4ª edición Lunes 29 de Octubre del 2007
   

Curiosamente los informes entregados por las altas voces del Sename declaraban que todo se encontraba bajo control. Y que el plan funcionaba viento en popa. Fue entonces que el siniestro de Pto. Montt llamó al país a poner los ojos en el Sename.
Hay que reconocer que era necesario cambiar la ley que regía estas situaciones. Los conceptos de declaración de discernimiento y aplicación de la ley adulta a menores ya sonaban obsoletos. Pero es totalmente incorrecto e inaceptable imponer una ley dirigida por la improvisación y la prisa en un asunto tan delicado como este. Sobre todo cuando existe un respaldo y testimonio que evidencian la falta de recursos infraestructura y personal.
Si las advertencias, informes, huelgas y evaluaciones ocurridas durante este tiempo no fueron suficientes para que el gobierno abriera los ojos. Ya de nada sirve lamentarnos por estas muertes, solo roguemos al cielo que en esta ocasión se tomen las medidas técnicas y profesionales necesarias y que por alguna vez en la vida dejemos de hacer las cosas con los ojos vendados, pues estamos jugando con la vida de jóvenes, con la vida personas, con nuestras propias vidas. Anterior

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