Dice
la leyenda que un día, la
diosa Madre estaba tan
preocupada por la confusión
que vivían los hombres que
decidió enviar un rayo a la
Tierra, y que éste, cuando
descendió, se convirtió en
una hermosa pluma dorada.
Pluma
dorada llegó a la Tierra y
entró en la casa de un
hombre poderoso. Cuando éste
la descubrió pensó que había
sido un regalo de los cielos
y que la utilizaría para
demostrar a todos que era él
el elegido.
La
colocó en una cinta sobre su
cabeza y la lució orgulloso.
Pero
Pluma dorada, consciente de
que un hombre que ya se creía
poseedor de la verdad nunca
la escucharía, partió.
El
viento la llevó muy lejos a
una tribu que vivía junto al
mar. Cuando los hombres la
descubrieron quedaron
hechizados por su belleza y
creyeron que quien la
poseyera tendría su fuerza.
Ella
trató de decirles por qué
había descendido pero nadie
la escuchaba.
Pluma
dorada sabía que si un
hombre no era capaz de creer
en su propia fuerza tampoco
nunca sería capaz de
comprender los caminos que la
fuerza utiliza. Una vez más
se alejó.
Viajó
por nuevos lugares y vio a
muchas personas, y aunque
todas tenían costumbres,
normas y formas distintas, en
el fondo todos eran iguales.
Todos estaban perdidos y se
movían de un lado a otro
siguiendo unas formas de vida
que otros hombres, tan ciegos
como ellos, habían creado y
que en realidad no sabían a
donde les conducían.
Pluma
dorada transmitía a la diosa
Madre todo lo que veía, pero
sentía tanto dolor que cada
día se apagaba un poco más
su radiante color.
Después de
algún tiempo los hombres
empezaron a dudar de su poder
y empezaron a despreciar su
belleza, hasta que la dejaron
abandonada.
Pluma
dorada pensó en regresar,
pensó que no había cumplido
su labor, que la Madre la había
enviado para mostrar un
camino pero que nadie la quería
oír.
Cuando
ya estaba decidida a partir
tomó una decisión. No
volvería hasta que cumpliese
su labor.
Entonces,
se dirigió a la Madre y le
pidió que la convirtiera en
mujer. Y así sucedió.
Dicen
los ancianos que un día el
Sol se ocultó y que una luz
muy poderosa nació en la
tierra. Desde entonces en
muchos lugares se aparece una
mujer de piel muy blanca y
dorados cabellos, que
desprende una luz tan
atractiva que nadie, ni niños
ni ancianos, ni hombres ni
mujeres, pueden escapar de
ella.
Dicen
que ella les habla de un
lugar distinto, un lugar
donde los hombres no desconfían,
no tienen temor, donde todo
el mundo puede hacer realidad
sus sueños, donde el Uno, el
Todo, y las Partes están
fundidas. Pero sobre todo
donde cada uno se sueña cada
día, se renueva y cambia.
Les
dice que no hay nada que no
se pueda cambiar, que hay
limitaciones que están en
cada uno pero que en realidad
no les pertenecen y que
cuando así lo crean, y
cuando lo quieran, dejarán
de existir.
Y
les enseña a escuchar la
voz, porque ella dice que
todos tenemos una voz en
nuestro interior que si la
escuchamos nos dice lo que
tenemos que hacer para vencer
tanto egoísmo e
individualismo y cogernos de
la mano de la Unidad.
Porque
el objetivo que hay detrás
de todas las cosas es que el
hombre sea un ser consciente,
consciente de sus actos, de
sus decisiones y de lo que
todo ello implica.
Les
dice que cuando el hombre sea
consciente dejará de hacer
daño a la tierra, dejará de
estar prisionero de sus
propias creaciones y
comprenderá que en realidad
hay que ver la vida como un
gran viaje.
Y
en este viaje no debemos
tratar de poseer ni retener
nada ni a nadie, porque todas
las cosas y todas las
personas son libres.
Y
dice que cada uno debe buscar
dentro de sí, debe
preguntarse cuál es su
verdad, en qué cree, qué
quiere que sea su vida, por
qué quiere luchar.
Y,
aunque al principio no se
tengan todas las respuestas,
sí se debe actuar, porque en
el movimiento, en los actos,
en el día a día cotidiano,
se escribe el libro de
nuestra vida.
Y
cada uno debe ser consecuente
con uno mismo, y debe saber
lo que quiere y debe actuar
para que se haga realidad.
La
mujer Pluma dorada sigue
entre los hombres, no le
importa el tiempo que tenga
que esperar porque sabe que
algún día el hombre empezará
a preguntarse para qué está
aquí, y entonces comprenderá
que la vida es una gran
escuela y el hombre un niño
que tiene que aprender a
vivir.
Autor
Desconocido
Espero
les haya agradado esta
bellísima
historia, que una vez mas
nos
trata de enseñar el duro
arte de vivir...
Un
abrazo desde el Alma