Andrea Soto, anciana acogida en una casa de reposo:
“ELLOS ME ABANDONONARON”

Esas son las palabras de una dramática historia sobre la dejadez de una familia hacia una mujer que lo dio todo por ellos mientras pudo.
Cuando hablamos de abandono, es frecuente la idea de desamparo, dejadez e inclusive no importancia sobre algo. Justamente eso es lo que ocurre con algunas personas que han vivido tantos años y les llega el momento de envejecer, quedando olvidados en un rincón de sus hogares o simplemente siendo erradicados de éstos como si fuesen un mal que se debe combatir lo antes posible.
Eso es justamente lo que le ocurrió a Andrea, quien actualmente tiene 75 años y reposa en un hogar de ancianos y recuerda que en su plenitud lo dio todo por su familia, brindándoles todas las comodidades posibles, ya sea protección, hogar y sobre todo, el amor de una madre. Pero todo aquello no bastó para salvarse de uno de los peores miedos del envejecimiento, el abandono de sus seres más queridos.

¿Quiénes eran y cómo era usted con su familia?
Yo era una dueña de casa, pero me esforzaba a diario por darle lo mejor a mis hijos (5) y a mi esposo, ya que ellos eran todo para mí. Si pienso bien las cosas ahora, nunca me he considerado una mala madre, de hecho, cada vez que había un problema en la casa, iba y trataba de arreglar las cosas, escuchando a mis hijos y consolándolos. Pero jamás pensé que iba a ocurrir una cosa así en el futuro, ellos me abandonaron.

¿Cómo notó usted el paso del tiempo?
A medida que pasaban los años, mi cuerpo comenzó a decaer y me costaba cada vez más hacer las cosas, sobre todo ir de compras sola y moverme libremente como lo hacía antes. También cada vez que me venía una enfermedad, me costaba mucho recuperarme y las secuelas de ésta se adherían a mí, a lo que se le debe sumar los típicos achaque de la vejez y una memoria que comenzó a fallarme, no para razonar, pero si para recordar las cosas.

¿Cómo reaccionaba su familia al respecto de sus problemas debido a su edad?
Al principio se preocupaban, me acompañaban y todo, pero de forma temporal, pensando que sólo sería cosa de unos días y que después se me pasaría, pero cuando una persona se acostumbra que le hagan todo y ver siempre a su madre como un aporte y no como un estorbo, el resultado es lo que me pasó a mí, se pierde la paciencia y comienzan los problemas.

¿Cómo nació la idea de traerla a un hogar de ancianos?
Todo comenzó con la muerte de mi esposo hace 5 años. Desde ese instante me sentí muy sola, ya que con Raúl teníamos la misma edad y nos amábamos, estábamos uno junto al otro, nos hacíamos compañía. Después de su partida, me vinieron más achaques que nunca y el ánimo lo tenía en el suelo. Es ahí donde mis 3 hijos en la casa y dos ya casados tomaron la decisión de internarme en un hogar de ancianos, diciéndome que sólo sería por algún tiempo y que era lo mejor para todos, porque aquí me iban a ayudar y me sentiría mucho más cómoda, pero nada de eso ocurrió, nada.

¿Qué ocurrió después que la internaron?
El primer año venían dos veces a la semana, luego de eso, comenzaron a venir sólo una vez y las mismas personas de siempre, 3 de mis hijos y algunos nietos, mientras que los demás llamaban por teléfono de vez en cuando. Pero eso ya forma parte del pasado, porque hace 2 años que nadie me ha venido a visitar, solamente recibo el llamado cada dos meses más o menos de un nieto, pero de mis hijos no he sabido nada, lo único que me he enterado de ellos es por parte de mi nieto, pero me siento muy sola y triste, porque me engañaron.

¿Cómo ha sido su inserción en el hogar?
Las personas de aquí se han portado realmente bien conmigo, al igual que mis compañeros, quienes me han dado mucho amor, sintiéndome una más de ellos. Si no fuese por todo el cariño que he recibido aquí, no sé qué sería de mí. Creo que es lo único bueno que me ha pasado hace mucho tiempo.

¿Cómo está su ánimo?
Yo cada día que pasa siento más pena, porque es muy triste lo que me está pasando. Siento que he sido traicionada por la gente que más quise, y no sólo eso, sino además el sentimiento de soledad que me embarga es demasiado grande. Cada recuerdo que imagino es muy deprimente, porque ni en el peor de los casos imaginé llegar a pasar por las situaciones que he vivido, sentir en carne propia el abandono de tu familia, me pregunto si existe algo más triste que eso, que te hayan matado en vida.

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