Sanidad del alma herida
Camino
a la Sanidad Interior.
Cristo
murió tanto para salvar nuestro espíritu, al igual que para sanar nuestra
estructura síquica; su sacrifico tuvo como fin la restauración del individuo
en una forma integral y plena. Dios sana en diferentes niveles.
Primero, El sana todo lo que la persona puede abrirle a El, iniciando un proceso
de restauración en esta nueva área de su vida. Luego Dios le muestra a un
nuevo nivel lo que debe ser traído a ÉL. Nuevas etapas de la vida, tales como:
el noviazgo, el matrimonio, el ser padre o madre, etc., traen sus propias
necesidades de sanidad.
Este proceso, puede durar semanas, aun meses o años. Después de recibir
sanidad, la persona tiene que aprender a andar en ella. ¿Qué tal si sufre
nuevos traumas? Si Dios le ama tanto y le sana,
¿por qué no han sido resueltos todos sus problemas?
¿Cómo puede uno ayudar a otros que sufren?
Estas y otras preguntas semejantes surgieron con tanta frecuencia, que nos ha
sido necesario y vital buscar la guía del Espíritu Santo para desarrollar
nuevas respuestas que pudiesen proveer herramientas, para permanecer sana y
ayudar a otros en esas áreas.
Sanidad Integral.
¿Cómo
es posible que una persona pueda llegar a tener problemas tan agudos en su vida?
Para entenderlo tenemos que comprender la manera en que Dios nos ha creado. El
nos conoce mejor que nosotros mismos. Los psicólogos que estudian al individuo
logran encontrar ciertas verdades respecto a nuestra naturaleza; pero la Persona
que nos creo nos conoce detallada y minuciosamente en todos los aspectos de
nuestra existencia. Si hay algo que no anda bien, Dios conoce claramente el
origen del problema y tiene la capacidad de solucionarlo, si nosotros se lo
permitimos. Si un automóvil no marcha bien, podemos llevarlo al taller, el mecánico,
quien ha estudiado y conoce su oficio, esta en capacidad de reparar algunas de
las partes dañadas. Pero si el automóvil tiene un problema muy grave, hay que
enviarlo a la fabrica donde fue construido. Quienes fabricaron el auto, conocen
su estructura y cada una de sus partes, y sabrán como ponerlo en funcionamiento
de nuevo. De la misma manera Dios nos conoce y quiere reparar nuestras vidas.
En Lucas 4:18, 19 y 21 Cristo dice: El Espíritu del Señor esta obre mi, por
cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a
los quebrantados de corazón, a pregonar a los cautivos y vista a los ciegos; a
poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor. Hoy
se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.
Cristo ha venido a sanar a los quebrantados de corazón. El vino a libertar a
los cautivos, incluyendo la cautividad que generan nuestros propios complejos.
¡Cristo ha venido para darnos libertad! En el Salmo 147:3 dice: El sana a los
quebrantados de corazón, y venda sus heridas. Dios no nos regaña cuando
tenemos heridas, Él nos sana.
En Isaías 53:4-5 dice: Ciertamente llevo nuestras enfermedades, y sufrió
nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido y abatido. Mas
El herido de Dios fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados, el
castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
Observemos el versículo 4 nuevamente. Cristo llevo nuestras enfermedades y
nuestros dolores. Dolores y enfermedades son dos vocablos diferentes, con
distintos significados que pueden presentarse simultáneamente o en situaciones
independientes.
La palabra del Señor nos habla en cuanto a nuestras enfermedades físicas y
nuestros dolores síquicos. El también llevo nuestros pecados. Todo lo anterior
nos permite concluir que enfermedad, dolor y pecados son nominativos diferentes
que afectan diferentes partes de nuestro ser. En 1Tes. 5:23-24, la palabra del
Señor nos dice: Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo
vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sean guardados irreprensibles para la
venida de nuestro Señor Jesucristo, fiel es el que os llama, el cual también
lo hará.
En griego, el idioma original en el cual el NT fue escrito, la palabra que
quiere decir alma es psykhe, la cual da origen a nuestra palabra psiquis sicología.
Al leer el versículo tal como esta en el original, encontramos: El mismo Dios
de paz os santifique por completo y todo vuestro ser, espíritu, psiquis y
cuerpo, sean guardados irreprensibles para la venida de nuestro Señor
Jesucristo. Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.
Sanidad
Espiritual
Oímos
decir con mucha frecuencia en nuestras iglesias que Cristo vino para sanarnos
espiritualmente y perdonar nuestros pecados. Esta es la base de nuestra sanidad.
Cuando nos entregamos al Señor Jesucristo, Él entra en nuestra vida, nos
limpia de nuestros pecados, nos hace sus hijos y nos da su salvación. La
palabra soso en griego quiere decir de manera indiscriminada, salvar y sanar. No
existen en tal sentido dos palabras diferentes. Cristo no vino solamente para
salvarnos, sino también para sanarnos, cuando El salva espiritualmente, sana
también nuestro espíritu. Ambos elementos son parte de un proceso único y
completo.
Sanidad
Física.
La
Biblia también nos habla acerca de la sanidad física. Santiago nos dice que si
alguien esta enfermo, debe llamar a los ancianos de la Iglesia, quienes le ungirán
con aceite, oraran por el y Dios le sanara. De dicha sanidad física oímos
hablar con mucha frecuencia. Constantemente las Iglesias realizan grandes campañas
donde se ora por sanidad física, aunque esta área es de indispensable
importancia para la vida de los creyentes, no la ampliamos en este trabajo, ya
que no constituye su propósito central. Incluimos, sin embargo, esta corta sesión
con el propósito de agregar la línea de sanidad física a nuestro triangulo
humano.
Sanidad
Psicológica.
La
estructura psicológica es una parte muy importante de nuestra naturaleza
humana. Sin embargo, casi nunca se habla en nuestras Iglesias acerca de la
sanidad que esta área requiere. Casi nunca se menciona que Cristo también vino
para sanar nuestra psiquis. Dicha sanidad casi siempre la dejamos en manos de
los psicólogos, la mayoría de los cuales no conocen a Cristo. Es una lastima
la carencia de una adecuada enseñanza en esa área, ya que el Señor vino para
sanar nuestra psiquis tanto como nuestro espíritu y cuerpo. En Santiago 5:14-16
no solamente se habla de los enfermos que han de ser sanados y los pecados que
serán perdonados; también se nos dice que debemos confesar nuestras ofensas
los unos a los otros, y orar los unos por los otros para que seamos sanados.
Sanidad
Integral
El triangulo de nuestra sanidad estaría constituido de la siguiente manera:
Sanidad del cuerpo, al llamar a los ancianos, y estos ungirnos con aceite. Cristo llevo nuestras enfermedades en la cruz.
Sanidad de la psiquis, al confesar nuestras faltas. Cristo llevo nuestros
dolores en la cruz.
Sanidad del Espíritu, al confesar nuestros pecados. Cristo llevo nuestros
pecados en la cruz.
Un
aspecto muy importante es el hecho de que cada uno de los procesos de sanidad se
lleva a cabo por medio de la oración. Esta ha de ser el instrumento
determinante en el desarrollo de tal ministerio. Continuamente ayunamos y
oramos, buscando echar fuera demonios, con el fin de encontrar en el Señor
solución a nuestros problemas. Si hay demonios en la vida de alguien, desde
luego, se deben echar fuera, pero muchas veces el problema no se encuentra en el
área espiritual, sino en el área psíquica. Muchos creyentes piensan que
cuando uno se entrega al Señor Jesucristo y ha sido sanado espiritualmente,
todo en la vida queda totalmente en orden. Sin embargo, pronto descubrimos que
no todo marcha bien, pues hay complejos y depresiones que persisten. Nos
preguntamos entonces:
¿No esta todo mi pasado perdonado, todo aquello que ocurrió en mi vida?
Es cierto que todo esta perdonado, pero no necesariamente todo esta sanado. No
hay culpa, pero si hay dolor. Cristo vino para llevar los dolores tanto como los
pecados y las enfermedades.
También debemos decir que el carácter de nuestra sanidad es relativo; ya que
nunca estaremos completamente sanos, sino hasta que moremos eternamente en el
cielo. Consecuentemente, así como podremos tener un resfrío de vez en cuando o
una tentación u otro problema espiritual, de la misma manera podremos sufrir
dificultades psicológicas. Sin embargo si llegamos a sufrir de neumonía u otra
enfermedad que nos hiciera permanecer en cama, o ser hospitalizados, ya no estaríamos
tratando con una enfermedad normal. Así mismo, en el área psicológica, no se
tiene que estar necesariamente recluido en un hospital mental como prueba de la
presencia de complejos y depresiones o de serias dificultades en nuestras
relaciones con otros individuos, los cuales no nos permiten funcionar
libremente. En tales casos, nuestra salud psicológica, esta afectada y será la
lógica consecuencia de no haber entregado nuestros dolores psicológicos al Señor
Jesucristo. Muchos cristianos piensan que al recibir sanidad espiritual toda la
vida estará, como popularmente expresamos, en un estado de gloria y aleluya y,
por lo tanto, todo deberá marchar a la perfección. Como consecuencia, llegamos
a creer que si se presentan problemas psicológicos es porque nuestras vidas no
son genuinamente cristianas.
Complejos
de inferioridad.
Todos
nosotros tenemos complejos. Ellos son el producto de no haber recibido amor,
perdón, protección o alabanza de una forma adecuada. Muchos tenemos complejos
de inferioridad muy agudos. El complejo de inferioridad podríamos decir que es
como un termómetro. En la historia ha habido solamente una persona
completamente equilibrada, El no se sintió inferior ni superior, estaba en el
punto cero del termómetro. Cristo fue la única persona en este mundo que pudo
vivir en este punto. En Juan 8:14 dijo: Yo sé de donde he venido, yo sé adonde
voy. Él era Dios, pero no se sentido superior, fue clavado en la cruz, pero no
se sintió inferior. Pudo enfrentarse con reyes, pero no se sintió tan superior
que no quisiera hablar con la mujer de la calle. Nosotros nunca podremos llegar
al grado a que Él llego, pero esa debe ser nuestra meta, nosotros siempre nos
encontramos debajo de la línea cero, siempre nos sentimos inferiores a otras
personas en algún grado. Si tenemos sentimientos de inferioridad de dos grados
en el termómetro, tenemos que compensar esa deficiencia haciendo cosas que nos
hagan sentir de dos grados superiores a los demás, de lo contrario vamos al
suicidio, no podemos vivir con esa descompensación. Por eso, tenemos que
comportarnos en una forma de superioridad de dos grados. Si sentimos una
inferioridad de cuarto grados, tenemos que llenarlos con una actitud de
superioridad de cuatro grados, o no podríamos aguantar la deficiencia. ¿Cómo
nos comportamos cuando tenemos sentimientos de inferioridad? ¿Cuáles son los
mecanismos que usamos para defendernos de la descompensación? Los siguientes síntomas
nos dan unas pautas:
Aislarse
Veamos
el caso de cierta joven. Nunca quería tener amistad con ninguna de las compañeras
de estudio, pues decía: Es que siempre me meten en problemas. Según la joven,
ella no tenia problemas, eran las otras las que los tenían. Este era el
resultado de su complejo de inferioridad, pues se sentía demasiado inferior
para tener compañerismo y por eso se aisló, digamos, a un tercer grado. Lleno
estos tres grados con: no tener problemas con nadie, lo cual le dio un sentido
de valor.
Tratar de llamar la atención.
Muchas
veces queremos ser el centro de atención, mientras todo gira a nuestro
alrededor, sentimos que al menos tenemos algo de valor. Es por eso que tratamos
de llamar la atención. Un joven nos dijo una vez: ¡Yo soy profesional! ¡Tanto
como usted es profesional, así, también soy yo! El tenia sentimientos de
inferioridad muy agudos; a pesar de eso, el había logrado obtener un titulo
universitario y con eso trato de obtener valor ante los demás. Así compenso su
complejo de inferioridad con su carrera.
Sentirse demasiado susceptible.
El
que se siente inferior es demasiado susceptible; no resiste la critica; mira a
todo el mundo como si fuera superior a el. Cuando lo critican se siente aun más
inferior, no puede aceptar la critica. También puede suceder que no acepta el
halago. Este joven profesional, rechazaba toda clase de elogios. En cierta ocasión
le planteamos que valorábamos algo que el había hecho y nos contesto: No me
digan eso, pues yo no soy amigo de las personas que me elogian, yo quiero que me
digan lo que esta mal en mi. El decía eso porque el mismo se daba cuenta de que
había algo que marchaba mal en el, pensaba que el rechazar los halagos le hacia
ganar valor, porque por lo menos tenia la capacidad de darse cuenta de que tenia
problemas. No podía, por lo tanto, recibir tales halagos. La persona con
sentimientos de inferioridad busca recibir halagos todo el tiempo o los rechaza
completamente. Cristo podía recibir halagos o criticas sin sentirse inferior,
porque El sabia quien era y a donde iba, no tenia ningún sentimiento de
inferioridad, o de superioridad.
Ser demasiado posesivo.
El
que se siente inferior tiende a ser demasiado posesivo. Se le oye decir: Esas
son mis cosas, que nadie me las toque. Es mi amigo. En este sentido, el
comportamiento de las jóvenes de una iglesia nos llamo la atención. Unas se
sentían inferiores e inseguras, si al llegar a la Iglesia el domingo, descubrían
que su mejor amiga entablaba relación con cualquier otra persona, este hecho
era suficiente para motivarle a no continuar asistiendo a la Iglesia. Decían:
Ella me quito mi mejor amiga. Sentían que si tenían una amiga especial, tenían
valor, pero lo per5dian si alguien también tenia amistad con esta persona. Las
jóvenes suplían su inferioridad con amigas especiales.
Buscar el Perfeccionismo.
Hay
personas que tienen que hacer todo perfecto. Si no lo hacen así, se sienten sin
valor. Si no pueden alcanzar el 100% de perfección, sienten que ya no valen
nada. Si tienen cinco grados de inferioridad, los tienen que compensar con cinco
grados de perfeccionismo. Otras personas que tienen apenas un grado de
inferioridad, puedan tolerar cometer algunos errores, sin descompensarse.
Criticar a otros.
Los
que se sienten inferiores critican demasiado a los demás. Dicen: El no sabe
nada, mire lo que ha hecho.
¿Cómo puede ser tan bobo para hacer eso?
Si alguien se siente inferior a otra persona pero ve que aun es capaz de notar
las faltas de los demás, siente que por lo menos vale un poco. De otro lado,
cuando esta persona pasa cerca de un grupo y oye que están hablando en voz
baja, lo primero que piensa es: Están hablando mal de mí. Nunca se le ocurre
pensar que ellas podrían estar planeando celebrar su cumpleaños. Esta seguro
de que siempre están hablando mal de el.
Sanidad de la Sexualidad.
Muchas
personas necesitan sanidad en cuanto a su sexualidad. ¡Cuantas mujeres han sido
violadas siendo niñas y después sienten que no valen nada! ¡Cuantos
jovencitos fueron llevados a una casa de citas por su propio padre y tienen pésimos
conceptos del sexo, pues piensan que la mujer es un objeto para conquistar y
usar, y nada mas! ¡Cuantos hombres fueron victimas, cuando niños, de actos
homosexuales! Como consecuencia de todo ello, su concepto acerca de la relación
sexual es totalmente distorsionado. Cristo también vino para cargar todos estos
traumas en la cruz.
Obstáculos para decir la verdad.
La
verdad os hará libresdijo Jesús. Pero muchas personas tienen temor de decir la
verdad en cuanto a lo que sienten. Entre los obstáculos para decir la verdad se
encuentran:
El temor de culpar a otros: Hay personas que no dicen la verdad en cuanto a lo
que sienten porque no quieren culpar a sus padres, por ello debemos entender que
expresar la verdad en cuanto a lo que sentimos, no quiere decir que lo estamos
culpando, ellos seguramente hicieron lo mejor que pudieron. Al fin y al cabo,
ellos tenían sus propias heridas ocasionadas por sus padres, y aquellos, las de
sus padres. Más aun, si no permites que Dios te sane a ti, vas a trasmitir tus
heridas a tus hijos. No podemos ser diferentes de lo que somos; vamos a vivir
con nuestros hijos, tratándolos como nos trataron a nosotros. Alguien tiene que
romper esta cadena, diciendo la verdad, eso no es culpar a alguien. ¿Quién era
culpable de que yo tuviese ese sentimiento de culpa de pensar que yo había
ocasionado alguna cosa grave en el seno familiar?
El Temor a lo Desconocido.
Otro
obstáculo para decir la verdad es el temor a lo desconocido. Tú puedes pensar:
Pero si empiezo a decir la verdad en cuanto a lo que yo siento, ¿Qué es lo que
voy a encontrar mas adentro? Tenemos temor de lo que puede estar escondido
dentro de nosotros que no hemos descubierto. Si digo la verdad, ¿qué es lo que
voy a encontrar debajo de todo? Decir la verdad duele, dolió cuando entro y va
a doler al salir. No es suficiente hablar en cuanto a lo que ha pasado, es
necesario sentir el dolor otra vez. Tu puedes llorar amargamente en cuanto a lo
que te ha pasado, pero si no sacas el dolor en si, vas a quedar lo mismo que
antes. Tienes que sacar lo que tu sentiste cuando las cosas pasaron. ¿Cuál fue
el sentimiento que acompaño la difícil experiencia que viviste? Precisamente
de ese sentimiento es que tenemos temor y es porque nos dolió tanto cuando
aquello paso, que ahora no queremos que ese dolor se repita otra vez. Casi
siempre en la mitad del proceso de sanidad, cuando la persona esta excavando mas
y mas en su vida pasada, llega a gritar:¡No va a terminar esto nunca! ¿Tengo
que seguir sintiéndome así por toda la vida? ¡Este proceso no sigue por
siempre! Hay un final. Sin embargo, cuando uno esta en la mitad del proceso,
parece como si no fuera terminar. Piensa si tienes 20 o 40 años de vivir con
estos dolores, tienes 20 o 40 años para excavar antes que todo salga. Empeoro,
hay un final. El proceso no va a continuar por siempre. Cristo es la solución
inefable.
El mal Concepto de Dios.
Otro
obstáculo para decir la verdad es nuestro concepto de Dios.
¿Cómo es Dios para ti?
¿Es como tu padre?
¿Muy rígido, listo para aprehenderte y castigarte?
Es muy interesante saber que nuestro concepto de Dios concuerda con lo que
nosotros experimentamos y sentimos en cuanto nuestro padre terrenal. No estamos
hablando en cuanto a lo que nuestra mente sabe acerca de Dios, sino de lo que
nosotros sentimos acerca de Dios. Fue Sigmundo Ecud, El padre de la psicología,
quien dijo que nosotros proyectábamos a Dios, partiendo del concepto que
tenemos de nuestro padre. Dijo parte de la verdad, es cierto que nosotros
formamos nuestro concepto del carácter de Dios según lo que haya sido y lo que
la madre nos haya dicho acerca de nuestro padre, pero eso no es lo que hace a
Dios existir como realmente es. Dios existe tal cual es a pesar de nuestro
concepto de Él, no según nuestro concepto de Él. Sin embargo, nuestras
experiencias con nuestros padres nos dibujan el cuadro que tenemos en nuestra
mente, a través de la cual filtramos nuestra relación con El. Es interesante
saber por que Dios nos dice que El es como un padre. Dios tenia todo nuestro
vocabulario delante de si, del cual podía escoger una palabra para decirnos
como es El. Habría podido escoger la palabra árbol, un, árbol es muy
agradable cuando hace mucho calor y es bueno cuando hace frío porque podemos
cortarlo y hacer fuego, podemos construir con el una casa. Pero un árbol no es
un buen amigo y, desde luego, quisiéramos tener algo mas que un árbol como
Dios.
Dios hubiera podido escoger la palabra perro para decirnos como es El, un perro
es el mejor amigo del hombre, es un buen compañero cuando uno se siente solo,
un perro amable nos protege, pero en ocasiones es sucio también
¿cierto que no seria agradable tener como Dios a un perro?.
Dios tenia acceso a todo nuestro vocabulario para escoger una palabra para
decirnos como es El, y escogió la palabra padre, porque esta lo representa
mejor que cualquier otra de las palabras que tenemos.
Esa seguramente era la palabra precisa para describirlo cuando nosotros,
representados en Adán y Eva, estuvimos en el paraíso. Antes de la caída del
ser humano, el padre no hubiera tenido los problemas que afronta ahora, hubiera
sido un padre como nosotros hubiéramos querido tenerlo.
Pero la raza humana cayo en el pecado y con ella, los padres también, a pesar
de eso el padre sigue representando a Dios para el niño, el padre para el es la
persona mas fuerte del mundo, cuando la mama le dice esperemos a que venga papa,
el es mas fuerte, yo no puedo, el niño percibe que el papa lo puede todo, para
el, su papa es un Dios, el niño forma sus primeros conceptos acerca de Dios según
como sea su papá sin embargo ya no estamos en el paraíso y el padre tiene
defectos, ya no representa correctamente a Dios ahora aprendemos como es Dios,
observando a nuestro padre con sus virtudes y sus defectos, para cada persona
Dios tiene los mismos defectos que tiene el padre.
Cómo
retener la sanidad interior
Puede
ser que todo el dolor de tus heridas y traumas haya desaparecido, pero puede ser
que no estés seguro del todo. Si fuese así, no digas que todo esta bien,
porque es solo la verdad la que te hace libre. Pide que Cristo te muestre si hay
algo que todavía esta reprimido dentro de ti.
Tu has sido sanado hasta el punto en el cual has podido abrirte y decirle a Dios
la verdad en cuanto a tus dolores. Además, Dios sabia cuanto podías soportar
durante esa primera experiencia por lo tanto, todo lo que pudiste aguantar, y
todo lo que El te mostró, era apenas el primer nivel de dolor que habías
acumulado, ahora, El quiere llevarte a un nivel mas profundo.
Sencillamente quédate quieto delante de El y permite que te muestre lo que esta
en ese nivel, confía en El y El te guiara con suavidad y cariño, El quiere
sanarte mucho mas que lo que tu mismo puedes desear. Si te parece que has
llegado a un punto donde no puedes seguir adelante, pídele a Dios que te ponga
en contacto con un buen consejero cristiano que te pueda ayudar a entender lo
que Dios quiere mostrarte, si sientes que ya todo aquello en la lista ha sido
llevado por cristo en la cruz, quemala, no la guardes porque Cristo ya te ha
despojado de esa carga. Nada de lo que esta escrito allí te pertenecen ti, todo
es ahora propiedad de El.
Si mas tarde Satanás te dice: Pero
¿es que no recuerdas lo que te han hecho?,
Puedes responderle sin temor y decirle: Yo eche eso sobre Cristo, El lo llevo
por mi en la cruz y eso ya no tiene nada que ver conmigo.......
Hábitos al pensar
Nosotros como seres humanos desarrollamos hábitos al pensar, cuando recordamos
algo o a alguien que nos causo dolor, al mismo tiempo recordamos el dolor en si
que tal persona o situación nos causo. Todos hemos desarrollado estos hábitos
de pensar ¿cómo podemos romperlos?. La Biblia nos dice en Romanos 12.2 No os
conforméis a este siglo, sino transformaos, por medio de la renovación de
vuestro entendimiento. Nosotros debemos tener nuestro entendimiento, o sea
nuestra manera de pensar, renovado, cambiado.
Tal vez tu hayas tratado de romper el habito de cualquier cosa pero no se rompe
de un día para otro, hay que luchar, lo mismo pasa con nuestros hábitos de
pensar, mientras mas firme este el habito arraigado en ti, mas tienes que
luchar, ¿cómo lo vas a hacer?.
Los pensamientos se parecen a la goma, la sacamos de una mano y se pega a la
otra, luego la sacamos de esta última y se pega en la primera, no podemos
quitarla, así sucede también cuando tratamos de cambiar el habito de pensar.
Dios sabia que éramos así y nos dio la solución, se encuentra en Filipenses
4.8.
Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo
justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay
virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.
Debemos solamente pensar en lo positivo, es una orden de Dios, no una
sugerencia, es un mandato, Dios no nos permite el lujo de recordar y pensar en
lo negativo, sabe como nos hizo, sabe que la única manera que tenemos de
cambiar la vana manera de pensar o vivir que recibimos de nuestros padres
(1Pedro.1.18), es llenando nuestra mente con lo positivo, cuando te des cuenta
que estas pensando negativamente acerca de ella, echa estos pensamientos sobre
Cristo y llena tu mente con pensamientos que reflejen lo bueno, lo negativo échalo
sobre Cristo, el lo carga y tu quedaras libre para llenar tu mente con todo lo
positivo, Cristo conoce aquello que nos proporciona salud mental (1Pe. 5.7).