Asilos de ancianos
¿POR QUÉ TE MARCHAS ABUELO?


Lamentablemente las personas al envejecer van perdiendo sus capacidades tanto físicas como mentales y, por ello, miles son las familias que toman la decisión de dejarlos en hogares de reposo senil.
No es fácil para una persona darse cuenta y estar plenamente consciente que sus facultades están llegando a su límite, es más, la pena y la conmoción de ya no ser el mismo le invaden al tal extremo que, muchas veces tienen presente la posibilidad que la familia a la cual tanto cuidó en el pasado, le envíe a un hogar de ancianos, en donde tendrá que pasar el resto de su vida, consolándose solamente con la visita de los suyos, de vez en cuando y si es que esto ocurra, ya que hay personas de la tercera edad que son realmente abandonadas.
Aunque existen hogares que tratan muy bien a estas personas, no es suficiente, porque nadie puede suplir el cariño y el amor de una verdadera familia, sobre todo cuando se ha dado todo por ella y se es dejado de lado por uno u otro motivo. Pero de igual forma es reconfortante saber que aun se hallan personas con buena disposición de albergar a ancianos que han sido abandonados por la sociedad y centro que están al pendiente de ellos, como el Servicio Nacional del Adulto Mayor (www.senama.cl).
Otro punto importante es las condiciones de vida de los más seniles, ya que al tener una edad más avanzada, tienden a padecer problemas de salud bastante frecuentes, sobre todo en su deterioro motriz, el cual afecta a un número considerable de ancianos, los cuales en muchas ocasiones deben estar postrados en sus camas y, para ello, se debe contar con las condiciones mínimas de higiene y salud.

¿DE QUÉ FORMA COMIENZAN LOS TRASLADOS A LOS ASILOS?
Este es un tema trascendental, ya que es el punta pié inicial del tema. Mientras más pasa el tiempo, las personas comienzan a deteriorarse, unos más rápido que otros, todo depende de cómo han llevado a cabo su vida, si beben o no, si consumieron drogas, etc. A lo que además se debe sumar si fueron buenas personas, sobre todo con sus familiares, ya que en algunos casos, lo único que espera la familia, es que la persona esté deteriorada y avejentada para deshacerse de ella, tomándolo como una especie de venganza o alivio. Pero todo comienza cuando los más cercanos, quienes viven con el anciano van notando que ya ha dejado de ser un aporte y se ha transformado en una carga, siendo éste un estorbo para ellos, porque ya no es el mismo de antes, ya no razona, no entiende y además ni siquiera es capaz de valerse por sí solo. Es así como la persona va sintiendo el abandono y el rigor de la decisión de la familia, camuflada en el caso más optimista con las típicas palabras de consuelo “será para mejor, acá lo cuidarán bien”.

ELLOS TAMBIÉN TIENEN DERECHOS
Las personas no por ser ancianas deben estar fuera de la sociedad, es más, muchos de ellos son los pioneros de todo lo que actualmente poseemos, es por esa razón que los derechos de estas personas deben ser siempre respetados, ya que todos tenemos derecho a envejecer. Cada anciano debería ser tratado como en los pueblos antiguos, en donde ellos eran venerados como verdaderas reliquias, ya que eran considerados una fuente de experiencia por todo lo vivido. Es por eso que algunas personas sí están interesadas en aliviar la vejes y siguen incentivando a los adultos mayores a seguir emprendiendo proyectos en la vida, un ejemplo es el sitio web http://www.puc.cl/adultomayor/ el cual se preocupa de mantener insertados en la sociedad a las personas de la tercera edad, mostrando también un listado de derechos de éstos (http://www.puc.cl/adultomayor/html/derechos.html).

UN PEQUEÑO HOGAR CON UN GRAN CORAZÓN
En el Cerro Placeres de Valparaíso, vive Blanca Jorquera, quien hace ya varios años ha acogido a 3 ancianas, las cuales han sido abandonadas por sus familiares, dejándolas solas junto a ellas. Pero Blanca no se ha rendido y les ha tomado un cariño incalculable, haciéndose cargo de ellas desde el primer minuto en que llegaron a su casa. Esta sacrificada mujer nos cuenta que “recuerdo que la primera que llegó a mi hogar fue Marta y tenía 85 años, ahora tiene 88, estaba en condiciones muy adversas, ya que no podía ir al baño sola, por eso debía y aun bebo mudarla, aparte que hay días que no se puede mover de la cama, ya que padece de varios dolores al cuerpo. María tiene 90 años y llegó hace dos años, ella padece variados problemas motrices, sobre todo en las rodillas, provocándole dolores terribles y Lucía, quien tiene 70 años y fue la última en llegar, hace más o menos 1 año, pero es la que más problemas presenta, ya que tiene problemas de memoria y motrices, se le olvidan las cosas a cada rato y le cuesta mucho caminar, aunque está con tratamiento es muy difícil para nosotras”. Al comentar sobre las visitas nos dice que “Solamente a María la vienen a visitar de vez en cuando, a las demás ya no. Eso me da mucha lástima, porque María y Marta se dan cuenta, Lucía en menor grado, pero se nota que les da mucha pena, porque de vez en cuando preguntar y se acuerdan, pero ya con resignación. Al principio venían seguido, después de unos meses ya no volvieron a venir ni contestan sus teléfonos y me quedé sola con mis viejitas, pero no las pienso abandonar”. Al tocar el punto del financiamiento nos contó que le pagan $150000 por María y Lucía y Marta debe ir a cancelar su pensión, que asciende a $85000, trayéndoles variados problemas económicos “me cuesta mucho mantenerlas, ya que solo contamos con sus pensiones y la mía, que es algo de $120000, pero nos las arreglamos como podemos”.
Al conversar también con María, nos comento que “le tengo mucho cariño a Blanca, porque nos ha acogido en su casa sin ningún reproche, aparte nos tiene mucho cariño y eso se nota, le debemos mucho y lamento todos los problemas que le ocasionamos”. Con respecto a su familia nos contó que “los veo de vez en cuando y me da mucha lástima, porque aunque sólo fui dueña de casa, los crié a todos y les di todo mi amor, pasando momentos muy felices juntos, pascuas, años nuevos y cosas así, era realmente muy feliz, pero ya no lo soy, ahora solamente me resigo a vivir el resto de mi vida aquí, hecho mucho de menos, pero le doy gracias a Dios por llegar a la casa de Blanquita”.
Para Marta, las cosas son aun peor, contándonos que “he sido completamente abandonada, ya que me dijeron que vendrían a verme seguido y hace más de un año que no se de ellos. Creo no haber sido mala, es más, al igual que María fui dueña de casa y crié a todos mis hijos y varios de mis nietos, los cuales el día que me trajeron tenían mucha pena, pero yo les consolé, retorciéndome por dentro, diciéndoles que aquí estaría mucho mejor, es cierto, no me falta nada y aunque tengo el amor de Blanquita, extraño mucho a mi familia, pero siento a la vez que si vuelven, sería sólo por cumplir y no de corazón”.
Así como Blanca, existen personas de buen corazón que albergan a ancianos sin acogida, pero esa no es la idea, ya que sus familiares, quienes son la nueva generación, son los cuales deberían encargarse de ellos y no otras personas, por eso el llamado es a la paciencia y al amor, pilares fundamentales para mantenerse junto al ser querido que, como todos, tiene derecho a envejecer.

 

 

 

 

 

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