“Pagaremos la deuda ahorrando sobre el hambre y la sed de los argentinos”.

Los orígenes de “nuestra” deuda externa se remontan al primer empréstito adquirido por el entonces Ministro de Hacienda Bernandino Rivadavia con la casa Baring Brother`s a principios del siglo XIX. Allí arranca la historia de este “compromiso” que a lo largo de los años fue creciendo de manera paulatina, amparada siempre por el constante respaldo de los máximos dirigentes de nuestro país.

Basta mencionar las palabras de Nicolás Avellaneda en 1876 cuando remarcó la necesidad de pagar la deuda “ahorrando sobre el hambre y la sed de los argentinos”. Indudablemente la negligencia de esta frase representa los ideales que tuvieron (y tienen aún) los gobernantes nacionales que, lejos de ignorar el objetivo primordial de los organismos internacionales de que jamás se salde la deuda, llegaban a pronunciar tales discursos para conseguir más endeudamiento.

Sin embargo, el auge de la deuda se produce a partir de la dictadura militar de 1976 con la figura del “auténtico padre” del modelo económico vigente.

Fue precisamente el ex ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz, quien supo “poner contra el paredón” lo que quedaba del Estado benefactor. Él consideraba al mercado externo como un agente interventor de los precios internos y un instrumento para reorganizar la actividad productiva, mediante la rebaja de aranceles y la eliminación de trabas a la importación.

El resultado de esto fue una escalada enorme de la deuda externa (pasó de los 8.000 millones en 1976 a los 38.000 millones en diciembre de 1982) que se contrajo para alimentar la especulación financiera de un país donde convivían tragicómicamente  palabras como “desaparecidos” por un lado, y “tablita cambiaria” por otro.

 

 

 

 


YPF y AEROLINEAS:

Primero endeudadas y luego "regaladas"


 La principal empresa pública argentina, Yacimientos Petrolíferos Fiscales, YPF, fue forzada a endeudarse en el exterior aunque disponía de recursos suficientes para sostener su propio desarrollo.

   Mientras que en 1976 la deuda externa de YPF se elevaba a 372 millones de dólares, al terminar la dictadura se había multiplicado 16 veces (6.000 millones de dólares).

     Además de YPF, que fue vendida a la multinacional petrolera española Repsol en 1999,  la otra empresa nacional virtualmente liquidada fue Aerolíneas Argentinas, cuya flota de Boeing 707 fue tasada en un precio simbólico, aún siguen sirviendo en las líneas de la compañía privatizada,  mientras que Aerolíneas debe pagar un oneroso "leasing" para utilizarlas.

    Al mismo tiempo, los derechos de uso de las rutas aéreas de la compañía, de un valor de 800 millones de dólares, fueron estimados para su venta a la multinacional española Iberia, en 60 millones de dólares solamente.

    La empresa fue cedida a Iberia por un monto líquido de 130 millones de dólares, el resto lo constituyo anulaciones de créditos de la deuda.  

 

 

    La privatización de Aerolíneas junto a la de YPF, resultaron los casos paradigmáticos de las empresas cuyas deudas, contraídas bajo presión del gobierno, fueron asumidas por el Estado antes de ser vendidas.