-¿Cuáles fueron las situaciones más lamentables que pasaste a raíz del vicio?

Nunca olvidaré cuando tuve que dormir a la intemperie por llegar ebrio a mi casa sin llaves y mi tía dormía, pensando que yo estaba ya en la cama y no sentía como golpeaba con desesperación la puerta. Ese día tuve que dormir en la playa, pasando un frío desgarrador, aparte del hambre y los peligros típicos de la noche, sobre todo en aquel lugar. También recuerdo las miles de peleas que sufrí, solo y con amigos, en las cuales, en más de alguna oportunidad terminé a muy mal traer o aquella vez que me sorprendieron tomando en la vía pública y me llevaron detenido, ese fue el día en que mi madre supo de mi adicción, fue lamentable.

-¿De qué manera tomó tu familia el problema de adicción que tenías?

Al comienzo pensaron que todo había sido un error y ese día que me fueron a buscar a la comisaría se dieron cuenta de la verdad. Les conté el por qué de mi detención y pensaron que era una curadera esporádica y yo camuflé mi argumento en lo mismo, pero a medida que pasó el tiempo, mi tía se enteró y mis padres también. Debo reconocer el poco interés de mi padre, pero mi mamá, hizo hasta lo imposible para que dejara de beber, pero yo le prometía y juraba que esa iba a ser la última vez, típico de los alcohólicos y ella ingenuamente o quizá resignada, me creía.

-¿Qué hacías tú en tu vida cotidiana al momento de convivir con la adicción?

Después de salir del colegio, estudie electricidad en un instituto, en el cual logré sacar mi profesión, pero después de varios años, por la misma razón, dejaba todo de lado por el vicio, es más, como yo no trabajaba, entre mi tía y mi madre me pagaban a medias el instituto y una vez me gasté todo el dinero que me habían dado para pagar la mensualidad, después de eso, mi madre no le habló en mucho tiempo y ya se sabía de mi adicción, pero sólo entre familiares muy cercanos. En cuanto a mi vida sentimental, siempre fue esporádica y terminaban por la misma razón.

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