Hace 15 años nadie se hubiera
imaginado que Bulgaria en el año 2003 gozaría de una pujante economía de
mercado y que sería un fuerte aliado y amigo de Estados Unidos.
Bulgaria derrocó a su último dictador comunista en noviembre de 1989.
A principios de 1990, fui invitado por el gobierno de Bulgaria a co-presidir
el proyecto de transición económica de ese país. Organizamos un grupo de
expertos en economía, asuntos legales e industriales para colaborar con
los funcionarios búlgaros en desarrollar un plan para convertir a una
nación comunista en otra democrática, capitalista y libre. El plan que
incluía una constitución y un código de comercio fue presentado al
gobierno, al Parlamento y la ciudadanía en octubre de 1990.
Lamentablemente, pocas reformas fueron instrumentadas debido a que
Bulgaria sufrió una serie de coaliciones gubernamentales débiles y de
caos político a principio de los años 90. El llamado “socialismo
reformado” se impuso en 1994 y un gobierno totalmente corrompido saqueó
el país y dejó una inflación galopante. Una segunda revolución búlgara
se llevó a cabo en 1997 y culminó con la instalación de un gobierno
democrático y de libre mercado.
Una importante reforma fue la creación de la Caja de Conversión en
1997, en sustitución del banco central, que fijó el valor de la moneda
al marco alemán (y posteriormente al euro). Esta había sido una de
nuestras recomendaciones en 1990, pero el pueblo búlgaro tuvo que sufrir
dos hiperinflaciones antes de la creación de la Caja de Conversión.
Desde entonces y por seis años el pueblo de Bulgaria ha gozado de total
estabilidad monetaria.
Hace dos años y medio, el ex rey de Bulgaria, Simeón Saxe-Coburg-Gotha
(quien había sido exiliado de niño por los comunistas) regresó y lanzó
su candidatura a primer ministro. Fue elegido y continuó el programa de
reformas. El resultado ha sido una economía que crece alrededor de 5%
cada año. Pero a pesar de la prosperidad, el ex rey sufrió una derrota
electoral el mes pasado, probablemente debido a sus promesas de mejoras
más rápidas en el nivel de vida de la gente.
A pesar de problemas de corrupción, especialmente en el sistema
judicial, hay muchas razones para ser optimistas sobre Bulgaria. El país
tiene un joven y brillante ministro de finanzas, Milen Velchev, quien no
sólo ha logrado presupuestos balanceados sino que ha comenzado a pagar
la deuda. Recientemente introdujo un impuesto corporativo de tasa única,
19%, mucho más bajo que en EEUU (35%) y que en casi toda Europa, lo cual
fomentará tanto la inversión extranjera como la nacional, creando nuevos
y mejores puestos de trabajo.
Los asesores extranjeros sufrimos de exagerada candidez respecto a
las dificultades de la transición del socialismo y la adopción de las
reformas capitalistas. Bulgaria se había convertido en una sociedad
altamente corrompida, como todos los demás países comunistas y aunque la
gente sabía que el socialismo no funcionaba, no estaban convencidos de
que para que funcione el libre mercado se requiere que la gente cumpla
con sus acuerdos contractuales y que tribunales honestos protejan la
propiedad privada.
Los asesores extranjeros hicimos énfasis en la privatización, las
reformas impositivas y de las regulaciones, el libre mercado, libre
comercio internacional y moneda sana. Pero hemos debido enfatizar mucho
más la seguridad jurídica y el imperio de la ley, a la vez que la
necesidad de honestidad en las transacciones para que funcione la
economía y la sociedad civil.
Aunque queda bastante por hacer, las instituciones están funcionando.
La primera fundación para el estudio del libre mercado se estableció en
1992, el Instituto de Economía de Mercado.
Bulgaria avanza hacia la prosperidad. La tierra es fértil, goza de
riquezas y bellezas naturales, un clima agradable y una población
educada y talentosa. Con su ingreso a la OTAN, preparativos para
ingresar a la Unión Europea y el perfeccionamiento de sus reformas
económicas, Bulgaria crecerá más rápidamente y alcanzará su potencial de
ser una sociedad libre y próspera. |