable los granaderos!"
En Chacabuco empezó.
poco a poco el tiroteo
hasta que, con más aseo
vivo fuego se encendió
Más tarde, la etapa de luchas entre unitarios y federales fue acompañada fuertemente por el canto del payador, cuya expresión en cuanto a contenido, forma y vocabulario quedó plasmada en hojas sueltas y los numerosos periódicos que proliferaron a modo de novedosa prensa gauchesca, encabezados por las figuras del rosista Luis Pérez y las de Juan Gualberto Godoy e Hilario Ascasubi como antirrosistas.
Ya en las dos últimas décadas del siglo XIX, el canto del payador se compromete con los grandes sucesos que sacudían la política bonaerense como la Revolución de Carlos Tejedor en 1880, o la denominada Revolución del Parque en 1890. El surgimiento del Partido Conservador y el Partido Radical daría ocasión a una gran actividad proselitista que era rentada, y así, son recordadas las voces de Gabino Ezeiza, Pablo Vázquez, José Betinotti y Manuel Cientofante entre otros tantos. En nuestro país, es la figura de Gabino Ezeiza (1858 -1916) -minuciosamente estudiada por el payador Víctor Di Santo- la que encarna el mayor compromiso ideológico del canto del payador. Lo demostró no sólo con su voz escuchada en innumerables comités radicales sino también con una militancia practicada a lo largo de su vida, aún en hechos de armas. De ahí que el Dr. Hipólito Irigoyen, enterado de su muerte el mismo día en que el accedía a la Presidencia de la República dijera: "Pobre negro... el sirvió".
Una manifestación (fragmento)
¡Viva Alem!, gritaba el pueblo
y ... ¡Del Valle!, repetía,
un solo clamor se oía
se ve al tribuno avanzar.
Alta la gallarda frente
las coronas en un brazo,
y unida en estrecho lazo:
a la masa popular.
Detiénese, mira el pueblo
cuyo mirar electriza,
le da al rostro una sonrisa
y una bondad de expresión.
Y entre las flores que lanza
cual revuelto torbellino
le dice al pueblo argentino:
"Hay que salvar la nación".
A medida que avanza el siglo XX y acompañando los grandes movimientos de organización obrera, el canto del payador se va desprendiendo de la política partidista para comprometerse cada vez más fuertemente con la temática de la justicia social, que fuera alentada primeramente por el socialismo y el anarquismo y más tarde por el peronismo. Es el caso de Carlos Molina, Martín Castro , Luis Acosta García y Alvaro Celedonio Casquero, quien se hacía llamar "El payador proletario" y escribía de este modo sobre los hechos que afectaban al gremialismo de su época:
A los mártires del trabajo (fragmento)
El demagógico instinto
de la tiranía burguesa,
en manos de su verdugo
nuevas víctimas entrega,
y en mil nueve veintinueve
otra vez en Norteamérica
a Sacco junto a Vanzetti
indignamente condenan
y pese al ruego mundial
mueren en silla eléctrica.
Las historias se repiten,
se olvidan y se recuerdan,
cae un mártir, surge otro,
brilla y se apaga una tea.
Aquí en nuestra amada patria,
en nuestra cristiana tierra,
al metalúrgico obrero
Felipe Vallese enredan
en una trampa de muerte
para que en ella perezca.
La segunda mitad del siglo XX ve reflejada en el canto del payador las instancias más delicadas de la historia de nuestro país y los temas más preocupantes; se canta en torno a los gobiernos militares, la guerra de las Malvinas, las huelgas de los maestros, la situación de los jubilados, la crisis eonómica, los dirigentes políticos, los ministros de economía, etc.
Y esta temática se traslada hasta nuestros días. Exponemos aquí algunos fragmentos de payadas recogidos durante la celebración del Dia del Payador en el Teatro Regio de Buenos Aires en los años 2000 y 2001. Como ya es costumbre, el público pide a los payadores, gritando desde su propio asiento, la improvisación por los temas que son de su interés.
Tema: la deuda externa.
Eso más bien es pretexto
que utilizan los de arriba
mas no calman las diatribas
e improviso por supuesto.
La libertad es como un gesto
hondamente necesario
puede nutrir un ideario
en las malas o en las buenas:
¡hay que romper las cadenas
con el Fondo Monetario!.
(José Curbelo)
Cargó esas cadenas rotas
y poniéndole confianza
siempre existe la esperanza
sin pensar en la derrota,
y mientras que acá borbota
el recuerdo más latente
yo les diría de repente
pidiendo a los que gobiernan:
no paguen la deuda externa
con el hambre de la gente.
(Rodolfo Lemble)
Tema: los jubilados.
Alguien gritó: "¡El jubilado!"
y el alma no se me fuga,
quién prohibe las arrugas,
canas que se han emponchado.
El corazón dilatado
hoy tiene anchura de río
con oriental atavío
la noche se vuelve espejo,
es triste llegar a viejo
con el bolsillo vacío.
(Juan C. López)
El jubilado en exceso,
lo digo en manera erguida,
trabajó toda la vida
y gana unos magros pesos.
Quiero decirle con eso
siguiendo con este tren
le transmito este baibén
de la patria capital:
el jubilado vive mal
pa' que otros vivan bien.
(Víctor Di Santo)
Tema: los patacones, Hugo Moyano.
Quieren cambiar el dinero
y la gente no lo acepta
y este payador y poeta
que siempre fue pregonero
avanza sobre el sendero
con un sentimiento sano
y como un deber cristiano
lo aclaro en esta ocasión:
que prefiero el patacón
al dólar americano.
(Jorge A. Soccodato)
Otro dijo: "¡Por Moyano!
Elevé el tema payando
y yo me quedé pensando
con la guitarra en la mano.
Con orgullo de paisano
le voy a decir conciente
la radio y el diario no mienten,
estaba pensando en eso:
el que gana cien mil pesos
a costillas de la gente.
(Gustavo Guichón)
Tema: los piqueteros
Hay un pedido que es actual,
digo, en un rumbo campero,
fue el de los piqueteros
desde acá hasta Tartagal
porque hay un tema social
y yo me he puesto a pensar
poniéndome a improvisar
aunque ese tema sea duro,
porque sé que en el futuro
Juan Pueblo es el que va a ganar.
(Gustavo Guichón)
Si el pueblo tiene razón
serán justas las proclamas
lo que el sentimiento declama
y da sangre al corazón.
Pero en esa discusión
y atiéndamelo muy bien
lo calculaba recién
piquetero en su raigambre,
algunos gritan por hambre
y hay otros vagos también.
(Jorge A. Soccodato)
Este breve recorrido muestra de qué modo el canto del payador se comprometió con su tiempo y fue fino registro de nuestra historia - de la oficial y la no oficial- porque hizo suya desde siempre la consigna que José Hernández adoptó para Martín Fierro en su momento, la de cantar opinando y cortar por lo duro. Esto le valió al payador de todas las épocas no pocos inconvenientes, como la privación de su libertad y la persecusión política. Sin embargo -convencido de su misión y legitimado por su propia tradición y por su público- su canto sigue hasta nuestro días comprometido y opinante, en una marcha que parece no detenerse...
BIBLIOGRAFÍA
- Di Santo. Víctor (1990). "Payadores y política". Todo es Historia No.278: 24-45.
- Seibel, Beatriz (1975). "Payadores y algo más". Dinamis Nos. 84: 32-35 y 87:27-31.