PREZIOSO.NET

Umbral de la otra realidad

DE PITAGORAS A ARISTÓTELES
¿El Universo es pitagórico?

(Parte II)


Material extraído del ciclo de conferencias realizadas por Prezioso del 15 al 19 de abril de 2002 en el Museo Gustav Moreau (Paris) auspiciado por Fondation Struganoudt

____________________

Y como toda acción genera una reacción, andando el tiempo, sucedió que un maestro de la teoría de los números, allá por el siglo XVII, en Francia, solía cartearse con otros matemáticos preguntándoles si tendrían el ingenio de igualar sus resultados.
Este matemático se llamaba Pierre de Fermat, y vivió entre los años 1601 a 1665, los suficientes para generar una revolución en los conceptos matemáticos y teleológicos.
Anticipó el cálculo diferencial con su método de búsqueda de los máximos y mínimos de las líneas curvas.
En su juventud, con su amigo Pascal, realizó una serie de investigaciones sobre las propiedades de los números; de estos estudios, Fermat dedujo un importante método de cálculo de probabilidades. Por estas aportaciones fué considerado por algunos como el padre de la teoría moderna.
Y Fermat, al que el teorema de Pitágoras no le caía del todo bien, lo estudió a fondo hasta concebir un resultado que hoy conocemos como el "Ultimo teorema de Fermat".
Un día, mientras estudiaba la Arithmetica de Diofanto de Alejandría Fermat llegó al convencimiento que no existían soluciones enteras no triviales para la ecuación an + bn = cn, donde n es un número entero cualquiera, mayor que 2.
En el margen del libro Arithmetica, Fermat dejó anotado con letra nerviosa, un comentario que ha exasperado a los matemáticos de tres siglos: "Tengo una demostración maravillosa de esta proposición, pero este margen es demasiado estrecho para contenerla".
¿Y con eso qué hacemos?
Piensa:
La importancia trascendente que encierra ésta ecuación es descubrir que: los postulados ideales del mundo pitagórico no son ciertos.
Es decir, la aparente armonía y perfección matemática esconde una verdad totalmente distinta: Nuestro universo está diseñado sobre la base de la imperfección, de tal manera que constantemente se están alterando sus ecuaciones por la inestabilidad que genera, gracias a la cual se dinamiza y mueve, pero en su avance produce dolor, injusticia, imprevisión de acontecimientos, en fin, todo lo que significa la entropía.
Nuestro universo avanza con la gracia de un rengo.
Vivimos en un universo entrópico, es decir, dinámico, con una direccionalidad, y por eso está en constante expansión. Nosotros, como seres vivos, somos llevados sobre él, por la flecha del tiempo, desde nuestro nacimiento hacia la muerte; pero ése tour obligatorio no es gratuito, lo pagamos a cada instante con nuestra propia energía, que entregamos al universo, quién la invierte en dinámica, para seguir creando su marcha expansiva.

Y como el dicho popular: "No hay peor astilla que la del mismo palo", Fermat con su actitud revisionista y subversiva, representó una falla genética dentro del sistema de pensamiento, porque rompió con el orden establecido.
El revuelo que se armó dentro del gallinero matemático fue muy grande y no cesó hasta nuestros días; y justificadamente, ya que Fermat se llevó a la tumba el secreto de su demostración tan revolucionaria.
La obsesión por encontrar dicha demostración fue creciendo; Leonard Euler, estudioso de la teoría de números, llegó a tal grado de frustración, que en 1742 le pidió a un amigo que registrase de arriba abajo la casa del francés en busca de alguna nota que hubiera podido quedar perdida.
La Universidad de Göttingen en Alemania, estableció en 1908 el premio Wolfskehl, para quien lograse demostrar el célebre teorema; dicho galardón consistía en una suma de 100.000 marcos, dinero equivalente a dos millones de dólares actuales, para quien fuese capaz de encontrar una demostración (aunque no por una excepción) que pueda verificarse antes del 13 de septiembre del 2007.
El teorema ha sido comprobado, utilizando computadoras, hasta con 125.000 exponentes.
Muchos matemáticos han tratado de demostrar la afirmación de Fermat o de encontrar una excepción para demostrar que es falsa.
Pero la solución de tal problema no era fácil de pelar.
A tal punto llegaban los fracasos por lograr la demostración planteada, que se empezó a creer que en realidad no existía.
Sophie Germain consiguió el primer progreso importante en el siglo XIX y tuvo que realizar sus estudios bajo el nombre de Monsieur Leblanc, a causa de los prejuicios por su condición de mujer. Sophie logró un teorema que recorría buena parte del camino hacia la solución de la ecuación de Fermat para valores de n que sean números primos mayores que 2 y para los cuales 2n + 1 sea también primo.

Pero siguió pasando el tiempo sin que se arribara a un resultado definitivo. Ya en 1984 Gerhard Frey propuso una nueva estrategia para atacar el Ultimo teorema de Fermat: Supongamos que A y B sean potencias n-ésimas perfectas, tales que A + B sea también una potencia n-ésima, es decir, que sean solución de la ecuación de Fermat. Entonces A y B pueden utilizarse como coeficientes en una curva elíptica especial.
Frey sospechaba que una curva elíptica tal no podía ser modular. Dicho de otro modo, señalaba que, si alguien demostrase que la conjetura de Taniyama-Shimura es verdadera o que todas las curvas elípticas son modulares, podría entonces demostrarse que la ecuación elíptica y2 = x(x - A)(x + B) no existe; en cuyo caso, no habría solución para la ecuación de Fermat y quedaría demostrado su famoso teorema.

La conjetura Taniyama- Shimura lleva los apellidos de dos matemáticos japoneses.
Yutaka Taniyama y Goro Shimura desarrollaron en los años cincuenta una idea profunda, que conmocionaría la geometría algebraica y el análisis de variable compleja.
La conjetura se refiere a las formas modulares, que son funciones de variable compleja, esto es, de números x + y, donde y, la unidad imaginaria, es raíz cuadrada de -1.
(Todos estos nuevos conceptos físico-matemáticos desembocan en una nueva visión del Universo, ya no tan euclidiano ni cartesiano, lejos de los dogmas religiosos arcaicos, y muy cercano al Egonismo.)
Ambos matemáticos propusieron que cada curva elíptica puede asociarse con una forma modular, cuyas respectivas series-L fueran iguales.
Taniyama, angustiado por los fantasmas seculares que atacan a los grandes creativos, se encontró aislado en un mar de incomprensión social, que lo llevó a sucumbir ante la adversidad; no pudiendo ver el éxito de su idea.
Atormentado culminó su vida trágicamente; suicidándose el 17 de noviembre de 1958.

La gloria final estaba reservada para Andrew Wiles, de la Universidad de Princeton. En junio de 1997, en una histórica ceremonia realizada en el aula magna de Universidad de Göttingen, Wiles recibió su merecido premio, que por la devaluación del marco se había reducido a sólo 50.000 dólares, pero eso nada importaba; porque Wiles, al demostrar el enigma dejado por Fermat en el siglo XVII, había hecho realidad un sueño de su infancia y dado término a un decenio de intenso esfuerzo.
Para completar su cálculo, de 100 páginas, Wiles necesitó recurrir a modernas ideas matemáticas, y desarrollarlas aún más; en particular, como paso previo a la solución del teorema, tuvo que demostrar la conjetura de Shimura-Taniyama.
Wiles forjó un eslabón entre estas dos grandes ramas de la matemática. Es seguro, en consecuencia, que las ideas y resultados de cualquiera de estos campos serán fuente de inspiración para nuevos resultados en el otro. Además, ahora que se ha tendido el puente, es posible que salgan a la luz otras conexiones entre los reinos matemático y filosófico.

Los resultados arribados nos dan la certidumbre que dentro del plan maestro de la Naturaleza no se cuenta a la perfección. Su contrapartida, la imperfección, genera el desequilibrio de fuerzas y por ende la dinámica, elemento fundamental para movilizar la creación.
Al Tiempo, podemos considerarlo como el combustible, imperfecto y fugaz que nos transporta y consume, impidiendo que nuestras existencias humanas, semejantes a curvas elípticas logren ser modulares (perfectas) o mejor dicho felices.
Haciendo uso de lo sugerido por Fermat, de los resultados matemáticos es posible considerar a: an como un vector de fuerza positiva y a: bn como vector de fuerza negativa.
De ser así la resultante cn sería el efecto causado por ambos vectores.
¿Y qué tenemos? No un mundo perfecto, tal cómo lo imaginó Pitágoras al establecer los postulados de su teorema; sino todo lo contrario: Descubrimos la certificación de lo que todos ya sabemos: El Ultimo teorema de Fermat, confirma que nuestro universo se sostiene gracias al propio caos que produce.


© Copyright prezioso.net 2002
All Rights Reserved

.

Pasión y Magia en el antiguo Egipto La Princesa Tui