Conquista del mar

Desde la juventud le venía pareciendo angosto a Pedro el lago donde había hecho prácticas de navegación;  cuando más tarde se dedicó a pasear por el mar Blanco, los hielos que limitan a éste durante tantos meses le dieron la misma impresión de encierro.  Se preguntaba dónde podría encontrar mares libres aptos para el despliegue de una armada como los que él había visto en Inglaterra y Holanda.  La colosal extensión de su Imperio veía sus costas bloqueadas por los hielos o por otras naciones asentadas en la riberas de los mares vecinos.  La primera en atraer su hostilidad y su ambición fue Turquía, que era entonces señora de la costa del mar Negro.  Apenas subió al trono dirigió una guerra contra estas posiciones turcas y fracasó.  Pedro reflexionó hondamente sobre las causas de la derrota, mandó a buscar peritos militares y navales, y procuró armar a la europea a su ejército y contruir una flota.  Con tales medios logró por fin derrotar a los turcos y apoderarse de aquella costa.  Inmediatamente estableció bases navales en Azov y Taganrog y mandó a sesenta jóvenes a estudiar a las academias marítimas inglesas.

En el lado oeste del país, la expansión hacia el mar se veía bloqueada por el predominio de Suecia en el Báltico.  Reinaba sobre los suecos un rey no menos enérgico y emprendedor que Pedro: Carlos XII.   Poseía éste además sobre su antagonista ruso la ventaja de contar con un gran ejército moderno y esta más ducho en las artes de estrategia.  Sin embargo, Pedro no vaciló en promover lo que se ha llamado la "gran guerra del Norte" (1700-1721).  La contienda empezó tan adversamente para Rusia como las campañas en suelo ruso de Napoleón e Hitler, y, del mismo modo que en estos casos más modernos, los rusos se fueron retirando y quemándolo todo trás de sí.  Elejército sueco se fue agotando en el avance y las nieves y el hambre los quebrantaron.   En 1708 Carlos XII fue decisivamente derrotado en Poltava y al año siguiente Pedro se adueñaba de Riga, la máxima capital de la costa báltica.  En la paz de Nystadt (1721), Rusia obtendría Estonia, Livonia, Ingría, Carelia y Viborg;  es decir, el señorío de la costa este del Báltico.

Para substraer a su gobierno del ambiente medieval de Moscú e instalarle, cara a Europa, en la ventana que acababa de ganar sobre el mar, Pedro determinó trasladar la capital a una ciudad nueva que había empezado a construír pocos años antes en la costa báltica: Petersburgo.  La empresa de edificar esta ciudad fue quizás la más dura y costosa de todas las de Pedro el Grande.   Venciendo la dificultad que le oponía el suelo pantanoso, el clima helado, la falta de comunicaciones y otras adversidades, empezaron a surgir de la nada casas, calles y palacios, ocultando con su esplendor la sangre y las tumbas en que estaban cimentadas.   Miles y miles de trabajadores perecieron en esta empresa gigantesca, en aras de la cual sacrificó el zar impasiblemente millones de rublos y mares de lágrimas.  Tales trabajadores significaron también para él una preocupación y una fatiga inmensa. 

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