¿QUO VADIS?
Extraños entre nosotros
Material extraído del ciclo de conferencias realizadas por Prezioso durante octubre de 2001 en la Universidad al-Azhar (El Cairo)
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¡Ay! Llega el tiempo en que el hombre no dará ya a luz ninguna estrella. ¡Ay! Llega el tiempo del hombre más despreciable, el incapaz ya de despreciarse a si mismo.
Y así habló Zaratustra
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¿Existen humanos mutantes? ¿Asistimos a la aparición de seres que se nos parecen exteriormente y que son, sin embargo, distintos?
Este es el formidable problema que vamos a estudiar.
Estamos asistiendo al nacimiento de un mito: El del mutante.
En 1896, Samuel Mathers, fundador de la Golden Dawn, escribió:
"Con referencia a estos seres, he recibido la sabiduría del Segundo Orden,y nada puedo deciros. Ignoro incluso sus nombres terrenales y sólo los he visto muy raras veces en su cuerpo físico.
Nos encontrábamos físicamente en tiempos y lugares previamente fijados. En mi opinión son seres humanos que viven en esta tierra, pero poseen poderes terribles y sobrehumanos. Mis relaciones con ellos me han enseñado lo difícil que es para un mortal, por muy avanzado que sea, soportar su presencia.
Me sentía en contacto con una fuerza tan terrible, que sólo puedo compararla al efecto experimentado por alguien que se encontrara cerca de un relámpago durante una violenta tempestad, acompañado esto, de una gran dificultad de respirar.
La postración nerviosa de que os he hablado iba acompañada de sudores fríos y de pérdida de sangre por la nariz, por la boca y a veces por los oídos"
Hermann Rauschning, en su libro "Hitler me dijo", relata una escena donde una noche el dictador le expresó: "¡El hombre nuevo vive entre nosotros! ¡Existe!
Le confiaré un secreto. Yo he visto al hombre nuevo. Es intrépido y cruel. Ante él, he tenido miedo".
Otra noche, Hitler, se despierta en su cama, lanzando gritos convulsivos. Pide socorro, sentado en el borde del lecho, está como paralizado. Es presa de un pánico que le hace temblar. Profiere voces confusas e incomprensibles, tambaleándose y mirando a su alrededor con aire extraviado "¡Es él! ¡Es él! ¡Ha venido aquí!", gemía. Sus labios estaban pálidos. Por su cara resbalaban gruesas gotas de sudor. De pronto, pronunció unos números sin sentido.
Luego de unos instantes, grito: "¡Allí! ¡Allí! ¡En el rincón! ¡Está allí!". Daba patadas al suelo y chillaba. Luego de un rato, se fue calmando poco a poco. Luego de esto durmió durante varias horas y al día siguiente no volvió a hablar del tema.
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Está presente aquí el pensamiento de Nietzsche, que expresa su temor de que el último hombre, ése ser embrutecido y degenerado por la socialización, sea el único y auténtico heredero de la Tierra; y por otro lado, presiente la aparición del superhombre, que será el que se sobreponga a la muerte de Dios y se haga cargo de su propio destino, cortando la cadena sin fin del eterno retorno.
Hoy en día, asistimos impávidos a la asunción del último hombre, que conjuga todas las características más despreciables del pensamiento nietzscheano; y es aún peor que lo esperado; es la resultante de las peores pesadillas sociales, biológicas y tecnológicas. El último hombre nietzscheano es el la primera generación de mutantes que comienzan a caminar la Tierra, como si fuesen raza de señores.
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Entre el Cielo y la Tierra
¿Y el superhombre, donde está? ¿No ha llegado aún?
¿Será que se oculta sabiamente, a la espera de subir a escena, cuando las condiciones naturales lo indiquen?
Cuentan que una vez al mes, el famoso escritor Conan Doyle venía de Londres a visitar a Flammarion en el observatorio de Juvisy, y a estudiar con el astrónomo fenómenos de apariciones, materializaciones, y otros fenómenos inexplicables, y bastante dudosos. Flammarion creía en los fantasmas y Conan Doyle coleccionaba "fotografías de hadas".
En aquellos tiempos sencillos, estos dos espíritus clarificados, consideraban que muchos fenómenos misteriosos debían ser estudiados desde una óptica racional y científica.
Los investigadores americanos, C. Brooke y Robert K. Enrdes, en una importante obra titulada The Nature of Livings Things, creen poder demostrar que la agrupación de los genes sufre actualmente una perturbación y que, por el efecto de influencias todavía misteriosas, está apareciendo una nueva raza de hombres, dotada de poderes intelectuales superiores.
Se trata naturalmente, de una tesis que hay que acoger con reservas. Sin embargo, Lewis Terman, después de haber estudiado durante treinta años a los niños prodigio, llega a las siguientes conclusiones:
"La mayoría de los niños prodigio perdían su cualidad al pasar a la edad adulta. Ahora parece que se convierten en adultos superiores, con una inteligencia sin parangón posible, con los humanos de tipo corriente.
Tienen una actividad treinta veces mayor que un hombre normal bien dotado. Su "índice de logros" está multiplicado por veinticinco. Su salud es perfecta, se libran de las enfermedades psicosomáticas y particularmente del cáncer".
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Permítame unas palabras sobre la teoría de las mutaciones.
A fines del siglo XIX Weismann y Vriês, renovaron la idea que se tenía de la evolución. El átomo, cuya realidad empezaba a descubrirse en el campo de la física, se había puesto de moda. Aquellos descubrieron "el átomo de la herencia" y lo localizaron en los cromosomas.
Hoy parece indiscutible que la herencia es transformada por los genes. Estos están fuertemente protegidos contra el medio exterior. Sin embargo, las radiaciones atómicas, los rayos cósmicos y ciertos venenos violentos, como la colquicina, pueden alcanzarla o hacer doblar el número de cromosomas.
Respecto a las mutaciones, hay que distinguir varios aspectos. La celular que alcanza a los genes, la conocemos en su forma desfavorable: El cáncer, la leucemia. ¿Pero, hasta qué punto se podrían producir mutaciones celulares favorables, generalizadas en todo el organismo? Los místicos nos hablan de la aparición de una "carne nueva", de una "transfiguración".
La aparición de otra raza, podría deberse a la casualidad. Pero existe la posibilidad de que sea dirigida.
La manipulación genética, la clonación y otras técnicas de acción directa sobre la biología humana darán como resultado una estirpe de seres que no sabremos a ciencia cierta, en qué categoría nietzscheana colocar.
Lo hemos escuchado a Hitler gritar: "Voy a revelaros el secreto: la mutación de la raza humana ha empezado ya: existen seres sobrehumanos".
Del lado del espiritualismo, Aurobindo, fundó su filosofía y sus comentarios de los textos sagrados, sobre la certeza de una evolución ascendente de la humanidad, a través de mutaciones.
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Emile Duclaux, antiguo director del Instituto Pasteur dijo: "Creo que a nuestro alrededor circulan seres creados en el mismo plano que nosotros, pero diferentes".
¿Existen ya entre nosotros seres exteriormente normales, pero cuyo comportamiento nos sería tan extraño como el de un alienígena?
El sentido común responde que lo sabríamos, que si individuos superiores viviesen entre nosotros, tendríamos que verlos.
Una consideración que parte de la lógica, indica que son potencialmente muy inteligentes, a un extremo tal que el resto de los seres normales serían infradotados.
Pero ellos son pocos aún, y lo saben. Son mutaciones admirables, pero al mismo tiempo están aislados de sus propios congéneres.
No tienen desarrollado el sentido gregario, por lo que tendrían la actitud de evitar el contacto, aún con los de su propia especie,.buscando aislarse y mimetizarse.
Al igual que los genios que se han estudiado, estos mutantes no adoptarían los comportamientos sociales por todos aceptados.
Tendrían un marcado perfil bajo, no apetecerían de la fama ni la gloria siendo demasiado inteligentes para saber que colocarse debajo de los focos de la notoriedad, podría significar su destrucción.
Nuestros sucesores, estarían ya aquí.
Se mueven entre nosotros, son los Superiores, los intuímos pero aún no los vemos.
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Paralelamente también se está generando un mutante urbano, tan violento y despiadado como vacío de contenidos éticos, morales y sospechosamente carente de alma. El es producto de las drogas, del lavado de cerebros colectivo que imparte la sociedad globalizada; la injusticia social; y la marginalidad, entre otros factores.
Producto de la discriminación y de la expansión demográfica mundial, hoy asistimos atónitos a la inquietante aparición de estos seres modificados que nos recuerdan las Historias de la Instrumentalidad, obra de C. Smith.
En suma, hay evidencias que nos hablan de que los seres humanos comunes y corrientes, podemos pasar a ser un modelo antiguo y con el serio peligro de ser discontinuado.
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